Frontera de la Neblina

[Santi_gf]

- Dos misiones nuevas, aunque una de ellas sé que no la voy a tomar. No, para nada.

Al fin y al cabo, no tenía ninguna motivación para matar ratas, o "hombres ratas", por 50 monedas. No parecía que fueran un peligro inmediato y si quería afrontar la misión de Silz con seguridad necesitaría más hechizos, por si acaso, aunque si conseguía algún artefacto de algún tipo tampoco me quejaría... Tras revisar las misiones, Cuerno de Dragolefante me seguía interesando aunque no fuera mi preferida por no saber para qué quería Adela aquel cuerno, como tampoco sabía si durante la misión me podría hacer con algo de utilidad. Quizás si alguien del clan fuera capaz de domesticarlo como hizo aquel forastero con el grifo...

Centrandome de nuevo en lo que podía hacer, volví a leer la misión de Deirdre 'Fleshie', La Sombra de Leidrazag. Había acabado siendo mi favorita para resolverla cuanto antes, tanto para conseguir una cantidad decente de dinero como para ayudar a aquella pobre diabla, aunque no es que la conociera. Supuse que mis compañeros que habían ido al prostíbulo en aquella misión si, pero tampoco estaba seguro de si mis compañeros querían pasar por algo que les recordara todo aquello. Sabiendo qué humor tuvieron al volver de esa misión, quizás no quisieran involucrarse en esta, pero me intuía que no les impediría tratar de ayudar a quien la firmaba.

Con dos misiones ya decididas, sentí las ganas de volver a leer el plan de la única misión de Mercenario en el tablón, a pesar de que ya me había copiado los detalles en los brazos para repasarlos cuando me aburría por si descubría algún fallo en el plan antes de que tuvieramos que ponerlo en marcha. Fecha que cada vez quedaba más cerca, sin que la situación cambiara mucho desde el momento en el que se puso aquella misión. Quitando, claro, que hubieramos matado a la mano derecha del dictador que queríamos derrocar "sin querer queriendo". Esperaba que eso ayudara al llevar a cabo el plan, pero también tenía que haber alertado más a Raülen y si nos demorabamos mucho, supuse, acabaría vieniendo él a por nosotros. Suspiré sacudiendome el pelo con la mano mientras me alejaba del tablón de vuelta a mi hamaca pensando que, pasase lo que pasase, todo apuntaba a que las próximas misiones acabarían siendo de las más difíciles a las que nos habiamos enfrentado.

- ¿En qué estación estaremos ya en Roshar? Quizás debería ir a las misiones con algo más de abrigo, por si me muero y resulta que hace mal tiempo al volver...

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El jueves, viernes, sabado (si no hay ffrol) y domingo, sin problemas, los demás me costaría un muchito más por los examenes. De la semana que viene, solo el lunes y el martes.
EDIT: a partir 3 debería poder sin problemas

[bobokukemon]

Eché un vistazo al tablón de misiones. La misión del ataque a Raulën seguía ahí, pero no sabíamos por cuánto tiempo, así que sería la próxima que escogería.

De las que quedaban, no parecían haber cosas muy interesantes. Tras un momento pensando, decidí apuntarme a las que proponían Deirdre y Adela. Después de hacerlo, me dirigí a la cubierta para ver a la polizona a la que se le había ocurrido acampar en el barco con tal de saber más sobre sus intenciones.

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En principio estoy libre toda la semana para rolear.

[Amilinne]

Era hora de realizar una nueva misión. Sentía que me quedaba poco para poder utilizar hechizos de mayor potencia, como el que me había regalado Akerteh, tras mi entrenamiento con Bolvir. Sólo tenía que practicar con mis nuevos hechizos en una situación de peligro real. Era la mejor manera de saber si realmente los dominaba. Me coloqué frente al tablón de anuncios en mi pose habitual y me apunté mentalmente en las misiones que ya conocía. A la caza del Tancaballero, Cuerno de Dragolefante... ¿Oh? ¿Deirdre necesitaba nuestra ayuda? Leí con detenimiento lo que nos pedía. Recordaba vagamente a la diablesa hablar de algo por el estilo, pero nunca a mí directamente. Siempre en susurros, conmigo escuchando agazapado en alguna esquina o dentro de algún armario. Suponía que no quería ponerme en peligro. Seguro que le había costado mucho recurrir a mí... Bueno, a nosotros. Tenía que estar desesperada. Daría prioridad a La sombra de Leidrazag para tratar de ayudar a mi amiga. Así de paso podría hablar con ella y tal vez convencerla de que se buscara otro trabajo. Le gustaba, había conseguido convencerme de ello, pero seguía sin parecerme lo mejor para su salud.

Entonces vi la última misión. Ya había asumido que no iba a cogerla con sólo echarle un vistazo a la recompensa, pero ahora acababa de darme cuenta de quién la firmaba. Y de la nota aparte que había dejado junto a su petición. Cerré los puños con fuerza e hice chirriar mis dientes.

-Esa... maldita... ¡LAGARTA! -grité con fuerza, buscando a Akerteh con la mirada. En caso de encontrarle me colgaría de su brazo de un salto de manera posesiva-. Ni se te ocurra -le avisé entonces, haciendo alusión a la misión que nos había dejado Dottie.

También quedaba la gran misión de Silz por hacer, pero él mismo nos había dicho que teníamos un margen de tiempo y no todo el clan había alcanzado todavía el rango de "Mercenario" en aquel ránking que utilizaban los cazarrecompensas. Por alguna razón, aquello me hizo recordar nuestros inicios. Tenía que visitar a Seis Cazuelas, ver cómo le iba. Ya hacía demasiado tiempo que no sabíamos nada de ella.

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Estoy relativamente disponible toda la semana. Viernes y domingo me viene peor, como siempre, y existe la posibilidad de que tampoco pueda el sábado, pero no es una quedada segura así que ya iré actualizando.

[Impredecible]

Hora de trabajar, suponía. Y después del dolor de existencia con el que había pasado los últimos días, tenía una cosa clara: fuese como fuese esta misión, no pensaba bañarla en alcohol. Me reservaría hasta que tuviésemos que celebrar algo importante, como el haber salvado la ciudad o el haber encontrado otro bisonte enano.

Acababa de acercarme al tablón de misiones cuando un gato indignado me saltó encima. Estaba a punto de preguntar qué había hecho esta vez cuando me fijé en las misiones.
Oh. Uh...
Bueno, tenía mi público, no lo podía negar. Incluso si no podía explicar del todo mi éxito entre gatos. Debían ser las alas.

Tras revisar las misiones, decidí darle prioridad a La Sombra de Leidrazag (la idea de pelear con un demonio resultaba notablemente atrayente), con Cuerno de Dragolefante en un digno segundo puesto (había que caerle bien a la nueva).

Y, si quedaba tiempo, me acercaría a ¡Hombres rataaaaa!. Por el bien de la ciudad, siendo buen chico y manteniendome lejos de la gata de personalidad inestable, expliqué a Kine en un intento de librarme de su furia gatuna, pero había algo ahí que me escamaba y necesitaba comprobar qué era. Y con tan poca recompensa dudaba que alguien se encargase de aquello. Alguien tenía que hacer el trabajo sucio.

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En principio, libre always and forever.

[Crow]

Pues que decepción con el cinturón... aunque ya tenia ideas sobre que hacer con él. De nuevo tocaba elegir misiones y a ver si podíamos hacer de una puñetera vez A la caza del Tancaballero, o al final alguien nos iba a quitar el curro.
Me llamó mucho la atención La Sombra de Leidrazag, me hacía ilusión pelear con un demonio y conocer a esa amiga de mis compañeros.
También me apunto a la de los Hombres rata, pero no porque me interesara cumplir la misión per se, sino porque quería ver si realmente eran un peligro o no y si podían ser aliados potenciales. Las ratas pueden colarse en cualquier sitio al fin y al cabo, su amistad podría ser provechosa.

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En teoría puedo cualquier día. Puede que no pueda el jueves, pero no es seguro y viendo como esta el asunto, dudo que acabe saliendo.

[Fornax]

Bolvir estaba pensativo frente al tablon de anuncios. Parecía demasiada casualidad que nada más haber empezado la investigación del viaje entre mundos, justo ahora pusieran la misión La Sombra de Leidrazag en la que se explicaba que había seres capaces de cruzar las dimensiones. Claramente este trabajo tenía toda su prioridad y se encargaría de obtener hasta el último trozo de información. A la caza del Tancaballero llevaba mucho tiempo queriéndola hacer y era una muy buena segunda opción y por último Cuerno de Dragolefante también le interesaba, aunque sólo fuera para quedarse con algunos de los huesos de esa bestia para hacer figuras y amuletos.

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Puedo quedar este sábado y el domingo. El viernes sería posible, aunque recomendaría empezar la sesión a las 22:00 porque al día siguiente me toca trabajar

[LightHelco]

Me costaba recordar que había pasado la noche anterior y por el hecho de haberme despertado en el fondo del mar, prefería ni imaginármelo. Aunque sí que me lo pude imaginar al regresar a tierra firme y ver partes de la taberna totalmente congeladas. Esperaba que el lobo también estuviera así.

Hacía tiempo que no me sentía tan débil, cansada, mareada… y todo lo que conllevaba el dejar que la bebida te dominara durante toda la noche. Como pude, regresé al barco que hacía de base de nuestro clan, aunque antes intenté echar un vistazo al panel de misiones. Y con intentar una se refería a completar el puzle de letras que era cada misión. Como no estaba en condiciones de intentar centrarme en leer una lengua que aun me costaba entender, busqué al ángel para preguntarle que dos misiones eran las más solicitadas por el clan y que me apuntara en ellas.

Echando un congelante vaho por la boca, me tiré sobre la cama para ver si podía recuperarme de aquel horrible estado. Ya más adelante me preocuparía por el Tancaballero o la Sombra de… como se llamara, ni que fuera a aprendérmelo alguna vez en la vida.

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Cualquier día salvo Lunes y Viernes por la noche.

[Malfuin]

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Vale... Pues creo que haremos A la caza del Tancaballero con Ami, Crow, Fornax y Light mañana, domingo 23...

...Y La sombra de Leidrazag se hará con Ami, Impre, Santi y Boku... mucho después. En algún punto a partir del día 29 que venga bien a los cuatro.

Así queda la cosa.

[LightHelco]

Tras dejar al cachorro de humano con el Héroe del Mañana, volví volando a la ciudad en solitario. Porque yo había sido la única que había sobrevivido a aquella misión.

No sabía cómo sentirme. No era la primera vez que veía a uno de mis camaradas morir, básicamente el enano fue asesinado por una gallina en llamas en mi primera misión y yo misma había muerto en otra. Pero si era la primera vez que fracasábamos de esta forma… Sentía rabia y a la vez no sabiendo que todos regresarían… o al menos el enano y el gato, el imbécil del lobo si no lo hacía quizás hasta mejor. Porque aquel accidente, nuestra derrota, el que ahora tuviera que darle las malas al resto del clan de esta forma… TODO había sido culpa suya.

Respiré hondo intentando calmarme. Con el primero con el que hablaría sería el ángel, después de todo tenía una relación muy estrecha con el gato, así que seguramente querría saber que había vuelto a caer en combate.

Aterricé en alguna zona poco poblada de la ciudad y marché en dirección al lugar en donde se encontraba nuestro barco. Me paré enfrente y suspiré. Ahora que estaba allí, ¿Qué podía decirles? ¿Qué no había sido capaz de sacarles de uno de aquellos gusanos de hierro antes de que explotaran? ¿Qué el lobo había descarrilado el transporte y los había matado a todos salvo a mí por no estar dentro de este? Aquello era lo que había pasado, si, pero sonaba más a excusa que a otra cosa, porque mientras yo había sobrevivido, el resto no y además perdoné la vida de quien los mató por ser un cachorro humano.

Ahora si que me sentía fatal conmigo misma, hundida. Rugí intentando liberarme de todas aquellas emociones. Seguramente alertase al resto de mi llegada, mejor, así no tenía que ir a buscarles directamente a sus habitaciones. En cuanto viera al ángel me acercaría a él cogiendo y expulsando aire por la boca para calmarme.

—Ángel… lo siento, nadie viene conmigo —empezaría diciéndole —. Mientras luchábamos contra el caballero, el Lobo realizó un conjuro que sacó al transporte donde todos iban del camino y explotó. Pude librarme debido a que les seguía desde el aire y… —señalé a mi casi calcinada coraza —. Esto absorbió el fuego que intentó alcanzarme.

Agaché la cabeza y arrastré la cola por el suelo en señal de disculpa.

—Intenté buscarlos entre los restos, pero me fue imposible… incluso fui incapaz de matar a aquel que les mató debido a que era demasiado joven… —le abracé para ver si aquello lo relajaba, había visto a los humanos y enanos realizar aquella acción para apoyarse los unos a los otros y en estos momentos sabía que el ángel lo necesitaba —. Perdóname, Aker. Te prometo que le arrancaré la cola a ese lobo si se atreve a regresar, por vosotros dos que lo haré, ángel.

[Impredecible]

Me encontraba en mi habitación, aún tratando de acostumbrarme a la cimatarra de las chispitas que me habían regalado. Tenía intención de usarla en mi próxima misión, pero aún no me sentía cómodo del todo con ella. Quizá debería de usar mi próximo sueldo (lo de sobornar amigos para que vengan a mis misiones me había salido demasiado caro) para comprarme espadas más básicas e ir practicando.
Tan feliz filosofaba yo, a lo mío, con ese tipo de preocupaciones serias, cuando un rugido cercano me advirtió de que parte del clan había vuelto ya de su misión. Bueno, hora de saludar.

Al asomarme fuera, vi que Baseryn era la única que estaba subiendo al barco en aquel momento. Y até cabos.

Los siguientes momentos fueron confusos. Era vagamente consciente de estar dando vueltas frente a la dragona mientras esta explicaba lo sucedido, y el acabar dando golpes a la pared del barco según terminó. Otra vez medio grupo había muerto sin que pudiese hacer nada. Vinu por tercera vez. Kine, pese a mis continuas y absurdas promesas de protección, por segunda. Y encima esta vez ni siquiera había sido por ataques enemigos si no por un error de alguien del propio grupo. ¿Qué clase de grupo eramos si ni siquiera podíamos mantenernos vivos entre nosotros?

Notando que se me estaban humedeciendo los ojos, me froté la cara con rabia y me giré hacia Baseryn de nuevo, con la intención de darle un "estoy bien" que probablemente no fuese demasiado convincente, pero que me serviría para mantener algo de dignidad antes de poder derrumbarme del todo en la intimidad.

Pero según volvía a girarme me encontré a mi mismo siendo abrazado y, tras un segundo de duda (lo de los abrazos era nuevo), opté por corresponder, dejando de disimular la forma en la que estaba temblando. Podría dejar lo de la dignidad para cuando estuviesemos todos vivos.

— Está bien, Bas, no es culpa tuya... —murmuré, intentando no sonar muy roto. Y, probablemente, no consiguiendolo.— Agradezco el ofrecimiento, pero después de esto, mejor dejar la violencia interna bajo mínimos... Con un asesinato propio ya tenemos bastante. —Sonreí ligeramente ante la mención de mi nombre. Eso también era nuevo, y lo agradecía.— Pero gracias...