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Capítulo 1 - El estúpido Aquiles y el hidalgo caballero Ragnar McRyan


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Square-Enix, compañía sobrevalorada (sobre todo cuando era Squaresoft) e infravalorada a partes iguales. Ahora mismo está pasando por una crisis de identidad tremenda.

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AKA el creador de Dragon Quest.

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El dibujante que solo sabe hacer protagonistas idénticos a Goku.

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El compositor tradicional de la saga.

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Y... un japo random.

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Que comience la aventura :baila:

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Pantalla típica de los Dragon Quest, con la conocida musiquita "tirotitirotari tatito tirotitatitoti tatito"

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El héroe se va a llamar Aquiles Pinto Paredes. Obviamente va a ser hombre, a no ser que sea travesti. Por cierto, el nombre le va que ni pintado a esta saga. Ya veréis, ya.

Nuestro héroe va a ser un niño de mamá, supuestamente responsable, miedoso, vergonzoso, inocentón, crédulo, sin amigos y algo mimado, pero durante la aventura aprenderá que a veces hay que ser malote en esta vida.


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Pues al prólogo que vamos.

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¿Pero eso qué eh?

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Uf, estoy cansadísimo. A ver si me animo mirando al techo. Por cierto, Sr. Jugador, ¿quiere hacer el favor de mover la cruceta de dirección para que pueda moverme? Muchas gracias.

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Mucho. Estoy reventado.

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Tú sí que sabes cómo tratar a los alumnos, maestro.

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Exacto, quien va despacio y con tiento, hace dos cosas a un tiempo.

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Buenas noches, maestro. Sueña con espadas y escudos.

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Menos mal que ya se va. Un poco más y acabo muerto perdido.

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Debería irme a casa, pero antes voy a ordenar un poco esto, que mi maestro es un cerdo.

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¡Recórcholis! Mi maestro debería llevar más cuidado, nunca se sabe quién puede encontrar tus cosas y llevárselas...

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Bueno, ya he realizado la buena acción del día, así que voy a casita, que mami me estará esperando.

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Mi maestro debe haberme dado bien fuerte en la cabeza al entrenar, porque estoy oyendo voces.

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Ah, esta deberá ser la medicina contra el veneno que tiene guardada mi maestro para prevenir en caso de que me envenene... Mmm, esa voz que he escuchado es muy sospechosa. Mejor me la como, no vaya a ser que me haya envenenado la comida que hizo ayer mi padre, que no entiende de cocina...

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¡Aaah! ¡Sigo oyendo voces!

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¡Por la Diosa! Esa planta de Fierabrás no sirve para nada.

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¡Rayos y centellas! ¡Ahora veo sapos!

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Y... y encima habla...

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No quiero ser grosero, pero no he dicho que "no" para hacerte sentir bien. Es que eres un sapo, no una rana.

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¿Pero no era un príncipe el que se había convertido en SAPO? Una de dos: o me estás vacilando, o tienes la gracia en el culo.

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¿La bruja Piruja? ¡Solo existe en los cuentos!

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Pero... pero eso es porque eres un sapo... Los sapos no saltan como las ranas, así que por eso te resultará más fácil tu existencia.

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No me lo digas... ¡Has descubierto que eres un sapo!

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¿Ah, sí? Pues yo no veo a nadie...

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¡Será posible! Hasta los sapos juegan conmigo como si fuera idiota... ¡Por eso no quiero tener amigos, porque luego me juegan malas pasadas!

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Mi mami me va a matar por llegar tan tarde, pero no puedo permitir que ese sapo se burle de mí. ¡Ya está bien de quedar siempre como el último mono!

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¡Anda, ¿y el sapo?!

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¡Ah, hola, Elisa! ¿Has visto a un sapo por aquí?

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¡Que era un sapo, leñe...! ¡No estoy loco, créeme!

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Eh... ¿Elisa?

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¡Que era un sapo, leches! Yo te consideraba mi única amiga, pero veo que te gusta tomarme el pelo...

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¡Anda, te pareces al sapo ese que he visto! Qué casualidad.

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Me alegro por ti, Elisa. Espero que te conviertas en una buena hechicera, pero ¿y el maldito sapo?

¡Mis ojos! Esa separación de líneas es poco afortunada.

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Oh, ¿también puedes convertirte en conejo?

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¡Anda, es verdad! ¡Tenía que ir a cenar!

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¡Ya nos veremos, Elisa! Pero ¿no eras un conejo?

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En fin, tendré que olvidarme de ese sapo. Vamos para casa.

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¡Muchas gracias, señor Olegario! ¡Igualmente!

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No, maestro, me voy para casa.

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Y tanto... He empezado a ver sapos que hablan...

Maestro: ¿Qué dices, Aquiles?

Aquiles: ¡Nada, nada! Que debido al ejercicio los pies apenas me andan.

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Hombre, es mi única amiga. Es normal, creo yo.

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Hazle caso, las chicas siempre son buenas para dar consejos.

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Nunca te lo podré agradecer, porque ni loco voy a abandonar la comodidad y seguridad de este pueblo para ponerme en peligro en el mundo exterior.

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Antes de que se me olvide, veamos el menú del juego.

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Cada personaje puede llevar un número limitado de objetos. El resto van a parar a la bolsa.

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Aquiles tiene equipado algo de equipo y tiene unas plantas medicinales (que recuperan vitalidad) y una planta de Fierabrás, para curar el veneno.

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Las estadísticas no son para tirar cohetes si las comparamos con las de otros RPG, pero para la saga Dragon Quest están muy bien.

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El menú del juego es bastante arcaico, ya que para equiparse algo hay que entrar en el menú Miscelánea y luego en el submenú Equipar. No hay un menú propio para ello.

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De repente he sentido unas ganas tremendas de tirarme por el pozo... Mi vida es demasiado triste.

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Pero como tengo miedo de morir, mejor bajo por la cuerda. Jop, no hay nada. Mejor voy volviendo arriba. No sé qué me ha dado.

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¡Pero si no he dicho nada! ¿O es que puedes leer la mente?

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Eh... ¿y por qué esta es la primera noticia que tengo de que se esperan grandes cosas de mí? ¡Yo solo quiero vivir a salvo y tranquilo toda mi vida!

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Uf, no me asustes, vecino. Venga, ¡hasta mañana!

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Jo, ya he vuelto a equivocarme de casa. Qué mala memoria que tengo.

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Y mejor que siga así la cosa... ¡Qué miedo si viniese algún extranjero!

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Eh... Mejor déjeselo a Elisa, señor. Yo solo me he equivocado de casa.

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¡Pero no me gusta la magia! ¡Es peligrosa y da miedo!

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¡Por la Diosa, no! ¡Qué miedo!

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Ah, entonces tendré que dejar de entrenar. No quiero volverme fuerte.

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¡Leches! ¡Ya me he vuelto a equivocar!

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¡Ah, pues sigue, sigue! ¡No dejes que te moleste!

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No te preocupes, vecino. Al menos te evitarás peligros al no tener clientes en tu posada :)

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Bueno, pues te dejo trabajar. ¡Adiós!

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Se puede mover la cámara, y es recomendable, ya que hay cosas bastante escondidas. Además, podemos mirar en armarios, cajones y estanterías para buscar objetos o libros dignos de leer.

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Bueno, por fin llegué a casa. ¡Qué miedo, pensaba que me había perdido!

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Veo que papá y mamá han hecho ya la compra.

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¡Gracias, mami! ¡Tengo un hambre...!

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Sí, y espero que no vuelva a repetirse algo como lo de hoy...

Sr. Pinto Paredes: ¿Eh? ¿Te ha pasado algo hoy, Aquiles?

Aquiles: No, papá, no te preocupes. Tan solo he venido un poco cansado.

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Sí, mamá.

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¡Sí, está riquísimo, como siempre! *ñam, ñam*

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¿Para qué? ¡Si aquí estoy la mar de bien!

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Ninguno, porque no voy a viajar...

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Sra. Pinto Paredes: ¿No ves que Aquiles está asustado?

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¡Así es, mamá! ¡Estaremos siempre, siempre juntos!

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Sr. Pinto Paredes: ¡Para que me perdonéis, voy a hacer un postre riquísimo!

Aquiles: ¡No, papá! ¡Que no quiero volver a ver sapos parlantes!

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Eso no se pregunta.

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Cambio de lugar, historia y personaje :)

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Burlandia, Recaredo... ¿Así cómo se va a tomar uno en serio esto?

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¡Silencio, mis fieles camaradas! ¡Su Majestad desea departir con nuestras mercedes! ... ¡No, Eustaquio! ¡No os dejaré que volváis a caer en el vicio de revolcaros en las sábanas con la virtuosa hija del ministro! ¡Silencio, pardiez!

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Soldado Eustaquio: ¿No será que es verdad eso de que va a legalizar la prostitución? ¡Entonces puedo empezar a recargar mi ballesta!

Ragnar: ¡Por la Diosa, Eustaquio! ¿Queréis callaros? ¡Estáis hablando con Su Majestad, no hay lugar para sandeces y barbaridades!

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Soldado Eustaquio: ¡Menuda barbaridad! Es delito raptar a los niños. Yo raptaría a las madres, que son más "talentosas".

Ragnar: *echa mirada furtiva*

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¡Así se hará, Su Majestad! ¡Podéis contar con este fiel sirviente vuestro!

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¡No temáis, señora! Partiré presto y salvaré a vuestro hijo. ¡el culpable se las verá con el filo de mi espada!

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Sr. Ministro, yo que vos me preocuparía más por vuestra hija. Es posible que su virtud haya sido mancillada por una bestia que sirve a este reino y que tiene por nombre Eustaquio.

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¡Con la venia, Su Majestad! ¡No temáis, vuestro fiel Ragnar McRyan salvaré este dichoso reino de las fauces del mal!

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Antes de partir, recabaré información por este hermoso castillo.

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¡Muchas gracias, vuestras mercedes! Cualquier precaución es siempre poca, y nunca viene mal recibir sabios consejos de fieles vasallos de Su Majestad.

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A mi izquierda se guarda el Tesoro Real. Debería entrar para prepararme.

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¡Pardiez, está cerrado! No me extraña, ante tamaña situación, el reino vive con temor y conviene proteger los tesoros.

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Ragnar: Vos no sois el más indicado para decirme tal cosa, Atanasio. Ayer os vi llenaros el gaznate con porrón de Burlandia en lugar de proteger esta sala del tesoro.

Atanasio: ¡No es lo que vos pensáis! Eustaquio fue muy amable y quiso sustituirme en mi turno de guardia. Parece ser que estaba escoltando a la hija del Sr. Ministro a la cámara del tesoro.

Ragnar: Entonces mis sospechas sobre la hija del Sr. Ministro eran ciertas... ¡Juro por el apellido McRyan que ese fantoche de Eustaquio sufrirá el más duro de los castigos!

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Tenéis mucha razón, buen hombre. Temo por la seguridad de nuestro amado reino.

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Sobre todo Eustaquio. ¡A saber qué infames fechorías estará tramando!

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¡Pardiez, me he quedado sin cosas que decir para animar a la gente!

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Tan solo en historias. Es un cruel demonio procedente del Inframundo y que desea causar el mal en este nuestro mundo.

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Si necesitáis ayuda, tan solo tenéis que pedírmelo. Comparto vuestras sospechas, a pesar de que solo sean historias.

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Ah, esta bellísima obra es un tesoro. Nunca me cansaré de leer la historia de mi amado reino.

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Y mi tataratataratataratatarabuelo Magnus McRyan le ayudó a defenderlo. ¡Debo estar a la altura de mi apellido!

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Es posible que no sean más que patrañas, pero la valentía de Leovigildo I es digna de alabar.

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Lo tendré en cuenta, camarada.

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Mmm, por aquí no hay nada de interés. Mejor vuelvo abajo.

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Ragnar: ¿Él? ¿A qué os referís, Eladio?

Soldado Eladio: ¡Ah, Sr. McRyan! Me refería al castillo. Perdonadme, tan solo hablo para gente inteligente.

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Soberbio y majestuoso. No os atreváis a reducir la grandeza de este castillo.

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No os impacientéis, pronto lo sabremos. ¡No hay villano que se resista a Ragnar McRyan!

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Siempre es una alegría para la vista pasear por Burlandia. ¡Es todo un honor vivir en tamaño reino!

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Confío en vuestras mercedes. ¡No le falléis a este reino!

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Ovidio, sé que no sois la persona más cuerda del mundo, pero acabo de salir del castillo, no pretendo entrar de nuevo.

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Buenos días, Sr. Armero. Vengo a echar un vistazo a sus existencias.

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¡Por las barbas de mi abuelo! ¡Qué precios más caros! Parece que la crisis actual del reino está haciendo mella en la economía.

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Supongo que tendré que hacerme a la idea, dadas las circunstancias actuales. Su Majestad no puede aumentar los impuestos, sería un duro golpe para la gente, que ya está lo suficientemente asustada y enfadada por los secuestros de niños.

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¡Toda ayuda es poca, anciano! Además, ese bastón vuestro puede ser mortal si se utiliza bien.

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¡No temáis! Siempre puedo servirme de vuestra ancianidad para burlar a nuestros enemigos con patrañas bienintencionadas y así evitar los combates...

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Anciano: ¡En marcha, Sr. McRyan!

Ragnar: Señor, ¿me permite contarle una historia corta? Hace dos semanas encontré en las costas de este reino una tortuga gigante. Al ver a semejante animal, se me antojó montarme en él. Mientras disfrutaba de esta montura, un anciano iba por el camino ¡y yo iba más rápido! Sorprendente, ¿eh?

Anciano: ... Vale, vale, ya le dejo solo...

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Quizá he sido demasiado cruel con ese pobre anciano. Será mejor que le ofrezca estas tres monedas de oro que he encontrado.

Tendero: *silbando* Bueno, llegó la hora de coger el dinero que tenía guardado para comprarle un regalo a mi esposa. *abre el barril* ¿Eh? ¡¿Y mi dinero?! *mira alrededor* ¡Sr. McRyan, ¿sabe dónde está el dinero que tenía guardado en este barril?!

Ragnar: Señor, ¿me permite contarle una historia corta? Hace dos semanas encontré en las costas de este reino una tortuga gigante. Al ver a semejante animal, se me antojó montarme en él. Mientras disfrutaba de esta montura, un anciano iba por el camino ¡y yo iba más rápido! El anciano, no conforme con que le superase una tortuga, cogió tres monedas de oro que encontró por el camino y se las gastó en una poción de velocidad. ¡Luego iba más rápido que un galgo! Sorprendente, ¿eh?

Tendero: *mira fijamente al anciano de antes* ¡Eh, usted! ¡¿Qué ha hecho con mis monedas de oro?!

Ragnar: Mejor me marcho de aquí con las monedas de oro. Serán importantísimas para mi misión.

Y así Ragnar saboreó por primera vez los placeres de la delincuencia. ¿Quién sabe a dónde llegará este pequeño lapsus?

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Mejor no le compro nada a este tendero. Me aguantaré hasta Candonga.

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Gracias, bella dama.

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¡Qué precios más desproporcionados! ¡Ni siquiera esas 3 monedas de antes me ayudan!

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Supongo que a este señor no le importará que me lleve este dinerillo. Todo sea por el bien de la misión.

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Vaya, pues no tenía ni idea. ¡Gracias a vuestra merced, ahora me voy directo a comprarme uno con las 5 monedas de oro que le he rob... esto, que he ahorrado!

El registro de batalla está en el menú Miscelánea e indica el número de combates ganados, perdidos, de huidas, etc.

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Siempre que veo este pozo, me acuerdo de una historia de mis años mozos...

[Hará cosa de 30 años, siendo tan solo un mozalbete rebelde más interesado en la arquitectura que en convertirme en valeroso caballero, volvía de un entrenamiento de combate. Estaba desanimado, sabía que estaba traicionando mi apellido con el poco interés que tenía respecto a la vida del soldado. Quería proteger esta ciudad no por cuestiones de patria, sino por su arquitectura, que es envidiable. ¡No podía permitir que los malandrines monstruos que corretean por los alrededores de la ciudad destrozasen esta bella ciudad! Pero era consciente de que tenía que cambiar de parecer, así que ese día estaba desanimado por mis dudas. Me paseaba por la ciudad hesitante y dubitativo cuando una gloriosa vista se alzó antes mis ojos. Un espectacular pozo acababa de ser construido en la ciudad. Su arquitectura me emocionó y enseguida se despejaron mis dudas: me haría soldado para defender el reino y, además, para defender este fantástico pozo.

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Eso fue lo que exclamé en aquel momento. Me hubiera encantado bajar al pozo y echar un vistazo a su interior, pero con tan solo 20 años era muy flacucho y no tenía la agilidad suficiente para bajar. ¡Además, no podía dañar esa obra maestra! decidí también hacerme soldado para fortalecerme y poder bajar no solo a este pozo, sino a cualquier pozo de cualquier ciudad. ¡Ese era mi sueño! ¡Y también construir mi propio pozo! Por fin había podido reconciliar mi amor por la arquitectura y mi destino como soldado. Y todo gracias a ese pozo. ¡A partir de ese momento, los pozos se convertirían en una de mis grandes pasiones!]

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Ahora, treinta años después, por fin puedo bajar a este pozo. No he tenido tiempo últimamente, he estado demasiado ocupado protegiendo este reino (su arquitectura, sus pozos), pero por fin puedo contemplar las entrañas de Pozuelo (le he puesto nombre al pozo). Y es justo lo que esperaba... ¡un lugar fantástico! Esos ladrillos repletos de musgo, el agua fluyendo, esa oscuridad teñida de la luz del día que entra por la oquedad. ¡Es majestuoso! ¡Cosas como esta hacen que tenga todavía más ganas de defender la arquitectura y los pozos del mundo!

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Pero por desgracia no puedo estar mucho tiempo ahí dentro, debo partir presto a mi misión.

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Señora, ¿qué me decís? ¿Angustio ha desaparecido? ¡Esto es una afrenta contra la arquitectura! ¡Angustio siempre ha tenido la pasión secreta de la arquitectura, es un gran amigo mío! Seguro que por eso quería buscar esa torre que ha mencionado la amable anciana de antes. Adalberta, no temáis. Pronto rescataré a su marido.

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Adalberta me ha dado permiso para abrir el cofre que tiene en su casa, aunque yo se lo habría quitado igualmente, todo por el bien de la misión.

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Mejor que me coma la simiente que he encontrado. ¡Mi fuerza aumentará y me será harto sencillo cumplir mi misión!

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Antes de partir, lo mejor será que me confiese en la iglesia. ¡La Diosa me ayudará en esta misión!

Las iglesias son el único lugar donde guardar la partida. Además, ofrecen otros servicios, como curar estados alterados, resucitar personajes o saber la cantidad de experiencia que falta para subir de nivel.

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Ah, siempre es un placer respirar el aire puro de este mi amado reino.

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Su Majestad no debería haber escrito este mensaje. ¡Todo buen ciudadano de Burlandia colaboraría para restaurar la paz!

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¡Pardiez, no he dado ni dos pasos y ya me he topado con un par de limos!

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Los menús son muy básicos, y los combates también. Atacas tú, atacan los enemigos. las magias consumen PM. Si los PV llegan a 0, el personaje muere y resucita en la última iglesia visitada (perdiendo la mitad del dinero). Casi todo se desarrolla a base de texto.

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Por suerte los limos caen rápido ante mi fiel espada.

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No os esforcéis, limo asqueroso. ¡Nunca conseguiréis atravesar mi armadura!

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Poca es la experiencia de combate que me pueden ofrecer unos limos, pero menos da una piedra.

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Tendré que lavar estas monedas. El limo las tenía en su blandengue cuerpo.

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¡Por la Diosa! Debo estar perdiendo facultades. ¡Hasta los gusanos me hacen daño ahora!

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¡Debo encontrar alguna forma de exterminar a todos los monstruos de Burlandia! Juro por mi apellido que cada vez hay más.

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¡Ah, qué placer se siente al notar que aprendo algo nuevo de los combates y que me hago más fuerte! Todo sea por proteger el reino y su arquitectura.

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Llegó la hora de entrar en la Madriguera de Candonga. ¡Valor, Ragnar!

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Esta cueva apesta a humedad. ¡Y está llena de recovecos repletos de monstruos! ¿Cómo es posible que haya algo tan peligroso cerca de la capital del reino?

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¡Malandrines! ¡No me achantaréis con vuestras artimañas!

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Algún viajero cuyo destino no habrá sido demasiado afable ha debido dejar este cofre. ¡Perdonadme, bravo viajero! ¡Vuestra muerte no habrá sido en vano!

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¡Ratas voladoras! ¿Cómo puede existir tamaño engendro en la naturaleza?

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¡Tomad, sucia rata! ¡Que sirva de lección para tus congéneres!

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¡Eustaquio, malandrín! ¡¿Qué hacéis aquí?!

Soldado Eustaquio: Estaba... valorando la conveniencia de esta cueva para... ciertos trabajos carnales.

Ragnar: Haced lo que queráis, Eustaquio, pero llevad mucho cuidado, ¡mi cólera es eterna!

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Ah, 40 monedas de oro. Hubiera preferido rob... cogérselas prestadas a un ciudadano para que así este pudiera aportar algo a la defensa del reino y pudiera enorgullecerse, pero a caballo regalado, no le mires el diente.

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¡Por fin salgo de ese nido de monstruos!

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Está anocheciendo, pero por suerte veo allá a lo lejos Candonga.

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¡Debo evitar como sea los combates nocturnos! Los monstruos ganan confianza de noche.

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¡Nunca se me ocurriría! También es menester defender la fabulosa vegetación de este mi reino.

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Por fin llegué al pacífico pueblo de Candonga. Antes que nada, mejor descansaré en la posada. El viaje ha sido duro.

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Buen hombre, me alegra que cuidéis de la arquitectura del pueblo. ¡Personas como vos son las que mueven el mundo!

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No creo que nadie eche en falta esta ropa. La posada tiene muchas de recambio para los que van al baño.

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¡No temáis, hermana! Yo no soy Eustaquio.

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Siento una presencia lujuriosa detrás de la pared... Espero que no sea Eustaquio...

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¡Buenas noches, valeroso gato!

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¡Por la Diosa! ¡Debo detener estas desapariciones cuanto antes!

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Por supuesto, buen posadero. Su local parece muy cómodo.

Y así Ragnar pasa la noche en Candonga, esperando recabar más información sobre las desapariciones al día siguiente.

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Os felicito por regentar una posada así de pulcra. ¡Se lo comentaré a Su Majestad, para que os recompense por vuestros servicios!

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No lo dudéis, hermana. La Diosa es benevolente con sus devotos seguidores.

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¡Os felicito! ¡Su Majestad oirá sobre esto! Pronto recibiréis los más altos honores.

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¡Menudo rufián! Tendré que intercambiar unas palabras con él.

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Las tiendas de Candonga tienen la misma mercancía que en Burlandia. ¡Qué mala es la situación!

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No hay ancianos por aquí, así que el cuento de la tortuga no servirá. ¡Mejor me marcho!

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¡Qué tragedia! Que un pimpollo como Pelayo, con toda la vida por delante, haya desaparecido...

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Tranquila, señora, hay que dejar que los niños disfruten mientras puedan. (Eso sí, que no se atreva a mancillar la arquitectura del pueblo, si no padecerá mi ira.)

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Muchacha, intenta calmarte un poco.

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Mmm, me pica la curiosidad.

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Tendré que prestar atención a esos mozuelos. Debe haber alguna conexión con las desapariciones.

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¡Qué honor servir de modelo a seguir para los niños!

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Cuánto envidio la imaginación de los niños.

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No quiero interferir en su loable labor. Ya hablaremos por la noche, pues.

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Ragnar: ¡Eustaquio! ¿Ya habéis terminado de inspeccionar la cueva?

Soldado Eustaquio: Así es, Ragnar. Y puedo decir que es perfecta.

Ragnar: Me alegra saberlo. ¿Qué pensáis hacer allí?

Soldado Eustaquio: Eh... Baste saber que pretendo llevar allí a cierta hermana de la Iglesia de este pueblo a que vea el cielo donde está su amada Diosa...

Ragnar: Ah, me dejáis intrigado, Eustaquio. Pues bien, que tengáis suerte ayudando a la Iglesia. Por cierto, ¿sabéis algo de todo este asunto de las desapariciones?

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Ragnar: mmm, esa información parece importante. La tendré en cuenta. ¿De dónde la habéis sacado?

Soldado Eustaquio: Pues verás, Ragnar, en este pueblo hay ciertas muchachas dispuestas a colaborar con nosotros sin pedir a cambio nada más que un momento de satisfacción.

Ragnar: Satisfacción por ayudar al reino, ¿no?

Soldado Eustaquio: ¡Claro, Ragnar, claro!

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Tened cuidado, noble anciano. Ese tipo de personas son viles y ruines.

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¡Ah, qué placer poder ver otro pozo! ¡Cuánta majestuosidad...! Eh, hay algo que brilla en el suelo...

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¡Por la Diosa! ¡Ya está la gente tirando dinero al pozo para que se cumplan sus deseos! Lo único que consiguen es mancillar esta obra maestra de la arquitectura. Mejor me quedo con el dinero.

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Curioso, hay unas escaleras...

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¡Pardiez, es una celda!

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Eso no os excusa de haber cometido un delito. ¡Deberíais tomar ejemplo de mí, que no robo nada...!

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Ragnar: ¡Angustio! ¡Por las barbas de mi abuelo! ¿Qué hacéis aquí? ¡En Burlandia se piensan que habéis desaparecido!

Angustio: ¡Buaaaaa! ¡Quiero salir de la cárcel!

Ragnar: Mal asunto. Mejor vuelvo más tarde, cuando esté más calmado.

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Bien, el maestro de la escuela deseaba hablar conmigo por la noche. Más vale que pase el tiempo patrullando por el exterior del pueblo, por si atacasen los monstruos.

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¡Ah, he bajado la guardia y me he intoxicado! ¡Maldito burbujilimo!

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Debo llevar cuidado. El veneno me está afectando mucho.

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Por fin empieza a anochecer. ¡Ya no podía aguantar más con este veneno en el cuerpo!

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¡Pardiez, retirada, retirada!

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¡Estas bestias de hoy en día son cada vez más listas!

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Está anocheciendo ya, pero el cuerpo me pide que vaya a descansar... La charla con el profesor tendrá que ser mañana.

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¡Como nuevo! El descanso ha venido muy bien. ¡Sigamos patrullando!

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¡Nunca antes había visto este monstruo! Debo ir con precaución.

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¡Cada vez me noto más fuerte! Aun así, el veneno sigue en mi cuerpo.

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Bien, esta vez he podido aguantar hasta la noche.

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Ragnar: No me subestiméis. Tenía mis sospechas. ¿Por qué hacéis esto?

Pervertido: ¡Lo siento, señor! ¡No ha sido idea mía! ¡Un soldado llamado Eustaquio me pidió que vigilara a la monja que se hospeda en esta posada y que viera cómo se baña para decirle si le merece la pena acostrase con ella y llevarla a "ver el cielo" en una cueva!

Ragnar: ¡Por mi madre! ¡Conque eso era lo que planeaba ese mangarrián de Eustaquio! La próxima vez que me lo encuentre, me va a oír.

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Mmmm. Maestro, gracias por confiarme esa información.

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El que robó el pan es Angustio, así que él deberá saber algo de esos niños que ha mencionado el profesor. Creo que lo mejor será que vuelva a Burlandia para contarle a Adalberta lo que ha ocurrido con su marido.

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Antes que nada, no obstante, será mejor que la diosa me purifique del veneno que me corroe las venas.

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Perfecto, ahora que estoy descansado, volveré a Burlandia.

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¡Ahí está el malandrín de Eustaquio!

Soldado Eustaquio: ¡Ey, McRyan! ¿Qué te cuentas?

Ragnar: ¡Eustaquio! ¿Qué es eso que he oído de que queréis acostaros con una pobre monja en esta cueva?

Soldado Eustaquio: ¡¿Cómo te has enterado?! ... Ah, seguro que ha sido ese tío al que le pedí que vigilase el material... McRyan, venga, tío, enróllate. ¡No sabes lo que te pierdes! ¡Una monja! ¡En bolas! ¡Y en una cueva! ¡Es exquisito! ¡La Diosa seguro que está contenta de que una de sus sirvientas vaya a disfrutar tanto!

Ragnar: Eustaquio, sois una vergüenza para el reino. ¡Su Majestad se enterará de esto y de lo que habéis hecho con la hija del Sr. Ministro!

Soldado Eustaquio: ¿Sabes qué? ¡Que me da igual! Este cuerpo serrano está agotado de tanta lucha. ¡Necesita una alegría de vez en cuando! Además, no es que el rey no haya hecho lo mismo alguna vez...

Ragnar: ¿Su Majestad? ¿Cómo os atrevéis? Mirad, dad gracias a que acabo de quitarme un veneno del cuerpo y a que no me encuentro del todo bien, que si no os mataría aquí mismo.

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Por supuesto, Adalberta. Acompañadme hasta Candonga, yo os mantendré a salvo.

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Pero antes permitidme que vaya a hablar con Su Majestad. Hay un asunto que debo resolver.

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Ragnar: Su Majestad, puede ser que no haya obtenido información suficiente sobre las desapariciones, pero me gustaría hablaros de otro asunto.

Rey Recaredo: ¡Por supuesto! ¡Habla, habla sin tapujos!

Ragnar: Veréis, un soldado llamado Eustaquio está teniendo un comportamiento impropio con las señoritas de este reino. No solo mancilló a la hija del sr. Ministro, sino que además pretende hacer lo mismo con una monja de Candonga. Temo que ya lo haya hecho con varias mujeres más y que siga haciéndolo en el futuro. ¡Y encima se atreve el malandrín a meteros en el mismo saco!

Rey Recaredo: ... ¡Que me aspen! ¿Cómo puede decir tales infamias? (Tan solo me acosté con dos sirvientas) No temas, Ragnar, pronto se llevará su merecido.

Adalberta: Disculpen, pero ¿no se referirán a ese Eustaquio que es tan bueno en la cama?

Ragnar: ¡Diosa bendita, yo así no puedo!

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En fin, hay que seguir con la misión. He decidido comprarme un escudo de escamas, las dos noches de patrulla me han demostrado que estoy algo oxidado.

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¡Adalberta, no os separéis de mí!

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Adalberta: Señor McRyan, ¿no era ese soldado que hemos visto Eustaquio? ¡Ah, qué recuerdos!

Ragnar: ¡No me recuerdes a tamaño rufián, Adalberta!

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Bien, hemos llegado sin grandes problemas.

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(Creo que es mejor que no mencione a Eustaquio.)

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Ragnar: ¡Angustio, me alegro de veros bien!

Angustio: ¡Mi querido amigo Ragnar! ¡Gracias por tu ayuda! Algún día tenemos que hablar largo y tendido sobre esa torre y su estructura arquitectónica, ¡es maravillosa!

Ragnar: Ardo en deseos, mi fiel amigo, pero antes contadme cosas de los niños.

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Muchas gracias, Angustio. Me dirigiré allí ipso facto.

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Veamos, la zona que menciona Angustio debería estar por aquí...

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¡Ah, aquí está!

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¡Sale una voz del pozo! Lo mejor será que baje.

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Pero antes visitaré este lugar, que me ha llamado la atención.

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¡Por la Diosa, menudo botín!

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Iré ahora hacia el pozo. ¡Qué emoción!

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¡Pardiez, hay una cueva bajo el pozo!

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la voz podría especificar un poco, dado que hay una bifurcación.

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¡Cielo santo, menuda caída!

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¡Estos monstruos me han pillado desprevenido!

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Ese monstruo tiene pinta de ser un furitopo. Eso significa que ahora estará cogiendo fuerzas para hacer más daño con sus ataques. ¡Mal asunto!

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¡Malditos medulimos! ¡Son unos maestros en el arte de la curación!

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El furitopo es demasiado poderoso. ¡No puedo permitir que vuelva a reunir fuerzas!

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Bien, por fin se acabó el combate. ¡Debo curarme cuanto antes!

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La voz esa está empezando a enajenarme.

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¡Un truhán! ¡Se especializa en lanzar magia de fuego! Debo cargármelo cuanto antes.

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¡Pues especifica más, voz misteriosa!

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¡Por fin, escaleras!

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¡Esta es la mía para atacar dos veces seguidas!

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Qué decepción, no hay nada por estas escaleras.

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¡Creo que me he perdido! Será mejor que vaya por aquí.

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Sigo oyendo la voz. Parece que voy por el buen camino.

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¡Pardiez, si supiera nadar, podría ir a por ese cofre!

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¡Un medulimo que quiere ser humano! ¡Habrase visto!

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No me hace mucha gracia que se me una un monstruo como él, pero no parece hostil y, a lo mejor, se va pronto al darse cuenta de que ese sueño suyo no es más que una quimera.

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Yo mejor me mantengo callado. No quiero hablar con engendros.

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Curi es el primer personaje que puede usar magia curativa. Así me evitaré tener que usar plantas medicinales.

Este capítulo lo he publicado rapidísimo porque estaba ya hecho, pero el segundo tardará, no voy a ir tan rápido como con Trails in the Sky xD

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