Los pendientes que Alexia había alcanzado a Albator volaron lejos de la terraza y cayeron en el agua del lago.
—¡Tan lejos no! —bramó Waltiln llevándose las manos a la cabeza.
—No, da igual, ya servirá —Alexia se llevó las manos a los oídos y cerró los ojos.
Fuese lo que fuese lo que estaba haciendo, Albator no se esperó a saberlo, disparó con su carabina a la criatura que trataba de sofocar a Rihat, alcanzándole la lengua y haciéndola explotar en pedazos. (Tirada existosa) La gargún notó que la viscosidad que le recorría la cabeza ya no estaba cerrándose. Intentó moverse de nuevo. El segundo disparó de Albator fue hacía el adversario de Luadh, que peleaban en el jardín de abajo. Lamentablemente falló el disparó y perdió de vista a la criatura. (Tirada fallida)
Debajo, entre los escombros de madera de la terraza, el escuerzoespín al que Albator le había arrancado la lengua de un disparo parecía aturdido, pero se acercaba a Rihat rápidamente para comprimirla entre sus púas y las de la otra criatura, enterrada bajo la gargún. Fue entonces cuando sucedió lo que muy pocas veces les pasaba a las víctimas del veneno de esos animales; Rihat se recuperó brevemente haciendo un esfuerzo sobrehumano. No podía ver lo que le rodeaba, seguía con la lengua enroscada alrededor de su casco, pero podía mover los brazos. Eso era suficiente para ella. Antes de que el enemigo pudiese llegar a tocarla siquiera, la guardiana le propinó un puñetazo a ciegas que remató a la malherida rana. El cuerpo de la criatura voló hacia unos tablones partidos y allí quedó. (Tirada existosa)
¿Había pasado el peligro? Quizás. Solo quedaba “en pie” el enemigo que seguía bajo el peso de la armadura de Rihat, incapaz de hacer absolutamente nada en esa situación. Waltiln podía respirar tranquilo ya, si se olvidaba de los destrozos que habían ocurrido en su hogar. Desde arriba, al lado de Albator, había visto como la gargún se las apañaba.
—Alexia, creo que ya está. ¡Alexia!
La elfa abrió los ojos y se quitó las manos del oído.
· Luadh
Luadh saltó hacia el extremo opuesto de la entrada del jardín con perfecto control en el aire, evitando en el último momento la lengua que trataba de cerrarse en su pierna. (Tirada existosa) El elfo aterrizo sin camisa, encarándose a la entrada del jardín. A sus espaldas quedaba la orilla del lago y la estrecha bajada de la parcela hacia el muelle privado del alcalde. Luadh preparó su arco y se puso en posición de disparar justo cuando su rival aterrizaba de espaldas al suelo, levantando una pequeña nube de polvo y hierba, aplastando además la lengua del otro escuerzoespín. El elfo escuchó dos disparos como el de antes.
El nómada disparó en el momento que su blusa aterrizaba en el suelo, y la flecha fue a parar al cuerpo del enemigo que tenía enfrente. Este, a pesar de estar aplastando la lengua de la otra rana, protegía al principal objetivo de Luadh, pero el elfo no había fracasado del todo; esa última flecha consiguió rematar a esa criatura. (Tirada existosa)
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· Godin & Aria
Godin pagó les 40 monedas por todo lo consumido.
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Aria y Godin salieron del Mesón del Mar junto su nuevo acompañante, Tuclis. Para subir a la plaza de Calcherth, primero tenían que rehacer el camino que habían hecho antes de separarse de sus colegas por el paseo marítimo. Repararon en que los dos pescadores que se podía ver sentados a lo lejos, en la playa, seguían allí. Por el este venían unas nubes que no hacían muy buena pinta, e iban acercándose poco a poco.
—¡Ja, ja! ¡Fijaos! —Tuclis señaló hacia el faro que terminaba el recorrido del paseo en el que estaban a punto de volver a entrar. Godin y Aria vieron a tiempo un par de chicos entrando con prisas a la torre cogidos de la mano, y ambos consiguieron reconocerles. Se trataban de los muchachos con los que habían compartido el viaje a bordo del Sirena Perezosa— Qué cosas, eh? Ahora tengo más ganas de volver a ver a mi esposa.
Los tres iniciaron la marcha, volviendo a pasar por al lado de las tiendas de frutas y pescado y los almacenes de los pescadores. Esta vez notaron que había más actividad, con el cuerpo de soldados que había abordado antes el barco para inspeccionarlo entrando en los locales y saliendo para entrar en otros. Llegaron al punto donde se habían separado de los demás y Tuclis simplemente se limitó a seguir el camino que Rihat, Albator, Hav, Luadh y Luga habían tomado, subiendo por la pendiente de la calle principal del pueblo. Empezaba a atardecer cuando llegaron a la plaza.
(Descripción de la plaza) (Es la misma que se mandó al grupo que había llegado aquí anteriormente, con pequeñas variaciones):
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En ese momento, de la puerta que los tres tenían en frente aparecieron dos caras conocidas en esa ciudad: Luga y Hav.
· Luga & Hav
Hav anotó “Reservado a nombre de Hav Nigrum y sus compañeros” en el cuaderno de la jovencita desmayada. Junto Luga, ambos salieron de la posada. Fuera, les esperaban Godin y Aria, que iban acompañados por un orco un poco más alto que Luga. Los tres se disponían a entrar antes de que el nómada y el pícaro abandonasen la posada. El orco llevaba colgando de la cintura un hacha y una bolsa de ropa. Además de grande, los músculos que tenía al aire daban entender que estaba en buena forma. Una única hombrera era lo único que le protegía de cintura para arriba. Al ver a Luga y Hav arqueó una ceja.