Vamos a jugar a... -Foro-

@Jural:

Dos te devolvió la mirada con agresividad, parecía dispuesta a golpearte, aunque no la tenías a tiro. Cargaste energía y saliste del suelo llamando al dragón... Lo malo era que sólo atravesabas algunas rocas, otras seguían golpearte. Afortunadamente, sólo recibiste daño en las piernas. Te elevaste pegado al dragón y lo dirigiste hacia Dos, lo cual fue difícil porque ella había logrado salir de entre los escombros y ahora volaba con la armadura verde. Tu ataque le golpeó y le hizo bastante daño, pero logró volar fuera de tu alcance, triturando con las espadas cuanto había en su camino.

No tenías tiempo de preocuparte. Tenías que buscar una ruta que te permitiera ir saltando hasta fuera de la zona de peligro. Corriste sobre una viga de acero medio enterrada en el agujero y saltaste a lo que parecía un trozo del tejado. Atravesaste un agujero cuadrado que quizá en su día había sido una ventana y acabaste en la calle llena de polvo, donde ya había amanecido hacía rato.Te diste la vuelta mientras veías cómo la pared se desplomaba hacia dentro del edificio. De repente, el ruido cesó. O el agujero se había llenado o se habían juntado escombros suficientes para bloquearlo. En cualquier caso, el edificio (la manzana entera, en realidad) se había convertido en una especie de solar salpicado por montañas de escombros y pareces que resistían de pie por mera casualidad. Estaba cubierta por una densa polvareda que se elevaba lentamente.

No sabías dónde estaba Dos, la habías visto alejarse en dirección contraria. Quizá también hubiese llegado a la calle, o puede que siguiera en las ruinas. Aprovechaste para evaluar los daños. Casi toda la armadura de una de las piernas te había sido arrancada, dejando cables y pistones a la vista. El resto de la armadura parecía seguir en buenas condiciones.

@Dos:

Te diste la vuelta y te encontraste a Jural mirándote, aunque estaba demasiado lejos y no pudiste arrearle. Cambiaste al Modelo H y comenzaste a desenterrarte, empujándote hacia arriba con las alas. Tardaste un rato, las rocas te apresaban las piernas y ofrecían resistencia, pero tras unos cuantos impulsos muy rápidos de repente saliste disparada hacia arriba. Viste a Jural volar enganchado a una especie de dragón hecho de sombra. Estabas ocupada cortando un escombro, así que tardaste en verte venir el dragón, que placó contra ti y te golpeó de refilón, causando daños a tus circuitos internos al tocarte y enviándote dando vueltas contra el agujero. Caíste pesadamente, pero tenías las alas a punto y te lanzaste otra vez al aire para ponerte a salvo. Viste una pared y la trituraste a base de espadazos para abrirte camino. Se derrumbó después de que pasaras al otro lado, pero a esas alturas no tenía mucha importancia.

Viste una especie de montaña plateada delante de ti... No, ¿qué era eso? ¡Mandíbulas! Antes había quedado enterrado bajo los escombros, pero ahora los escombros caían a ambos lados y su cuerpo quedaba al descubierto. No parecía haber sufrido daños por el enterramiento, pero seguía estando sin energía. Parecía el punto más seguro de los alrededores, así que trepaste a su espalda. Poco después, el ruido del derrumbamiento cesó. El agujero se había llenado, tras tragarse casi todo el edificio. Estabas en medio de un erial salpicado por ruinas y montones de escombros. Una polvareda se elevaba despacio, impidiéndote ver muy lejos.

Examinaste tus daños. Tenías una brecha en la espalda muy grave, daños severos en las piernas y fallos en los circuitos que hacían que tu cuerpo no respondiera del todo bien. No parecía probable que sobrevivieras a otro ataque.

Había salido de ese sitio infernal entero. En realidad mi pierna izquierda había quedado mal parada, no tenía muy buen aspecto, pero seguía en su sitio…

La reploide también había escapado. Su persistencia era admirable, pero yo no me quedaba atrás. Después de haber salido de ese sitio que parecía que iba a ser mi tumba me creía capaz de cualquier cosa, pero dejarme llevar ahora era peligroso.

El derrumbamiento había convertido la zona en un campo de escombros cubierto por una nube de polvo y suciedad. Era mi oportunidad de buscar a Dos. Con el Modelo P podía ver perfectamente y ocultarme en la nube que alcanzaba la manzana. Cargue un shurkien y poco a poco, controlando los alrededores fui en busca de la portadora para cogerla por sopresa.

Caí al suelo sin fuerzas y sintiendo como todos mis circuitos iban a explotar de un segundo a otro. Me costaba andar y cuando lo hacía un dolor me recorría toda la espalda gracias a la grieta que se había abierto en esta.

Los daños me habían nublado la vista, por lo que cuando vi una montaña metálica no pude más que ir a ella pensando que podría servirme de refugio ya que todos los escombros habían pasado por al lado de esta. Grande fue la sorpresa cuando al estar a un metro de distancia pude reconocer a la montaña como mi pequeño Mandíbulas. Volviendo al modelo FX salté encima de la cabeza del dinosaurio para abrazarla.

—¡Ah! ¡Mandibulas estas enterito! —exclamé abrazándole con fuerza —. Aunque un poco apagado…

Repasé si alguno de los Biometales de los que disponía podían recargar a mi mascotita, pero viendo que ninguno tenía acceso a ataques eléctricos, me senté junto a él y le cedí el turno a Dos, tras todo esto estaba cansada para mantener aquel cuerpo.

—Siento no haber sido más fuerte, Tres —pensé en alto apoyando la cabeza en Mandíbulas —. Supongo que hasta aquí he llegado…

Cerré los ojos esperando a que Jural llegase y terminase el combate.

—Siempre que desapareces vienes aquí, Tres ¿Tanto te gusta este lugar?

—Bueno, me programaron para que usara la naturaleza como arma, así que este lugar es como sentirme en mi propio elemento.

El reploide llenó una regadera de agua para darme la espalda y seguir cuidando de todas aquellas plantas, la verdad es que había conseguido que ese antiguo invernadero fuera casi como una selva.

—Pues…eso será por ti, yo no me siento a gusto leyendo tanto libro…

Tres se rió ante mi comentario y terminando de darle agua a un grupo de flores de color azul, dejó la regadera para ir hasta mí.

—Creo que eso es porque todos tus libros son aburridos ¿has probado a leer algo que no sea tan técnico? —no entendía muy bien a qué se refería con aquello —. Un libro de cuentos o una novela, seguro que te ayudan a olvidarte de tanto diccionario.

¿Una novela? Según mis archivos aquello era un libro de tamaño variable en el que se contaba una historia tanto real como ficticia. Igual Tres tenía razón, me habían creado para absorber y almacenar todo tipo de información y la mejor forma que habían encontrado los científicos había sido mediante libros de diferente materias, quizá una novela me sirviese para relajarme y aun podría tomar información de ella.

—Ah, pues miraré de pedirle a papa que me traiga algo la siguiente vez que vaya a la ciudad —decidí sonriente —. O mejor, igual voy a decírselo ya. Quizás haya algún libro interesante en el edificio.

Fui a salir del invernadero rápidamente, cuando vi como una de las plantas de mi hermano devoraba cruelmente a una inofensiva mosca. Me quedé quieta durante unos segundos mirando horrorizada como el cuerpo del insecto desaparecía entre las extrañas fauces de la planta, fue entonces cuando me giré hacia mi hermano con aquella misma cara consiguiendo que este no parase de reír ¿tan divertido le parecía tener una planta asesina en aquel precioso jardín?

—Tranquila, es una planta carnívora normal y corriente —explicó intentando dejar de reírse —. Al contrario que la mayoría de aquí, se alimentan de pequeños insectos a los que atraen con un dulce aroma y cuando están encima… ¡ZAS! —Tres acompañó aquel grito con un salto y unos movimientos con sus manos —. Lo atrapan y devoran.

—¿Pero eso es horrible? ¿Cómo puede existir una planta así?

—Bueno, el resto de animes e incluso los humanos también matan para comer, es algo normal en la naturaleza. Para sobrevivir a veces hay que cazar, cada uno busca su método, en el caso de esta planta es la atracción.

—Atraer…y cazar… —balbuceé medio dormida, pero de golpe una idea me vino a la cabeza —¡Atraer y cazar! Dou, aun tenemos una oportunidad de vencer —me levanté al momento cargando un disparo hacia el cielo — ¿Recuerdas las plantas carnívoras? Pues haremos eso mismo.

Miré hacia las fauces abiertas de Mandíbulas dejándole claro a Dou cuál era mi idea, sabía que ella la llevaría mejor que yo y tan rápido como la captó, tomo el control del cuerpo. Sonriendo de oreja a oreja, disparé hacia el cielo y rápidamente corrí hacia la boca de Mandibulas para esconderme en su interior, era bastante grande y la oscuridad que había en su interior me ocultaría de Jural, además siempre podría mirar desde los agujeros de su hocico si tenía que alejarme de la boca.

La idea de Dos era genial, con el disparo le dejaríamos claro a Jural donde estábamos, pero al llegar le atacaríamos con otro disparo cargado desde la boca de Mandíbulas y… ¡BUM! Jurel al horno.

@Jural:

Avanzaste cautelosamente, ocultándote de escombro en escombro, en busca de pistas que no tardaron en llegar. Repentinamente viste unos haces de luz dispararse hacia el cielo, atravesando el polvo que comenzaba ya a depositarse. Sólo podía tratarse de Dos.

Fuiste en aquella dirección, con cuidado de no quedar a la vista, y te encontraste con el dinosaurio robótico que estaba semienterrado y ocupaba un buen trozo de las ruinas. ¿Era casualidad? Dos podía estar por allí... Pero no había ni rastro. Al dirigirte de un montón de escombros a otro, para rodear el dinosaurio sin llamar la atención, viste un nuevo haz de luz venir hacia ti. Saltaste para esquivarlo, pero tu pierna dañada no funcionó del todo bien y no llegaste muy lejos. El pequeño proyectil impactó en el suelo y se expandió como una gigantesca esfera luminosa. Te desintegró, primero las piernas y luego el resto. Lo último que viste fue, por fin, el escondite de Dos entre las fauces entreabiertas del dinosaurio. Un escondite propio de un asesino.

Te había superado en tu propio juego.

@Dos:

Tras disparar una ráfaga luminosa para llamar la atención te ocultaste en las fauces de Mandíbulas, un espacio hueco y propio profundo lleno de arañazos, señal de otras cosas que había triturado. Aunque desde allí tenías un punto muerto a la espalda, seguía siendo un puesto de observación perfecto que te permitía discernir sin ser vista cualquier amenaza en un amplio radio. El material del que estaba hecho Mandíbulas también te protegería en el caso de que te localizaran antes que tú al enemigo.

La paciencia era la mejor herramienta para un francotirador. Tuviste que hacer gala de ella, porque durante muchísimo rato no hubo ni rastro del enemigo. Por fin, detectaste un leve movimiento procedente de la dirección del agujero que se había tragado el edificio, la dirección que ya vigilabas con especial cuidado. No podías estar segura, pero habías visto una figura ocultarse tras unos escombros. Tras un tenso rato en el que te preguntaste si te había localizado, lograste ver algo salir de allí. Quizá no lo habrías notado en otras circunstancias, pero el shuriken de energía dando vueltas en el aire era inconfundible. Ya tenías el disparo cargado, así que sacaste el cañón de entre los dientes y lo soltaste en aquella dirección.

El disparo voló directo a tu objetivo. Jural debió verlo venir en el último momento y trató de esquivarlo, pero no saltó lo bastante alto ni lo bastante rápido. La pequeña esfera impactó en el suelo y se expandió, pulverizándolo todo, incluyendo al reploide enemigo. Aguardaste con otro disparo cargado, por si acaso, pero no era necesario. Parecía que habías acabado con tu objetivo. Habías sobrevivido. Eras la última.

Saliste de las fauces de Mandíbulas y te dirigiste lentamente al cráter. El polvo ya había desaparecido, y a la luz del día podías ver los dos últimos Biometales girando en el aire frente a ti. Uno morado, el otro azul pálido. Los tocaste y te fusionaste con ellos.

Tengo que admitirlo, ese ha sido un buen truco. Soy el Modelo L. Puedes utilizarme en el agua.

Has vencido a mi Maestro... No me siento feliz de entrar a tu servicio. Jamás creí que alguien podría superarle. Sé que él no querría que su muerte fuera en vano. Te ayudaré a llegar hasta Centra... Soy el Modelo P.

También había un Tanque E tirado en el suelo. Al parecer había sobrevivido a tu disparo, seguramente porque el cristal que lo mantenía cerrado no había sido dañado.

Entonces recordaste algo que Nuler te había dicho, y te fusionaste con el Modelo Z para poder oírle.

Así que has sido tú, la menos cualificada para la supervivencia de entre todos los participantes, quien ha logrado sobrevivir a este macabro juego. Eres un modelo defectuoso construido hace cientos de años. Hace tiempo, un hombre llamado Zerus te encontró en una fábrica olvidada, abandonada en medio del desierto. Sólo quedaban unas pocas piezas de tu cerebro positrónico, pero para él era suficiente. Zerus se dedicaba a explorar el desierto en busca de personas que hubiesen intentado cruzarlo, de aliados capaces de fusionarse con los Biometales y ayudarle a vencer al Modelo W y al Amo. Pero yo estaba contaminado con los datos del Modelo W, así que el Amo utilizó a Zerus para tratar de cazaros a todos. Fue Nuler quien venció a Zerus y purificó mis datos. Pero ya no era posible abrir la puerta utilizando el poder combinado de los seis Biometales. Era necesario que una persona obtuviera los seis para poder volver a Centra.

Es el Amo quien está acumulando toda la energía del planeta para sí mismo y su pequeña ciudad. Él es la razón de que Zerus decidiera desenterrarte, aunque supongo que nunca sabremos por qué te eligió a ti, un vestigio del pasado. Quizá... quizá poseas algo que los reploides más recientes no tienen. Algo de cuando yo...

No importa. Tu objetivo es sencillo. Debes entrar en Centra y destruir al Amo. Eso era lo que Zerus quería. Ese es el objetivo por el que todos han luchado. Ahora queda en tus manos cumplirlo. Será mejor que utilices ese Tanque E... de otro modo no durarías ni dos pasos en Centra.

Lo siguiente que hiciste fue buscar a Cael y Nara. Los encontraste tendidos en medio de la calle. Al parecer Nara había logrado sacar del edifico al humano hacía un rato, antes del hundimiento final. Ambos estaban muy sucios, pero de una pieza.

-Mi misión está cumplida -dijo Nara al verte-. El poseedor de la contraseña ha sido aniquilado. Así la Central de Energía queda en manos de la resistencia.

-¿Qué te ha pasado en la cara? -preguntó Cael. Estaba pálido, había perdido mucha sangre, pero su herida parecía cerrada-. Ese maldito chucho... Me ha dejado sin espada y casi me mata. Algún día pienso vengarme de todo.

-Así que eres la última superviviente -dijo una voz a tu espalda-. Has matado a muchos hombres buenos para llegar a donde estás. No tienes mi respeto. Pero supongo que, después de todo, ahora eres nuestra última esperanza. Así que si puedes aguantar unos minutos sin desintegrarme, te haré un favor y después me largaré.

Era el tipo que te había electrocutado. Usó el brazo que tenía, cargándolo de electricidad a través de una trampilla cuadrada que había en la calle. Luego mandó la electricidad en dirección a Mandíbulas. El dinosaurio recibió las descargas y su cuerpo comenzó a vibrar. Luego, sus ojos se encendieron y comenzó a ponerse en pie lentamente, lanzando escombros por todas partes. Lanzó un rugido metálico y caminó hasta la calle para quedar a tu lado.

-Hay una entrada a Centra en este sector, está en esa dirección -dijo el hombre del brazo eléctrico-. Si puedes causar allí la mitad de caos que has provocado por estos lares, me daré por satisfecho.

¿Se acabo?

No muy segura de sí Jural había sido derrotado con el primer disparo, preparé un segundo ataque mientras me deslizaba fuera de la boca de Mandíbulas, pero no hizo falta que atacara por segunda vez, ya que cuando salí lo único que encontré fue un enorme cráter y los dos biometales que había estado portando el reploide flotando en el centro de este.

Un sentimiento de culpa me llenó por dentro debido a que siquiera le había permitido a Jural decir sus últimas palabras como había pasado con el portador de X, pero en cuanto tomé los dos nuevos biometales lo único que sentí un alivio inmenso que deje ver disparando al cielo el ataque cargado y tirándome al suelo sin fuerzas.

Había sobrevivido, era la última portadora en pie finalmente. Cerré los ojos intentando descansar al menos unos minutos, mi cuerpo aun respondía mal y la mitad de mis circuitos parecían apunto de estallar. Estando allí tumbada recordé las palabras de Nuler y cambié al modelo Z para que me tuviera que contar lo que sabía.

—Puedo asegurar que cuando me construyeron no era nada defectuosa, Z —le corregí un poco mosqueada, lo de la falta de piezas en mi cabeza podía ser cierto ya que mi último recuerdo era de mi padre manipulando esa parte de mi cuerpo, pero lo de que era defectuosa de serie era una mentira —. Era parte de un proyecto que duró años antes de que lograran su objetivo que éramos mi hermano, los otros 6 reploides y yo, y puedo asegurarte que ninguno sufríamos ningún error.

Tras terminar de hablar con Z, volví al modelo FX y recogiendo el Tanque E que encontré en el cráter y seguramente hubiese pertenecido a Jural, fui a buscar Cael y Nara, a los cuales encontré sanos y salvos y fuera de los escombros. Me puse tan contenta de verles a los dos vivos que no pude impedir que Dou tomara el control del cuerpo y saltara a abrazarlos.

—¡AAH! ¡Estáis los dos vivos, que alegría! ¡Pensaba que no volvería a veros nun- ay! —solté de inmediato a mis dos amigos al notar como un fuerte dolor me recorría todo el cuerpo por haberles abrazado. Escuché que Cael me preguntaba sobre el corte de la cara, a lo que sonreí de oreja a oreja orgullosa de mi nueva cicatriz — ¡Una bonita marca que me da un +100 de molonidad!

Una voz detrás nuestro me alertó haciendo que me diese la vuelta para encontrarme con el tipo que me había matado cuando le fui a pedir ayuda. Le pareció divertido echarme en cara las pocas muertes que había causado y él si iba a matarlo ahora, cuando él fue el que me electrocutó y destruyó sin que yo le hiciera ningún daño. Yo sería la loca, pero en aquel mundo había bastante hipócrita...

Pero un hipócrita muy majo, ya que lo primero que hizo fue recargar a Mandíbulas dejándolo como nuevo. Empecé a saltar de felicidad al ver a mi pequeño dinosaurito poder moverse y antes de que me diese cuenta estaba abrazando al hombre.

—Te quiero señor Cargador y nada hipócrita con el tema de las matanzas.

Con todo solucionado y tras tomarte el Tanque E por recomendación de mis compañeros, monté encima de Mandíbulas lista para ir hacia Centra.

—Cael, Nara si no estáis en plenas condiciones, preferiría que no vinieseis conmigo a Centra —fue Dos la que habló en esta ocasión —. He andado bastante preocupada y me he sentido algo culpable por saber que podíais estar muertos, si Centra es tan peligroso como dicen, prefiero que os quedéis al margen —esperé a que estos me contestasen y quisieran subir si insistían en acompañarme, antes de darle la orden a Mandíbulas para que se pusiera en marcha —. Solo hay una persona que me separa ahora de ti, Tres… Y voy a por ella.

@Dos:

-Al menos te acompañaremos hasta la entrada -dijo Cael, trepando al lomo de Mandíbulas como pudo.

-Sí, has hecho mucho por nosotros, no vamos a dejarte partir sola -asintió Nara. El hombre del brazo mecánico, que había parecido muy desorientado al recibir aquel abrazo, ya se había esfumado.

Os alejasteis de las ruinas que habían sido el campo de batalla final, y Mandíbulas caminó con paso lento pero seguro entre los húmedos edificios abandonados. Todavía veíais un charco aquí o allá, pero el sol los estaba secando rápidamente.

Por fin, Mandíbulas giró una esquina y tuvisteis la cúpula de centra a plena vista. El cielo al otro lado parecía brillar en mil matices de color, descomponiendo la luz solar. El aire parecía muy limpio y lleno de vida, y había un edificio altísimo que casi llegaba a rozar el techo de la cúpula, o eso parecía desde allí. El resto de los edificios no los veíais por culpa de un alto muro gris que rodeaba la ciudad... Un muro en el que se divisaba una especie de placa metálica.

-Esa debe ser la entrada -dijo Cael-. Hay otra cerca de nuestro sector. Es imposible de forzar, pero con los Biometales...

-Debería funcionar.

No sucedió nada al acercarte. La placa de metal era enorme, pero en realidad no parecía una puerta en absoluto. ¿Qué era aquello?

-¿No debería reaccionar de algún modo? -preguntó Cael.

-Fíjate en esa plataforma -señaló Nara. Había un círculo sobresaliendo en el barro del suelo... Otra placa de metal, quizá-. Sitúate en el centro del círculo, puede que sea...

Obedeciste, porque no había demasiadas opciones. Bajaste de Mandíbulas y te dirigiste a la placa.

-Por si acaso... -musitó Cael-. ¡Buena suerte!

Al pisar la placa circular no notaste nada, salvo que la superficie era más dura... en efecto, metálica. Al colocarte justo en el centro comenzaste a notar una corriente de energía que brotaba de la placa. El barro que pisabas se elevó en una nube oscura, trazando espirales a tu alrededor y dispersándose, revelando la cristalina superficie del círculo.

El Modelo X salió de tu interior, y el Z le siguió. Le siguieron el H, el F, el L y el P. Los seis modelos comenzaron a girar a tu alrededor, bordeando a toda velocidad la placa circular y trazando una definida línea energética... Y te diste cuenta de que, en ese momento, no tenías cuerpo. Eras una mera silueta de color blanco brillante. No estabas fusionada con ningún Biometal. El fulgor se hizo tan intenso que dejaste de ver a Mandíbulas o a tus compañeros y... De repente los Biometales volvieron a caer sobre ti y te elevaste a la velocidad de la luz, teletransportada por un rayo blanco.



Era una ciudad como hacía siglos que no las veías. Estaba llena de edificios altos con cristales brillantes, árboles vivos y brillantes, fuentes y gente, mucha gente, humanos y reploides por todas partes.Veías todo esto desde arriba, porque tú no estabas en la ciudad, sino en una autopista que la surcaba bastante por encima. Había coches circulando a tu alrededor, en ambas direcciones. Detrás de ti había un muro con una placa metálica que reconociste, aunque en este lado estaba limpia y bien cuidada. los coches no se dirigían al muro, simplemente llegaban hasta allí para tomar la carretera circular que bordeaba toda la ciudad.

Entonces, alguien te vio, comenzó a gritar y el mundo entero enloqueció. La cúpula de cristal, que mostraba un falso cielo azul lleno de nubes esponjosas y colores del arcoiris, se volvió de color rojo brillante y comenzó a sonar una alarma. Los coches flotantes aterrizaron y algunos cayeron de la autopista, hubo muchos accidentes. La gente comenzó a huir aterrorizada de ti. Eras la primera intrusión externa a la que habían tenido que hacer frente en muchos años...

Una explosión a tu espalda. Varios coches cayeron al vacío, la autopista comenzó a desmoronarse y los fragmentos se desplomaron sobre los edificios de debajo. ¿Todo aquello para matarte? Pero a la explosión siguió otra, más cerca, y tuviste que agarrar un vehículo descapotable y ponerlo en conducción automática. De pie sobre los asientos, te dirigiste a toda velocidad hacia... ¿el gigantesco edificio central? A parecer la autopista iba justo allí. No tenías otra opción... Probablemente allí estaba el Modelo W en cualquier caso.

A toda velocidad, dejando atrás coches destrozados y con la autopista desplomándose a tus espaldas, de repente notaste que algo destrozaba la parte inferior del vehículo flotante y comenzó a volar chirriando, medioarrastrando por el suelo. ¿De dónde había venido el ataque? ¡Allí! Unos pequeños robots con cascos amarillos y cruces verdes. Bloqueaban totalmente la carretera, y sus picos lanzaban ondas expansivas de energía. ¿Cómo ibas a pasarlos por encima? El vehículo se destrozaría si tratabas de pasar de largo, pero era imposible bordearlos, y su defensa mientras estaban tapados con sus cascos parecía buena...

—Gracias, chicos. Bueno, ¡adelante, Mandíbulas! Rumbo a Centra.

Montados sobre el dinosaurio, partimos hacia la ciudad de Centra, la cual no se encontraba muy lejos del lugar donde nos encontrábamos, así que tras unos minutos en los que me tumbé sobre la cabeza de mi dinosaurito, escuché que este soltaba un pequeño rugido para avisarnos de que ya habíamos llegado a nuestro destino.

Baje rápidamente de Mandíbulas y junto a Cael y Nara empecé a buscar algún lugar por donde entrar en la ciudad. Tras un rato buscando, Nara señaló una vieja y bastante abandonada placa de metal que recordaba un poco a un teletransporte. Antes de ir hacia allí escuché a Cael desarme suerte a lo que me giré para hacerle una última petición:

—Ah, Cael, por si no vuelvo… ¿Podríais encargaros vosotros de Mandíbulas? Es un dinosaurio muy cariñoso —acercándome bastante a Cael para que el animal no pudiese escucharnos —. Además necesito que un mecánico le mire dentro de la boca, tenía un diente medio roto.

Tras eso me dirigí a la placa para activarla. Todos los biometales salieron de mi cuerpo nada más pisarla iluminando el lugar y haciendo que me convirtiese en una especie de ánima, aun así parecía que podía hablar aun ese estado, por lo que no perdí ni un segundo en hacer aquello que le pidió el humano al modelo X:
—Coge aire y… ¡¡¡MACARRONES CARBONARAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
Un flashazo de luz me cegó al instante cuando aún seguía gritando aquello y para cuando volví a abrir los ojos me encontraba ya dentro de la ciudad encima de lo que parecía ser una autopista. Cerré la boca de inmediato ya que había conseguido alertar a toda la población…aunque igual había sido la columna de luz que me había traído a ese lugar.

Hubo unos segundos de silencio en el que toda la gente me miraba y tras eso el mayor caos que había visto en mi vida. Los habitantes de Centra corrían asustados por las calles como robots sin cabeza y los coches empezaban a chocarse entre ellos produciendo unas enormes y preciosas explosiones.

—¡Bien, ya destruyo cosas sin hacer nada! —salté feliz al ver la que había liado con mi sola presencia, iba a cargarme una ciudad completa y ni Dos iba a impedírmelo.

Tras contemplar un poco mas aquel desastre, salté encima de un coche y lo puse en modo automático para que me llevase por la autopista a lo que parecía ser el edificio central de la ciudad y en donde seguramente se encontrase el Amo del que tanto hablaban. Aunque primero me iba a tocar lidiar con un pequeño problemita y es que unos bichitos con cascos bastante monos estaban dedicándose a intentar destrozar mi nuevo coche.

—¡Apartaos u acabaré atropellándoos! —les avisé apuntando hacia el suelo y cargando un disparo no muy potente —. Yo os he avisadooooo.

Al ver que los bichitos no se movían disparé a la autopista debajo de ellos para destruirla y rápidamente pasé al modelo H para ascender en el aire y pasar al otro lado del boquete donde intentaría buscar otro vehículo o continuar con el modelo Z, el cual parecía tener movimientos bastante rápidos.

@Dos:

No causaste demasiados daños a la autopista con tus disparos (aunque no importaba mucho, porque iba destruyéndose detrás de ti). El caso es que lograste sortear el obstáculo y pasaste volando por encima de ellos. Se dieron la vuelta y volvieron a atacarte una vez que aterrizaste... De todos modos, te diste cuenta de que no podías correr a suficiente velocidad como para escapar de los derrumbamientos. Saltaste aprovechando el impulso del Modelo H y te encaramaste a una moto que volaba a toda velocidad en automático. Parecía un vehículo muy frágil y te costaría bastante luchar de pie sobre él, pero era lo mejor que habías podido conseguir.

Escuchaste un potente zumbido y algo apareció volando desde debajo de la autopista. Parecía ser una mosca robótica gigantesca, con dos hélices en lugar de alas y un cañón en la boca. Sus patas de cristal estaban cargando energía, y sus enormes ojos anaranjados estaban llenos de cámaras que vigilaban cada uno de tus movimientos. Volaba hacia atrás a la misma velocidad de la moto, así que a efectos prácticos le tenías parado delante de ti aunque siguierais moviendoos.

—Hasta la vista, casquitos —me despedí de los robots tras saltar sobre una moto.

Intenté mantener el equilibrio encima de esta, aunque estaba claro que me iba a obligar a hacer uso del Modelo H nuevamente, porque dudaba que aguantara muchos golpes. Y pronto me tocaría, ya que una mosca con un cañón se paro delante lista para derribar el nuevo vehículo.

—Admito que me encanta hacer explotar las cosas, pero preferiría que la moto aguantara algo mas de diez segundos —le dije al insecto mecánico apuntándole con el cañón del Modelo FX y disparando contra el suyo, con suerte la potencia de mis disparos sería superior al de los suyos.

Y bueno, si la moto no sobrevivía, tocaría volver a usar el Modelo H y cortarle las alas al bicho.

@Dos:

Las patas de la mosca te apuntaron y lanzaron un rayo de energía que hizo saltar la moto en pedazos. Por suerte, para entonces, ya habías lanzado tu disparo cargado contra el cañón del robot enemigo. La pequeña pero brillante esfera entró por el orificio y destruyó el aparato desde dentro, haciéndolo saltar en pedazos. Pasaste al Modelo H y planeaste a toda velocidad sobre la autopista llevada por el impulso, hasta que pudiste aterrizar en un coche abandonado y ponerlo en marcha rápidamente. Ya habías recorrido dos tercios de la distancia que te separaba del edificio central.

Volviste a verte rodeada de enemigos unos momentos después. Dos aeronaves con grandes puertas rectangulares en el lateral te flanquearon. Tenías cinco reploides enemigos en cada nave, y en ambas había montado un potente cañón. Volaban a tu misma velocidad y altura, unos a la izquierda y otros a la derecha. Ambos se preparaban para abrir fuego con los cañones.