Vamos a jugar a... -Foro-

Desde luego el compañero de Rudy era muy inquieto, me hacía bastante gracia. Nezu sugirió una tercera solución al problema, que consistía en que fuéramos nosotros los que nos comiéramos a los digimon. Naturalmente estaba bromeando, así que reí, pero me miro con una cara que me hizo preguntar si debería habérmelo tomado como broma o no… Gizamon fue el que le contesto, calmando el “hambre de aventura” del chico. Al final “acordamos” que iríamos a por los Tanemon. Así se llamaban, en un momento mire cosas de ellos en el dispositivo digital y de paso consulte información sobre lo que habían sido antes. Me sorprendía que el aparato del señor Kenji funcionara tan bien, pero me sorprendía más aún la información que había sobre los digimon que nos encontrábamos. Apenas sabíamos nada de ellos aún, ¿qué cosas más eran capaces de hacer? Me tenía intrigada este mundo. Nezu y Gizamon se lanzaron bosque adentro. Me limpie el barro que Gizamon nos había salpicado al echar a rodar y mire a Rudy mientras empezaba a ir detrás de ellos. Él no debía estar de acuerdo con esa decisión, pero ahora no podíamos dejar solo a Nezu en ese sitio.

-Si la cosa se pone fea siempre podemos salir por patas, ¿no? – reí, mientras caía en que Rudy no debía de estar de humor - … ¡Vamos, chicos!

Inicie la marcha detrás del desaparecido, guiándome por las lúgubres luces de las farolas y suponiendo que Nezu no se habría salido del camino. Pensé en un parque y en cómo debería ser ese sitio sin la lluvia y de día. De vez en cuando buscaba a FanBeemon. Estaba miedosa de que de repente saliera algo de esa oscuridad fuera del camino, quería tenerlo cerca de mí. Dimos alcance a Nezu y llegamos a una estatua de un perro bastante grande. “¿Seguro que esto no es un parque?”, pensaba.

Íbamos a continuar. Hicimos una pausa en la estatua, y gracias a eso pudimos escuchar los Tanemon sin pasarnos de largo. Estaban cerca, pero no los podíamos ver. Tampoco nos hablaban a nosotros, estaban discutiendo entre ellos. De vez en cuando les acompañaba un sonido de animal tétrico que venía de debajo y hacía que retrocediera hacia FanBeemon y el resto. Nezu buscaba aún a los Tanemon, sin entender donde estaban.

-Están debajo de nosotros, bajo el suelo – le explique, con un hilo de voz - Podemos intentar hacerlos salir del suelo si les llamamos la atención. Quizás delatándoles que estamos aquí… Incluso diciéndoles que les traemos comida – aunque pensándolo mejor y recordando el ruido que no era de los Tanemon - … O quizás nos puede dejar en una situación peliaguda si saben que estamos aquí ahora que no los vemos. ¿Qué se os ocurre a vosotros?

//Offrol:

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Aquí tenéis a Suzu, para que os hagáis una idea de ella.

Al final resultó que la cara de pocos amigos de Goblimon era de nacimiento y en el fondo era un tipo majo. Aun así quise ser precavido, y esperé un momento a que volviera Kiara y les dije a ella y a Tomi y sus respectivos digimon de ir a un rincón para hablar en privado.
-Durante un momento he sospechado del tipo este, pero nos ha advertido que los Goblimon rojos van a atacarnos y que tendremos que luchar contra su amigo y, como suele decirse, quien avisa no es traidor. Yo creo que podemos fiarnos de él, y tampoco es que tengamos muchas mas opciones.

Después de eso me separé de ellos para hablar con Falcomon, mientras los otros se decidían si aceptaban la oferta de Goblimon o no.
-Ha dicho que hay mas Goblimon... lo cual, para mi, quiere decir que también puede haber mas Falcomon en algún lugar del Mundo Digital. ¿No preferirías tener algo que te diferencie de ellos? Un... ¿nombre? Sería muy engorroso llamarte si se diera el caso de que los encontramos. Se que crees que vamos a morir todos, pero yo no estoy de acuerdo, y voy a luchar para abrirme paso y si tu luchas a mi lado, estoy seguro que podremos partirle la cara a unos cuantos. Se que quizá no te gusto, pero lucha a mi lado, confía en mí y, cuando evoluciones, te daré un nombre. Ningún imbécil cualquiera puede contigo, seguro. Que, ¿te apuntas?

- Si queremos derrotar a su amo tendremos que bajar y darle una paliza al de los gruñidos.

Supongo que siendo plantas pueden ir bajo tierra y llegar hasta donde quieran, pero claro son plantas no gusanos, no, no tiene sentido y tampoco tiene el amo por que ser una planta, igual es un tiburon, aunque eso tampoco tiene sentido, aunque he empezado a oir las voces al llegar aqui. Deberia haber una entrada por aqui cerca.

- ¿Y si la estatua esta es la entrada? Igual hay que empujarla o algo.

Empece a empujarla mientras lo decia, sin pararme a pensar si eso iba o no a traernos problemas

Primera noticia que tenemos sobre ese lugar extraño y era mala: No había comida o al menos, no cerca. Ahogué un gruñido cuando me enteré de que no había nada que saquear, eso no era muy agradable, sobre todo para una ladronzuela como yo. Para más inri estábamos en una zona abandonada la cual, al parecer, era peligrosa. Cuando el digimon extraño pasó frente a mí, alcé mi propio bate por si acaso pero no me golpeó ni hizo nada por lo que seguí con mis conjeturas.

-Bonito razonamiento -comenté con un tono algo sarcástico cuando me respondió. Continué escuchando y comenté de vez en cuando, enterándome después de que sólo podríamos cumplir uno de los objetivos: conseguir el Código que nos serviría luego de mapa. A cambio, el goblimon solicitaba que le dejásemos acompañarnos a él y a otro.

Me marché a comprobar que no había nadie más y volví justo a tiempo para ver que el de segundo se las estaba dando de líder y había organizado una especie de reunión. Me enteré entonces de que teníamos que ir a buscar al chef del lugar y que había otros goblimon, los rojos, que eran peligrosos. Realmente me importaba poco el Código, prefería ir a buscar comida, pero quizás sería más sencillo si conseguíamos el mapa.

-Yo no me fiaría del todo así por las buenas... -opiné- pero bueno, démosle un voto de confianza -accedí a las palabras del chico- Por cierto, ¿quién te ha dicho que eres el "líder" del grupo?

Después, el chico se fue a hablar con su digimon y yo barajé por un momento las posibilidades. Una era decirle que no y marchar, otra era decirle que sí y meternos en la boca del lobo y la otra, quizás, sería hacer un plan más inteligente aprovechando las habilidades individuales de cada uno, como un buen equipo de ladrones. Sonreí por la idea aunque estaba convencida de que no me escucharían, el sabelotodo por... eso mismo, creer que lo sabe todo y el otro no estoy segura pero dudo que me vaya a hacer caso, sobre todo con esa forma de actuar y ganas de dárselas de líder.

-Guil, ¿Tú que opinas? -le dije a mi compañero rojo - Podemos jugárnosla a ir a saco o ponernos a hacer algo mínimamente inteligente -dije, aún dándole vueltas al asunto-De una forma u otra, confío en que me ayudes como si fueras un buena colega -Le dije con una sonrisa - Si nos organizamos bien, seremos un buen equipo ¿No crees? -le pregunté después con una sonrisa algo arrogante- Y en los equipos, en los buenos equipos conde hay colegas y amigos... no hay traiciones -recalqué con un tono algo misterioso, difícil de descifrar, antes de acercarme al ogro digital con el bate en la mano y apoyado en el hombro

Reconozco que esa última frase la dije con algo de rencor. Tenía mis motivos para sentirme así con el tema de las traiciones y eso me había vuelto alguien desconfiada, lo sé, pero no pienso cambiar y que me la vuelvan a jugar de nuevo. Nunca más me pasará como me pasó hace años... No. Nunca más

-¡Eh, Goblimon! -le dije al susodicho cuando me puse enfrente- Me trae sin cuidado lo que vayan a hacer ellos, pero por mí puedes contar con mi improvisado bate -le dice mostrándoselo sin soltarlo - Pero a cambio necesito que, si vas a venir con nosotros, nos ayudes y no sólo hagas de guía... Ten en cuenta que sólo soy una cría -dije, seleccionando con algo de cuidado mis palabras para influenciarle y que accediese a ello - Bueno, en definitiva... cuenta conmigo, todo sea por un poco de acción -dije finalmente antes de alejarme e inspeccionar el lugar una vez más, por si encontraba algo interesante como arma o que simplemente pareciese de utilidad, cosas así nunca vienen mal.

@Senetyl[II ], Lira[II ]:

Ilargi no estaba prestando atención a Lira, sino que seguía con la mirada el peluche con el que los Kapurimon jugaban, alejándose cada vez más y lanzándoselo unos a otros con bastante puntería.

-Eh... Me parece bien -dijo. Parecía algo desanimada-. Si hay algún problema, yo te defenderé. No tengo miedo.

-Yo también creo que es buena idea -respondió Trydan a Senetyl-. No es que tenga interés en cumplir las órdenes de esa horrible profesora, pero admito que nosotros también necesitamos comer, y han dado a entender que en esa torre hay comida.

-Pues yo no creo que sea prudente -manifestó Draco-. Es meterse en la guarida del lobo.

-No digas eso -Mafy pareció contrariado-. Tú eres un dragón, ¿no? Unos cuantos digimon de juguete no deberían parecerte una amenaza.

-Es fácil para ti decirlo, no tienes que luchar... -musitó Draco.

-Tú tampoco tienes que luchar si no quieres -Mafy se cruzó de brazos-. Yo voy a ir con ellos, aunque sin ti no seré de ayuda. Pero si quieres quedarte aquí es asunto tuyo.

-¡Muy bien! -Draco pareció enfadarse un poco-. ¡Haré lo que dices y me quedaré aquí!

Mafy gruñó y echó a caminar directamente hacia la torre, sin escuchar a nadie. Echaba rápidos vistazos a su espalda, como comprobando si realmente Dracomon le seguía o no, pero el Digimon no le había seguido de entre las ruinas. No os pareció prudente dejar que el muchacho fuera solo, y de todos modos ya habíais decidido echar un vistazo, así que le seguisteis.

El edificio era enorme. Las paredes de la planta baja estaban medio destrozadas y se veía el interior a través de grandes grietas. Los Hagurumon del interior también os vieron. Salieron flotando cuatro de ellos y se dirigieron hacia vosotros sin decir nada. Ilargi y Trydan se pusieron en guardia.

-Venimos en paz -trató de decir Mafy-. Sólo tenemos unas preguntas que...

Pasaron de él sin mirarle y comenzaron en flotar en círculos alrededor de Senetyl. Ante aquello, Elecmon clavó los furiosos ojos en los recién llegados y comenzó a cargar energía.

-¡Espera! -gritó Mafy, temiéndose lo peor-. Creo que hay una razón para su comportamiento. Diría que... Les gusta eso -señaló el colgante de Sen.

Pero sus palabras no bastaron para que Elecmon se calmara. Miraba a Senetyl de reojo, como pidiéndole permiso para atacar.

@Rudy[II ], Suzu[II ]:

Suzu preguntó qué se les ocurría a los demás, y Rudy replicó que seguramente había que empujar la estatua. Trató de hacerlo mientras lo decía, pero al apoyarse contra ella descubrió que... No había nada contra lo que apoyarse.

Desde el punto de vista de Suzu y Nezu, Rudy atravesó al piedra sin más. Desde el suyo, cayó a través de unas escaleras de caracol hechas de piedra, pero llenas de barro, y rodó hasta el final. Una vez allí se encontró en una especie de cripta de piedra. No había tumbas ni nada por el estilo, pero sí una fogata al fondo, y tumbado junto a ella un enorme perro negro con un collar de pinchos.

El perro tenía la boca abierta, y un Tanemon entre las fauces, pero se quedó pasmado al ver la aparatosa aparición del muchacho. El Tanemon apareció para saltar de la boca del enorme perro al suelo, junto con sus compañeros que lloriqueaban repartidos a su alrededor.

-¡Eh, espérame! ¡No te vayas a explorar sin mí! ¡Te vas a caer! ¡Yo también quiero ver lo que...! -DoKunemon bajó las escaleras correteando a toda velocidad, pero se detuvo súbitamente junto a Rudy al ver la situación-. Ese es Dobermon, Rudy. Hay que andarse con ojo, es bastante más fuerte que yo...

Mientras tanto, en el bosque bajo la lluvia los Digimon estaban muy alerta.

-¡Tenemos que seguirles! ¡Quién sabe lo que habrá ahí abajo! ¡Debemos ayudar! -rogó FanBeemon a Suzu, y sin esperar respuesta atravesó la pared del pedestal.

-Sería lo más sensato -afirmó Gizamon, y también se coló en el pasadizo secreto. Nezu y Suzu se miraron un segundo. No había opciones, tenían que bajar. Corrieron por la escalera de caracol para que sus Digimon no les dejaran atrás. Una vez abajo, se encontraron con Rudy, que ya se había adelantado, y con Dobermon que estaba haciendo lo mismo.

-Vaya, vaya, vaya, parece que al final no tendré que cenar Tanemon esta noche -rió la voz gruñona y malvada de Dobermon.

@Kiara[II ], Nenti[ I ]:

-Me parece buena idea lo de tener un nombre -comentó Falcomon-. Así al menos sabréis qué poner en mi lápida. Eso de esperar a que evolucione quizá sea un poco demasiado optimista... En mi opinión, Goblimon va a traicionarnos. ¿Creéis que es posible que haya una tribu de Goblimon rojos y un sólo Goblimon verde sea capaz de sobrevivir? Tiene que haber compañeros suyos por aquí...

-Creo que podemos hacer un buen equipo -admitió Guil-. Bueno... siempre y cuando... tú seas la líder. No se me da bien ser líder. La verdad, no hay muchas cosas que se me den bien, pero probablemente podré ser un buen compañero y librarme de quien haga falta. Si tú te encargas de todo, siempre confiaré en ti. Jamás te traicionaría.

-Te advierto que en la única otra zona que conocemos no quedaba mucho que comer -dijo Tomi, mirando a Goblimon todavía con recelo-. Pero quizá desde allí podáis viajar a lugares más prósperos. Así que creo que estamos todos de acuerdo con tu trato.

-¡Muy bien! -exclamó Goblimon-. ¡Entonces pongámonos en marcha!

Bajasteis por las escaleras con cautela. Estaba todo bastante oscuro, pero cuando llegasteis abajo os encontrasteis con... Bueno, parecía la calle principal de un centro comercial. Era parecida a la de la superficie, también estaba salpicada con tiendas de todo tipo. Había de ropa, aunque estaba todo hecho jirones, de libros que eran casi imposibles de leer porque estaban escritos en binario y les faltaban hojas arrancadas y de juguetes, donde a pesar de que no quedaba prácticamente nada aprovechable, Kiara se hizo con un bate que era más fácil de manejar que la pata de una mesa. En general parecía que todo había sido saqueado. Al llegar a cierto punto, el Goblimon pareció alarmado y os hizo seguirle a un escaparate vacío, lleno de cristales rotos. Se asomó a la esquina y miró a la galería subterránea, donde había un cruce. Cuando seguisteis su ejemplo, descubristeis ocultos en el desvío de la izquierda cinco Goblimon rojos, sentados alrededor de una fogata.

-Antes no había vigilantes aquí -musitó Goblimon-. Tenemos que cruzar esto para llegar ante el chef. No sé si podríamos vencerles. Todavía no nos han visto... Podemos aprovechar eso.

Trydan pareció estar de acuerdo con mi sugerencia de acercarnos a la torre, al igual que Ilargi y Mafy; aunque a Draco no pareció hacerle ninguna gracia, y Mafy y él terminaron discutiendo y separándose. Yo tampoco pretendía que ocurriera eso, y no me gustaba nada que anduvieran cada uno por su cuenta. No sabía hasta qué punto este mundo podía ser peligroso, pero que nuestros digimon se mostrasen tan cautos a la hora de acercarnos a la torre me decía que toda precaución era poca. Por ello traté de pedirle a Draco que nos siguiera a pesar de todo, justo antes de seguir a Mafy y cercarnos a la torre.

Llegamos en seguida y me sorprendió ver que no parecía estar en buen estado. Si allí había digimon viviendo, me imaginé que la cuidarían, pero había paredes que se caían a pedazos, literalmente. Por un lado me extrañó, pero por otro recordé que tampoco tenía ni idea de cómo vivían los digimon, realmente. Entonces percibí que varios digimon con forma de engranaje salieron de la torre, ignorando las palabras de Mafy... y viniendo directamente a por mi. Yo retrocedí varios pasos, asustada. No tenía ni idea de qué era lo que querían de mi; era la primera vez que los veía.

Me rodearon y Trydan empezó a cargar energía para atacar, pero las palabras de Mafy parecieron detenerle un poco. Entonces me di cuenta de que los hagurumon no parecían querer atacarme. Tal vez sólo me hacía ilusiones, pero le ordené a Trydan esperar un poco. Aunque los digimon no tuvieran malas intenciones, estaba segura de que se defenderían si les atacábamos. Yo me quité el colgante con rapidez y se lo tendí con la mano temblorosa. A pesar de todo, estaba asustada.

- Se....se lo estaba... comiendo...

Rudy estaba todabia tirado en el suelo, contemplando el espectaculo, estaba paralizado del terror, solo podia pensar en salir de alli, pero ver a DoKunemon consiguio tranquilizarle.

- Ese digimon es un asesino... y entre los tres debemos hacer algo, debemos acabar con el! DoKunemon confio en tu fuerza, lanzale seda en los ojos, y atacale con todo lo que tengas. ¡Tanemons, si quereis vivir teneis que dejarnos ayudar, salid de aqui!

-Quien... Pues ha sido tu falta de ganas de que esto funcione. Si, eso debe haber hecho que pensara que tenía que tirar del carro o nadie lo hará, porque tu estas demasiado ocupada demostrando lo muy fuerte e independiente que eres, aunque todo el colegio conozca ya tu reputación y sabemos de sobras que lo eres. Yo quiero sobrevivir, e imagino que tu también, y seguro que eres capaz de llegar al razonamiento de que es mas probable que sobrevivas con un grupo. Si no quieres que te agobie, no me des motivos, únete al grupo, aporta ideas, ayuda. Ni siquiera necesito que me respetes o me llames por mi nombre, se que no vas a hacerlo, solo que cooperes, y cuando salgamos de aquí jamás volveré a molestarte -le tendí la mano y la miré serio-. ¿Hay trato?

Falcomon siguió con sus rollos fatalistas.
-Jajaja -me pareció genuinamente gracioso su comentario sobre la tumba- Pues lo siento, pero no pienso ponerte el nombre antes de evolucionar, así que, aunque dudo que dejemos ningún rastro de cadáver en este mundo, si quieres que en tu lapida haya algún nombre, mas te vale aguantar hasta entonces, como mínimo.

Mas tarde aparecieron varios Goblimon rojos en el camino, y aunque no creía que fueran tan fuertes, realmente eran muchos. Miré a mi alrededor, buscando unos cuantos cristales gordos que iba a guardarme para usar mas tarde si hacía falta.
-Oye, y no se puede atravesar las tiendas hasta la de esa esquina? Porque... No creo que podamos acercarnos sin que nos vean, así que solo se me ocurre tirotearlos desde aquí, y Falcomon y los humanos no podemos atacar a distancia con bolas de fuego y esas cosas. Claro que si se acercan ya podríamos prestar apoyo, pero siguen siendo un montón con cachiporras bien gordas. ¿Alguna idea, peña?

Antes de que fuera consciente de ello y pudiera reaccionar vi como Rudy era absorbido por la estatua. Quede inmóvil y pasaron unos segundos en silencio hasta que los demás, excepto DoKunemon, que se había lanzado a por él, y yo nos activáramos de nuevo.

-¡Dios mío! – Intente moverme, pero mis pies seguían clavados en el suelo. FanBeemon y Guizamon avanzaron hacia la estatua y la cruzaron como fantasmas. Mire a Nezu boquiabierta.

Seguimos a los otros cuatro, con la diferencia de que al descubrir que en la estatua había unas escaleras de caracol empinadas reducimos considerablemente la marcha. Estuve a punto de buscar la mano de Nezu del miedo que me estaba entrando en el cuerpo, pero él me había adelantado y solo veía su sombra debajo de mí. Tuve que agacharme para seguir descendiendo segura. La poca luz que había y la superficie que pisábamos al bajar me daban una sensación de vértigo que me hacía temblar, encima me dirigía al origen de esos ruidos siniestros que antes habíamos oído, pero Rudy estaba allí ya y los demás iban a su socorro, ¡no podía ser menos!

Llegue a duras penas al origen de la luz. Todo el mundo ya se había reunido frente lo que parecía un descomunal doberman que avanzaba hacia nosotros. Rudy dio órdenes a DoKunemon y a los Tanemon mientras se encaraba al perro. Este debía de ser nuestro objetivo.

-¡FanBeemon, cubre a DoKunemon con tu ataque del aguijón!

Busque con la mano temblorosa el dispositivo digital en mi bolsillo. Tenía que encontrar información de ese digimon cuanto antes.

—Ay, Ilargi, no te preocupes por el muñeco —le dije abrazándola para que se sintiera mejor —. Yo te prometo que cuando volvamos al centro científico te dejare coger el peluche que más te guste de los que tienen la tienda.

Nada mas irse los Kapurimons, Mafy y Draco empezaron a discutir sobre si era buena idea o no el ir al edificio. Al final los dos se enfadaron el uno con el otro y mientras Mafy se dirigía ya a la torre de los Mayores, Draco se quedó de brazos cruzados en el lugar.

Más preocupados por la seguridad del chico que la del dragón, fuimos hasta la enorme torre en la que nos habían dicho los bebes que se encontraba el código. Nada más llegar allí un grupo de Digimon con forma de engranajes se acercaron a nosotros y rodearon a Sen en busca de su collar, parecía que a los Digimon de la zona les gustaban mucho los accesorios.

—Tranquila, Sen —me coloqué al lado de mi compañera al ver que estaba bastante asustada —. Ilargi y yo te defenderemos si deciden atacarte aunque les des el collar.