Frontera de la Neblina
Re: Frontera de la Neblina
Bueno, aquella misión había sido un éxito rotundo, incluso si me asaltó la resaca durante todo el día. A decir verdad, el fresquito que hacía en la cueva me ayudó a aliviar el dolor de cabeza. Pero bueno, que tuviéramos que pelear contra el troll hasta dejar sus acuosas tripas desparramadas por el suelo era una prueba de que... eramos unos escandalosos. Y eso que cada noche que salía intentaba no hacer ruido al volver. Aquella noche, para celebrar, me llevé a Aker a tomar unas copas, y aprovechar para contar batallitas. También quise invitar a la Capitana, no se la veía divertirse mucho, quizá se apuntaba.
-Pues sí, por lo visto llegó un humano llamado Adolfo de otro mundo con nuevas estrategias belicas que demolieron las defensas de las razas semihumanas de mi tierra, y luego asentó un sistema de trabajo y esclavaje mazo bestia. Pero eso fue hace cincuenta años, algo antes de que yo naciera, asi que... Pero bueno, luego vinieron los elfos liderados por otros humanos de otra tierra, y nos liberaron, y como somos muy machotes nos apuntamos a la fiesta y...
Y así conté sobre nuestras batallas recuperando el territorio, con trampas llenas de excrementos, crear pólvora y mosquetes, el asalto a la capital, los prietos traseros de las jovenes elfas... todo lo chachi, vaya. Aunque eso fueron varias horas y muchas jarras, así que volvimos tardísimo, y tuvimos que entrar al barco caminando en silencio para no despertar a nadie.
-Pues sí, por lo visto llegó un humano llamado Adolfo de otro mundo con nuevas estrategias belicas que demolieron las defensas de las razas semihumanas de mi tierra, y luego asentó un sistema de trabajo y esclavaje mazo bestia. Pero eso fue hace cincuenta años, algo antes de que yo naciera, asi que... Pero bueno, luego vinieron los elfos liderados por otros humanos de otra tierra, y nos liberaron, y como somos muy machotes nos apuntamos a la fiesta y...
Y así conté sobre nuestras batallas recuperando el territorio, con trampas llenas de excrementos, crear pólvora y mosquetes, el asalto a la capital, los prietos traseros de las jovenes elfas... todo lo chachi, vaya. Aunque eso fueron varias horas y muchas jarras, así que volvimos tardísimo, y tuvimos que entrar al barco caminando en silencio para no despertar a nadie.
Ora Ora Ora Ora Ora


Re: Frontera de la Neblina
Akerteh entró en la tienda mágica y entregó los objetos (martillo, cincel, lingote) al tendero. Tras un detallado examen, el hombre examinó al ángel y se encaró.
-Muy bien, con esto podrás canalizar el poder de los espíritus... ¿para qué deseas emplear la rosa? ¿Quieres que de poder a una espada? ¿A una armadura? ¿Quieres ser capaz de invocar los espíritus? Hagas lo que hagas, podrás usarlo permanentemente y la magia no se agotará. Eso sí... la clase de poder que yace aquí no podemos conocerla todavía. No lo sabremos hasta que probemos.
[...]
Hsarjâ caminaba nerviosamente de un lado a otro, por delante del tablón de anuncios que había en el pasillo del barco volador. No podía creerlo, ¡menudo panorama! Ella misma había puesto una misión, y no podía creer que hubiera tenido que recurrir a eso. Por no mencionar, claro, que bastaba con leer las otras misiones para comprender que Akerîth Elisen se estaba metiendo en asuntos muy peligrosos...
-¿Recuerdas algo? ¿Sobre quién te mató? Ya... eso pensaba. En fin, si quieres investigar tu propio asesinato... -señaló hacia el tablón- ...creo que es una oportunidad bastante singular en la vida.
-Muy bien, con esto podrás canalizar el poder de los espíritus... ¿para qué deseas emplear la rosa? ¿Quieres que de poder a una espada? ¿A una armadura? ¿Quieres ser capaz de invocar los espíritus? Hagas lo que hagas, podrás usarlo permanentemente y la magia no se agotará. Eso sí... la clase de poder que yace aquí no podemos conocerla todavía. No lo sabremos hasta que probemos.
[...]
Hsarjâ caminaba nerviosamente de un lado a otro, por delante del tablón de anuncios que había en el pasillo del barco volador. No podía creerlo, ¡menudo panorama! Ella misma había puesto una misión, y no podía creer que hubiera tenido que recurrir a eso. Por no mencionar, claro, que bastaba con leer las otras misiones para comprender que Akerîth Elisen se estaba metiendo en asuntos muy peligrosos...
Materiales especiales
Cazador.
Vuelvo a estar en mi taller y es todo gracias a vosotros. Pero me he encontrado con que mi equipo está un tanto incompleto y desfasado. Por ponerlo en palabras simples, necesito repuestos. Os haré una pequeña lista.
-Un saco de carbón.
-Una caja de engranajes de 16 dientes.
-Una válvula de diafragma.
-Una llave Walker.
Y lo más complicado:
-Un relé-ntizador (sí, está bien escrito) de vibraciones abstractas.
Podría comprar la mayoría de estos materiales, pero sería más caro y qué demonios, prefiero robar a Raulën y daros trabajo a vosotros. Que se fastidie. Deberíais ser capaces de encontrar todos los componentes en la fábrica 4.LloydRecompensa: 300 monedas
A la caza del Tancaballero
Cazador.
Unos desalmados han logrado destruir ya tres trenes mercantes en el último mes. Los supervivientes hablan de una especie de tanque con armadura que es capaz de moverse a la velocidad del tren y hacerlo descarrilar a espadazos. Los responsables deben tener acceso a alguna de las Fábricas para haber podido construir algo así, ¡pero eso es lo que menos me preocupa ahora! ¡Destruid al Tancaballero, y si es posible, traedme con vida a su piloto! Pagaré bien.Matis Damon, comercianteRecompensa: 250 monedas
Cuerno de Dragolefante
Cazador.
¡Eh! Sois cazadores, ¿no? Pues cazadme un Dragolefante. Sí, son muy raros, pero necesito los cuernos de uno. Aparecen en la llanura al norte de Sincronópolis, ¿sabéis? Por cierto, ¿os molesta que haya montado la tienda de campaña en la cubierta de vuestro barco? Aquí hace fresquito (lo cual me gusta) y no me arriesgo a que los hombres de Raulën me ejecuten por pernoctar ilegalmente (lo cual también me gusta). Además, Phenny os ha cogido cariño.Adela, Hielo de VelnikRecompensa: 300 monedas
ASESINATO
Cazador.
Mientras vosotros estáis por ahí bebiendo, comprando y deleitandoos en vuestra propia autocomplacencia, parece ser que soy la única que ha notado que ARSNA HA SIDO ASESINADO EN ESTE MISMO BARCO. Lo han matado en su cama, presumo que mientras dormía, y como el cuerpo ha desaparecido, ¡a nadie le ha preocupado dónde pudiera estar!
¡Pero yo sé bien que no desaparecería sin más! He examinado su cama con detenimiento y en ella hay sangre, además de las marcas de algo que ha debido atravesar el colchón. Un largo puñal, me parece. También hay algunas manchas de sangre más, que van... fuera del barco. No sé si habrá más pistas, no sé nada de estas cosas. ¡Pero vamos! ¡Creo que quien lo haya matado tendrá algo contra vosotros! ¿O NO?Hsarjâ, Capitana del Aguilero PálidoRecompensa: ¿En serio?
La Capitana se volvió hacia la entrada del pasillo cuando la puerta se abrió. Arsna entró en el barco volador, y la ángel corrió hacia él y se detuvo mirándole fijamente.La Caída de Raulën
Mercenario.
Ha llegado la hora. Las nuevas que Nerus me comunicó son esperanzadoras, y con los aliados que he conseguido creo ver una esperanza... Una esperanza de poder penetrar con el ejército del Príncipe Álamo en el castillo de Sincronópolis y batirme en duelo con el mismísimo Raulën. Dado que será una batalla larga y terrible, hemos hecho nuestros planes y he dividido los momentos en los que requeriré vuestra ayuda en varias fases.
FASE 1: SABOTAJE
Gran parte del poder militar de Raulën se haya necesariamente dividido en los barrios de la Presa y de los Deudores... ¿qué ocurriría si el tren que conecta las tres zonas se estropeara? La movilización de tropas al sur de la ciudad se complicaría un poco, y eso me permitiría acercar nuestro ejército sin encontrar resistencia. Por ese motivo, tendréis que trabajar con Z y su fiel asociado Gudd Ferrel para destruir los trenes de la estación del Barrio de la Presa... y también el ascensor gigante.
FASE 2: INFILTRACIÓN
Habéis de ser rápidos y letales. Miehlenarë y su fiel dama Dottie tendrán que encontrar el modo de colarse en el interior de las murallas del Palacio del Reloj... y vosotros tendréis que ayudarlas y encontrar el momento justo para abrir las puertas desde dentro. Sólo así evitaremos que la batalla se convierta en un sitio... Un sitio que, prolongado, jamás podríamos mantener.
FASE 3: PROTECCIÓN
Con su infantería arrasada y/o atrapada en los barrios inferiores, Raulën echará mano a sus recursos aéreos: los barcos voladores que le pertenecen y, por supuesto, los Hombres de Niebla. Es por eso que deberéis usar vuestro propio barco volador y pelear junto al poderoso Thraven. Será la ocasión ideal para hacer entender a esas alimañas que no son bienvenidas en Sincronópolis.
FASE 4: ILUMINACIÓN
La Sombra Mágica debe caer, y sólo vosotros podéis barrerla. Si atacamos durante el periodo de falsa noche, el ejército de Raulën empleará a sus magos del Libro Negro... y nuestros magos del Libro Blanco podrán borrarles de la faz de Frontera en cuanto la noche se disipe y las tornas cambien a nuestro favor. Además no sólo beneficiará a los magos de mi ejército: la oscuridad es un símbolo del poder de Raulën... sólo fue alejada una vez, cuando Throwl peleó contra el Señor de la Penumbra, y que tal hazaña se repita tendrá un efecto enardecedor sobre la moral de nuestras tropas.
FASE 5: ???
No sabemos cuál será nuestra situación a estas alturas. Si todo sale bien, podré enfrentar a Raulën y darle muerte... Pero cualquier parte del plan podría torcerse. A estas alturas de la batalla, los planes no servirán; tendréis que hacer lo que os ordene y rogar para que podamos llegar a ver una ciudad libre de tinieblas.
Por supuesto, una vez que hayáis aceptado la misión deberéis ejecutar todas las fases seguidas, una detrás de otra. No habrá tiempo para hacer otras misiones entre medias, y si uno de vosotros muere no será capaz de regresar a Frontera a tiempo. Sin embargo, podréis descansar entre fase y fase, e incluso elegir cómo os dividiréis para realizar las diferentes fases sobre la marcha. Y no olvidéis que es una misión de nivel Mercenario... así que quiero al menos a un mercenario en cada grupo.
No tenéis por qué aceptar esta misión de inmediato, pero tampoco alarguéis el asunto indefinidamente. Es nuestra ocasión de atacar y el momento podría pasar y marchitarse. Raulën os quiere muertos y, si le es posible, encontrará el modo de echaros de Frontera para siempre...
Luchad junto a nosotros. Si vosotros, nunca habríamos estado tan cerca de salvar esta ciudad. El momento es ahora.
Silz, Héroe de la MañanaRecompensa: 1000 monedas
-¿Recuerdas algo? ¿Sobre quién te mató? Ya... eso pensaba. En fin, si quieres investigar tu propio asesinato... -señaló hacia el tablón- ...creo que es una oportunidad bastante singular en la vida.
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Re: Frontera de la Neblina
-Uh... como siempre habla poco o esta transformado en hormiga no lo había notado... Disculpa, macho. Bueno, pues lo investigaremos y nos cargaremos al responsable. O lo investigaremos un grupo mientras otro hace una misión, supongo. Si somos tantos dando vueltas por ahí sin propósito aparente será muy sospechoso, no es lo que hacemos normalmente. Es mejor que piensen que estamos trabajando con normalidad, ¿no? Hasta el mismo podría participar -dije frente al tablón de misiones, con algunos de los compañeros alrededor-. Pero yo me apunto a esa, Asesinato, y si un grupo se encarga de esa, el otro debería ocuparse a la de YA de Materiales especiales y A la caza del tancaballero, hace mucho que están pendientes. Sobretodo la primera, creo que ayudar a Lloyd puede ser muy positivo para la lucha contra Raulito. Si consigue replicar el mecanismo de mi mosquete y hacer que funcione en este mundo de alguna manera, sería invaluable. Cualquier inútil podría volarle los sesos a un soldado. Y cualquier otro cachivache que se saque de la manga seguro que es de gran ayuda.
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Ora Ora Ora Ora Ora


Re: Frontera de la Neblina
- Así que por eso no podía contactar con él...
Delante del tablón de misiones, mirando la nota de la capitana, la muerte de Arsna no parecía tan grave. Otra cosa hubiera sido presenciarlo, pero viendolo vivo y coleando uno se olvidaba de lo serio que era morirse en otro mundo. De todas formas, teníamos motivos para preocuparnos si podían entrar aquí como les diera la gana para matarnos. O para establecerse. ¿Quién era esa tal Adela? Me había levantado un poco tarde después de agotarme con la telepatía y por haber enseñado a Kine a descifrar textos antiguos, quizás por eso mismo no la había escuchado llegar. ¿Era alguien que habían conocido los demás en una misión suya, no? No me lo explicaba de otra forma, pero dejarla entrar aquí sin consultarlo con todos... O lo mismo no la habían dejado. Picandome la curiosidad fui hacia la cubierta para conocer a nuestra nueva inquilina y al llamado Phenny, decidido ya por participar en la búsqueda de pistas del ASESINATO, aunque quizás no me importara participar en la misión de Adela, Cuerno de Dragolefante, si veía que me podría ser útil su beneplacito. Un momento, ¿qué podía ser aquella cosa azul y tan mona de allí...?
- Bueno, verás, el caso es que tengo un libro... un tanto especial, y quisiera tu opinión de maga al respecto ya que estoy un poco perdido sobre estas cosas. No le he comentado mis dudas a mis compañeros porque supongo que ellos, como yo, han aprendido más el aspecto práctico de la magia que la teoría que pudiera estar tras algo como el Libro del Viento Oculto...
Cogí el libro de Sirielle y se lo enseñé a la nueva inquilina del barco. Después de habernos presentado y de hablar un poco sobre como se conocieron ella y los cuatro de la misión de Aker me dio la sensación de que sabía mucho más que yo sobre magia, así que se me ocurrió hacerle algunas preguntas que llevaban rondando mi cabeza durante bastante tiempo ya. Ahí iban.
- Dentro de este libro habita un espíritu, Sirielle, que me ha salvado tantas veces la vida como ha herido a mis compañeros por hastío -suspiré-. La verdad, quisiera saber todo lo que pueda sobre como funciona el libro: ¿se gasta de alguna forma? ¿Es Sirielle inmortal mientras el libro esté en buen estado? También me interesaría saber si podría hacer eso yo tambien, por si se da la necesidad...
Me callé cuando me di cuenta que la estaba atosigando un poco justo después de conocerla. También quería saber sobre como se había formado ella en la magia: tenía curiosidad por si existían algunos sitios, o grupos, dedicados a la instrucción de magos. Si para entonces no me había echado por pesado, le preguntaría por si tenía hojas de hechizos que no fueran los habituales a la venta o si sabía de donde podría conseguirlos. Y ya si eso, preguntarle donde se había encontrado a un animal como aquel algodón azulado que le acompañaba, porque no había visto nada similar en mi vida. Volviendo a verlo me pregunté que me extrañaba más, ¿preguntarme cómo podría sobrevivir a una criatura de este mundo a una alta tormenta o el hecho de que no se diese ninguna en este mundo? Me volví a centrar en la conversación esperando alguna respuesta de Adela.
Delante del tablón de misiones, mirando la nota de la capitana, la muerte de Arsna no parecía tan grave. Otra cosa hubiera sido presenciarlo, pero viendolo vivo y coleando uno se olvidaba de lo serio que era morirse en otro mundo. De todas formas, teníamos motivos para preocuparnos si podían entrar aquí como les diera la gana para matarnos. O para establecerse. ¿Quién era esa tal Adela? Me había levantado un poco tarde después de agotarme con la telepatía y por haber enseñado a Kine a descifrar textos antiguos, quizás por eso mismo no la había escuchado llegar. ¿Era alguien que habían conocido los demás en una misión suya, no? No me lo explicaba de otra forma, pero dejarla entrar aquí sin consultarlo con todos... O lo mismo no la habían dejado. Picandome la curiosidad fui hacia la cubierta para conocer a nuestra nueva inquilina y al llamado Phenny, decidido ya por participar en la búsqueda de pistas del ASESINATO, aunque quizás no me importara participar en la misión de Adela, Cuerno de Dragolefante, si veía que me podría ser útil su beneplacito. Un momento, ¿qué podía ser aquella cosa azul y tan mona de allí...?
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- Bueno, verás, el caso es que tengo un libro... un tanto especial, y quisiera tu opinión de maga al respecto ya que estoy un poco perdido sobre estas cosas. No le he comentado mis dudas a mis compañeros porque supongo que ellos, como yo, han aprendido más el aspecto práctico de la magia que la teoría que pudiera estar tras algo como el Libro del Viento Oculto...
Cogí el libro de Sirielle y se lo enseñé a la nueva inquilina del barco. Después de habernos presentado y de hablar un poco sobre como se conocieron ella y los cuatro de la misión de Aker me dio la sensación de que sabía mucho más que yo sobre magia, así que se me ocurrió hacerle algunas preguntas que llevaban rondando mi cabeza durante bastante tiempo ya. Ahí iban.
- Dentro de este libro habita un espíritu, Sirielle, que me ha salvado tantas veces la vida como ha herido a mis compañeros por hastío -suspiré-. La verdad, quisiera saber todo lo que pueda sobre como funciona el libro: ¿se gasta de alguna forma? ¿Es Sirielle inmortal mientras el libro esté en buen estado? También me interesaría saber si podría hacer eso yo tambien, por si se da la necesidad...
Me callé cuando me di cuenta que la estaba atosigando un poco justo después de conocerla. También quería saber sobre como se había formado ella en la magia: tenía curiosidad por si existían algunos sitios, o grupos, dedicados a la instrucción de magos. Si para entonces no me había echado por pesado, le preguntaría por si tenía hojas de hechizos que no fueran los habituales a la venta o si sabía de donde podría conseguirlos. Y ya si eso, preguntarle donde se había encontrado a un animal como aquel algodón azulado que le acompañaba, porque no había visto nada similar en mi vida. Volviendo a verlo me pregunté que me extrañaba más, ¿preguntarme cómo podría sobrevivir a una criatura de este mundo a una alta tormenta o el hecho de que no se diese ninguna en este mundo? Me volví a centrar en la conversación esperando alguna respuesta de Adela.
Última edición por Santi_gf el 24 Sep 2016, 15:20, editado 2 veces en total.
Re: Frontera de la Neblina
¡Miau! Ir a la guarida de Antracita había sido la mejor idea que había tenido en semanas. ¡No me podía creer la cantidad de cosas que habíamos encontrado Aker y yo en aquel lugar! Y además habíamos podido pasar algo de tiempo juntos, aunque luego tuviera que empezar a prepararse para su siguiente misión... ¡Ah, me ponía rojo sólo de pensarlo! Desde luego, había valido la pena. Mientras él y el resto iban a luchar contra trolls y adoptar magas con bisontes pequeñitos, yo me había quedado con Lwi a estudiar magia. También le recordé que debía ser más sociable y prepararse mejor para las misiones. Casi me alegraba de que al final no hubiera podido venir al prostíbulo, porque como hubiera tenido que depender de su labia...
Me daba pereza vestirme, así que me cubrí con una de nuestras sábanas y salí fuera de la habitación que compartía con el ángel. Ya había un par de miembros del clan charlando frente al tablón de anuncios. Saludé a todos perezosamente antes de empezar a leer. Estaba más que preparado para la quinta siesta del día. A veces Lwi y Bolvir se ponían un poco pesados con eso de que les parecía horrible que hubiera empezado a lanzar conjuros sin aprenderme antes el lenguaje. No todos somos brujos expertos como los de las leyendas, puñetas. Algunos sólo queremos impresionar a los nenes con fuegos artificiales. Seguían estando las misiones del pesado de Lloyd, la del tancaballero, una nueva de la fresca que se había instalado en nuestro barco... ¿Cuántas más iban a venir? Me hubiera gustado que al menos me consultaran antes.
Y entonces vi la misión que había colgado Hsarjâ. Abrí los ojos como platos y aparté a todos para coger el papel con mis propias pezuñas. Apreté los dientes con todas mis fuerzas, sintiendo cómo me invadía un sentimiento de furia. ¿Habían matado a Arsna? ¿En nuestro propio barco? ¡¿Sin que nadie se diera cuenta?!
-¡Esto... es... IMPERDONABLE! -grité, apretando el papel y arrugándolo, incapaz de contener mi rabia-. ¡¿Cómo ha podido pasar esto sin que nadie se diera cuenta?! ¡¿Es que estamos ciegos?! ¡¿Somos imbéciles?! ¡Grrr!
Lo peor es que para ciego, ciego, yo mismo, pues le había dejado su regalo del Valle sin Sol en su misma cama. Ni siquiera había visto las manchas de sangre que mencionaba la capitana. La capitana... ¿habría sido ella y estaba poniendo esta misión para despistarnos? No... Nos conocía, sabría que acabaríamos pillándola y no acabaría nada bien. ¿Clovi y los suyos? ¿Kuo? ¿Raulën? ¡Bah! No ganaría nada poniéndome a pensar sobre ello. Un Asesinato de uno de los miembros de nuestra familia, delante de nuestras propias narices... El culpable no saldría indemne. Aquella era mi misión prioritaria.
Suspiré, dejé el papel de nuevo en el tablón y recogí la sábana que había soltado para cubrirme de nuevo, dándome cuenta de que debía estando dándole un espectáculo visual a todo el clan. A mí no me importaba, pero imaginaba que a todo el que no se llamara Akerteh sí. Tenia que respirar hondo y tranquilizarme. Si realmente llegaba a hacer esa misión, tenía que ser con una cabeza fría para poder reunir las pistas necesarias y dar con el culpable. Y en caso de no poder, confiaba en mis compañeros. Así que también me apunté en A la caza del Tancaballero, que llevaba ya mucho tiempo tentándonos, y Cuerno de Dragoelefante para conocer a la nueva inquilina del Aguilero Pálido. A ver si me daba una mejor primera impresión que la mayoría de hembras de esta maldita ciudad. ¡Todas parecían tirarse directas a por mi ángel! También me fijé en la misión de Silz, por supuesto, y hasta volví más tarde para apuntar en una hoja todo lo que ponía y poder revisarlo por mi cuenta en mi habitación. Aquella iba a ser toda una operación, algo muy importante para el futuro de Sincrópolis... Pero antes, necesitábamos prepararnos muy bien. Comenzaría con esos preparativos una vez se resolviera lo de Arsna.
Escuché a alguien decir su nombre mientras tomaba aquellos apuntes. No pude evitar sonreír y lanzarme de nuevo hacia donde estuviera mi amigo el cambiante. Como la vez de las turbinas, le di un fuerte abrazo para darle la bienvenida. Ah, por fin una alegría...
Me daba pereza vestirme, así que me cubrí con una de nuestras sábanas y salí fuera de la habitación que compartía con el ángel. Ya había un par de miembros del clan charlando frente al tablón de anuncios. Saludé a todos perezosamente antes de empezar a leer. Estaba más que preparado para la quinta siesta del día. A veces Lwi y Bolvir se ponían un poco pesados con eso de que les parecía horrible que hubiera empezado a lanzar conjuros sin aprenderme antes el lenguaje. No todos somos brujos expertos como los de las leyendas, puñetas. Algunos sólo queremos impresionar a los nenes con fuegos artificiales. Seguían estando las misiones del pesado de Lloyd, la del tancaballero, una nueva de la fresca que se había instalado en nuestro barco... ¿Cuántas más iban a venir? Me hubiera gustado que al menos me consultaran antes.
Y entonces vi la misión que había colgado Hsarjâ. Abrí los ojos como platos y aparté a todos para coger el papel con mis propias pezuñas. Apreté los dientes con todas mis fuerzas, sintiendo cómo me invadía un sentimiento de furia. ¿Habían matado a Arsna? ¿En nuestro propio barco? ¡¿Sin que nadie se diera cuenta?!
-¡Esto... es... IMPERDONABLE! -grité, apretando el papel y arrugándolo, incapaz de contener mi rabia-. ¡¿Cómo ha podido pasar esto sin que nadie se diera cuenta?! ¡¿Es que estamos ciegos?! ¡¿Somos imbéciles?! ¡Grrr!
Lo peor es que para ciego, ciego, yo mismo, pues le había dejado su regalo del Valle sin Sol en su misma cama. Ni siquiera había visto las manchas de sangre que mencionaba la capitana. La capitana... ¿habría sido ella y estaba poniendo esta misión para despistarnos? No... Nos conocía, sabría que acabaríamos pillándola y no acabaría nada bien. ¿Clovi y los suyos? ¿Kuo? ¿Raulën? ¡Bah! No ganaría nada poniéndome a pensar sobre ello. Un Asesinato de uno de los miembros de nuestra familia, delante de nuestras propias narices... El culpable no saldría indemne. Aquella era mi misión prioritaria.
Suspiré, dejé el papel de nuevo en el tablón y recogí la sábana que había soltado para cubrirme de nuevo, dándome cuenta de que debía estando dándole un espectáculo visual a todo el clan. A mí no me importaba, pero imaginaba que a todo el que no se llamara Akerteh sí. Tenia que respirar hondo y tranquilizarme. Si realmente llegaba a hacer esa misión, tenía que ser con una cabeza fría para poder reunir las pistas necesarias y dar con el culpable. Y en caso de no poder, confiaba en mis compañeros. Así que también me apunté en A la caza del Tancaballero, que llevaba ya mucho tiempo tentándonos, y Cuerno de Dragoelefante para conocer a la nueva inquilina del Aguilero Pálido. A ver si me daba una mejor primera impresión que la mayoría de hembras de esta maldita ciudad. ¡Todas parecían tirarse directas a por mi ángel! También me fijé en la misión de Silz, por supuesto, y hasta volví más tarde para apuntar en una hoja todo lo que ponía y poder revisarlo por mi cuenta en mi habitación. Aquella iba a ser toda una operación, algo muy importante para el futuro de Sincrópolis... Pero antes, necesitábamos prepararnos muy bien. Comenzaría con esos preparativos una vez se resolviera lo de Arsna.
Escuché a alguien decir su nombre mientras tomaba aquellos apuntes. No pude evitar sonreír y lanzarme de nuevo hacia donde estuviera mi amigo el cambiante. Como la vez de las turbinas, le di un fuerte abrazo para darle la bienvenida. Ah, por fin una alegría...
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Última edición por Amilinne el 15 Sep 2016, 23:33, editado 1 vez en total.
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Re: Frontera de la Neblina
No recordaba que fuese tan popular.
Primero, me había ido de cita con Kine, con quien me había dedicado a hacer cosas de pareja, como rebuscar en la casa de un señor al que nos habíamos cargado en busca de algo que pudiesemos aprovechar para el clan. El hecho de que me hubiese acostumbrado a equiparme con cosas de muertos me perturbaba ligeramente, pero no estábamos como para desperdiciar nada. Y había sido divertido.
Tras eso, había venido la misión. ¡Mi primera misión como lider de grupo! Dentro de los inconvenientes que ya me esperaba (enanos de resaca, miembros de clan que solo se trataban pasivoagresivamente, conjuros que no salían como tenían que salir), la cosa había ido bastante bien, y habíamos podido volver a casa con todo lo necesario y sin ninguna baja más allá de algunos huesos rotos por parte de Bas y un intenso olor a pelo quemado por parte de Bolvir. ¡Y hasta habíamos podido reclutar a alguien nuevo! Bueno, técnicamente se nos había enganchado, sin más, pero no podía decirle nada. Al menos no hasta que me dijese donde se había comprado el bisonte.
Para celebrar el éxito de la misión, Vinu se había empeñado en llevarme de copas, y no era cosa de decir que no, así que acabé yendome de fiesta con el enano, lo cual, además de para descubrir que el alcohol en exceso provocaba que se me olvidase como funcionan mis propias alas, me sirvió para saber algo más de su vida antes del clan, algo que me fascinaba. Y que me ayudó a descubrir muchos nuevos datos sobre el físico de las elfas. Quizá algún día ese conocimiento me salvase la vida.
Conseguimos llegar al barco de alguna forma, y a la mañana siguiente, tras recoger a Baseryn, salí del barco (otra vez) para ir a que el joyero hiciese la cosa de la rosa. Contra mis pronósticos, resultó que el poder de la rosa no podía dividirse sin que los espíritus hiciesen cosas aterradoras y extrañas y nos quedásemos sin nada, y tras una breve negociación, acabamos llegando a un acuerdo: ella se quedaría con la rosa para usarla como gustase (al fin y al cabo se había cargado al cangrejo) a cambio del anillo que le había quitado al troll (aunque yo no podría usarlo como anillo precisamente, pero me valdría como corona). No estaba mal tener algo de resistencia extra al fuego antes de que alguien intentase chamuscarme las alas. Otra vez.
Con aquello resuelto, volvimos al barco, donde ya esperaba el tablón de misiones y varios de mis amigos discutiendolas con curiosa indignación.
Ojee la lista en silencio. Parecía que estábamos a punto de meternos en una guerra, y eso me emocionaba y me aterraba a la vez... Por mucho que me doliese reconocerlo, no consideraba que estuviesemos preparados todavía para arriesgarnos a ir cara a cara con Raulën. Era algo a lo que nos tendríamos que enfrentar en algún momento, pero no ahora, cuando todavía nos podíamos prender fuego a nosotros mismos sin querer.
Seguí bajando en la lista, y me detuve en seco al leer la que había puesto la Capitana, musitando un "¿Pero qué...?".
Por eso no había aparecido en la misión: Arsna había muerto (otra vez) sin que yo pudiese hacer nada al respecto (otra vez), y para añadir ofensa, en nuestro propio barco.
Me revolví el pelo, inquieto. Eso ya se pasaba de todos los limites. Si que matasen a uno de los nuestros ya me ponía nervioso, que hubiesen demostrado que lo podían hacer sin que nos enteraramos hasta que alguien nos pusiese un cartel en la cara me ponía aún peor. Investigar aquel asesinato sería mi principal prioridad, como forma de compensar a Arsna por haberle dejado morir otra vez, y como forma de asegurarme de la seguridad del grupo.
-Quizá deberíamos de empezar a tomar precauciones extra... -comenté a los que estaban junto a mi en el tablón, mientras repasaba el resto de las misiones.- En principio, empezaremos a hacer guardia durante las horas de sueño, por turnos. Si alguien quiere volver a colarse en el barco, que pase por delante nuestro primero.
Resoplé por centésima vez y seguí leyendo misiones. Era buen momento para hacer Materiales especiales; llevaba mucho tiempo queriendo hacer negocios con Lloyd, y ahora más aún. Como alternativa, Cuerno de Dragolefante era buena opción: teníamos que caerle bien a la nueva.
Con eso decidido, regresé a mi habitación, repasando mi equipamiento, con intención de irme a entrenar un rato. El tema de Arsna me había dejado mal cuerpo y quería asegurarme de que estaba preparado por si había lío. Era hora de empezar a practicar con el hacha de guerra de Clovi, al menos hasta llegar al nivel de un aprendiz de arma contundente.
Estaba rebuscando entre mis (cada vez más numerosos) cacharros, cuando me reencontré con la cimatarra que me había regalado Vinu. Tenía que seguir intentando acostumbrarme a usarla, necesitaba más potencia de combate.
Al verla, recordé vagamente que el enano me había comentado que Bolvir tenía la funda con la que recargar aquella espada.
No era un gran fan de las armas encantadas, pero la situación llamaba a medidas urgentes. Agarré la espada y volví a salir al pasillo, yendo en busca del lobo.
-Bolvir... Mi agradecimiento por tu ayuda con el tema del troll -saludé-. Así por curiosidad, ¿tienes a mano la funda de esto? -pregunté, alzando la espada- Creo que va siendo hora de tenerla preparada.
Primero, me había ido de cita con Kine, con quien me había dedicado a hacer cosas de pareja, como rebuscar en la casa de un señor al que nos habíamos cargado en busca de algo que pudiesemos aprovechar para el clan. El hecho de que me hubiese acostumbrado a equiparme con cosas de muertos me perturbaba ligeramente, pero no estábamos como para desperdiciar nada. Y había sido divertido.
Tras eso, había venido la misión. ¡Mi primera misión como lider de grupo! Dentro de los inconvenientes que ya me esperaba (enanos de resaca, miembros de clan que solo se trataban pasivoagresivamente, conjuros que no salían como tenían que salir), la cosa había ido bastante bien, y habíamos podido volver a casa con todo lo necesario y sin ninguna baja más allá de algunos huesos rotos por parte de Bas y un intenso olor a pelo quemado por parte de Bolvir. ¡Y hasta habíamos podido reclutar a alguien nuevo! Bueno, técnicamente se nos había enganchado, sin más, pero no podía decirle nada. Al menos no hasta que me dijese donde se había comprado el bisonte.
Para celebrar el éxito de la misión, Vinu se había empeñado en llevarme de copas, y no era cosa de decir que no, así que acabé yendome de fiesta con el enano, lo cual, además de para descubrir que el alcohol en exceso provocaba que se me olvidase como funcionan mis propias alas, me sirvió para saber algo más de su vida antes del clan, algo que me fascinaba. Y que me ayudó a descubrir muchos nuevos datos sobre el físico de las elfas. Quizá algún día ese conocimiento me salvase la vida.
Conseguimos llegar al barco de alguna forma, y a la mañana siguiente, tras recoger a Baseryn, salí del barco (otra vez) para ir a que el joyero hiciese la cosa de la rosa. Contra mis pronósticos, resultó que el poder de la rosa no podía dividirse sin que los espíritus hiciesen cosas aterradoras y extrañas y nos quedásemos sin nada, y tras una breve negociación, acabamos llegando a un acuerdo: ella se quedaría con la rosa para usarla como gustase (al fin y al cabo se había cargado al cangrejo) a cambio del anillo que le había quitado al troll (aunque yo no podría usarlo como anillo precisamente, pero me valdría como corona). No estaba mal tener algo de resistencia extra al fuego antes de que alguien intentase chamuscarme las alas. Otra vez.
Con aquello resuelto, volvimos al barco, donde ya esperaba el tablón de misiones y varios de mis amigos discutiendolas con curiosa indignación.
Ojee la lista en silencio. Parecía que estábamos a punto de meternos en una guerra, y eso me emocionaba y me aterraba a la vez... Por mucho que me doliese reconocerlo, no consideraba que estuviesemos preparados todavía para arriesgarnos a ir cara a cara con Raulën. Era algo a lo que nos tendríamos que enfrentar en algún momento, pero no ahora, cuando todavía nos podíamos prender fuego a nosotros mismos sin querer.
Seguí bajando en la lista, y me detuve en seco al leer la que había puesto la Capitana, musitando un "¿Pero qué...?".
Por eso no había aparecido en la misión: Arsna había muerto (otra vez) sin que yo pudiese hacer nada al respecto (otra vez), y para añadir ofensa, en nuestro propio barco.
Me revolví el pelo, inquieto. Eso ya se pasaba de todos los limites. Si que matasen a uno de los nuestros ya me ponía nervioso, que hubiesen demostrado que lo podían hacer sin que nos enteraramos hasta que alguien nos pusiese un cartel en la cara me ponía aún peor. Investigar aquel asesinato sería mi principal prioridad, como forma de compensar a Arsna por haberle dejado morir otra vez, y como forma de asegurarme de la seguridad del grupo.
-Quizá deberíamos de empezar a tomar precauciones extra... -comenté a los que estaban junto a mi en el tablón, mientras repasaba el resto de las misiones.- En principio, empezaremos a hacer guardia durante las horas de sueño, por turnos. Si alguien quiere volver a colarse en el barco, que pase por delante nuestro primero.
Resoplé por centésima vez y seguí leyendo misiones. Era buen momento para hacer Materiales especiales; llevaba mucho tiempo queriendo hacer negocios con Lloyd, y ahora más aún. Como alternativa, Cuerno de Dragolefante era buena opción: teníamos que caerle bien a la nueva.
Con eso decidido, regresé a mi habitación, repasando mi equipamiento, con intención de irme a entrenar un rato. El tema de Arsna me había dejado mal cuerpo y quería asegurarme de que estaba preparado por si había lío. Era hora de empezar a practicar con el hacha de guerra de Clovi, al menos hasta llegar al nivel de un aprendiz de arma contundente.
Estaba rebuscando entre mis (cada vez más numerosos) cacharros, cuando me reencontré con la cimatarra que me había regalado Vinu. Tenía que seguir intentando acostumbrarme a usarla, necesitaba más potencia de combate.
Al verla, recordé vagamente que el enano me había comentado que Bolvir tenía la funda con la que recargar aquella espada.
No era un gran fan de las armas encantadas, pero la situación llamaba a medidas urgentes. Agarré la espada y volví a salir al pasillo, yendo en busca del lobo.
-Bolvir... Mi agradecimiento por tu ayuda con el tema del troll -saludé-. Así por curiosidad, ¿tienes a mano la funda de esto? -pregunté, alzando la espada- Creo que va siendo hora de tenerla preparada.
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Re: Frontera de la Neblina
Aunque ayudar al ángel le había dado pingües beneficios, a Bolvir todavía le picaban las heridas que le habían producido sus propios hechizos al descontrolarse. ¡Cómo se había mofado de la mujer elemental al sufrir ella sus propios hechizos y he aquí a él, con quemaduras por el cuerpo!
“Esto no puede volver a repetirse”-pensó para sí el lupino mientras volvía de la tienda de magia con la página de Dirfen Hklaur ya incorporada a su libro; el hechizo le había causado buena impresión, y estaba bastante seguro de que acabaría siendo muy útil-. “Es hora de que aprenda a dominar mejor mis poderes.”
Por ello pasó los siguientes días entrenándose para poder hacer uso de toda su concentración y poder lanzar mejor sus hechizos. Sin embargo, cuando regresó al barco, su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió que maese Arsna había sido asesinado en su propia habitación. Un insulto como ése no podía quedar impune, por lo que su primera prioridad era encontrar al responsable del asesinato y darle un castigo ejemplar para el que intentara hacer algo parecido. Además, la idea de la caza le gustaba. Y si quedaba tiempo, podrían pillar las misiones de Materiales especiales y A la caza del Tancaballero
El ángel también parecía querer vengar a maese Arsna, porque le pidió la vaina que durante semanas había estado guardando sin que nadie se la pidiera, por lo que accedió a entregársela. Cuando regresaron a la sala, se alegró de comprobar que Arsna ya había vuelto.
-No te preocupes -le aseguró Bolvir-. Pase lo que pase, encontraré al responsable y me aseguraré de que no lo vuelva a hacer nunca más.
“Esto no puede volver a repetirse”-pensó para sí el lupino mientras volvía de la tienda de magia con la página de Dirfen Hklaur ya incorporada a su libro; el hechizo le había causado buena impresión, y estaba bastante seguro de que acabaría siendo muy útil-. “Es hora de que aprenda a dominar mejor mis poderes.”
Por ello pasó los siguientes días entrenándose para poder hacer uso de toda su concentración y poder lanzar mejor sus hechizos. Sin embargo, cuando regresó al barco, su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió que maese Arsna había sido asesinado en su propia habitación. Un insulto como ése no podía quedar impune, por lo que su primera prioridad era encontrar al responsable del asesinato y darle un castigo ejemplar para el que intentara hacer algo parecido. Además, la idea de la caza le gustaba. Y si quedaba tiempo, podrían pillar las misiones de Materiales especiales y A la caza del Tancaballero
El ángel también parecía querer vengar a maese Arsna, porque le pidió la vaina que durante semanas había estado guardando sin que nadie se la pidiera, por lo que accedió a entregársela. Cuando regresaron a la sala, se alegró de comprobar que Arsna ya había vuelto.
-No te preocupes -le aseguró Bolvir-. Pase lo que pase, encontraré al responsable y me aseguraré de que no lo vuelva a hacer nunca más.
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Re: Frontera de la Neblina
Tuve que disculparme ante el ángel por no poder acompañarle a realizar la entrega de los objetos para descubrir que eran aquellos espíritus, pero la espalda me dolía horrores debido a mis alas rotas. Al menos hoy prefería que me dejaran descansar y curar mis heridas.
Al día siguiente me reuní con el ángel para terminar con el asunto de la rosa. Parecía que no podíamos dividir a los espíritus y realmente, sabiendo que aquel cangrejo había sido casi una caza en solitario, quería intentar mantener el trofeo. Era una suerte que mi camarada fuera tan comprensible y llegamos fácilmente a un trato en el que yo me quedaba con la rosa y él con el anillo del troll. Tras eso el ángel quiso volver al barco, pero yo estaba interesada en realizar un entrenamiento especial y para ello quería volver al mar de la ciudad.
Tan pronto como llegué allí, me lancé al agua y me quedé flotando en el fondo durante un tiempo, intentando sentir todo lo que había a mi alrededor. Con la casi eterna noche que asolaba la ciudad y la profundidad a la que me encontraba, volví a necesitar hacer uso de aquella magia de luz. Dejando escapar mi aliento, me rodeé de luz haciendo que las puntas de mi espalda, cola y los cuernos de mi cabeza se iluminaran.
Seguí disfrutando del agua durante varias horas más, usando mi aliento de hielo para congelarla, mis habilidades de agua para ver como reaccionaban en aquel terreno. Cuando empecé a sentir hambre, simplemente busqué entre la fauna que me rodeaba y cacé varias piezas usando únicamente mis garras. Incluso con la facilidad que tenía para nadar, moverse en el agua era mucho más complicado que hacerlo en tierra o aire y los peces esquivaban sin problemas mis arremetidas. Cuando la caza terminó, me había vuelto capaz de golpear con más precisión y velocidad a mis presas bajo el agua y seguramente con mucha más habilidad fuera de ella.
Con fuerzas renovadas tras haber comido, continué moviéndome por el agua y practicando con los diferentes alientos que podía usar. Gracias a ver como se congelaba el agua con mi aliento de hielo, intenté que los cristales se esparcieran más y más, me tocó darles un empuje con el aliento de luz, pero finalmente pude lanzar una andanada de peligrosos cristales de hielo que dañaron a un banco de peces que nadaba cerca. Albe Hklaur Ithnoï, aquel era el nombre que usaría el aliento.
Ya no me quedaba mucho más que practicar, por lo que simplemente disfruté del contacto con el agua, dejando que me susurrara y acariciara, dejando que la comprendiese poco a poco. Di por finalizado el entrenamiento buscando algún recoveco en el mar donde poder pasar la noche, ya que después de todo no tenía problemas para quedarme incluso inconsciente bajo el agua. A la mañana siguiente ya volvería con el resto.
Casi me arranco los cuernos cuando volví al barco. Habían colocado las nuevas misiones en nuestro cartel particular y en una de ellas la capitana nos informaba de que habían asesinado al cambiante. Más tarde supe que este había regresado sano y salvo, pero el simple hecho de que hubiesen matado a alguien del clan me enfurecía.
—Haré que paguen por esto, Cambiante, lo prometo —aseguré escribiendo mi nombre únicamente a la investigación de aquel Asesinato.
No podía perder el tiempo con cacerías de monstruos o seres de metal, aquellos seres eran mi clan y debía protegerlos con mi vida. Además, podría haber sido yo… había estado durmiendo debido a mis alas rotas. Podrían haberme matado a mí o quizás podría haberlo impedido. No podía más que sentirme culpable de que el Cambiante hubiese perdido nuevamente la vida.
Definitivamente que iba a descubrir al culpable y matarlo con mis propias garras.
Al día siguiente me reuní con el ángel para terminar con el asunto de la rosa. Parecía que no podíamos dividir a los espíritus y realmente, sabiendo que aquel cangrejo había sido casi una caza en solitario, quería intentar mantener el trofeo. Era una suerte que mi camarada fuera tan comprensible y llegamos fácilmente a un trato en el que yo me quedaba con la rosa y él con el anillo del troll. Tras eso el ángel quiso volver al barco, pero yo estaba interesada en realizar un entrenamiento especial y para ello quería volver al mar de la ciudad.
Tan pronto como llegué allí, me lancé al agua y me quedé flotando en el fondo durante un tiempo, intentando sentir todo lo que había a mi alrededor. Con la casi eterna noche que asolaba la ciudad y la profundidad a la que me encontraba, volví a necesitar hacer uso de aquella magia de luz. Dejando escapar mi aliento, me rodeé de luz haciendo que las puntas de mi espalda, cola y los cuernos de mi cabeza se iluminaran.
Seguí disfrutando del agua durante varias horas más, usando mi aliento de hielo para congelarla, mis habilidades de agua para ver como reaccionaban en aquel terreno. Cuando empecé a sentir hambre, simplemente busqué entre la fauna que me rodeaba y cacé varias piezas usando únicamente mis garras. Incluso con la facilidad que tenía para nadar, moverse en el agua era mucho más complicado que hacerlo en tierra o aire y los peces esquivaban sin problemas mis arremetidas. Cuando la caza terminó, me había vuelto capaz de golpear con más precisión y velocidad a mis presas bajo el agua y seguramente con mucha más habilidad fuera de ella.
Con fuerzas renovadas tras haber comido, continué moviéndome por el agua y practicando con los diferentes alientos que podía usar. Gracias a ver como se congelaba el agua con mi aliento de hielo, intenté que los cristales se esparcieran más y más, me tocó darles un empuje con el aliento de luz, pero finalmente pude lanzar una andanada de peligrosos cristales de hielo que dañaron a un banco de peces que nadaba cerca. Albe Hklaur Ithnoï, aquel era el nombre que usaría el aliento.
Ya no me quedaba mucho más que practicar, por lo que simplemente disfruté del contacto con el agua, dejando que me susurrara y acariciara, dejando que la comprendiese poco a poco. Di por finalizado el entrenamiento buscando algún recoveco en el mar donde poder pasar la noche, ya que después de todo no tenía problemas para quedarme incluso inconsciente bajo el agua. A la mañana siguiente ya volvería con el resto.
Casi me arranco los cuernos cuando volví al barco. Habían colocado las nuevas misiones en nuestro cartel particular y en una de ellas la capitana nos informaba de que habían asesinado al cambiante. Más tarde supe que este había regresado sano y salvo, pero el simple hecho de que hubiesen matado a alguien del clan me enfurecía.
—Haré que paguen por esto, Cambiante, lo prometo —aseguré escribiendo mi nombre únicamente a la investigación de aquel Asesinato.
No podía perder el tiempo con cacerías de monstruos o seres de metal, aquellos seres eran mi clan y debía protegerlos con mi vida. Además, podría haber sido yo… había estado durmiendo debido a mis alas rotas. Podrían haberme matado a mí o quizás podría haberlo impedido. No podía más que sentirme culpable de que el Cambiante hubiese perdido nuevamente la vida.
Definitivamente que iba a descubrir al culpable y matarlo con mis propias garras.
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- bobokukemon
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Re: Frontera de la Neblina
Parecía que únicamente Hsarjâ se había dado cuenta de lo que había ocurrido en el barco, según decía la misión. Eso era algo desalentador.
No iba a perdonar a un asaltante capaz de usar trucos tan sucios para acabar con sus enemigos, y menos cuando esa víctima era yo. Iba a asegurarme de encontrar al culpable y decirle mi opinión sobre sus acciones.
No iba a perdonar a un asaltante capaz de usar trucos tan sucios para acabar con sus enemigos, y menos cuando esa víctima era yo. Iba a asegurarme de encontrar al culpable y decirle mi opinión sobre sus acciones.
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Re: Frontera de la Neblina
-Muy bien, mi pregunta no ha cambiado... -dijo el tendero, mirando a Baseryn-. Y mis precios tampoco. Como dije a tu amigo, por manufacturar la rosa mi precio es de 200 monedas. Me resulta indiferente quién de los dos me pague. Además, no sé todavía en qué debo emplearla. ¿Una espada? ¿Una armadura? ¿Un talismán de invocación? Si quieres potenciar un arma o armadura, también tendrás que proporcionármela.
Mientras tanto, en la cubierta del Aguilero Pálido...
-Hum... -Adela cogió el libro con cuidado y se sentó encima del bisonte, que pareció encantado-. ¿Y dices que te habla? Mal asunto. Es un objeto maldito... Y no es de la clase de maldiciones que uno usa cuidadosamente, qué va. Es una maldición final, de alguien que está totalmente desesperado a escasos segundos de morir y utiliza su poder de forma suicidad sin lógica o razonamiento algo. Un objeto que queda maldito de esta manera es imposible de clasificar, pero... Mi consejo es que no vuelvas a utilizarlo nunca más. Estoy segura de que la voluntad atrapada en el libro no te desea ningún bien. Y dejando eso de lado... eres un forastero, ¿no? Por qué ibas a querer quedarte tú atrapado en un libro, cuando puedes volver una y otra vez. No parece una gran idea -aburriéndose del tema, Adela te lanzó el libro y se recostó en la espalda del mullido bisonte.
-Por cierto, este ser es un Hiefalo. Son muy raros, viven en los recovecos de un laberíntico valle congelado en el que estuve investigando. Me protegió de unos monstruos cuando yo estaba a punto de palmarla y luego huyó de su manada para acompañarme. Es algo así como mi familia... -parpadeó, un poco irritada-. Aunque la verdad es que parece que se va con cualquiera. Le encanta la gente. Menos mal que siempre vuelve conmigo.
Mientras tanto, en la cubierta del Aguilero Pálido...
-Hum... -Adela cogió el libro con cuidado y se sentó encima del bisonte, que pareció encantado-. ¿Y dices que te habla? Mal asunto. Es un objeto maldito... Y no es de la clase de maldiciones que uno usa cuidadosamente, qué va. Es una maldición final, de alguien que está totalmente desesperado a escasos segundos de morir y utiliza su poder de forma suicidad sin lógica o razonamiento algo. Un objeto que queda maldito de esta manera es imposible de clasificar, pero... Mi consejo es que no vuelvas a utilizarlo nunca más. Estoy segura de que la voluntad atrapada en el libro no te desea ningún bien. Y dejando eso de lado... eres un forastero, ¿no? Por qué ibas a querer quedarte tú atrapado en un libro, cuando puedes volver una y otra vez. No parece una gran idea -aburriéndose del tema, Adela te lanzó el libro y se recostó en la espalda del mullido bisonte.
-Por cierto, este ser es un Hiefalo. Son muy raros, viven en los recovecos de un laberíntico valle congelado en el que estuve investigando. Me protegió de unos monstruos cuando yo estaba a punto de palmarla y luego huyó de su manada para acompañarme. Es algo así como mi familia... -parpadeó, un poco irritada-. Aunque la verdad es que parece que se va con cualquiera. Le encanta la gente. Menos mal que siempre vuelve conmigo.
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