Vamos a jugar a... -Foro-

Tras terminar con todo en la torre del Empresario, reanudamos la marcha hacia el oeste hasta llegar a la nueva zona. El nuevo lugar resultó ser una amplia llanura con zonas de hierba y varios Digimon con forma de dinosaurio pastando por el lugar, a un lado podía verse un puente de piedra con un guarda dormido custodiándolo.

Aunque lo más llamativo fueron un montón de Digimon con forma de cachorros de león corriendo asustados de un hombre pájaro vestido con ropas moradas. Un rápido vistazo a la RH me dijo que aquel Digimon era Karatenmon, el tipo que había atacado a Deputymon.

—Tenemos que ayudar a esos cachorros —señalé hacia la huidiza manada sacando uno de los bizcochos sobrantes —. Hubiese preferido dejarlo para un momento de más emergencia, pero creo que vamos a necesitarlo, Ilargi —le pasé el dulce a mi compañera esperando que se lo comiera —. Intentemos bajarle el nivel a Principiante, si es verdad lo que dijo Deputymon de que es un siervo de Lilithmon, quizá sepa donde se encuentra el código que buscamos.

Hemos encontrado al susodicho mucho antes de lo que me esperaba, Lira ya se preparaba para luchar asi que yo no puedo ser menos.

- Toku, es el momento de demostrarle quien eres ahora a ese siervo de Lilithmon, ¡La fuerza de tu nuevo nombre! - le dije mientras pulsaba el boton del RH

- Si somos rapidos no podra llamar refuerzos ni nada.

No podíamos hacer nada por el digimon herido, por lo que no nos quedó otra que marcharnos de allí sin hacer nada. No podía evitar sentirme algo mal por no haber podido ayudarle, pero quedarnos tampoco solucionaría el problema. Pensé en llevarlo también al planetario cuándo consiguiéramos el código de la zona siguiente. Tal vez Wizardmon y Witchmon supieran alguna clase de hechizo curativo...

La siguiente zona parecía un sitio bastante agradable, pero en seguida me fijé en unos digimon con forma de cachorro de león huyendo de otro con cabeza de cuervo. Lira y Rudy no se lo pensaron dos veces antes de atacar al perseguidor, y yo también quería ayudar a los pobres Liollmon, de manera que le di a Trydan la bolsa de patatas fritas y tuviera energía suficiente para evolucionar.

-Tenemos que ayudar a esos digimon. Intenta llamar la atención del Karatenmon para que deje de perseguirles, pero ten mucho cuidado. Parece muy fuerte-le dije a Trydan.

No tardé mucho en saber en qué dirección NO ir y, aunque me pareció extraño que los nombrados se fuesen juntos, no dije nada. En parte era mejor para mí porque así no tendría que andar a la greña con ninguno, ni con Tomi ni con Mafy, por lo sucedido en la noche anterior. Continué escuchando las palabras del cientificucho y asentí: tenía que ir al oeste. Parecía que iba a tener otra aventura en el territorio de la jefaza desagradable que aún no había visto.

-Creo que antes será mejor correr para llegar hasta lo demás, ya te preguntaré algunas cosas a la vuelta, gracias - dije antes de darme la vuelta y dirigirme hacia Guil - Te hecho una carrera hasta llegar a la primera zona del oeste

Después de hablar, salí disparada hacia el lugar mencionado, al menos podía divertirme un rato echando una carrerita. Una vez llegamos a nuestro destino cruzamos la zona y pudimos ver a un montón de mini-digimon con casco y cola; raro y mono a la vez. Los miré un segundo con el ceño fruncido, no recordaba haber visto tantos... de hecho ni siquiera estaba segura de haberlos visto antes.

-¿Pasa algo? -pregunté en voz alta mientras continuaba avanzando hacia la siguiente zona. El único código que quedaba era el de la zona por donde antes habíamos salido, donde estaba la ilusión, así que me dirigía hacia allí - ¿Vamos a la siguiente zona para llegar hasta los demás o miramos qué pasa en esta, Guil?

@Suzu[III], Nenti[III]:

-Sé que no debemos buscarnos problemas -murmuró Zach a Suzu- pero este tipo me saca de mis casillas... Y si dejas que se tome muchas confianzas puede acabar creyéndose con derecho a atacarte.

-No le des muchas vueltas al asunto, chico -aconsejó Horus a Nenti, por su lado-. A veces las puertas se abren y a veces no. Pero normalmente, no.

Decidisteis caminar hasta el faro y tardasteis unos cinco minutos en alcanzarlo. Era bastante alto y tenía varias ventanas. Al principio no había nadie a la vista, pero pronto la puerta se abrió y salieron tres Digimon con enormes espadas. Comprobasteis que eran Dinohyumon con el RH, pero aun así resultaban bastante distintos a los del dibujo, porque llevaban enormes abrigos y grandes botas moradas y peludas (aunque las puntas de las garras les sobresalían).

Corrieron hacia vosotros, pero sin desenfundar las armas, y se detuvieron a una distancia prudente.

-¿Sodes seres humanos? -preguntó uno de ellos-. ¿Qué les trae para la Costa da la Brisa Gelada?

@Senetyl[ I ], Rudy[ I ], Lira[II ]:

-¡Allá voy! -Toku fue el primero en lanzarse-. ¡DoKunemon superdigievoluciona en... JewelBeemon!

Practicamente se teletransportó frente a Karatenmon y detuvo ambas espadas con su lanza. El Karetenmon retrocedió en el aire, sorprendido.

-¿Qué ocurre? -preguntó Toku, detrás de él, y le asestó un lanzazo-. ¿No te gusta pelear cuando el oponente es de tu tamaño? -Karatenmon chilló y se elevó en el aire, pero aun así recibió una buena herida en la pierna. Antes de que pudiera ascender mucho, recibió un disparo de Lekismon, que si bien no le hizo demasiado daño, le distrajo y le hizo descender. Trydan, que se había convertido en Flarerizamon, aprovechó para saltar y lanzarle un arañazo de fuego que le prendió las ropas.

Karetenmon trató de responder al ataque de Trydan con sus armas, pero Toku volvió a interceptar el golpe con su lanza y le clavó una garra en el pecho. Karatenmon volvió a retroceder y observó a los tres atacantes. Parecía muy dañado. Levantó ambas espadas en pose defensiva y una luz extraña brilló en sus ojos.

-¡Vencerme no os salvará, estúpidos! -advirtió-. Lilithmon os destruirá a cada uno de vosotros. ¡Dad media vuelta y huid mientras podáis!

@Kiara[ ]

-Será mejor que echemos un vistazo -dijo Guil, pensativo-. Podemos ocuparnos de lo que sea que ocurre.

Los bebés os guiaron a la torre del centro de la zona. Allí, no tardasteis en encontrar a un Deputymon bastante deteriorado, que se levantó y agarró a Kiara por los hombros en cuanto ella se acercó.

-¡Salvadme! -exclamó el Digimon.

-¡Eh! ¡Eh! ¡Suéltala! -exclamó Guilmon, alarmado dado que el cañón del pecho había quedado apuntando a la cara de la chica. Aun así, roto como estaba, no resultaba muy amenazante.

-¡Por favor! -el Digimon agarrón con ambas manos la zarpa de Guil-. ¡No quiero morir! ¡No quiero!

-Yo... Yo no puedo... -Guil te miró con impotencia-. No quiero dejarle así. Tiene que haber algo. Algo... Algo...

-¿No puedes curarme? -preguntó Deputymon, desesperado.

-¡Claro que sí! -exclamó Guil, empujándole con las zarpas para obligarle a tumbarse-. ¡Sólo tengo que...! ¡Que...! ¡Que...! ¡...Digievolucionar! ¡Guilmon digievoluciona en...!



-¡...AIRDRAMON! ¡VENDAVAL CURATIVO!

Guilmon se transformó en una gran serpiente alada y comenzó a agitar las alas con fuerza. Los Kapurimon eran arrastrados por el fuerte viento que levantaba, y rebotaban contra las paredes riéndose a carcajadas. El aire estaba cargado de chispas de color verde brillante, que regeneraban el metal del Digimon malherido y hacían desaparecer la sangre de su ropa. Pero el proceso era lento, y oíste jadear a Guil mientras se esforzaba por seguir aleteando. Se estaba agotando rápidamente.

Intercambie una mirada con el resto del grupo. No parecía que corriéramos peligro con esos tipos, eran ellos los que se ponían a la defensiva y no nosotros.

-Buscamos el código de la zona para echarle un vistazo – respondí tranquila, respetando la distancia que había entre ambos grupos -. Acabamos de llegar a esta zona y hemos pensado en empezar a buscar por aquí. ¿Nos sabríais decir dónde lo podríamos encontrar por favor?

Al contrario de lo que esperaba, el faro no estaba abandonado, de su interior salieron lo que según el RH eran una especie de tortugas ninja sin caparazón. Al menos no parecían particularmente hostiles, solo precavidos.
-Y si mientras nos lo contáis todo nos dejáis pasar, mejor, que hace un frío de mil demonios. Y como veis no vamos tan abrigaditos como vosotros.

@Suzu[III], Nenti[III]:

Los Digimon se miraron entre ellos. Uno de ellos miró nervioso a los otros dos y les habló en voz baja. Después de que ellos le respondieran, se aclaró la garganta.

-Es certo, estamos en un lugar muy frígido -concedió Dinohyumon-. Por favor, seguidnos.

Entraron en el faro y les seguisteis al interior.

-¿Seguro que esto es buena idea? -preguntó Horus-. Podríamos haber hablado fuera.

El interior del faro era cálido y acogedor. Había grandes muebles de madera y un cálido fuego en el centro que no parecía generar humo. Visteis a otros Dinohyumon por allí, la mayoría descansando u observándoos. Tuvisteis que subir por una escalera de caracol que llevaba a otra habitación, con grandes puertas de madera.

-Nosotros non podemos daros el código -dijo Dinohyumon-. Hablad con nostro señor, él decidirá si mostrároslo. Pero procurad non ser groseros, porque su humor puede resultar un tanto... impredecible.

Abrieron las grandes puertas y visteis una gran habitación redonda con las paredes llenas de antorchas que irradiaban un calor fuera de lo normal. En el centro de la habitación había una montaña de cojines, de montones de colores y decorados con dibujos de todo tipo (incluso uno con dibujos infantiles de coches y otro adornado con la silueta de la cabeza de Mickey). En el techo había un gran agujero por el que se colaban ráfagas de nieve de vez en cuando, y por donde podíais ver un trozo de la lente apagada. En un rincón de la habitación, había un mueble-bar lleno de aperitivos y refrescos.

Sobre los cojines, una extraña criatura de color rosado, con marcas tribales rojas, melena y cola azul, y aspecto felino, yacía languidamente tendida. Tenía una doble hoz en la boca, que parecía mordisquear distraidamente, pero abrió las fauces al veros y cayó inofensivamente entre los cojines. Aun así, el ser no estaba desarmado, porque sus patas delanteras parecían ser gigantescas guadañas metálicas.

Un vistazo al RH os hizo saber que se trataba de Kyukimon.

-Los mozos me han dicho que estáis buscando el Código de esta zona -dijo en tono ronroneante-. Mi tarea es mantenerlo a salvo, especialmente en tiempos oscuros... y sin duda son oscuros lo que vivimos. ¿Qué haríais si una criatura totalmente extraña apareciera en vuestro mundo y os exigiera conocer los secretos de vuestra tecnología, el mapa del Genoma humano o el emplazamiento de vuestras armas más mortíferas? ¿Se lo entregaríais sin más?

Kyukimon cerró los ojos y se tendió panzarriba. Aunque se apoyó en cierto momento en los cojines sobre las patas traseras, de algún modo era tan cuidadoso que no cortó ni un solo hilo ni perforó ninguna tela.

-Sin embargo -continuó-, los humanos no sois totalmente extraños para nosotros. Soy consciente de que este mundo no podría existir sin el vuestro, del mismo modo que el vuestro no podría existir sin la casualidad cósmica de... -un sonido crujiente el interrumpió. Kyukimon abrió un ojo y clavó la vista en el mueble bar. Zach estaba sobre él, sosteniendo un bol de palomitas con una pata y comiéndolas a puñados con la otra.

-Sigue, sigue -animó Zach, agitando lánguidamente una tercera pata-. Es interesante lo que cuentas.

Kyukimon movió una pata y varios cojines salieron volando y se desperdigaron por toda la habitación. Vuestro anfitrión parecía irritado. Horus rió socarronamente, aunque habría sido necesario estar muy cerca de él para escucharle.

Pues no les costó mucho dejarnos pasar, fueron mas fáciles de convencer que los digimon de otros sitios en los que habíamos estado. A su líder desde luego le gustaba hablar, y aunque lo que decía no es que fuera interesante, no me servía de nada. Y cuando más entusiasmado estaba, justo va el insecto a joder la marrana. No creía que fuera posible ser tan estúpido... Va a tocar calmar al tipo este.
-Ruego le disculpe, por favor. Estos digimon apenas tienen unas semanas de vida, algunas de ellas las hemos pasado inconscientes, y el tiempo que hemos estado despiertos hemos peleado continuamente por nuestras vidas, no hemos tenido tiempo de enseñarles modales. Si pudiera ignorarlo y siguiera con lo que decía, por favor...

Me concentré en hacer que aquella cosa no nos decapitara a todos y esperé que Suzu se encargara de poner al insecto en su sitio.

-¡Z-Zach!

Los digimon de antes ya nos habían recomendado no irritar a Kyukimon, ¿por qué tenía que hacer esto justo ahora? Ese digimon definitivamente sabía algo importante sobre la relación entre ambos mundos que nosotros probablemente no sabíamos. Mientras Nenti hablaba con Kyukimon fui hacia el bar donde estaba mi compañero.

-¿S-se puede saber a qué viene esto? ¿Y… de dónde has sacado esas palomitas? Déjalas donde las has sacado; somos invitados aquí, es grosero coger cosas sin permiso.

Lo último que me apetecía era tratar a Zach como un niño pequeño después de todo lo que le debía, pero tenía que parar ese comportamiento antes que nos pusiera en problemas. Volví la mirada y vi la expresión de Kyukimon para solo conseguir ponerme nerviosa.

-Después hablaremos, pero ahora haz el favor de comportarte. Tenemos que dar ejemplo, ¿no crees?

Estaba avergonzada. No solo intentaba reñir a Zach, sino que estábamos metiendo en problemas a Nenti y Falcomon mientras quedábamos mal.

-¡Disculpadnos por favor…! – dije con una reverencia - Me haré cargo de lo que ha pasado, pero siga, por favor. Nos interesa la información que nos pueda dar, no conocíamos este mundo hasta que llegamos en él. Si desconfía de nosotros podemos explicarle para qué necesitamos el código – intenté ofrecer.