@Asch (175%) @Luke (125%)
-Oh, ¿yo? No, no es que sea el que más manda... ¡Espero! -exclama, poniéndose un poco rojo-. Sólo me preocupo por los demás. Quiero que todos estemos sanos y salvos cuando todo esto termine. Después de todo... somos una familia.
Los cuatro os metéis en el Locomon con destino “Fortaleza de Majiramon”. Las puertas se cierran al cabo de unos segundos y el digimon vehículo parte. El trayecto no es demasiado largo y se os hace bastante ameno charlando entre vosotros y con vuestros digimon. Es aproximadamente mediodía cuando Locomon empieza a disminuir en velocidad. De repente, el oscuro exterior empieza a ganar luz gradualmente. Miráis por una ventana y tenéis la impresión de que... ¿el suelo se está abriendo para dejaros paso? Sea como sea, las luces del interior del tren se apagan y Locomon sigue conduciendo a través de las vías, que van ascendiendo poco a poco hasta que os llevan al exterior. Las puertas se abren, indicando que es hora de bajarse.
-Estáis a una hora aproximada de la Fortaleza de Majiramon. Seguid las vías. Lo siento, pero si me acercara más me pondría en peligro, y la Resistencia me necesita para moverse fácilmente por esta región.
Y con esas palabras, Locomon echa marcha atrás. Cuando vuelve a meterse en el subterráneo, el suelo se cierra de nuevo. Curiosos, inspeccionáis la zona, pero no obtenéis ni una pista de cómo funciona el sistema.
-El Mundo Digital funciona así. No solemos c-cuestionarlo -menciona Yuri-. Es bastante cómodo.
Continuáis con vuestra travesía a paso ligero. Cuando os entra hambre os paráis un ratito para comer las sobras de la cena de ayer (Yuri especialmente agradece este descanso). Podéis ver el castillo en la lejanía, pero parece algo... ¿dañado? Tiene un agujero en el techo de la entrada y los alrededores están totalmente anegados. Podéis ver un pequeño digimon mecánico volador llenando cubos de agua de dentro y echando el líquido fuera. Él todavía no os ha visto a vosotros y continúa achicando agua.
@Tris (75%)
-¡Te la devolveré entera y lista para lo que surja! -le responde Cara a Asch con un guiño travieso. Entonces te mira a ti, Tris, y saca la lengua-. Lo siento, no lo he podido evitar.
Labramon responde a tu determinación correspondiendo el asentimiento de cabeza y entra contigo al Locomon que os llevará a los “Dominios de Angewomon”. El viaje es largo. Muy largo. Al cabo de unas horas os coméis las sobras de la cena de ayer, pero no tardáis en volver a tener hambre. Al estar en el subsuelo, no tenéis ni idea de si el sol se ha puesto ya, pero os da esa impresión.
Entonces el suelo empieza a abrirse sobre vuestra cabezas. Afortunadamente, no parece que sea de noche. De hecho, sólo es un poco más tarde que tu hora usual de comer. Escucháis una voz avisándoos de que os agarréis a las barras que hay por todo el vehículo. El digimon empieza a ascender por las vías hasta llegar a la superficie. El viaje continúa unos minutos más hasta que Locomon empieza a frenar y os abre las puertas.
-El palacio de Angewomon está justo ahí delante -os indica Locomon-. Aunque parece que hay una gran conmoción... Sea como sea, no es mi asunto. Mucha suerte.
Locomon empieza a conducir marcha atrás y se mete de nuevo en el subterráneo, tras lo cual el suelo se cierra tras él y queda como nuevo. Cara suspira un desanimado “Supongo que nos tocará volver a pie” y entonces fija su atención al frente. Tal y como ha dicho vuestro vehículo, un gran grupo de digimon está reunido fuera de las murallas del palacio. El gran portón, de color rosa brilante y con decoraciones doradas, está cerrado a cal y canto. Los digimon están gritando y quejándose.
-¡Déjanos entrar!
-¡Esto no es justo!
-¡Nos prometieron cobijo y alimento todo el tiempo que lo necesitáramos!
-¡Mi hijo tiene hambre! ¡Por favor, mi Reina, os lo suplico!
Cara alza una ceja.
-¿Deberíamos preguntarle a alguien qué pasa, Tris? O podríamos intentar colarnos desde ya... Como prefieras.
@Adair (25%)
-La enfermedad no afecta a los digimon, no. O al menos no es contagiosa. Yo y mi socio hemos estado con el chico varias horas en la misma habitación y no nos ha pasado nada. Los bebés también están bien, pero por si acaso los hemos llevado a todos al Castillo de Juguete. Mi nombre es Kazemon, por cierto. Es un placer, aunque sea en estas circunstancias.
El Nido Digital es un lugar brillante y colorido. El suelo parece que fueran parches de tela cosidos unos con otros, pero el tacto es esponjoso y estás seguro de que podrías rebotar si lo intentaras, como si fuera una cama elástica. En la lejanía veis increíbles prodigios de la arquitectura, como montañas de cubos gigantes con letras y colores y también torres hechas con legos y otra clase de juguetes. Los árboles parecen de goma, pero Seraphiel te asegura que la fruta es de verdad y comestible, y hay cunas de bebé por todas partes. Casi te alegras de que los hayan evacuado a todos, o probablemente ahora mismo estarías escuchando una sinfonía de berrinches y llorera.
Al cabo de un rato llegáis a una caseta más o menos normal, aparte de los colores y diseños extravagantes que presenta la posada. Kazemon os invita a pasar y dentro veis a un digimon sentado, vigilando una cama con alguien dentro.
- Spoiler: Mostrar

Kumamon se levanta al instante al veros, tirando la silla al suelo.
-¡Kazemon, ¿se puede saber qué estás haciendo?! ¡Saca a este chico de aquí ahora mismo!
-¿Qué? Pero si también es humano -responde ella con total tranquilidad.
-¡Por eso mismo! ¡¿Acaso eres médico?! ¡¿Cómo sabes si esa simple mascarilla le va a proteger de los efectos del virus?! ¡No es un resfriado, Kazemon!
-No sé.
Kazemon se limita a encogerse de hombros y Kumamon se lleva la mano a la cara a modo de rendición. Os mira de arriba a abajo y asiente con la cabeza, como dándoos permiso para estar aquí. Os acercáis a la cama y veis una cara conocida. Es Jeremy, el jovencito del grupo que se fue junto a Asch a Internalia tras la llegada de Strabimon a la Aldea de los DemiMeramon. Y está despierto.
-¡Grrrrr! ¡GRAAR! ¡¡AAAAARG!!
“Atado” de pies y manos a la cama con los poderes de hielo de Kumamon, al veros Jeremy intenta saltar encima de vosotros, pero no tiene la fuerza suficiente. Sus ojos están inyectados en sangre y se ha herido los labios de tanto mordérselos. No deja de gruñiros y de intentar librarse de sus ataduras.
-¿No ha mejorado nada? -pregunta Kazemon acercándose mientras se agarra del brazo, incómoda.
-Sigue igual, Kazemon -suspira Kumamon, levantando la silla y sentándose de nuevo en ella-. Sólo podemos esperar...
-¿Qué está pasando? Jeremy... -Seraphiel parece horrorizado. De repente empieza a mirar a vuestro alrededor, como si se acabara de acordar de algo-. ¡Espera! ¿Dónde está su compañero digimon? ¡¿Dónde está Kudamon?!
-Oh, ¿Norizuna? -Kumamon fija la mirada en Seraphiel-. Se fue. Le dijimos que había una posibilidad de curar a Jeremy y salió corriendo. Casi se lleva la puerta con él.
Seraphiel se lleva la mano al mentón, pensativo. Tanemon, por otro lado, está intentando acercarse a Jeremy porque no entiende qué le pasa. Kazemon le detiene con toda la delicadeza posible.
@Alice (125%)
Válor rueda por el suelo y consigue esquivar sin demasiados problemas el Encanto Celestial, pues es un ataque bastante lento. Sin embargo, Angewomon aprovecha el tiempo que el Leomon X tarda en volver a levantarse para lanzarse contra él.
-¡Patada Divina! -chilla, pegándole un devastador puntapié a tu compañero que le lanza bien lejos. Entonces fija el blanco en ti-. Te vas a enterar, niña. Cuando tú estés muerta el león ya no sabrá qué hacer.
Angewomon lanza una Flecha Celestial contra ti, pero para entonces Válor ya se ha levantado.
-¡¡Hyakujūken!! -exclama con acento perfecto, lanzando un león de luz tras otro a través de sus puños-. ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA! ¡ORA!
La andanada de Puños del Rey León se tragan la flecha celestial de Angewomon y algunos de ellos le aciertan a ella también. Válor consigue destrozar parte del techo y algunas rocas golpean a vuestra enemiga, pero cuando ves que no está corriendo para cortarle las piernas te das la vuelta y ves que tu compañero está arrodillado en el suelo.
-Ese... ataque... mucha... energía... gastada... -masculla como puede-. Necesito unos segundos... para recuperar el aliento... Alice... Lo siento...
-Eso tiene que ser un efecto del suero... -Nyaromon traga saliva-. Si sigue así... No, esperemos que no...
Ahora que no tienes escudo alguno, Alice, Angewomon te lanza una andanada de flechas celestiales, esperando que alguna de ellas te ensarte a ti o a la antigua reina.