Soul Eater: Black Priest

[Aritriel]

¡Ja! Había funcionado. ¡Sabía que mi plan era perfecto! ¡No hay nada mejor en le mundo que lanzar a la gente por los aires! Bueno, si se lo merecen. Aunque a mi no me importaría; volar tiene que ser la leche.

-No lo conseguí en ningún sitio. Es una de mis amigas. Supongo que se podría decir que he hecho trampas, je ,je, je-me reí para mi mismo mientras miraba la imagen del arma que tenía en la mano. ¡Las habilidades de esas hermanas eran fantásticas! Salir de aquí sería coser y cantar, seguro.

Pero Alan parecía desanimarse por lo que parecía el jefe final de este sitio.

-Bueno, no te preocupes por eso. Lo primero es encargarnos de esos pulpos; luego ya pensaremos en cómo derrotar a la Asharti esa. Aunque... ¡Eh, Igna! ¿Crees que podrías materializar tu poder en el juego también? Seguro que a la quimera esa no le gusta quemarse, ji , ji, ji.

[Crow]

-Bueno, es cierto que esta feo acusarle sin pruebas, pero desde luego es sospechoso si era el que se dedicaba a difamarla. Podría tener cualquier razón para hacerlo, igual le tiene envidia, manía, o simplemente esta zumbado. Y si no es él, al menos algo de información podremos sacarle, vamos allá. -me acordé de cierto detalle- Oh, ahora que lo pienso, igual debería entrar a los guardias dentro. Digamos que la he liado un poco ahí fuera y he tenido que noquearlos, lo siento. Cuando se despierten, mantengalos cerca de usted, quizá el culpable tenga prisa por acabar con usted ahora que nosotros hemos aparecido

Corrí a la entrada para arrastrar a los guardias hasta dentro, antes de ponerme en marcha hacia la Catedral.

[Malfuin]

ROMPE-SOULS

-¿Tu amiga es una...? -Alan parpadeó-. Espera, ¿¡eres del Shibusen!? ¡Ahora sí que vamos a poder salir de aquí! -el chaval pareció más confiado de repente.

-Puedo intentarlo -la voz de Igna sonó lejana-. Pero se supone que tengo que mantener vigilado a este tipo, ¿no? Si tengo que concentrarme, podría intentar largarse... aunque también podría cambiar sitio con Suria.

Llegasteis a la siguiente planta. Alan te explicó qué baldosas debías evitar pisar para no caer en las trampas de los enemigos, seres con forma (y color) de pepino de los que salían tentáculos que trataban de estrangularos. Sin embargo, con los conocimientos de aquel chico fue sencillo para ti abrirte camino.

Llegaste a la escalera y Alan se detuvo frente a ella.

-La última planta -advirtió-. No me atrevo a seguir adelante sin una estrategia clara. ¡Si esa cosa nos vence, moriremos de verdad! Y basta con que nos clave una de sus colas para que la palmemos...

LA CONDESA SANGRIENTA

-Sólo hacíais vuestro trabajo -asintió la condesa-. Aunque desearía que hubieseis constatado mejor vuestra información antes de... Bueno -suspiró-, supongo que para eso estáis aquí, a fin de cuentas. Por favor, ojalá pudierais limpiar mi nombre...

Os dirigisteis al coche tras despediros y os sentasteis en la parte trasera.

-¿Al aeropuerto? -preguntó el conductor.

-No, a la catedral de San Martín.

-Uhm -el chofer pareció contrariado, pero no protestó y puso el coche en marcha.

Un buen rato de viaje más tarde, estabais a las puertas del simétrico edificio con su alto campanario y sus tejas rojas. Os dirigisteis a la entrada mirando a vuestro alrededor: era tarde y no había gente a la vista.

-¿Dónde estará ese István Magyari? -preguntó Rada-. Supongo que tendríamos que preguntar a alguien...

Pero acababas de notar la presencia de un alma consumida por la oscuridad. Estaba por encima de vosotros. Antes de que pudieras mencionarlo, una voz vino de las alturas.

-Si estáis aquí -dijo alguien, y alzasteis la mirada. Había un tipo encaramado de pie sobre el campanario- significa que habéis hablado con Elizabeth en lugar de liquidarla directamente. Yo sabía que esto pasaría, imaginé que vuestra percepción del alma os haría sospechar de la situación. Maquiavelo insistía en que tal vez enviaran a gente incapaz de percibir las almas para hacer el trabajo sucio, en que merecía la pena probarlo. Y, como consecuencia de su tonto experimento, vosotros habéis llegado aquí... a un templo de la Hermandad de la Luna Negra. Como comprenderéis... no puedo dejaros marchar con vida.

Levantó súbitamente los brazos y una nube de tejas se desprendió del tejado. Cayó sobre vosotros como un chaparrón repentino. Rada gritó, se encogió sobre sí misma cubriéndose la cabeza con las manos y se transformó instintivamente en arma, cayendo inútil a tu lado. Tú esquivaste unas cuantas tejas, pero una se te rompió sobre el cráneo y te hizo ver puntitos por todas partes. Sospechaste que una persona normal habría muerto con aquel porrazo, y aun a ti se te cubrió la cara de sangre mientras esquivabas a toda velocidad, siendo obligado a alejarte más del bazoca. Oíste una aguda risa procedente del campanario: os habían estado esperando, la situación resultaba desfavorable y todo había sido una especie de trampa.

[Aritriel]

-Sí, tienes razón, Igna. Cambia de sitio; que no me fío un pelo de ese tipejo. Además, si de verdad el bicho ese es tan grande como dice Alan, no creo que el viento vaya a hacerle mucho daño...

Esperé a que la la espada cambiase y me quedé pensando en lo que me decía Alan. Incluso con nuestras habilidades lo íbamos a tener dificilillo...

-Oye, ¿crees que si le quemamos los aguijones neutralizaremos el veneno? O igual se desintegran; como ahora es un juego y eso. La verdad es que quemarle las colas de escorpión para que no pueda hacernos daño y no se acerque mucho a nosotros es lo único que se me ocurre. ¿Tienes algo más de información sobre esa cosa o se te ocurre algo más?-me rasqué la cabeza, pensativo. No estaría mal saber como era el sitio; si había columnas o algo tras lo que poder escondernos. O tal vez a Suria se le ocurriera algo, que era mucho más lista que todos nosotros juntos.

[Dark]

Me tiré al suelo rápidamente y aparentemente fue lo mejor que había hecho en el día. Me conseguí salvar, y cuando subimos, Valeria me ayudó a salir. Y ya nada más, todo oscuro.

Entonces, abrí los ojos y veía a Valeria medio borrosa. Parecía que me había salvado gracias a ella. ...¿a ella? No tardé un segundo en darle un abrazo lo mejor que pude.

-Valeria, dime, ¿estás bien? Sí, ¿verdad? ¿Saliste sin heridas? Si es así ya está bien; yo solo tengo que descansar por aqui un poco y volveré a estar llena de energía. O eso espero, ja, ja. Por cierto, en cuanto pueda haré pizzas. Y compraré un pastel. Y algo, no sé. Gracias por todo.

Y dicho eso, esperé la respuesta de Valeria para ponerme a dormir. Supongo que era lo mejor que podía hacer en ese momento.

[Crow]

-¡Rada! ¿¡Estas bien!? -una teja me golpeó en la cabeza y tuve que apartarme de esa lluvia de proyectiles. Cogí una teja del suelo y me alejé lo que pude de la iglesia para apartarme del ataque- ¡Rada, no te muevas! ¡Maldito, ¿eres tu István?! ¡Baja y lucha como un hombre!

Le lancé el trozo de teja, con la esperanza de darle, distraerle... lo que fuera que cesara el ataque, y si saltaba a por mi, mejor, porque quería ir corriendo a Rada y podría dispararle mientras aun estaba en el aire, pero lo que quería era un momento de respiro para rescatarla y entrar al edificio aunque tuviera que tirar la puerta abajo.

[Malfuin]

ROMPE-SOULS

La espada semitransparente de Suria desapareció, y un instante después apareció el brillo anaranjado y sólido de Igna.

-¡Aquí estoy! -dijo su voz-. ¿Vamos a por el monstruo o qué?

-Bueno, no sé si el fuego los neutralizará o no -comentó Alan-. Pero quizá sea buena idea intentar cortárselos. Creo que sí que habrá columnas, cuando era un juego las había... Lo que quizá echarás en falta serán las paredes, no tiene. Hay que tener cuidado para que Asharta no nos tire de la torre... o moriremos al instante.

LA CONDESA SANGRIENTA

-¿Como un hombre? -replicó István, levantando una mano para detener la teja que habías lanzado en el aire y hacerla reventar-. ¡Tus absurdas provocaciones no te salvarán, cerdo del Shibusen.

La tormenta de tejas se centró totalmente en ti un momento después, obligándote a retroceder más todavía, pero entonces ocurrió lo que cabía esperar desde el principio: las tejas a disposición de István se acabaron. Oíste al pastor gruñir y viste cómo se agachaba: al apoyar las manos en el borde del campanario, la pared vomitó algunos bloques de piedra que salieron volando y se precipitaron sobre ti.

Sin embargo, el lapsus entre un ataque y otro había sido suficiente para que rodaras hasta Rada, apuntaras con ella a la puerta y la abrieras de un cañonazo. Entraste a todo correr en la catedral esquivando los bloques y escuchaste al enemigo maldecir furioso.

La catedral tenía el aspecto que podrías haber esperado. Bancos alineados en hileras, dejando un pasillo hasta el altar, y grandes columnas sosteniendo el altísimo techo. Había un par de puertas a cada lado.

-Estoy bien -te tranquilizó la voz de Rada-. Cuando estoy transformada, es difícil dañarme... Pero aquí estás en peligro, Red -añadió-. Si ese tipo puede controlar la piedra o algo así, tener un techo sobre tu cabeza puede ser mala idea. ¿Vas a intentar subir a por él?

[Aritriel]

La idea de Alan me pareció buena. Con la Fuerza Mejorada debería ser capaz de cortar los aguijones sin demasiados problemas; y usaría fuego para evitar que se le ocurriera la mala idea de intentar pincharme con otros de esos brazos raros. Le sonreí al chico y avancé hasta la sala. Lancé varias ráfagas de fuego nada más entrar para asustar, herir o lo que fuera al bicharraco ese, y cuando notaba que uno de los brazos se acercaba demasiado, le lanzaba más fuego e intentaba cortarlo. Esperaba que la Asharti esa se distrajera conmigo y Alan no perdiera su última vida mientras ayudaba.

[Crow]

-¡No blasfemes, estas en una iglesia! -una vez dentro, Rada propuso subir a por él, mientras nos sacudía un poco l polvo de encima a ambos- No, no voy a subir, igual me hunde el techo bajo los pies. Salgamos por la parte de atrás, y en cuanto asome la cabeza, ya sea por abajo o por arriba, le disparamos.

Fui a buscar la salida de atrás para ponerme al lado por fuera y dispararle a bocajarro si salia por abajo o estar fuera de su vista si salia por arriba... y dispararle igualmente, eso quedaba fuera de duda. Intenté colocarme cerca del borde de la iglesia en si para que si le daba por salir tirando la pared abajo no me costara tanto esquivarlo.

[Malfuin]

ROMPE-SOULS

La última planta de la torre era redonda, y efectivamente carecía de techo o barandas, pero sí que había columnas... y en el centro, como una extraña mezcla de león y centauro con el torso cubierto de tentáculos, se hallaba una criatura que parecía dormir. Sin embargo, cuando abrió los ojos, automáticamente sentiste que un alma aparecía en su interior, un alma terriblemente corrupta. Un huevo de Kishin.

-No sé quién eres -dijo la criatura, cinco veces más alta que tu de los pies a la cabeza-. No me importa quien seas. Pero este es... Este es mi juego... El juego que tanto me costó crear... -dos de sus colas de escorpión se enroscaron en torno a columnas cercanas-. Y tú... ¡Tú...! ¡NO TOLERARÉ QUE LO COMPLETES!

Se oyó un tremendo crujido y ambas columnas se partieron. Asharta os lanzó los enormes cilindros de piedra, rodando y rebotando por el suelo. Si aquellas moles os atropellaban, os matarían sin duda alguna... Pero la única forma de esquivarlas parecía ser retroceder, y si lo hicieseis caeríais por el borde del tejado. Las escaleras por las que habíais subido habrían resultado ser un escondite ideal para aquella situación. Era una lástima que se hubieran desvanecido.

-Esto no pasa en el juego -murmuró Alan, impactado, dejando caer su espada al suelo mientras la columna se os acercaba dando vueltas tétricamente-. Se supone que no se puede destruir el escenario...

LA CONDESA SANGRIENTA

-¿¡Blasfemar!? -oíste la voz mientras cruzabas la catedral-. ¡Vosotros sois los blasfemos, perros del Shibusen!

Saliste a la parte de atrás del edificio y elegiste una posición que te permitiría atacarle por sorpresa en cuanto apareciera. En efecto, István no había esperado en absoluto que volvieras a salir de la iglesia. Le viste buscarte entre los bancos y tras el altar: justo allí, le tuviste a tiro y no dudaste en lanzarle un disparo bien cargado que le derribó y le destrozó la espalda dejando las costillas y la columna vertebral a la vista. Inexplicablemente, no murió, sino que giró su cabeza ciento ochenta grados y te sonrió mientras las pupilas de sus ojos se expandían y contraían al ritmo de los latidos de su corazón.

-¡AAAaaaAAAaAAaaAAhAhhhAAhAhAhAHAhAH! -gritó, y una delgada columna de roca salió del suelo. La empuñó con las dos manos y con ella extrajo un enorme mazo de granito que parecía imposible de levantar, aunque él lo hizo con facilidad y comenzó a correr hacia ti dando salto.

Lanzaste otro disparo con Rada, pero no fue tan potente como el anterior debido a la falta de tiempo. István golpeó el haz luminoso con su mazo, que estalló parcialmente y se quedó con un lado cubierto de rocas rajadas y afiladas. Seguía siendo enorme y capaz de matar: de hecho parecía más letal que antes.

El pastor atravesó la entrada y saltó sobre ti a una altura imposible, como si fuera arrastrado por su propio mazo improvisado.