@Asch (175%) @Luke (150%)
-¿E-estás seguro de que e-estarás bien ahí arriba? -te pregunta Yuri preocupado-. Agárrate fuerte y n-no te caigas, ¿vale...?
Ginrymon se eleva en el aire, colocándose por encima de Devimon y IceDevimon, y acto seguido empieza a disparar lanzas desde su boca, siempre manteniendo la distancia, con las alas de Devimon como objetivo.
-¿Guh...? -El Devimon emite un sonido ronco y sonríe-. ¡Viento Endemoniado!
Devimon aletea con fuerza y una ráfaga de aire ennegrecido se lleva por delante el ataque de Yuri. Su movimiento os alcanza también a vosotros, especialmente a Yuri, que recibe cortes por todo el cuerpo y se tambalea en el aire.
-¡A-agh! -chilla-. ¡E-ese viento...! ¡No sólo disminuye nuestra v-visión, sino que también c-corta!
No hace falta que te lo jure. Aunque el cuerpo de Ginryumon te protege en pequeña medida, tú también te llevas un par de cortes en la cara y en los brazos, aunque no es nada grave. La oscura bruma no dura demasiado, y al disiparse veis que Devimon es capaz de alargar su brazo y os esta atacando a distancia con su Garra Mortal.
Flynn logra volver a tu lado sin ningún problema, Luke. Mientras te subes a su lomo parece un tanto incómodo.
-Creo que esto no es buena idea. La última vez no salió bien, ¿recuerdas? -refunfuña-. Pero bueno. Si esto es lo que crees que será mejor, vamos a ello.
Cuando volvéis a la zona de batalla, Devimon está utilizando Garra Mortal en dirección a Asch y Ginryumon. Intentáis detenerle utilizando Aliento Eólico, pero...
-Je, je... Congelación Cero... -escucháis prácticamente tras vuestras nucas.
IceDevimon detiene en seco vuestro ataque congelándolo, permitiendo que Devimon continúe atacando a Asch y Yuri, y acto seguido trata de deshacerse de vosotros atravesándoos desde detrás con su Garra Helada.
@Adair (75%)
-¡Adair tiene toda la razón! -exclama Seraphiel con pasión, apretando los puños-. ¡Sois unos guardianes pésimos! ¡Deberíais cuidar a esos pequeños! ¡Mantenerlos a vuestro lado, protegerles, verlos crecer y enorgulleceros una vez dejen el nido como digimon adultos! ¡¿Hay acaso algo más satisfactorio en la vida?! En lugar de eso, los mandáis a un castillo potencialmente peligroso... -Lucemon suspira-. No hemos tenido experiencias muy buenas con castillos...
-Ya os lo he dicho, no es más que una leyenda -gruñe Kumamon llevándose una mano a la cabeza-. Dicen que bajo el Castillo de Juguete existe un digimon milenario capaz de crear una cura para cualquier clase de enfermedad. Bueno, la leyenda dice literalmente “una cura para cualquier problema” o algo así, pero eso es básicamente lo mismo. También dice que hay una serie de guardianes y pruebas para impedir que digimon con malas intenciones trataran de hacerse con esa fórmula sagrada. Teniendo en cuenta que nadie tiene ni idea de lo que le pasa a vuestro amigo, es lo único que pudimos recomendarle a Norizuna. -Kumamon se encoge de hombros-. No sé, incluso si no hay ninguna cura mágica ahí abajo, puede que encontréis algo útil de todas formas. Nadie ha entrado ahí abajo desde hace generaciones, así que quién sabe.
-Incluso si es poco probable que les ataquen, ¡al menos uno de los dos debería estar con ellos en todo momento! ¡¿Y si se caen y se hacen daño?! ¡¿Y si tienen hambre?! ¿Y si...?
-Estás histérico, Lucemon. Tranquilízate. El castillo está a diez minutos de la cabaña. Podemos llegar allí sin ningún problema.
-Hm... -gruñe Seraphiel-. Yo sería mucho mejor cuidador que vosotros... Me aseguraré de venir aquí una vez Adair vuelva a su mundo para vigilaros.
Tardáis unos pocos minutos en llegar al Castillo de Juguete, tal y como os había prometido Kumamon. Parece estar hecho de lego, pero el suelo en el interior es de peluche, al igual que los campos de fuera. Veis bebés por todas partes rebotando en las colchonetas y jugando entre ellos. Algunos lloran, otros están haciendo caca y mucho se abalanzan contra Kumamon una vez le ven.
-Tranquilos, tranquilos. Ahora os doy de comer a todos. Dadme un minuto.
El digimon oso os guía hasta el ala oeste, donde no hay ningún digimon. El panorama se vuelve cada vez más y más oscuro hasta llegar a ser tenebroso. La colchoneta del suelo está descuidada, rota en algunas partes. El ladrillo de lego está descolorido y hasta os parece ver alguna cara. A los peluches de diferentes tipos de digimon que están de decoración para que siempre les falta un ojo o un brazo, o tienen el algodón salido.
-Casi nunca venimos a esta zona del castillo. Sólo pasamos la mopa de vez en cuando. Los niños tienen prohibido venir al ala oeste, como os imaginaréis -comenta Kumamon-. Es probable que los calabozos estén incluso peor, así que intentad no asustaros una vez bajéis.
Finalmente llegáis a una habitación cerrada cuya única salida es la puerta por la que habéis entrado. Es pequeña, húmeda y lo único que hay en ella es una trampilla. Kumamon se acerca a ella y la abre con una llave que lleva colgada al cuello. Hay una escalerilla de mano por la que tendréis que bajar y... nada más. El agujero está demasiado oscuro y no veis lo que hay abajo del todo.
-Voy a cerrar la trampilla una vez entréis, que lo sepáis. No correré riesgos -os informa Kumamon mientras os da una linterna a cada uno-. El compañero digimon del chico enfermo tiene la llave de repuesto. Buscadle y volved los tres juntos con lo que sea que haya allí abajo y podréis salir. Si perdéis la llave o algo así, gritad. Kazemon o yo intentaremos estar cerca por si os tenemos que abrir en una emergencia.
@Jeremy (150%)
Cerrando la puerta tras de ellos, Kazemon se acerca a ti, Jeremy, y se te queda mirando. Con Tanemon todavía agarrado, abre un cajón de la mesita de noche a la vera de tu cama y saca un chupachús, el cual desenvuelve con una pequeña ráfaga de viento y se mete en la boca despreocupadamente. Cuando empiezas a hablar, Tanemon se pone a forcejear incluso más fuerte para zafarse de Kazemon y acudir en tu ayuda. Ella, sin embargo, continúa chupando el caramelo unos segundos más antes de sacárselo de la boca y mirarte. La cuidadora suspira.
-¿Ahora vas a intentar hacerme creer que has entrado en razón? No cuela, chaval.
No puedes evitarlo y sigues agitándote, tratando de romper tus ataduras de hielo. Hay algo muy poderoso en tu mente incitándote a matar a Kazemon. Aunque sabes que realmente no quieres hacerlo, al mismo tiempo,
quieres hacerlo. Por su parte, Tanemon está cada vez más y más nervioso. Kazemon resopla.
-Oye, mira, si tantas ganas tienes de que el chico te arranque una hoja de un mordisco o algo, allá tú. Ya no eres un recién nacido, así que tú sabrás.
Y con esas palabras, Kazemon suelta a Tanemon y se concentra en su caramelo con palo. Sin embargo, en lugar de lanzarse a por ti, Jeremy, el bebé se mete en el cajón que la cuidadora acababa de abrir. Sintiendo curiosidad, el digimon hada se asoma.
-Oh... ¿Esos cachivaches?
-¡Humano quiere ayudar a Kudamon! -exclama Tanemon-. ¡Kudamon ayudará a humano primero!
Cuando Tanemon se coloca de un salto sobre tu estómago, lo primero que quieres hacer es deshacerte de esa molestia. Matarlo y descuartizarlo. Pero entonces el bebé deja caer algo sobre tu pecho. Primero notas que algo vibra. Entonces, un débil resplandor violeta ilumina tu rostro. Entre las macabras voces en tu cabeza de repentes escuchas algo distinto. Un tono de voz familiar. Alguien diciéndote que tus planes son geniales, agradeciéndote el interés por sus dibujos y sus historias, y proponiéndote escribir las crónicas de lo que ocurra en el mundo digital entre los dos. Una discusión, pero también una disculpa sincera poco después. Casi puedes recordarle arrastrando tu cuerpo cuando te quedaste inconsciente poco después de bajar del tres. Y entonces...
Norizuna escribió:Hemos sido un gran equipo todo este tiempo, y... ¡quiero que siga siendo así!
La voz que ocupaba toda tu cabeza desaparece, vencida por la presencia de Nori. No estás seguro de si es una solución definitiva o si solamente es temporal y en algún momento lo que quiera que sea ese ser volverá a intentar controlarte, pero al menos por ahora estás convencido de que cuentas con todas tus facultades tanto mentales como físicas. Estás en completo control. Reconoces sobre tu pecho al sonriente Tanemon, el circuito vacío y tu dispositivo digital. Apenas puedes divisar tu porcentaje. Parece que Kudamon ha digievolucionado en algún momento y por eso el aparato vibra ligeramente. Kazemon no os quita la mirada de encima, curiosa, y sujetando el chupachús como si se tratara de un cigarrillo.