Pokémon Mundo Misterioso: Luces en las sombras.

[Amilinne]

-¡Muchas gracias por todo! -me despedí del Sentret mientras se alejaba-. ¡Espero que nos volvamos a ver!

Entonces me quedé en el sitio un rato. ¿Y qué se suponía que tenía que hacer ahora? Me había acostumbrado a mi forma por el camino, más o menos. Podía caminar sin mayor problema, aunque la cabeza todavía se me iba a los lados de vez en cuando. Estaba segura de que un par de días iba a tener un dolor de cuello de narices.

Podría ponerme a entrar en las casas o en las madrigueras sin pedir permiso a ver qué me decían los de dentro, como hacían muchos entrenadores pokémon allá en Johto, pero prefería no arriesgarme. Yo siempre había sido más modosita, no tan atrevida. Las tradiciones del mundo humano, si es que se trataba de un mundo distinto al que estaba ahora, podían llegar a ser bastante extrañas...

Recordé lo que Sentret me había dicho antes. ¿Tal vez el Gremio aquel era ese edificio tan grande que veía al final? No tenía dinero para comprar nada en el mercado, así que me puse a caminar en esa dirección. Si de verdad aquello era un gremio de exploradores, esperaba que no me obligaran a "explorar" en dirección a aquella bestia que me había hecho pegar un tremendo salto en el bosque. ¡Vaya susto! Aunque conociendo mi suerte, era probable que me pasara eso, o algo incluso peor.

-¿HolaaAAA? -exclamé al llegar a las puertas de aquel edificio-. ¿Puede ayudarme alguien? ¿Se supone que puedo entrar o alguien me tiene que dar permiso? ¡Estoy más perdida que un Goldeen en tierra firme!

[Drail]

Puse los ojos en blanco y suspire impaciente. No estaba para visitas a museos ahora. Me faltó un pelo para dedicarle una mirada enfadada al Venonat cuando este empezó a hablar de tonterías sobre naves y basura de extraterrestres, pero me contuve.

-¿Qué haya acabado cómo, dices? – se me escapo una mueca, pero logré no alzar la voz. Decidí que sería mejor pasarla por alto esa directa, seguía confuso y no me convenía dejarme llevar por el orgullo - Oye, ha estado bien que me salvases y eso. Me ha pillado por sorpresa todo esto.

Dude un segundo mientras inspeccionaba los alrededores. No había rastro de nada más que árboles, maleza, hierba y arbustos, nada que reconociera, nada que me llamase la atención… Solo estábamos ese pokémon parlanchín y yo, que por misteriosas razones estaba en el cuerpo de uno. ¿Debería explicarle a ese bicho lo que pensaba? ¿Cómo lo iba a hacer sin que me tomara por loco después de la sarta de memeces que me había dicho? Quizás la pregunta del millón era cuál de los dos estaba loco de remate.

No lo comprendía. En algún lugar ese puñetero bosque se debía acabar para dar paso a la civilización. Si ese insecto ni siquiera sabía de la existencia de los humanos pedirle que me llevase a un Centro Pokémon sería un malgasto de tiempo y saliva… y de paciencia. ¿Entonces qué? ¿Tenía que conformarme a vivir el resto de mi vida en el cuerpo de uno de esos bichos engorrosos y malolientes? ¡No! ¡Me negaba! ¿Es que no había nadie que me pudiese echar una mano?

-Mira… Esto… Me he perdido.

[Malfuin]

-Esto... ¡De acuerdo! ¡Nos vemos, Punzón!

¿¡Pero qué pokélitos...!? ¡Por su forma de hablar, en aquel sitio consideraban a los humanos una bestia mitológica! Hablaba igual que alguna gente que conocía cuando se refería a los pokémon legendarios.

A decir verdad, me interesaba mucho el hecho de que alguien hubiera visto alguno en aquella ciénaga. Por otro lado, seguro que estaba llena de pokémon de tipo fantasma, y enfrentarme a ellos siendo un simple Nidoran sonaba a mala idea.

Necesitaba... no sé, refuerzos. Si quería investigar aquel sitio, no podía ir solo. Quizá encontrara ayuda en aquella ciudad, Bosquejada. Suspiré, agité las orejas en todas direcciones comprobando que estuviera totalmente solo y eché a caminar muy despacio en la dirección indicada.

[Zodiark]

—Uf, menos mal, creo que nos hemos librado de ellos —dije jadeando un poco mientras frenaba, aún me costaba un poco moverme con ese cuerpo—. Parece que eres de fiar, a diferencia de esos Machop. Yo me llamo Mako, ¿y tú? —me presenté, ahorrándome el detalle de mi pasada vida como humano, pues no creía que fuese muy buena idea ir contando esas cosas tan a la ligera por ahí.

Exploré los alrededores con la mirada, haciendo un pequeño esfuerzo debido a las limitaciones que suponía tener una concha rodeando mi cabeza, pero no vislumbré nada de interés, y no sabía si era muy seguro adentrarse más de la cuenta en el bosque.

Afiné un poco el oído... bueno, si es que los Shellder tenían oídos, y oí, además de sonido de pajarillos que rápidamente reconocí como Pidgeys, gritos en la lejanía. Algo confuso, miré al Pumpkaboo, y cuando estaba a punto de preguntarle si aquello era normal en aquel lugar, fui sobresaltado por el ruido de la maleza moviéndose, y vi algo, o más bien alguien, saliendo de ella y exclamando cosas que no comprendí, tras lo cual continuó alejándose, ignorando nuestra presencia.

—Un Joltik —pensé en voz alta al reconocerlo—. ¡Sigámosle! ¡A lo mejor nos lleva a algún sitio fuera de este bosque! —dije al Pumpkaboo, comenzando a dar saltitos lo más rápido que pude para avanzar en la dirección por la que se había marchado el Joltik.

[X_zone]

Después de una huida exitosa, el shelder me dijo su nombre, viendo que no responderle sería un apto de descortesía.

-Me llamo Luca-le dije al shelder, mientras que este estaba mirando los alrededores y de repente salio corriendo a por un joltik proponiendonos que lo sigamos para obtener información- ¿Qué?

Al ver que ya se había puesto en marcha y no quería separarme de alguien con dos dedos de frente tan pronto decidí seguirle sin ninguna protesta, aún sabiendo que podría ser temerario

[bobokukemon]

Lillia.
Un Diglett sale de debajo de la tierra y tras mirarte un momento, vuelve a ocultarse bajo el suelo. Unos momentos después, la puerta se abre.

Al otro lado se puede ver una enorme sala repleta de Pokémon que conversan animados. En la sala hay varios tablones y varios establecimientos. En el centro de la habitación hay un enorme pilar rodeado por una escalera de caracol y en cuya base hay un gran agujero.

Los Pokémon se concentran alrededor de los tablones o se sientan en una barra donde un Ambipom reparte bebidas y comida con ayuda de dos Aipom.

—Buenos días, señorita —dice un Roserade a tu lado—. Mi nombre es Tagetes y por lo que veo debe ser su primera visita, para que se abran las puertas solo tiene acercarse, el escuadrón de Diglett y Drillbur hacen todo el trabajo. ¿Me permitiría el honor de saber su nombre y el motivo por el que nos honra con su visita?

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Mako.
Luka.
Comenzáis a seguir a Joltik, pero va distanciándose de vosotros debido a su impresionante velocidad hasta perderse entre la maleza. Seguís la dirección a la que se dirige durante un rato hasta encontraros a dos Joltik junto a un Riolu.

—¡Ah, aquí está! —exclama emocionado el Riolu.

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???
Caminas un rato evitando cualquier peligro potencial hasta encontrar lo que parece ser Bosquejada. Hay algunas casas encima de los árboles pero las madrigueras y casas de madera son más abundantes.

La ciudad está muy animada y hay gente yendo y viniendo por todas partes. De esa gente, la mayoría se concentra en el mercado y en el gran edificio circular que se encuentra a tu lado. Desde tu posición no solo puedes ver la gran puerta de madera, sino también unas escaleras que llegan a la parte más alta.

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Nicolás.
—¿Eh? ¿Eh?

Riolu se queda quieto en el lugar durante unos momentos antes de caer de rodillas al suelo.

—¡He arriesgado mi vida para nada! ¡Maldita sea, he sido aplastado por alguien al que a nadie importa! ¡Menuda basura! ¡¿Sabes qué?! ¡Me rindo, abandono! Por mí como si se cae por un precipicio —exclama desesperado, con lágrimas en los ojos.

En ese momento, un Joltik aparece colgado de su propio Disparo Demora como si de una liana se tratara.

—¡Ah!

—¡Ah, aquí está! —exclama emocionado el Riolu.

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???
—¿Perdido? En ese caso podríamos ir a mi casa, quizás. No sé de dónde vienes así que es mejor así. Tengo un gran mapamundi, así deberías ser capaz de orientarte.

Dicho esto se acerca a un árbol y, tras una patada, revela una entrada secreta. La habitación subterránea que muestra está repleta de cosas, tanto comida como artilugios extraños. No hay ningún orden establecido, todo está desperdigado por el lugar. Lo único que parece bien cuidado es una pequeña esfera que se encuentra en una mesa en el centro de la habitación.

—Dame un momento, en seguida estoy contigo. No he tenido tiempo de ordenar, qué vergüenza. —dice mientras rebusca entre sus cosas.

[Drail]

Un mapamundi no me serviría de nada si no sabía dónde estaba, pero, ¿tenía algún sitio mejor dónde ir? No. Seguí a Venonat por entre los árboles mientras me espabilaba a duras penas para andar de cuatro patas. Debía parecer estar mareado, pero no era tan difícil… pero si extremadamente incómodo a cada paso que hacía. En esa forma todo parecía más grade, pero sobretodo lo más grande era el desorden que el bicho tenía en su madriguera. Bueno, ¿qué podía esperar? Los pokémon salvajes no deben ser ni muy pulcros ni muy ordenados.

-Con permiso – dije sarcásticamente entrando a ese agujero – Algo me dice que no debes pasarte mucho por aquí.

Venonat debía pasarse más tiempo siendo... salvaje. Mientras movía trastos buscando el mapa que había mencionado (creo) me puse a examinar con desconfianza otras cosas que había tiradas por ahí.

[Malfuin]

No sabía qué sería aquel edificio, pero tenía toda la pinta de ser un lugar público. Me alucinaba el hecho de que los pokémon hubieran construido una ciudad por su cuenta, pero ya me iba acostumbrando.

Comprobé que la puerta esté abierta y decidí llegar. Si alguien me preguntaba qué estaba haciendo allí, le explicaría lo básico de mi situación: estaba perdido y tenía interés en investigar la Ciénaga Fantasmal, pero no me atrevía a hacerlo solo.

[LightHelco]

—Ea, ea, ya verás cómo lo encuentras —le animé al Riolu dándole unas “palmaditas” en la espalda, claramente me había tenido que subir encima suyo —. Si tan necesitado estás de conseguir ese Joltik yo puedo ayudarte, ¡Soy el mayor experto de Pokémon Bicho de toda Teselia!

Levanté las patas al exclamar aquello, acción que hizo que me desenganchase del Riolu y cayera nuevamente al suelo de espaldas. Lo bueno es que estando así pude ver llegar un Joltik a nuestra zona balanceándose de árbol en árbol con su Disparo Demora.

—Mira, un Joltik superhéroe —señalé con una de mis patas a los arboles intentando incorporarme.

Aquello le tuvo que hacer bastante ilusión al zorrito, porque dejó de llorar en el momento en que la otra arañita aterrizó. Correteé hasta el otro Joltik y con un salto le saludé, la verdad es que el truco del Disparo Demora me había encantado.

—¡Hola! ¿Eres Joltik, verdad? ¿Cómo has hecho eso de balancearte por las ramas? ¿Me enseñas? ¡Venga! ¡Venga! ¡Venga!

Acompañaba mis palabras con saltitos llenos de emoción, no sé si era más por el hecho de que los Joltiks me encantaban o el convertirme en el nuevo Spinarak-Man.

[X_zone]

Después de seguir a ese Joltik nos encontramos a otro Joltik y a un Riolu, por un momento desee que no pasara lo mismo que la última vez que nos encontramos a 2 pokemon iguales , aunque la actitud de uno de ellos no me dio esa impresión
-Don Mako supongo que querrás ir hacia ellos ¿No?- Dije despreocupado- Creo que este lugar tiene un horrible caso de "Gemelitis"

Después de que me respondiera, fui a por ellos y me dirigí dudoso , podrían ser un cebo y cuando aparezcamos dar la señal para una emboscada, pero quise olvidarme de eso por un momento, solo quería saber donde estaba....

-Buenas señores- Dije mirando a los alrededores fijandome por si fuera una emboscada- Estoy un poco perdido por los alrededores y me gustaría solicitar alguna ayuda.... si no es ninguna molestia claro esta.

No tenia ni idea de lo que estaba haciendo, creó que debería haber dejado que hablara primero Mako....