Vamos a jugar a... -Foro-

-Qué suerte que no esté tu madre en casa, ¿no? -comenté, caminando tras ella hacia su habitación.
Cuando hubimos llegado, vi que se trataba de un cuarto bastante acogedor, con un pequeño sillón al lado de la mesa de un ordenador en el que Evangeline comenzó a trastear tan pronto como hubo atravesado la puerta. Me adueñé rápidamente de aquél sofá, desde el que podía curiosear lo que hacía la dueña de mi libro sin ningún problema.
Empezaba a tener calor...
-Ehm... oye, E-Evangeline, me voy a quitar algo de ropa, ¿vale? -dije, no muy convencido- N-no te rías.
Me saqué el gorro, la bufanda y el abrigo y los coloqué sobre el respaldo del asiento. A este último tendría que hacerle algún que otro zurcido, ya que estaba un poco rasgado por los ataques que había recibido de Romeo. Así, tras quedarme con una ropa más acorde al interior de una casa, dejé a la vista las partes de mi cuerpo que solían espantar a la mayoría de la gente.

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Me quedé callado unos momentos.
-¿Ha-hay algún problema?

mientras trasteava, giré la cabeza, mirando a floyd.
-¡ostia!-grité del susto, sin pensar-...como mola, ¿que es lo de dentro, agua?
me levante y le obserbé detenidamente, sonriendo a cada tanto.
-sip, definitibamente mola mucho.

no se como explicarlo yo tampoco lo entiendo mucho pero lo siento pagare todo los desperfectos,podrias canviarme de habitacion porfavor tambien me gustaria poder dormir

-¿Q-que mola?
Me esperaba su primer susto, pero no su posterior reacción. La gente solía mirarme muy, muy mal cuando veía cómo era, o simplemente se reían de mí... por eso tenía que ir tapado a todas partes. Pero parecía que a Evangeline no le importaba.
-S-sí, bueno... -musité, colorado- ¡Claro que mola! ¡Yo molo! Pero no te sabría explicar lo que es... supongo que es algo así como mi sangre.
Me quedé un momento con la mirada perdida, pensando en cómo definir la sustancia que recorría mi interior, pero no encontré las palabras. Decidí añadir una última cosa.
-Aún así, no te preocupes, cuando salgamos de casa me pondré mi ropa de siempre... Oye, ¿tienes aguja e hilo? Tengo que zurcir la gabardina...

-claro! aguja e hilo...
fuí a mi armario y de uno de los cajones de encima del perchero saque una caja verde pintada con flores en azul, echas con una plantilla.
-es la "caja de los hilos"-dije, colocandola sobre la cama- encontraras de todo aí.
despues, volvi a enfrascarme en el ordenador. me puse a vuscar leyendas, historias o textos que hablaran de mamodos y cosas asi. Sentia curiosidad.
mientras escribia, le hiba preguntando cosas:
-¿todos vais al mundo humano o solo unos cuantos?-dije en un dramatizado tono de abogado-¿teneis un limite de echizos? o ¿un limite al lanzar echizos?
me di la vuelta y apolle mi barbilla en la silla, esperando sus respuestas mirandole fijamente con una imensa curiosidad.

-Una pregunta, mañana iremos a tu casa, no? Si vas a ser mi humana no quiero dormir en la calle - dije a mi compañera mientras pedia otra habitación

Cuando Evangeline me hizo todas aquellas preguntas, con aquel tono tan inquisitivo, decidí seguirle el juego actuando como el testigo de un juicio. Me senté y, con la mirada más serie que pude, respondí a su interrogatorio.
-No, no venimos todos, señora Evangeline -empecé-. Sólo... ¡sólo entran los mejores!
Hice una pose apuntando con el índice hacia arriba y tropecé en el sofá, cayéndome al suelo y fastidiando el pequeño teatro. Al recuperar la compostura, un tanto avergonzado, seguí hablando con un tono más normal esta vez.
-Ay... ejem, b-bueno -continué-. Los mejores ciento cincuenta esta vez, vaya. La lucha se celebra cada mil años y suelen ser enviados cien mamodo cada vez, no sé por qué habrá cambiado... Ah, y por lo que tengo entendido... los hechizos comienzan a resultar legibles para el poseedor del libro a lo largo del tiempo, aunque no estoy seguro de cómo ocurre... y en cuanto al límite tampoco sabría decirte. Hmm...
Me di cuenta de lo poco que sabía sobre mis poderes, pero supuse que mientras me quedase con Evangeline acabaría descubriendo cosas tarde o temprano. Me senté y comencé a hilvanar las rasgaduras del abrigo, dejando a la chica con sus cibernéticos menesteres.

si no te precupes, mañana me toca volver a mi casa es que estava aqui pasando las vacaciones pero ya se acavo

Bueno,Laúd,hora de ir a mi habitación.Es un cuarto no demasiado grande,con un escritorio con un ordenador y una televisión,un armario y una cama.Y también tengo una ventana con vistas bastante buenas.Veamos si tengo lapiz y papel por aqui para que me expliques de que va todo esto...

-Mundo humano-
@Todos.
Antes de que podáis hacer nada un embriagador olor hace que os rindáis al sueño. Cuando abrís los ojos os encontráis en un espacio extraño junto a otros mamodos. Podéis contar a siete humanos y ocho mamodos, uno de ellos está en medio de la estancia y medio dormido.

- ... ¿Eh? Ho...la... Supongo que sin querer... habéis entrado en mi... zzz... ¿Qué? Ah sí, en mi sueño... No os preocupéis... en un momento os saco...- dice con voz adormilada.

El mamodo comienza a concentrarse pero en vez de sacaros de ese mundo la estancia comienza a oscurecerse.

- Oh... qué contrariedad... Parece que estamos ence... encerrados en una pesadilla... No os podré sacar hasta que luchemos contra el... zzz.

Un mamodo con un casco de minero demasiado grande para su cabeza interviene e intenta sonsacarle información al dormilón.

- ¡Hey, contra quié' tenemo' que luchá'! ¡No te quede' dormío! ¡Dínosl...!

Antes de que termine la frase un gran agujero se abre bajo vuestros pies.


@Shayuri, @Telos, @Avina.
Caeis en una zona frondosa en la que el suelo son... ¿nubes de gominola?

De lejos podéis ver un portal de color negro que quizás sea la salida.


@Renji, @Razenoku, @Floyd, @Vlad.
Un coral que extrañamente es blando amortigua la caida. Estáis bajo el agua pero podéis respirar, al igual que unos hombres de negro que os disparan con rifles.

A unos metros creéis ver un portal de color negro dentro de una ostra gigante que se abre y se cierra intermitentemente.


@Evangeline, @Laúd, @Aziroe.
El agujero os absorbe pero en unos segundos os escupe junto a un mamodo anciano con un bastón de madera.

- Ay... Mi espalda... Yo no estoy para estos trotes.

El mamodo durmiente comienza a convulsionarse y detrás de él aparece un coloso monstruoso. El gigante agarra al pequeño demonio y se lo traga.

- Yo soy el destructor de las sombras. El sueño maldito que atormenta a todo cuanto quiere. Yo soy Nightmare.

El ser comienza comienza a desplazarse hacia vosotros con etereos pies y una sonrisa siniestra en la cara.