@Matías (100%)
Hawkmon no te agradece que le sueltes al fin, pero se arrastra como puede hasta la comida y empieza a devorar como si fuera un perro con pico. Después de todo, todavía está atado de pies y man… patas y alas.
-Qué aburrido eres –se queja Tentomon, sentándose junto al fuego y colocándose las gafas de sol.
Al principio Tentomon no te mira cuando empiezas a regañarle. Poco a poco, va prestándote más atención hasta que va quedando claro que empieza a sentirse molesto. Parece que está a punto de levantarse para pegarte un buen golpe cuando le recuerdas sus palabras durante la pelea contra Meramon. Te cuesta un poco verlo debido a que Tentomon ya es naturalmente rojo, pero parece que se ruboriza ligeramente. Tentomon aparta la mirada.
-Eh… Seguramente quería decir “Debo volverme más fuerte para destrozar a todos mis enemigos”. Lo debiste escuchar mal. –La cáscara le da en la cabeza, pero no parece molestarle. De hecho, te devuelve su completa atención-. Oye, eh… Lo siento, ¿vale? Puede que sí que sea un poco abrasivo, pero no lo hago con mala intención… Yo… ¡Quiero ser fuerte! ¡Quiero destrozar todo lo que está a mi paso…! Pero quiero hacerlo porque me preocupo por todos. Porque quiero eliminar cualquier amenaza. No estoy tan equivocado, ¿no? Además, ser molón… ¡mola! ¿Hay algo mejor que sentirse poderoso?
Tentomon suspira y se queda mirando el fuego. Las llamas se reflejan en tus gafas de sol, Matías.
-Soy ardiente, como una hoguera –murmura Tentomon-. Y tú eres mi compañero, así que no puedes quedarte atrás. ¡Liquidemos a la competencia los dos juntos, Matías! –Tentomon pausa un segundo, coge otra cáscara y te la tira a la frente sin demasiada fuerza-. Y gracias a ti… por no verme como un caso perdido. Creo.
@Asch (150%) @Adair (75%)
-¿Y-Yuri, eh? E-es perfecto. ¡E-es decir, el otro también lo era…! Esto… cualquier n-nombre que tú sugieras es genial –sonríe Ginryumon-. N-no entiendo muy bien lo de las “t-tetas”, pero haré lo que t-tú me digas, Asch. Oh, ¡a mí también me g-gusta mucho el p-pescado! Pero no se me daba muy bien p-pescar… Eso era algo que solían hacer G-Gazimon o T-Tentomon. P-podrías enseñarme.
Cuando le planteas esas últimas dudas, Asch, Yuri trata de alejarse de ti de nuevo. Parece que le has pillado por sorpresa. Aparta la mirada, sonrojado.
-¿L-lo dices porque hablo así…? S-siempre he sido t-tartamudo, n-no le d-des m-muchas v-vueltas p-p-por favor… -El Ginryumon se rasca la cabeza. Parece que no sabe muy bien qué decir-. T-tú no me molestas, A-Asch. Por favor, n-no pienses lo contrario. ¡Eres mi c-compañero! N-no nos conocemos demasiado, p-pero ya me has ayudado m-mucho… Me encanta e-estar contigo, pero… S-supongo que me da miedo decir algo f-fuera de lugar… No soy especialmente
s-sociable… Nunca sé cómo hablarle a la g-gente, y me da m-miedo que se r-rían de mí o que piensen que s-soy estúpido… -Yuri suspira-. Tú mismo d-debes pensar que soy estúpido, que un d-digimon tan grande sea tan f-frágil mentalmente… Lo siento.
Adair, Lucemon se revuelve en su colchón. Parece que tus palabras le reconfortan, pero al mismo tiempo le hacen sentir un poco incómodo.
-No deberías tener que decirme esta clase de cosas –suspira-. Lo siento, por mi culpa te ves obligado a aconsejar a alguien que ha fallado en su misión. –Pero entonces, te mira con una sonrisa-. A pesar de todo… Muchas gracias. Me has animado. Prometo hacerlo mucho mejor a partir de mañana y volverme mucho más fuerte para compensar mi debilidad actual. Ningún otro peligro, digimon o no, se acercará a ti. Lo juro por mi honor.
Seraphiel asiente cuando le informas de que preferirías dormir a continuar charlando. Cierra los ojos al mismo tiempo que tú y se hace el dormido un rato. Cuando se asegura de que ya estás soñando, Seraphiel cubre tu cuerpo con sus ocho alas a modo de manta para que no pases frío durante la noche.
@Jeremy (125%) @Matías (100%) @Asch (150%) @Adair (75%)
La noche avanza sin ninguna clase de contratiempo. Todos los niños y sus respectivos digimon hacen su turno de guardia, y al llegar la mañana todos os sentís revitalizados. Coméis algo para desayunar, reunís unas cuantas provisiones para el camino y dejáis libre a Hawkmon, aunque dice que os seguirá un tiempo más a ver en qué líos os metéis. El digimon pájaro parece especialmente interesado en Matías y Tentomon.
-Niños Elegidos.
Frente a vosotros, con porte serio y firme, se encuentra un digimon hombre bestia. Sus facciones bestiales os intimidan, sus brillantes ojos de depredador os analizan de arriba abajo. Sus garras están cubiertas por unos guantes negros, y sus pantalones están complementados con excesivos cinturones. Su pecho descubierto es incluso más peludo que su rostro blanco y lavanda.
- Spoiler: Mostrar

-Strabimon –masculla Seraphiel, poniéndose en guardia.
-Niños Elegidos –repite el desconocido-. Bienvenidos al Mundo Digital. Mi nombre es Strabimon… y he venido a ayudaros.
Strabimon extiende uno de sus brazos y os muestra un DemiMeramon inconsciente descansando en la palma de su mano. Luego, de su otra mano comienza a fluir lo que parece una corriente de datos que se mete en el interior del dispositivo digital de Adair. En su pantalla aparece entonces “Memoria –Cordillera del Oeste- Recuperada”. No hace falta pensárselo mucho. El Meramon al que os estabais enfrentando es ahora el DemiMeramon que dormita en la palma de Strabimon.
@Luke (50%) @Alan (100%) @Tris (160%)
-¿Mura…? ¿Kaeru dijo…? –masculla Dodomon, incrédulo-. P-pero si yo soy… -No puede continuar, pues se pone a toser, pero consigue formular una última frase-. No sabes… cuánto te odio…
Y entonces Dodomon se queda inconsciente.
-Lista para lo que sea, Alan –asiente Floramon con determinación-. Esto es un secuestro en toda regla. Puede que Alice y Válor hayan sido capturados y estén junto a quien sea que esté conduciendo esto. ¡Tenemos que salvarlos! Y si puede ser, ¡hacernos con el control del barco!
-En esta ocasión no tengo nada que objetar –Flynn se cruza de brazos… más o menos-. No podemos huir, así que no tenemos otra opción. Vayamos a la sala de mando y acabemos con el responsable de este desastre. Y entonces, obliguémosle a llevarnos a Internalia.
-Pues yo no quiero ir –se escucha de repente de la voz de Opossumon-. Me quedo aquí. Apenas hemos descansado. Voy a dormir un rato más.
-¡¿E-estás loca?! ¡Necesitamos tu ayuda en combate, Opossumon! –exclama Flynn
-Yo confío en vosotros, podéis arreglároslas solos –responde ella, dándose la vuelta en el sofá para daros la espalda-. Estoy cansada. Buenas noches.
Flynn y Floramon parecen un poco confundidos. Miran a sus compañeros, y luego a Tris.
-Intenta convencerla mientras nosotros vamos a ver qué pasa –te pide Floramon, Tris-. No creo que vaya a escuchar a nadie más.
Penguinmon te coge de la mano, Luke, y junto a Alan y Floramon echáis a correr, dejando atrás a Opossumon y a Tristana. Salís a la cubierta, y a partir de allí seguís el camino que os indicó DemiVeemon para llegar a la sala en la que visteis la pantalla holográfica. Al entrar, veis a una especie de centauro metálico con metralletas a modo de brazos. A pesar de eso, parece que no le cuesta nada manejar los controles holográficos del navío. Cuando entráis, gira ligeramente la cabeza para miraros, y sus ojos rojos brillan intensamente.
-¡Jo, jo, jo, jo, jo, jo! –se ríe Armormon estridentemente. Conocéis esa voz-. ¡Con la capitana Pelo Flamígero fuera del barco, yo soy el que está al mando! ¡Bienvenidos, grumetillos, a vuestro crucero de placer favorito! ¿Destino? ¡Directos a las garras de Persiamon! ¡Gah, ja, ja, ja, ja, ja!
-Es mucho más fuerte que cuando era Hookmon –Flynn se echa para atrás, asustado-. N-no sé si podremos con él… ¿Y si intentamos negociar…?
@Alice (125%)
-Me temo que no conozco nada sobre ningún otro castillo. Llevo sin abandonar las cercanías de estos muros mucho más tiempo del que me gustaría admitir. Es posible que el edificio al que te refieres sea de reciente construcción.
Nefertimon parece satisfecho y sale volando al interior de los muros del palacio. Instantes después, el enorme portón rosado con relieves florales y raizales comienza a abrirse lenta y majestuosamente. Por un segundo os sentís como invitados de honor siendo recibidos por una alfombra roja. Nefertimon os espera al otro lado, y os guía a través de un extenso patio. Camináis por un camino de piedra, y a vuestro alrededor veis jardines decorados por plantas y arbustos cortados de maneras exóticas y extravagantes. Algunos tienen incluso forma de digimon.
Cuanto más os acercáis al propio palacio, sin embargo, más os parece que el “glamour” va disminuyendo. Los jardines ya no son tan ostentosos, tan solo mostrando césped bien cortado y flores de colores que se podrían encontrar en cualquier pradera. Extrañamente, también empezáis a ver digimon correteando por el patio. Digimon bebés, como Koromon, Tokomon o Picchimon, botan y juegan alegremente por la hierba. Otros más maduros, como Togemon, TobuCatmon o Sorcermon, los vigilan mientras charlan entre ellos bajo la luz del sol. Más y más digimon van apareciendo cuanto más avanzáis.
-Son refugiados –suspira Nefertimon-. Su Majestad ha decidido… hospedarlos –el centinela casi escupe la palabra, como si odiara pronunciarla- de manera que no sean perseguidos y ejecutados por el régimen de Persiamon. Antes no era así. Los jardines de palacio eran bellos, hermosos, llenos de vida y de color como las zonas junto al muro. Eso era cuando reinaba nuestro anterior monarca. Ahora todo está… -Nefertimon pausa unos segundos-. Ahora tenemos a otra persona en el trono –termina.
Por el camino, llamas la atención de Válor, que hasta el momento estaba completamente anonadado observando todas las familias que viven en aquellos jardines. No parece que jamás haya visto nada igual.
-Y-yo… N-no estoy muy seguro… -susurra Kiwimon, apartando rápidamente la mirada-. Yo… simplemente… Me ha salido así. Ha funcionado, ¿no? No le des muchas vueltas. –No parece que Válor quiera discutir este tema contigo, pues rápidamente acelera el paso para no ir a tu mismo ritmo.
No tardáis mucho más en llegar al palacio. Las puertas, aunque ligeramente menores que las de los muros exteriores, son todavía mucho más grandes de lo que estáis acostumbrados. Nefertimon se encarga de abrirlas, y sois recibidos por un amplio corredor que, en esta ocasión, si está decorado por una ostentosa alfombra roja con bordes dorados. Las paredes, de un blanco rosado tan limpio que podéis veros reflejados en ellas, tienen colgadas de ellas diversos cuadros, cada cual más vistoso y seguramente caro, que el anterior. Muchos os muestran bellos paisajes, y otros, digimon poderosos o de aspecto importante. Según andáis, veis muchas puertas flanqueadas por columnas a vuestros laterales, y cruzáis varios arcos que le dan al palacio un toque místico, tal vez incluso sagrado, como una catedral.
Poco a poco, sin embargo, igual que los jardines iban perdiendo su extravagancia, aquí vais viendo como el corredor se normaliza. Las paredes van tomando un color blanco mucho más estándar que el rosa pálido anterior. El número de cuadros va disminuyendo, al igual que el de columnas. Y entonces, llegáis al final. La alfombra roja termina en una amplia habitación que, para vuestra sorpresa, apenas está decorada. Las paredes son blancas, casi diríais que de un color gris sucio, y están desnudas; hay libros por el suelo, e incluso alguna lata y bolsas de patatas vacías. Hay algo, sin embargo, que sí que conserva la realeza que esperaríais de un lugar de este calibre. Sobre un set de tres escalones para estar siempre por encima de sus súbditos, tumbada en un trono con motivos angelicales como lo estaría cualquier niño en el sofá de su casa, está ella.
- Spoiler: Mostrar

Al veros entrar a Nefertimon, a Válor y a ti, Alice, deja caer al suelo la lata de la bebida energética que tenía en la mano. El aluminio hace un ruido hueco al chocar contra el mármol del suelo.
-Su Majestad, esta humana y su compañero digimon solicitan una audiencia con vos –dice Nefertimon respetuosamente, inclinándose ante ella.
-¿Una humana? –el tono de voz de Angewomon te sorprende. Su voz es raspada, grave, casi barriobajera-. En plan, ¿una humana? ¿De las que busca Persiamon? No me jodas –bufa, pero esboza una sonrisa-. Vale, venga, soltad lo que queráis. –Nefertimon carraspea de una manera muy exagerada. Angewomon suspira-. Bienvenidos, honorables visitantes –dice burlonamente, imitando el tono de voz que tendría un noble estereotípico-. ¿Qué os conduce a mi palacio a solicitar una audiencia conmigo, Su Real Majestad, la Reina Angewomon? –Entonces, escupe en el suelo y murmura-. Puta estupidez de protocolo…
-A lo mejor deberíamos pedirle algo más que comida –te susurra Válor-. Tiene toda una comunidad de refugiados de Persiamon tras sus muros, después de todo. Y es una Reina. Seguro que sabe muchas cosas.