Hsarjâ, encaramada con las piernas a la barandilla de la cubierta del Aguilero Pálido, dejaba caer su peso hacia adelante. Sus brazos colgaban hacia el vacío, hacia el lejano mar que se agitaba convulso. Todos sus instintos le decían que se soltara, que liberara la presión que ejercía con sus muslos y se dejara caer para poder remontar el vuelo en el último momento. Habían mutilado sus alas, pero no su instinto. Sentía que tenía que saltar.
-Como te caigas desde aquí vas a hacerte picadillo, ¿sabes? -advirtió una voz a su espalda.
-Adela -la ángel hizo una especie de contorsión impulsándose desde la barandilla, dio una voltereta en el aire y aterrizó sobre ella con los brazos extendidos. Sus pies mantenían un perfecto equilibrio. Observó con ecuanimidad a la bruja que había colocado su tienda de campaña en el tejado del mismísimo barco-. Estaba... condicionándome. Tengo que acostumbrarme a mi nueva condición de caminante, o de lo contrario algún día me descuidaré y me lanzaré al vacío sin pensarlo. Casi lo tengo superado, pero en un día como hoy... todo invita a volar -extendió los brazos, como intentando abarcar todo su alrededor.
Nieve. Los copos de nieve flotaban por todas partes, confundiéndose con el humo y la niebla. La forma en que se movían ingrávidos en todas direcciones era casi como una afrenta para Hsarjâ.
-Ah, el Solsticio de Invierno, cómo no -Adela comenzó a girar sobre sí misma-. Sí, desde luego que es un gran día para volar -sin embargo, quizá por deferencia a la capitana, mantuvo sus pies pegados al suelo.
Una vez al año, independientemente del clima habitual de la región o de su cantidad habitual de luz diurna, llegaba el Solsticio de Invierno. Duraba varios días, durante los cuales las noches se alargaban y la nieve lo cubría todo. En la mayor parte de los territorios, en especial en aquellos vinculados a la Oscuridad, era motivo de celebración. No así en Sincronópolis: los nobles estaban celebrando fiestas, desde luego, pero Raulën no se molestaba en paralizar la producción de las fábricas por un motivo tan tonto como la nieve. Quizá fuera mejor así: las partes traseras de las factorías estaban tan llenas de Tharûl durante los solsticios que casi formaban una pared de pelo que recubriera la fachada metálica. El ronroneo se podía confundir con el rugido de los motores.
-¿No tienes frío? -preguntó Hsarjâ, frunciendo el ceño y observando las escasas vestimentas de Adela-. He desviado los conductos de salida de la refrigeración del motor hacia los pasillos de la nave. Dentro hace calor.
-Prefiero estar aquí, créeme -sonrió Adela, mirando la nieve posarse en su piel desnuda-. La nieve no puede hacerme daño, y Sincronópolis nevada no es una visión que se repita a menudo.
-Hum -la capitana se cruzó de brazos-. Ese gatito que llegó antes estaba muerto de frío. Espero que le den ropa de abrigo antes de mandarle de vuelta a casa.
-¿Gatito? -los ojos de Adela brillaron y miró a su alrededor, como si esperara encontrarlo acurrucado en un rincón de la cubierta-. ¿Dónde?
-No me refiero a un gato de verdad -dijo Hsarjâ, exasperada-. Un niño Tharûl llegó antes. Pensé que sería amigo de Kineban o algo así, pero pidió ver a Vinudren. Llevaba un paquete enorme.
-Hum -Adela se encogió de hombros-. Un recadero, supongo, aunque me asombra que alguien consiga hacer trabajar a un Tharûl con este frío.
En algún punto de las bodegas, bien cerca del motor del barco, Mick estaba sentado frente a Vinudren. Usaban barriles como asientos, y entre ellos una enorme caja hacía de mesa. Las velas encendidas iluminaban el arma que el pequeño Tharûl había desenvuelto.
-Llo-lloyd te manda sus disculpas por habérselo quedado tanto tiempo... -dijo con voz entrecortada-. S-se empeñó en hacer que funcionara, a-aunque ahora teme que su manejo se haya vuelto demasiado d-difícil... Pero si lo dominas... Será muy ú-útil.
El arma que Vinudren había traído de otro mundo estaba completamente cambiada. Había runas recubriendo sus laterales, y fulguraban débilmente. Las de un lado eran blanquecinas, y las del otro más bien anaranjadas. También había una especie de esfera metálica cerca del gatillo, en la parte superior, aunque no sobresalía demasiado. Sobre ella, Lloyd había instalado una especie de lupas que permitían apuntar con mayor precisión. También había una cadena que colgaba de un lado de la esfera.
-Miau... M-me pidió que te r-recordara que la pólvora no funciona en F-frontera, que este mundo anula sus pro-propiedades. Por eso ha recurrido a la m-magia... El Tanegashimiau ahora es una especie de bastón mágico, aunque su modo de empleo es simiaular al del original... ¿Ves esta cadena? Cuando aprietas el g-gatillo, las runas de los lados se activan... Son las mismas que las de las páginas de Hsaur y Hdaur... La cuestión es que la explosión de la pólvora es sustituida por un súbito calentamiento del aire en esta cámara de aquí -señaló la esfera metálica. Ahora que había comenzado a explicarse, sus tartamudeos se reducían-. Eso dispara la bala... Pero Lloyd pensó que no merecía la pena complicarte la vida haciéndote buscar balas en Frontera... En el interior de la cámiaura siempre hay un trozo de cadena -señaló el trozo que colgaba del material del arma-. La magia fundirá ese trozo y lo moldeará con forma de bala, así que cuando la presión del aire a cientos de grados la dispare, será redonda y saldrá disparada por el cañón. Estará casi al rojo vivo, pero no importará porque se endurecerá en el aire, salvo que el tiro sea a bocajarro... y e-entonces tampoco importará mucho si es sólida o n-no...
Se encogió de hombros y tomó el enorme arma en sus manitas.
-U-una vez que hayas disparado, tienes que esperar unos segundos a que la cámara de aire se enfríe, o el sobrecalentamiento sería peli-ligroso... la mira tiene un sensor, la lente de cristal se t-teñirá de rojo cuando no sea seguro disparar... Aun así es el doble más rápido de lo que tardarías en recargar un arco normal, así que... -se encogió de hombros-. Una vez que hayas disparado, dale a esta palanca -movió una palanca delgada que había arriba y un trozo más de la cadena se introdujo en el interior de la esfera-. La palanca hace rodar los engranajes, que tiran de la cadena hacia dentro. Así tendrás nuevos eslabones para convertir en balas. Cualquier cadena puedes convertirla en munición, así que por eso no tienes que preocuparte... -se rascó detrás de la oreja y soltó un maullido bajo-. C-creo que eso era todo... D-dijo que cuando te acostumbraras a su uso podías volver a llevársela. Puede hacerle incluso más mejoras, con el tiempo... ¡Ah, claro! -se sacó algo del bolsillo, un trozo de papel-. Mira, estas son las especificaciones.
Tanegashima HDS v1.0
Rango: Mercenario
Acierto: 70%
Cadena: 2
Multiplicador: 2
Precio: ???
Requiere: Arco largo
Efecto: Hdaur (sólo a corta distancia).
-E-en fin, ya he cumplido mi e-encargo. Ahora tendré que v-volver a salir a la n-n-n-nieve -empezó a tiritar solo de pensarlo -y miró a Vinudren-. A-ah, Lloyd también me dio un mensaje para ti. Felino solsticio -parpadeó-. C-creo que era eso...
Lejos de allí, en la tienda esotérica, el mago vendedor miraba con ojo crítico el bastón de Zorak. Lo utilizó para apartar a Kineban de la chimenea antes de seguir estudiándolo. En la calle había medio metro de nieve y el escaparate estaba lleno de velas con llamas de diferentes colores; aunque no hubiese muchas celebraciones, todos los comerciantes sabían que decorar un poco por el Solsticio mejoraba las ventas.
-Como te acerques más al fuego te vas a chamuscar el pelaje -le advirtió-. Vaya cosas más raras me traéis los de Akerith Elisen últimamente. Este bastón fue creado para canalizar magia demoniaca, se ve a simple vista. De todos modos, no es que sirva de mucho: sólo crea una ilusión sobre su portador... así.
Golpeó el suelo con el bastón y una sombra le envolvió. De repente, el vendedor estaba cubierto por una especie de túnica hecha de sombra cuyos extremos llenos de jirones aleteaban al compás de un viento inexistente, y sobre su cabeza tenía un sombrero puntiagudo a juego. De repente tenía un aire muy imponente y amenazador. Pero el hombre se rió y soltó el bastón.
-El demonio al que arrebatasteis esta cosa debía ser realmente presuntuoso. Una ilusión de ropa encantada sólo para aparentar, hay que ver... desde luego, te da la apariencia que a todo mago le gustaría tener, aunque no es que sirva para mucho más. Si no lo quieres, te lo compro por 200... no, 300 monedas, y sólo porque conozco a un tipo al que podría interesarle estudiar cómo canalizan los demonios las ilusiones.
En el pasillo del barco, las misiones no se habían actualizado demasiado desde la última vez.
Mi hijo ha desaparecido.
Cazador.
Mi estúpido hijo se ha marchado y no sé a quién acudir. Dijo que quería conseguir madera de verdad para pasar el Solsticio en lugar de estar pegado a una fea estufa de carbón. así que cogió a un puñado de sirvientes y se marcho al Bosque Talado, con la loca idea de talarlo más. Los guardias no quieren saber nada, y tengo miedo de comunicárselo a nadie del Palacio, por si las Milië se lo toman como una afrenta y eso empeora las cosas... No creo que nadie más pueda ayudarle.
Lord Jorhivë, noble
Recompensa: 300 monedas
Cuerno de Dragolefante
Cazador.
¡Eh! Sois cazadores, ¿no? Pues cazadme un Dragolefante. Sí, son muy raros, pero necesito los cuernos de uno. Aparecen en la llanura al norte de Sincronópolis, ¿sabéis? Por cierto, ¿os molesta que haya montado la tienda de campaña en la cubierta de vuestro barco? Aquí hace fresquito (lo cual me gusta) y no me arriesgo a que los hombres de Raulën me ejecuten por pernoctar ilegalmente (lo cual también me gusta). Además, Phenny os ha cogido cariño.
Adela, Hielo de Velnik
Recompensa: 300 monedas
¡Hombres rataaaaa!
Cazador.
No sé cómo empezar, pero bueno...
Mi señora Miehlenarë me ha explicado que ahora somos... hum... ¿aliados? ¿Estamos en el mismo bando? ¡Miau! ¡Esto es muy raro!
Pero en fin. La cuestión es que he olido hombres rata viviendo al otro lado de la presa. ¡Es asqueroso! ¡Hay que matarlos, miau! Espero que queráis cazarlos encima. Esto no tiene nada que ver con la misión de quién-vosotros-ya-sabéis, pero yo creo que hay que matarlos... ¡Pensad que todos bebemos agua de esa presa!
P.D.: Espero que venga ese ángel tan atractivo de la otra vez, miau ♥
Dottie
Recompensa: 50 monedas
La Caída de Raulën
Mercenario.
Ha llegado la hora. Las nuevas que Nerus me comunicó son esperanzadoras, y con los aliados que he conseguido creo ver una esperanza... Una esperanza de poder penetrar con el ejército del Príncipe Álamo en el castillo de Sincronópolis y batirme en duelo con el mismísimo Raulën. Dado que será una batalla larga y terrible, hemos hecho nuestros planes y he dividido los momentos en los que requeriré vuestra ayuda en varias fases.
FASE 1: SABOTAJE
Gran parte del poder militar de Raulën se haya necesariamente dividido en los barrios de la Presa y de los Deudores... ¿qué ocurriría si el tren que conecta las tres zonas se estropeara? La movilización de tropas al sur de la ciudad se complicaría un poco, y eso me permitiría acercar nuestro ejército sin encontrar resistencia. Por ese motivo, tendréis que trabajar con Z y su fiel asociado Gudd Ferrel para destruir los trenes de la estación del Barrio de la Presa... y también el ascensor gigante.
FASE 2: INFILTRACIÓN
Habéis de ser rápidos y letales. Miehlenarë y su fiel dama Dottie tendrán que encontrar el modo de colarse en el interior de las murallas del Palacio del Reloj... y vosotros tendréis que ayudarlas y encontrar el momento justo para abrir las puertas desde dentro. Sólo así evitaremos que la batalla se convierta en un sitio... Un sitio que, prolongado, jamás podríamos mantener.
FASE 3: PROTECCIÓN
Con su infantería arrasada y/o atrapada en los barrios inferiores, Raulën echará mano a sus recursos aéreos: los barcos voladores que le pertenecen y, por supuesto, los Hombres de Niebla. Es por eso que deberéis usar vuestro propio barco volador y pelear junto al poderoso Thraven. Será la ocasión ideal para hacer entender a esas alimañas que no son bienvenidas en Sincronópolis.
FASE 4: ILUMINACIÓN
La Sombra Mágica debe caer, y sólo vosotros podéis barrerla. Si atacamos durante el periodo de falsa noche, el ejército de Raulën empleará a sus magos del Libro Negro... y nuestros magos del Libro Blanco podrán borrarles de la faz de Frontera en cuanto la noche se disipe y las tornas cambien a nuestro favor. Además no sólo beneficiará a los magos de mi ejército: la oscuridad es un símbolo del poder de Raulën... sólo fue alejada una vez, cuando Throwl peleó contra el Señor de la Penumbra, y que tal hazaña se repita tendrá un efecto enardecedor sobre la moral de nuestras tropas.
FASE 5: ???
No sabemos cuál será nuestra situación a estas alturas. Si todo sale bien, podré enfrentar a Raulën y darle muerte... Pero cualquier parte del plan podría torcerse. A estas alturas de la batalla, los planes no servirán; tendréis que hacer lo que os ordene y rogar para que podamos llegar a ver una ciudad libre de tinieblas.
Por supuesto, una vez que hayáis aceptado la misión deberéis ejecutar todas las fases seguidas, una detrás de otra. No habrá tiempo para hacer otras misiones entre medias, y si uno de vosotros muere no será capaz de regresar a Frontera a tiempo. Sin embargo, podréis descansar entre fase y fase, e incluso elegir cómo os dividiréis para realizar las diferentes fases sobre la marcha. Y no olvidéis que es una misión de nivel Mercenario... así que quiero al menos a un mercenario en cada grupo.
No tenéis por qué aceptar esta misión de inmediato, pero tampoco alarguéis el asunto indefinidamente. Es nuestra ocasión de atacar y el momento podría pasar y marchitarse. Raulën os quiere muertos y, si le es posible, encontrará el modo de echaros de Frontera para siempre...
Luchad junto a nosotros. Si vosotros, nunca habríamos estado tan cerca de salvar esta ciudad. El momento es ahora.
Silz, Héroe de la Mañana
Recompensa: 1000 monedas
- Spoiler: Mostrar
- ¿Esperáis elegir día? Pues va a ser que no. El jueves habrá misión, por la noche. ¿Antes? No tengo tiempo para prepararla. ¿Después? El viernes viene mi hermano. El jueves es cuando puedo yo. Supongo que los cuatro primeros que coincidan respecto a la misión que hacer irán conmigo. Si no lográis coincidir, se cancela la misión. Si mi hermano llega antes de tiempo, se cancela la misión. Yo lo dejo ya dicho y me cubro las espaldas.