@Eón:
No viste a nadie durante tu salto, así que al llegar tras el humo, te quedaste con el brazo alzado, apuntando en una dirección indeterminada.
Entonces, de un contenedor vinieron unos disparos, unas bolas de fuego que te alcanzaron. Notaste un calor terrible mientras el daño se repartía por tu cuerpo, y te sentiste como si aquella forma no fuese a aguantar mucho más. Te pusiste a salvo tras otra caja, pues sentías que no aguantarías otro disparo más.
En ese momento viste a Cael correr saliendo del humo, tambaleándose, casi arrastrado por su espada más que otra cosa. Hizo una especie de baile mientras lanzaba un corte con forma de cruz contra el contenedor que te había disparado, rompiendo sus frágiles paredes en trozos y pareciendo golpear a quien había dentro. El portador del biometal naranja cayó de espaldas dentro del contenedor ahora abierto, y Cael se desplomó, demasiado aturdido y malherido como para continuar. Su espada salió volando, dando vueltas, hasta clavarse en una pared lejana.
@Nuler:
Los trenes pasaron, uno de ellos debajo de ti, y el enemigo saltó desde ese. Atravesó el anden a toda velocidad, mirando rápidamente a su alrededor, pero ya era tarde. Te habías lanzado siguiendo la estela luminosa de su guadaña y estabas justo a su espalda. Volvió la cabeza en el último instante, pero ya era tarde. Lanzaste un inevitable tajo con tus espadas y lo seccionaste en tres.
El reploide cayó al suelo, la guadaña apagada, convertida en una simple vara partida. Descubriste, ahora que podías verlo bien, que el enemigo tenía un cuerpo realmente frágil, aunque muy rápido y ligero, con piernas como resortes ideadas específicamente para saltar. Su casco recordaba vagamente a la gorra de un revisor de tren.
Las escaleras mecánicas volvieron a aparecer en su sitio. En la pared opuesta había una hilera de pantallas, algo así como cajeros automáticos. Una de las pantallas se encendió, emitiendo un chisporroteo.
GUARDIÁN DERROTADO.
De una ranura a la izquierda de la pantalla salió una tarjeta. La recogiste, era negra con una banda magnética, y tenía escrito en rojo "ARSENAL-Z". Aquello debía ser lo que buscabas.
Retomaste el camino de vuelta: los trenes se habían detenido, bloqueando las vías, no había nada más que hacer allí. Llegaste a la puerta y la encontraste cerrada. Recordaste la razón: el portador de otro biometal estaba cerca, quizá esperándote. Si gritabas a Interruptor que te abriera, probablemente también le pondrías en guardia, aunque no es que hubiera otra opción.
@Dos:
Purgaste tu cuerpo de metralla mientras arreglabas tu escondite: un contenedor que encontraste vacío y al que hiciste una especie de mirillas. Enseguida, viste al enemigo aterrizar junto a una columna de humo y lanzaste tu ataque: los disparos le alcanzaron, haciendo que su armadura pareciese parpadear, como a punto de deshacerse. Estaba en las últimas...
Y de la nada salió un tipo con una espada enorme que golpeó con fuerza la pared del contenedor tras el que te ocultabas. Por pura suerte, te alcanzó en un brazo, dañando uno de tus guanteletes, con el que no ibas a poder seguir disparando de momento. Así que la pared del contenedor quedó destrozada, el hombre que te había atacado se desmayó y su espada salió volando lejos, y tú quedaste tirada dentro del contenedor, con tu potencia de fuego disminuida, y a la vista del enemigo que te había atacado antes.
@Jural:
Avanzasteis así a través de aquellos extraños cables de cristal, que os elevaron a buena distancia de los edificios. Veíais cada vez más puentes de chatarra y algunas chabolas, hasta que alcanzasteis una especie de poblado en el tejado de un edificio enorme...
Sin previo aviso, un joven humano con brazos artificiales alzó una mano hacia vosotros y lanzó un rayo, que alcanzó a Ertz. El reploide cayó al agua. Tú también sentiste parte de la descarga que había debilitado a tu compañero, al parecer aquel extraño cristal del que colgabas era conductor, o quizá simplemente estaba húmedo.
Desde la posición en la que estabas podrías saltar y llegar junto al humano que te había disparado sin esfuerzo, y seguramente tomándole por sorpresa.