· Todos
Poco a poco, el visitante se giró hacia al grupo tras escuchar la pregunta de Albator. Mostró una sonrisa cruel y satisfecha.
—Me alegra que lo pregunte usted, señor...Verá, no es que me haga sentir cómodo hablar de eso después del acuerdo que hicimos —mintió— , pero, ya que Bran mismo ha sacado el tema y usted lo ha
pescado no habrá ningún problema... — el hombre pez bajo la cabeza y se mordió el labio, mientras el hombrecillo mantenía la mirada clavada al marinero — Descontentos del precario salario que recibían, ahí dónde les ven, estos marineros tomaron la decisión de empezar a transportar mercancías no autorizadas por su cuenta en los puertos a los que paraban, para ganar un dinerillo extra subastándolos en locales clandestinos, ¿pero eso se acabó ya, no es así Bran?
La única respuesta que hubo fue del capitán del barco, asintiendo en silencio.
—Ahí lo tiene. Pero no se lo digan a nadie, o podría causarles problemas —rio— . Espero que no se haya hecho ilusiones, señor. Las subastas son agua pasada ya.
—Comandante —interrumpió de repente el hombre pez— , si quiere hacerme saber qué busca, yo con mucho gusto...
El oficial empezó a andar camino al interior del barco e hizo un gesto para que le acompañase. Ambos empezaron a moverse por cubierta mientras el resto de la tripulación permanecía congelada en su sitio. Los crujidos de la madera al bajar Rihat por la pasarela llenaban el ambiente. Arlett suspiró cuando estuvieron todos abajo por fin.
—¡Por fin! Venid, no nos quedemos aquí, que estamos en medio del paso.
A pesar de eso, el normal ajetreo que habría, de marineros yendo de arriba abajo tras acabar de atracar, brillaba por su ausencia. Aun así el grupo se acercó a la entrada del puerto que conectaba con la ciudad. La elfa empezó a escudriñar en su equipaje mientras los demás observan que las calles eran un poco dejadas. No eran una pocilga, pues algunas fachadas estaban muy bien decoradas con robustas piezas de madera, y se podían ver ventanas, terrazas y balcones adornados de cristales de distintos colores y flores, pero a pesar de ser mediodía no había apenas gente por ellas.
—¡Aquí está! — la elfa sacó una piedra pequeña y ligera de colores muy llamativos y se la dio a Rihat — Tomad, iros pasándolo. Cerrad el puño y los ojos y relajaos.
El objeto era un amuleto de visión. Es un objeto poco común, pero muy útil, que permite a un mago transmitir una imagen mental o una idea a otras personas, sin necesidad de perder el tiempo describiendo ni explicando. Con eso en la mano, Rihat, al cerrar los ojos, pudo imaginarse un mapa mental de Calcherth, tal y como Arlett la había registrado previamente.
La ciudad estaba dividida en dos secciones. Ellos se encontraban en la baja, que se encontraba al nivel del mar, dónde la estructura de las calles era un poco caótica y se encontraban el puerto, el faro y un paseo marítimo, que finalizaba en un cabo, entre otras cosas. A medida que se subía, se podía llegar a la sección alta, que solo quedaba comunicada con la baja por unas escaleras que se abrían paso por una entrada en las montañas que hacían de barrera natural entre ambas zonas. En ella, las casas eran más grandes y ordenadas, y no estaban tan ajuntadas la una de la otra. Además, tocaba la orilla de un lago, dónde también había pequeños muelles y lo que parecía una discreta capilla tocando el agua.
—Bienvenidos a la ciudad de los artistas... Si es que aún se puede llamar así. ¿Todos habéis visto ya el mapa? Bien, como habéis podido ver la ciudad tiene forma de reloj de arena. Os dije que os hablaría de sitios de interés de la ciudad, y estos son los que recuerdo.
- Spoiler: Mostrar
- El Barrio Bajo
- El puerto, dónde estamos ahora. No hay mucho que ver, pero es la salida más segura de la ciudad.
- Si giráis por la derecha, llegareis hasta la parte norte de la costa, dónde se reúnen pescadores y hay una pequeñísima playa. Hay un bar llamado el Mesón del Mar, por si os apetece comer algo.
- Al final del paseo marítimo, al sur del puerto hay un callejón que lleva a un consultorio. Allí hay una enana que se dedica a hacer predicciones de futuro. No confío mucho en la eficacia de estas, pero también puede ayudaros encantando vuestras piezas de ropa o armas.
- El núcleo urbano se encuentra cerca de la escalinata que sube hasta el barrio alto. Seguid la calle que tenéis en frente y llegaréis hasta una plaza con una fuente. Allí hay varias tiendas que podrían serles útiles a aventureros como vosotros (o pescadores), y también una posada bastante económica.
El Barrio Alto
- Hay una pequeña plaza, eso sí, más pequeña que la del barrio bajo. Os recomiendo visitar la pastelería de una conocida, allí. Sus tartas son riquísimas, pero, uy, no sé si podréis permitíroslas... De hecho, no sé ni siquiera seguirá abierta aún.
- A partir de allí podéis tomar dos direcciones. Si seguís a la derecha iréis a la salida norte de la ciudad. Cerca de allí se encuentra la casa de nuestro alcalde y una sala de espectáculos donde se organizan funciones de teatro. También se organizan partidas de juegos de mesa en que la gente aposta dinero.
- Si vais hacia la izquierda llegaréis a la salida sur. Esa zona es la que se acerca más al lago. Allí encontraréis la Capilla del Paraíso Libre, a la orilla del lago, dónde talentosos artistas locales han ofrecido sus mejores obras. Apenas es usada, Calcherth no es muy dado a la religión hoy en día, pero antaño inspiraba trabajos bastante decentes, creo.
- Y, finalmente, en un precioso rincón cerca de la salida sur, se encuentra el taller de mi hermano.
—… Bien, creo que no me he dejado nada —la elfa volvió a guardar la piedra en una faltriquera — , es una lástima, pero tengo que irme. He de ir donde mi hermano y enterarme de si tengo algún nuevo recado por hacer — explicó.
—Su ayuda ha sido excelente — felicitó Vermillion — . Servidor también iniciará su marcha.
—Haría bien en tomar precauciones. Pueden parecer tranquilas estas calles, pero fuera de la ciudad tendrá que ir con los ojos bien abiertos. Esto también va por vosotros, eh. Cuando terminéis lo que tengáis que hacer pasaros por el taller de mi hermano, ¿vale?
El humano y la elfa marcharon con calma hacia la calle que el grupo tenía en frente.