@Matías (250%)
-¡Por supuesto! Mi conocimiento es impagable, y además...
-Voy a estar vigilándote, así que no hagas nada estúpido -dice Lillymon antes de dejar de aplaudir. Su sonrisa no maquilla demasiado bien la amenaza en su tono de voz. Palmon se encoge visiblemente, pero trata de disimularlo.
-Y además deberíamos darnos prisa, tal y como dices. ¡E-espero que podáis seguirme el paso!
Palmon se adelante a paso ligero. Le falta poco para salir corriendo. Konpaku te pega un codazo.
-Primero Hawkmon, ahora este impresentable. No le cojas el gusto a esto de confiar en antiguos enemigos. La ley de la probabilidad dicta que en algún momento nos saldrá el tiro por la culata -entonces se gira en dirección a los Palmon y Tanemon que aún os miran con curiosidad-. No salgáis todos aquí en cascada, ¿de acuerdo? Haced algo de ruido, poned música y bebed algo. Si alguien viene y os pregunta qué hacéis o por qué os habéis metido todos aquí al mismo tiempo, alegad que estáis preparando una fiesta o algo así. Eso es lo mejor que podéis hacer si queréis ayudarnos, ¿de acuerdo?
Nadie es capaz de contradecir a Lillymon. Asienten y empiezan a limpiar un poco el lugar para hacerlo más presentable.
-Con eso deberíamos tener vía libre un rato incluso si alguien se pasa a cuestionar a todos estos ciudadanos. Venga, démonos prisa.
Lillymon toma la delantera y ambos salís del bar. Palmon no os ha esperado, pero todavía está lo bastante cerca como para poder seguirlo. Traza una ruta directa pero bastante extraña, yendo en zig zag y de portal en portal. Encontráis varios establecimientos curiosos que no os importaría visitar de no estar en plena misión de infiltración.
-Es impresionante que no hayáis saltado ninguna alarma. -Murmura Palmon-. A los que viven aquí les dieron un plano para evitar las zonas calientes, pero vosotros no deberíais saber nada. ¿Acaso algún Tanemon se ha escapado y le ha soplado a la Resistencia lo que sabe? ¿Cómo sabíais que la calle residencial vieja no era peligrosa?
-Oh, no, nada de eso. Matías tiene la suerte del quebrado, eso es todo -Konpaku guiña un ojo.
Palmon os acerca cada vez más a la puerta principal... pero entonces gira a la derecha y os hace rodear un buen trecho del muro que os separa de la fortaleza.
-Mantened la cabeza baja y pegaos a la pared u os verán los vigías. Ya podrías ser menos... colorido -se mofa Palmon echándole una mirada llena de desdén al digimon hada, aunque se nota un deje de envidia en su voz-. Aquí, justo aquí. No tenemos ningún mecanismo estúpido para abrir desde fuera una salida de emergencia, pero sí que tenemos esto. ¡Hiedra Venenosa!
Vuestro guía utiliza las lianas extendidas de sus manos para empezar a escarbar la tierra desgastada a vuestros pies. Pasa un minuto, luego cinco, diez... Palmon empieza a sudar. El olor que emite es asqueroso, como de huevos podridos.
-E-eh... Y-ya casi está...
Pero no parece que vaya a estar pronto.
@Luke (125%) @Tris (210%) @Alice (-25%) @Alan (100%)
Dianamon te mira con el ceño fruncido, Luke. Intercambia una mirada con Penguinmon, que suspira y junta sus alas, y luego te vuelve a mirar a ti.
-Matis está bien. O al menos, su dispositivo lo está. Vosotros, como ya he explicado, vais a ir a sacarle del lío en que se ha metido. Cuando los tres del Nido regresen los mandaremos junto a nuestro ejército para así asegurar la victoria. Si os retienen, haced todo lo posible por sobrevivir hasta nuestra intervención. ¿Queda claro ahora?
-Pero, ¿qué...?
Coges a Alan de la camisa y casi le levantas del suelo, Alice. Él mantiene sus ojos fijos en los tuyos en todo momento, al principio confuso, pero luego desafiante. Ves a Sunflowmon preparándose para golpearte, pero el niño rubio lo impide a tiempo zafándose de ti de un empujón.
-Yo también seré franco. No tengo ningún problema contigo... Pero si te sigues comportando como una niña esas heridas de las que hablas no será lo peor que te llevarás en este mundo -musita con el ceño fruncido-. No sé qué ha pasado, pero puedo ver que tu compañero es un bebé. Esta misión que vamos a cumplir... -le brillan los ojos durante un instante-. Nos han elegido para hacer algo bueno, para ser héroes, y no lo conseguiremos si lo hacemos solos. Si no has aprendido eso en el tiempo que has estado sola y le ha pasado lo que sea que le haya pasado a tu Gazimon, no seré yo quien te lo enseñe. Pero lo que te pase será por tu culpa y de nadie más.
Alan te da la espalda y se monta en su Sunflowmon.
-Los cadáveres tienen más posibilidades de ser utilizados como escudos de carne que los heridos, Alice. Pero tranquila, haré todo lo posible para que eso no nos pase a ninguno. ¿Puedes decir tú lo mismo? -Niño y Digimon os miran por encima del hombro. Luego Alan sonríe en dirección a Tris-. Gracias por la ayuda, pero no dejaré que me siga avasallando, así que puedes estar tranquila. Y tienes razón, es hora de dejar de discutir y trabajar juntos. Partamos: ¡ese chico nos necesita!
Dianamon os pide vuestros dispositivos digitales antes de que os vayáis. Al cabo de unos minutos vuelve y tenéis instalado un mapa sencillo de los alrededores e instrucciones para llegar seguros a la Ciudad de los Tanemon. Está relativamente cerca de Internalia, al noroeste, y lo único que separa ambas ciudades son inmensas praderas.
-Si alguno de vosotros puede digievolucionar a algo rápido o que vuele, que lo haga ahora. Necesitáis ir tan rápido como podáis, por vuestro amigo. Y otra cosa... Si ocurre lo peor y os tenéis que enfrentar a Persiamon, no os confiéis -la expresión de Dianamon se torna sombría-. Es cierto que por si sola no es más que un digimon de nivel Perfecto, pero... No tendríamos problemas para deshacernos de ella si simplemente tuviéramos que derrotarla en combate singular, ¿no os parece? Tiene muchos ases en la manga. Preparaos para lo inesperado.
Mientras salís de las instalaciones de la Resistencia, Hawkmon responde a tus preguntas algo incómodo, Tris.
-Yo, eh... Bueno, ya sabes lo que dicen. Los ganadores escriben la historia y todo lo demás. Yo, eh, sólo quería... algo de comer en mi plato -aparta la mirada y se rasca con el ala-. Peleé con otros humanos y me vencieron. Si hubiera vuelto con Persiamon tras esa derrota, no sé que habría hecho conmigo. Los, uh, “buenos” al menos me darían una oportunidad para redimirme, supuse. Por eso me fui con Matías. Y así ha sido. Así que aquí estoy. Y tal. -Llegáis al exterior. El olor y bochorno de Internalia os golpea como una bofetada. El bullicio es muy diferente a la urgencia educada de los trabajadores de Persiamon, más salvaje-. E-en fin, ¿quién conduce?
@Jeremy (200%)
Norizuna rueda por el suelo, dejando una estela de polvo a su paso; pero en cuanto comprende lo que está ocurriendo, clava las cintas en el suelo y se las arregla para pivotar y colocar las patas sobre la tierra. Aterriza de pie, pero al instante tiene que saltar para evitar la acometida de los Ekakimon que le han seguido. Los extraños Digimon, con forma de lápiz, tienen expresiones inquietantes y lucen los elementos hielo y agua en sus puntas. En la distancia, Gaogamon te ve, Jeremy, siendo maltratado por WereGarurumon. Te mueves, pero parece que te está obligando a hacer algo. Gaogamon sabe que tiene que acudir junto a ti cuanto antes. Pero primero...
Sabe que los Ekakimon no caerán dos veces en la misma trampa. Norizuna hace un amago de atrapar al Ekakimon de agua con las cintas, pero entonces gira la testa y atrapa al de hielo con una dentellada, aplastándole los brazos. Ladea la cabeza; empuñar un cuchillo con los dientes no es tarea sencilla, pero va a tener que hacer algo parecido. Clava la vista en el Digimon restante y utiliza la punta del Ekakimon capturado para congelar en el aire un ataque de agua.
No contento con eso, emplea la punta de hielo para chocarla contra la de agua, congelando el poder de agua del Ekakimon acuático y provocando que las cabezas de ambos queden unidas, como si fueran siameses. Abre la boca, salta hacia atrás y descarga su ataque contra ambos enemigos:
—¡GOLPE ESPIRAL! —brama, y el violento vendaval convierte en astillas a los enemigos restantes.
WereGarurumon te observa con escepticismo. Has obedecido al instnate su orden, con los ojos vacíos, sin expresión alguna. Te pregunta si eres consciente de que la herida en tu pecho debería haberte matado, pero no contestas. Acerca su hocico a tu cara y notas su aliento, cálido y maloliente, golpearte las fosas nasales con la fuerza de veinte cachetadas. Primero parece curioso, pero enseguida notas la indignación en su voz cuando te gruñe en la oreja. Funciona, funciona. Ves por el rabillo del ojo a Gaogamon, victorioso, acercarse a vuestro enemigo por la espalda. Escribe, escribe.
Escribe...
La hoja desaparece de delante de tus ojos. Tu lápiz se encuentra con una nueva página en blanco. Ojiplático, alzas la vista. WereGarurumon se ha cansado de mirarte por encima del hombro para saber qué estabas escribiendo y ha decidido arrancar la hoja. Entonces se ríe.
Se ríe con mucha fuerza.
Se coloca de lado, extiende el brazo y agarra los lazos de Gaogamon al vuelo justo cuando estaba a punto de realizar la estrategia que tan bien habías explicado en el texto en que estabas inmerso escribiendo. Entonces lo levanta sin esfuerzo alguno y estampa el cuerpo del perro contra tu cuerpo, aplastándote. Sueltas tanto el libro como el lápiz, el impacto incapacitando totalmente tu cuerpo. No duele, pero tu cerebro te informa de que debería dolerte. Y no te permite moverte.
-¡JA, JA, JA, JA, JA, JA! -el verdadero autor de esta obra continua con su risotada-. ¡¿DE VERDAD PENSABAS QUE HACERME CASO ERA LO ÚNICO QUE TENÍAS QUE HACER?! ¡¿QUE ESTA ERA TU HISTORIA?! ILUSO. NIÑATO REPELENTE. PUSE EL CEBO FRENTE A TI Y NO PUDISTE RESISTIR, ¿VERDAD? TENÍAS QUE HACERLO A TU MANERA. ¡TENÍAS QUE CORREGIRME! -de una zancada se coloca junto a vosotros. Aparta a Gaogamon de encima tuyo con delicadeza y te susurra en el oído-. Este no es tu examen. ¿Lo has olvidado? Pero si lo fuera... ya lo habrías suspendido.
Te coge del cuello y te levanta en el aire. Gaogamon se queda en el suelo. El Ekakimon manchado de sangre yace inerte junto a él, al igual que el libro en el que estabas escribiendo tu propia versión de la batalla segundos atrás. Puedes ver como las lágrimas brotan de sus ojos como cascadas mientras WereGarurumon materializa una pluma estilográfica del tamaño de una espada. Al mismo tiempo, cientos y cientos de Ekakimon empiezan a emerger de la distancia y a avanzar en vuestra dirección.
-No lo entiendo... No lo entiendo... -solloza Norizuna-. Yo... Yo lo estaba leyendo... No sé cómo, pero cada palabra que escribías aparecía también en mi mente. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué no ha funcionado? Estaba siguiéndolo al pie de la letra... Remy... Remy... -Aúlla-. Remy, ¡¿qué nos falta...?! Tengo que ganar.
Norizuna escribió:Tengo que ganar
Jeremy escribió:Gaogamon tenía que ganar
@Adair (200%)
-¡S-sí!
Witchmon aparta de una ráfaga de viento las piernas y se prepara para disparar al torso de MagnaAngemon, pero la parte inferior de vuestro enemigo se recupera antes de lo esperado y desvía el agua pegándole una patada al brazo de Seraphiel, haciéndole fallar. Acto seguido le golpea en la mejilla y lo tira al suelo, pisándole la cara para evitar que se levante. La otra parte del ángel continua reuniendo energía. Parece que ahora es un dos contra uno...
-¡Adair...! -escuchas la voz apagada de tu compañero, obstruida por la bota de MagnaAngemon-. Tú... eres... el rey...