Soul Eater: Black Priest

[Aritriel]

-¿Diez mil años de civilización? ¿Acaso eres un genio?-le repliqué a Suria. ¡Pero si yo no sabía ni cómo se suponía que había que jugar a esa cosa! Bueno, también me aburría sólo con verlo, pero eso es otra historia.

Entonces vimos cómo la máquina le quitaba el alma al chico. Me quedé boquiabierto. ¿Cómo se le había ocurrido hacer eso? ¿Acaso estaba loco? Un tipejo enano empezó a hablarnos.

-¡Esto no tiene nada de legal, maldito monstruo! ¡Ya estás devolviéndole su alma y destrozando esa máquina si no quieres que te haga una cara nueva!- y me abalancé sobre él para darle unos cuantos puñetazos antes de que le diera tiempo a responderme.

[Malfuin]

LA CONDESA SANGRIENTA

Observaste desde un rincón como Rada asentía y salía al vestíbulo... donde se encontraba con una mujer elegante que llevaba un vestido rojo y un elegante peinado. La desconocida retrocedió unos pasos al ver salir a tu compañera.

-¿Quién eres tú? -exigió saber-. ¿¡Cómo has entrado!?

Rada frunció mucho el ceño y ocultó su mano tras la espalda, donde la convirtió en la punta de una bayoneta.

-¿E-eres Elizabeth Bathory?

-¡Por supuesto! -exclamó la mujer-. ¡Este es mi castillo y soy yo quien hace las preguntas! ¿¡Qué ha pasado con los guardias!? ¡No les habrás herido!

Rada se quedó inmóvil sin decir nada. Parecía estar esperando tus instrucciones, aunque también notabas que tenía ganas de saltar sobre la condesa. La cuestión era que seguías sin sentir maldad alguna en el alma de vuestro objetivo.

FEAR AND SOULS IN LAS VEGAS

Te lanzaste hacia uno de los enemigos, pero el otro te disparó y te alcanzó en la espalda. Sintiendo un dolor horrendo, te las arreglaste para liquidar a otro de los secuaces y lo usaste de escudo para evitar más disparos. La multitud se alejó de vosotros y eso hizo que los matones restantes tuvieran vía libre para dispararos. Volcaste un par de mesas para parapetarte, pero la situación comenzaba a ser desesperada y otro disparo te había alcanzado en el brazo izquierdo. Al menos, pudiste recoger los huevos de Kishin que habías conseguido.

-Estás perdiendo sangre -dijo Valeria con voz tensa-. No vamos a poder contra siete personas. ¿Esperamos a que vuelva el ascensor y nos lanzamos hacia él? ¿O corremos hacia la puerta donde estaba Bugsy? Podría haber una salida por allí...

ROMPE-SOULS

El hombre bajito mostró una sonrisa siniestra.

-Me temo que es imp-¡AH! ¡AGH! ¡PARA! ¡BASTA! ¡MALDITA SEA! -derribaste al tipo a puñetazos del taburete y cayó al suelo con un ojo morado y el bigote lleno de sangre que le salía por la nariz-. ¿¡Qué demonios te pasa!? ¡Te digo que es imposible! ¡Agredirme no servirá de nada, no hay forma de recuperar su alma a menos que gane la partida! Pero... -te lanzó una mirada hosca-. Si entras también en el juego, podrías colaborar con él para superar los desafíos. Si ganas, ambos recuperaréis vuestras almas... y si pierdes, me quedaré con ambas. Date prisa en decidirte, no parece que al chico le esté yendo muy bien...

Os volvisteis a mirar la pantalla y os fijasteis en que al estudiante de las gafas sólo le quedaban un par de vidas. Además, estaba rodeado de esqueletos. Aprovechando vuestra distracción, el hombre trató de huir, pero Igna le hizo la zancadilla y cayó de bruces sobre el pasillo.

-Es una locura -dijo Suria, cruzándose de brazos-. Los alumnos del Shibusen como nosotros no deberían jugar con su alma de esta manera.

-Pero los miembros de Shibusen estamos para proteger las almas de los demás -replicó Igna, de pie sobre la espalda del desconocido-. Y ese pobre chaval va a perder la suya. ¿Está bien que nos quedemos mirando sin más?

[Aritriel]

-¡Nosotros estamos aquí para ayudar y ese chico necesita ayuda! ¡Así que vamos a entrar! O yo por lo menos voy a entrar, me da igual lo que piensen los profesores. Así que ¡tú!-le grité al tipo del suelo mientras le daba golpecitos con el pie para llamar su atención- ¡Dime como se entra a la máquina esa!

[Crow]

Uh... esto no es para nada lo que pensaba. Decidí salir de entre las sombras e ir hasta el lado de Rada, ahora que ya habíamos encontrado a la Condesa no tenía sentido seguir escondiéndome.
-Alto, Rada. Dice ser la Condesa, pero su alma es pura... Pura como las que hay en la bañera al final de ese pasillo. Si esto es su castillo, sabrá usted que hacen ahí, no? Sabrá que les ha pasado a esas chicas? Venimos del Shibusen y mas vale que tenga una buena explicación para esta carnicería.

[Dark]

Tras lanzarme a la ofensiva y ver que no fue buena idea debido al precioso escarmiento que recibí, logré protegerme de los tiros momentáneamente, aunque probablemente no por mucho tiempo más. Como extra, teníamos el que estaba perdiendo mucha sangre, y la cosa pintaba chunga. Al menos tenía algún huevo de kishin, algo es algo.

Valeria me sugirió de ir a por el ascensor o a por el lugar por el que fue Bugsy. Era bastante arriesgado tomar el segundo camino, pero el primero no me aseguraba ninguna ruta de escape. Así pues, decidí que esperaría unos segundos a ver si bajaba el ascensor, y si no lo hacía, saldría en carrera a por donde se había ido Bugsy. Si dejaba de oír muchos disparos o notaba que se estaba acercando alguien, emprendería carrera hacia la salida de Bugsy si aún no había llegado el ascensor.

[Malfuin]

ROMPE-SOULS

-¡Es muy sencillo! -exclamó el hombre desde el suelo, contento al parecer por tu decisión-. Sólo tienes que poner las manos sobre los mandos. Asegúrate de no llevar ninguna moneda encima, o no funcionará.

-Sigue pareciéndome mala idea -advirtió Suria-. Pero trataré de ayudarte cuando estés ahí dentro.

Seguiste las instrucciones y colocaste las manos sobre los mandos. Enseguida, sentiste que caías desde una gran altura y todo se volvía negro. Cuando volviste a ser consciente de lo que te rodeaba, estabas en un ancho pasillo de piedra, llevando una especie de armadura dorada francamente hortera y un yelmo con cuernos del mismo color. Pero estabas desarmado. A tu lado, el chico de las recreativas estaba vestido con una variación de color rojo del mismo atuendo, y se enfrentaba a unos limos con su espada, tan grande que apenas conseguía moverla.

-¡Ayúdame! -exclamó al verte-. ¡No consigo salir de aquí! -levantó la espada con todas sus fuerzas (que no eran muchas) y la descargó contra una de aquellas gotas verdes, deshaciéndola con sólo cortarla. Pero había un buen montón de ellas.

-¡Trev! -dijo la voz de Suria, y sonó como si viniera del techo, aunque ahí no había nadie. Sentiste una mano en tu hombro, y de repente una versión muy ligera y semitransparente de ella convertida en espada apareció en tu mano-. Lo siento -su voz seguía viniendo del techo-. Esto es lo mejor que puedo hacer. Será mejor que nada, ¿no?

-¡Eh! ¡Eso es trampa! -gritó una voz de hombre viniendo desde arriba.

-¡Tú te quedas calladito! -replicó la voz de Igna-. O...

Con suma facilidad, te deshiciste de los limos y dejaste el pasillo de piedra inundado de líquido verde. El chico atrapado allí se apoyó en su espada y jadeó con esfuerzo.

-Gracias... -suspiró-. Este sitio es letal, y el cansancio no desaparece cuando reinicio partida. Pero da igual, sólo queda una vida. ¿Por qué escuché a la voz? -se preguntó a si mismo, negando con la cabeza-. No creía que hablara en serio, yo no quiero estar aquí -te miró con desesperación-. En la planta de arriba nos esperan magos que se teletransportan en sitios al azar y te atacan por la espalda, nunca lograremos pasar.

LA CONDESA SANGRIENTA

-¿Carnicería...? ¿Qué...? -avanzando impetuosamente, la Condesa se abrió paso hasta el cuarto de baño y se llevó las manos a la cara al observar el espectáculo. Retrocedió temblando, con los ojos abiertos como platos, apenas capaz de mantenerse en pie-. Os juro que... yo no... nunca había visto... -negó con la cabeza de forma violenta-. Siempre ha habido rumores sobre mí, pero esta vez han ido demasiado lejos. Nunca había visto esas almas hasta ahora, lo juro. No sé quién las ha puesto ahí, pero pretende incriminarme -se encaró contigo y agarró la pechera de tu atuendo con sus dedos-. ¡Tienes que creerme!

FEAR AND SOULS IN LAS VEGAS

Esperaste unos segundos mas y recibiste un disparo en la mano izquierda sin tener forma de evitarlo. Al menos la derecha volvía a funcionarte. Viste el ascensor bajar a través del cristal roto, te preparaste y saliste a la carrera esquivando a través de la multitud que también iba a intentar tomarlo. Las balas volaban por todas partes y escuchaste gritos de gente malherida, pero no tenías tiempo de comprobar su estado. Aunque partiste por la mitad a un secuaz que se te abalanzó tratando de frenarte, no pudiste atrapar su alma al vuelo por culpa de tu mano.

Lograste entrar en el ascensor vacío y mantuviste fuera a patadas a los tipos que trataban de entrar también. Por fin, el elevador se puso en marcha y empezaste a subir...

Entonces te diste cuenta de la parte mala de aquella alternativa. La puerta de la cabina era inexistente y la pared de cristal rota no detendría las balas, así que pronto no habría nada que se interpusiera entre tu y las balas de los matones. En cuanto rebasaste la altura de la puerta, les viste a través de la inexistente pared, todos agrupados en el centro de la habitación, apuntándote con sus armas y levantando las manos a medida que el ascensor se elevaba lentamente. Era como estar en un pelotón de fusilamiento, y en la cabina no tenías donde ocultarte...

[Dark]

Tras recibir un balazo en la mano, llegó el ascensor, y con ello mi posible salvación. Corrí a por él, me deshice de un tio más pero no conseguí la recompensa. Tampoco importaba siempre y cuando llegase al ascensor. Y tras llegar, impido que quien sea entre.

Al fin parece que puedo respirar tranquila cuando me fijo que no hay absolutamente nada cubriéndome de las balas. Ni paredes, ni puerta, ni nada, y después de superar la altura de la puerta, menos protección todavía. Entonces se me ocurre una posible idea. Una posibilidad de que pueda salir de esta. Rápidamente me echo al suelo y me muevo hacia la parte donde no puedan alcanzarme las balas desde abajo. Con un poco de suerte no llegarían a mí estando tumbada en el suelo. Y si por si a caso, y con la esperanza de poder bloquear alguna bala, pondría a Valeria enfrente de mi cabeza un poco ladeada por si a caso.

[Aritriel]

-¿Estás bien?-le dije al chico cuando nos cargamos todos esos bichos blanditos. No eran nada fuertes pero, ¡qué pesados! ¿Cómo demonios se podían acumular tantos monstruos en un solo lugar? Me giré cuando le escuché hablar-. ¡Y si no querías estar aquí, ¿por qué aceptaste?!- le le grité-. ¡Ah! Ya da igual, ahora lo importante es salir de aquí. Porcierto, ¿cómo te llamas? ¡Yo soy Trev! -le respondí con una enorme sonrisa y soltando un par de carcajadas sin venir a cuento.

Lo que me contó sobre el piso superior no me gustó un pelo. Iba a ser muy difícil derrotar a esos magos... entonces me fijé en la espada de Suria y sonreí. ¡Se me había ocurrido una idea genial! ¡GENIAL! Activé los poderes del viento para tratar de lanzar le líquido viscoso que había en el suelo por los aires.

Subiríamos al piso siguiente y entonces... ¡lanzaría un enorme tornado por toda la sala para hacer que esos magos salieran volando y quedaran atontados! ¡Así no podrían atacarnos y sería más fácil cargárnoslos! Mis carcajadas resonaron por toda la sala. ¡Era un plan perfecto! ¡Perfecto!

[Crow]

Esto sigue sin darme buena espina, pero todo indica que debería poderme fiar de ella. Decidí que la creería hasta saber mas sobre el asunto. Le sujeté las manos y contesté con decisión.
-Le creo. No puedo sentir maldad en usted, tiene que haber sido otra persona. Alguien con autoridad en este castillo, posiblemente. ¿Se le ocurre alguien? Alguien que por ejemplo pudiera ganar el poder o una herencia con su muerte? ¡Sea quien sea, lo detendremos!

[Malfuin]

FEAR AND SOULS IN LAS VEGAS

Elegiste la opción correcta. Al tirarte al suelo, quedaste rápidamente fuera del ángulo de tiro de los matones y el ascensor se elevó con rapidez sin que pudieran hacer nada por evitarlo. Unos minutos después, la entrada al casino se abrió y saliste tambaleante del cubículo. Al verte aparecer cubierta de heridas, la multitud de clientes del casino gritó y comenzó a rodearte, escandalizada.

-¡Atrás, dejadla en paz! -exclamó Valeria, transformándose y agarrándote para sostenerte-. ¡Llamad a una ambulancia, rápido! ¡Y a la policía! ¡Y al Shibusen! ¡Haced algo útil!

No podías aguantar mucho más. Perdías sangre rápidamente sin poder evitarlo, y tu vista se oscurecía. Caíste al suelo totalmente inconsciente.

LA ENFERMERÍA

-¿Seguro que se pondrá bien? -preguntó Valeria, nerviosa.

-Puedes estar tranquila. La profesora Kim ha hecho todo lo posible por ella -dijo la voz de Death the Kid-. Lo único que necesita es mucho reposo.

-¿Y qué ocurre con la misión, Shinigami-sama? -quiso saber Valeria-. No se puede considerar que la hayamos cumplido... ¡Ese tipo, Bugsy o como se llame, era demasiado fuerte!

-Sí, no debería haber sido una misión de una estrella -dijo Kid, pensativo-. Así que no os requisaré las almas que habéis conseguido. Además, destapasteis el local de apuestas y eso es importante, aunque sin duda volverán a reunirse en otro lugar... Quizá podríais haber hecho una entrada más discreta, pero aun así, no es culpa vuestra. No es habitual enfrentar a semejante pez gordo en la primera misión. Mira, tu técnico ha despertado.

Con cierto esfuerzo, habías conseguido abrir los ojos. La preocupada cara de Valeria apareció flotando delante del techo.

ROMPE-SOULS

-Y-yo soy Alan -dijo el chico del espadón-. No pude evitar aceptar, fue como si la voz me hipnotizara, muy extraño... Además, ¿cómo es posible que ocurra algo así? -negó con la cabeza, confundido.

Comprobaste que podías utilizar el viento para limpiar el suelo de líquido viscoso y subisteis a la planta superior. Una vez allí, antes de que apareciera ningún mago, te esforzaste en generar un tornado que te envolviera y Alan aprovechó el peso de la espada como ancla, para no salir volando. No tardó en dar resultados: cuando un hechicero se materializó a tu espalda, el vendaval lo envió volando contra una columna, donde pareció morir y desintegrarse. Lo mismo ocurrió con otros dos que trataron de atacarte desde direcciones diferentes, y finalmente Alan remató a otro que tuvo la precaución de aparecerse a cierta distancia, pero aun así se tambaleaba por el viento.

-¡Caray, qué item tan poderoso! -exclamó Alan, mirando la espada-. ¿En qué planta la has obtenido?

La voz del techo bufó.

-Esa ha sido una buena jugada, Trev -aprobó la voz de Suria saliendo del techo, y notaste cómo el sable de viento se hacía más sólido y fiable en tu mano, aunque seguía un poco transparente-. Lástima que estos enemigos no tengan almas que recolectar... ¿Qué nos espera en la siguiente planta, señor experto?

-Ropers... Monstruos con tentáculos -explicó Alan-. Pero eso es fácil. El problema vendrá al llegar a la última planta. Allí nos espera Asharta, una bestia enorme con rostro de mujer pero piernas de león y siete brazos que en realidad son colas de escorpión.
No hay manera de librarse de sus aguijones y tampoco de huir de ella... -el muchacho pareció derrumbarse-. No sé qué vamos a hacer cuando lleguemos, Asharta es invencible...

LA CONDESA SANGRIENTA

-No, no lo sé... -la condesa parecía aliviada de saber que no ibais a atacarla-. Vivo sola en este lugar, a excepción de mis guardias, que no me traicionarían... No sé a quién beneficiaría mi muerte, esos rumores vienen de fuera... -la mujer sacudió los puños-. Es todo culpa de la Iglesia. ¡Ellos cuentan esas sartas de mentiras a sus fieles!

Rada se acercó, y su mano había vuelto a la normalidad.

-¿La Iglesia? -repitió-. Eso es extraño, siempre han colaborado con el Shibusen -dijo pensativamente-. ¿Por qué divulgarían información sin constatar en lugar de contactar con nosotros? -te miró, confusa, y luego se volvió hacia Elizabeth-. ¿Sabe quién propaga esos rumores? ¿Le viene algún nombre a la cabeza?

-El pastor István -dijo Elizabeth de repente-. István Magyari. Reside en la catedral de San Martín. ¡Le denuncié por difamarme, pero es intocable! ¡Si él ha ordenado poner estas almas aquí...! -tomó aliento y trató de calmarse-. Pero no, no tengo derecho a acusarle. No sé si ha sido él. No sé nada...