Re: Megaman Z-Link [Survival Rol]
Publicado: 28 Ene 2014, 20:15
@Nuler:
Observaste cómo Dos levantaba su cañón y te lanzaba una ráfaga de disparos, que pudiste repeler gracias a la estela de la espada. Pero la cantidad de disparos era inmensa y se movían en direcciones extrañas. Tres de ellos vinieron desde arriba y se te pegaron en la cabeza, penetrando a cierta profundidad, como si te apagaran cigarros gigantes en el cráneo. Atravesaron el casco y la piel superficial, aunque por suerte se apagaron antes de causar más daños. También recibiste uno en el dorso de la mano, y te lo atravesó hasta dejar a la vista la empuñadura de la espada. Ahora no podías soltarla o quizá no lograras volver a cerrar la mano. Daba la impresión de que era imposible sobrevivir demasiado tiempo a aquella clase de disparos... Por suerte, la descarga cesó tal como habías previsto y tu enemiga se lanzó hacia ti.
Clavaste la espada en el suelo cuando estuvo cerca, mientras la energía se desparramaba sobre la superficie como un charco de energía. Dos saltó para evitarlo, pero en cuanto la energía fue atraída de vuelta a la hoja de la espada, los haces de luz atravesaron las piernas de tu enemiga por varios puntos. Aun así, aprovechó para arrearte un puñetazo que te lanzó unos pasos hacia atrás, donde quedaste de pie pero muy aturdido. Varias piezas de armadura se habían resquebrajado. Tu enemiga metió el guantelete en el brazo de su cañón y por las rendijas escapó una luz como de la fragua del infierno. Cuando separó los brazos, el guantelete volvía a estar al rojo vivo. Si te golpeaba con eso...
Entonces lo viste por el rabillo del ojo: una especie de estrella fugaz morada que describía una parábola perfecta hacia ti. Pensaste en moverte para esquivarla, aunque era una tontería, había pasado de largo. Caíste de espaldas y te quedaste observando la mitad inferior de tu cuerpo, de pie sobre ti, recortada contra el techo. Tu visión se apagó...
No es momento de rendirse, ¿verdad? No podemos retirarnos ahora de esta batalla. Te juegas demasiado. Sabes que estoy de tu parte.
Así es. Eres la persona que derrotó a Zerus. Creo en ti. Por eso vamos a ofrecerte todo nuestro poder. Abrázalo sin dudar y tendrás una última oportunidad.
Sospecho que sabrás cómo utilizarlo.
De repente había algo en la oscuridad, unas luces flotando a tu alrededor girando vertiginosamente. Una era roja, la otra verde... Eran los cascos de los Biometales, durante un segundo los viste con claridad, y entonces tu visión se nubló de nuevo...
Pero era suficiente para ti. Extendiste los brazos y los aferraste.
La electrocución debía ser muy similar a aquello. Chorros de energía te recorrieron los brazos de forma que te habrías desmayado en caso de seguir consciente. Algo duro recubrió tu cuerpo, una nueva armadura totalmente distinta. Algo surgió de tu espalda, y notaste la familiar sensación del sable Z en tu mano...
Abriste los ojos. Allí estaba Dos, observándote desde abajo. Allí estaba también el Megaman desconocido, el de la armadura morada, que acababa de lanzarte un shuriken y te había partido por la mitad. Lo veías prácticamente a tu altura... ¿por qué? Miraste bien hacia abajo... Estabas a un metro del suelo, inmóvil en el aire. Echaste una ojeada a tu espalda y comprendiste que ahora tenías cuatro alas en lugar de dos, y que la energía que producían era la que antes había brotado de las espadas gemelas. También había pequeñas hojas energéticas brotando de los antebrazos y cubriendo hasta el codo, de forma que podías cortar con los brazos o utilizarlas para parar un golpe. El sable Z era igual que siempre, pero tu armadura no; se había vuelto de color rojo y verde.
Notaste que la gravedad te volvía a acercar hasta tocar casi el suelo con los pies, así que aleteaste y... Seis cortes aparecieron en el suelo cuando te volviste a elevar. Podías volar, y podías descuartizarlo todo a tu paso. Oíste unas voces en tu cabeza.
¡Modelo ZH! ¡En guardia!
@Dos:
Levantaste el cañón y enviaste una efectiva ráfaga de disparos: aunque tu oponente se cubría a toda velocidad con la estela de la espada, haciendo rebotar los haces de luz, uno le dio en la mano y varios en la cabeza, dejando sobre él agujeros importantes. Cuando te pareció que estaba lo bastante debilitado, te lanzaste hacia él, que hizo algo extraño: clavó la espada en el suelo y la energía de la hoja se desparramó bajo vosotros como un charco de agua. Saltaste para evitarlo, pero la energía se condensó en haces de luz que volvieron a la hoja... Y algunos te atravesaron las piernas completamente. Parecía que no habías perdido movilidad, pero notaste una sensación de bloqueo al aterrizar sobre el suelo. Aquello no era bueno.
No importaba, porque ahora estabas muy cerca y le tenías a tiro y desprevenido. Le diste un puñetazo con el guantelete, que no pudo eludir, y lo mandaste a medio metro, donde cayó de pie, aturdido y con la armadura resquebrajada. Decidiste lanzarle otro golpe, uno que no le dejaría sólo unas cuantas grietas. Cargaste un disparo y lo descargaste contra el guantelete. Y en el momento en que separabas las manos... Algo veloz, letal y morado pasó a tu lado a toda velocidad y golpeó a Nuler. Más que golpearle, le atravesó, partiéndole por la mitad. La cabeza y la parte superior del torso, incluyendo los brazos, se desplomaron sobre el suelo. La parte inferior seguía allí, de pie, con los pies en posición de precario equilibrio.
Echaste un vistazo hacia atrás y descubriste al tipo con el que te habías peleado antes, el Megaman de la armadura morada. Estaba escondido en una grieta cerca del techo, y observaba a Nuler con expresión impasible. Intuyendo lo que ocurría, te volviste a mirarle.
Los Biometales, verde y rojo, habían abandonado su cuerpo y la armadura había desaparecido. Ahora sólo se veía una forma luminosa, humanoide, flotando en el aire y los puntos de colores orbitaban en torno a ella. Pensaste en tratar de coger los Biometales, pero era imposible que te diera tiempo: la figura luminosa los aferró en sus manos y hubo un destello cegador. Después, la armadura fue recubriendo sus brazos y engulló todo su cuerpo, hasta que volviste a ver una cara humana bajo el casco. Tenía dos cuchillas moradas brotando hacia atrás en los antebrazos, la espada que utilizaba el modelo rojo estaba en su mano derecha, y en la espalda brotaron dos alas de energía morada que le impulsaron hacia arriba... Y luego otras dos que le mantuvieron allí, donde recobró la consciencia y te observó, antes de fijarse en el tipo que le había cortado por la mitad.
Totalmente inmóvil descendió al suelo tan lentamente como un globo, y cuando estaba a punto de tocarlo con los pies aleteó una vez. Seis cortes cruzados aparecieron en el suelo, como las marcas de unas garras. Parecía que ahora acercarse a Nuler equivalía a ser descuartizado. Más te valía andarte con ojo.
@Jural:
Observaste la batalla esperando tu oportunidad. Primero, Dos bombardeó a Nuler con su ráfaga de luces brillantes, y algunas se le quedaron pegadas en la cabeza. También otra en la mano que empuñaba la espada. Pero hizo rebotar la mayoría de los golpes con la estela energética de la hoja. No sabías si aquello haría rebotar el shuriken o no, pero todavía no era tu oportunidad.
Dos se acercó a Nuler, y él clavó la hoja energética de la espada en el suelo, donde se extendió de forma circular, como si fuera líquido. Entonces se incorporó y la energía se reunió en haces que volvieron hasta volver a formar la hoja. Algunos de aquellos haces atravesaron las piernas de Dos, aunque no parecieron causar muchos daños.
La reploide aterrizó junto al humano y le dio un tremendo golpe con su guantelete. Era tu oportunidad. Mientras dos hacía algo con los brazos que no podías ver desde tu posición, lanzaste el shuriken y voló raudo y directo a Nuler, partiéndole por la mitad. Ocurrió lo que sospechabas: su cuerpo comenzó a brillar y los Biometales giraron a su alrededor como antes había pasado con Dos. La figura blanca y luminosa en que se había convertido Nuler aferró los cascos brillantes, de color rojo y verde, y una armadura formada por piezas de esos colores se extendió por su cuerpo. La espada volvió a aparecer en su mano, y un par de alas moradas le elevaron del suelo. Otro segundo par, debajo del primero, pareció generar fuerza suficiente para mantenerle en el aire. Te fijaste también en las cuchillas que brotaban de sus antebrazos, ideales para detener golpes, desviarlos o simplemente cortar golpeando con los brazos.
Nuler descendió hasta casi el suelo, aleteó una vez y varios cortes aparecieron sobre el cemento mientras se elevaba. Había estado observando a Dos, pero ahora te miraba a ti directamente. Ahora podía volar, y probablemente era muy veloz con aquellas alas.
Observaste cómo Dos levantaba su cañón y te lanzaba una ráfaga de disparos, que pudiste repeler gracias a la estela de la espada. Pero la cantidad de disparos era inmensa y se movían en direcciones extrañas. Tres de ellos vinieron desde arriba y se te pegaron en la cabeza, penetrando a cierta profundidad, como si te apagaran cigarros gigantes en el cráneo. Atravesaron el casco y la piel superficial, aunque por suerte se apagaron antes de causar más daños. También recibiste uno en el dorso de la mano, y te lo atravesó hasta dejar a la vista la empuñadura de la espada. Ahora no podías soltarla o quizá no lograras volver a cerrar la mano. Daba la impresión de que era imposible sobrevivir demasiado tiempo a aquella clase de disparos... Por suerte, la descarga cesó tal como habías previsto y tu enemiga se lanzó hacia ti.
Clavaste la espada en el suelo cuando estuvo cerca, mientras la energía se desparramaba sobre la superficie como un charco de energía. Dos saltó para evitarlo, pero en cuanto la energía fue atraída de vuelta a la hoja de la espada, los haces de luz atravesaron las piernas de tu enemiga por varios puntos. Aun así, aprovechó para arrearte un puñetazo que te lanzó unos pasos hacia atrás, donde quedaste de pie pero muy aturdido. Varias piezas de armadura se habían resquebrajado. Tu enemiga metió el guantelete en el brazo de su cañón y por las rendijas escapó una luz como de la fragua del infierno. Cuando separó los brazos, el guantelete volvía a estar al rojo vivo. Si te golpeaba con eso...
Entonces lo viste por el rabillo del ojo: una especie de estrella fugaz morada que describía una parábola perfecta hacia ti. Pensaste en moverte para esquivarla, aunque era una tontería, había pasado de largo. Caíste de espaldas y te quedaste observando la mitad inferior de tu cuerpo, de pie sobre ti, recortada contra el techo. Tu visión se apagó...
No es momento de rendirse, ¿verdad? No podemos retirarnos ahora de esta batalla. Te juegas demasiado. Sabes que estoy de tu parte.
Así es. Eres la persona que derrotó a Zerus. Creo en ti. Por eso vamos a ofrecerte todo nuestro poder. Abrázalo sin dudar y tendrás una última oportunidad.
Sospecho que sabrás cómo utilizarlo.
De repente había algo en la oscuridad, unas luces flotando a tu alrededor girando vertiginosamente. Una era roja, la otra verde... Eran los cascos de los Biometales, durante un segundo los viste con claridad, y entonces tu visión se nubló de nuevo...
Pero era suficiente para ti. Extendiste los brazos y los aferraste.
La electrocución debía ser muy similar a aquello. Chorros de energía te recorrieron los brazos de forma que te habrías desmayado en caso de seguir consciente. Algo duro recubrió tu cuerpo, una nueva armadura totalmente distinta. Algo surgió de tu espalda, y notaste la familiar sensación del sable Z en tu mano...
Abriste los ojos. Allí estaba Dos, observándote desde abajo. Allí estaba también el Megaman desconocido, el de la armadura morada, que acababa de lanzarte un shuriken y te había partido por la mitad. Lo veías prácticamente a tu altura... ¿por qué? Miraste bien hacia abajo... Estabas a un metro del suelo, inmóvil en el aire. Echaste una ojeada a tu espalda y comprendiste que ahora tenías cuatro alas en lugar de dos, y que la energía que producían era la que antes había brotado de las espadas gemelas. También había pequeñas hojas energéticas brotando de los antebrazos y cubriendo hasta el codo, de forma que podías cortar con los brazos o utilizarlas para parar un golpe. El sable Z era igual que siempre, pero tu armadura no; se había vuelto de color rojo y verde.
Notaste que la gravedad te volvía a acercar hasta tocar casi el suelo con los pies, así que aleteaste y... Seis cortes aparecieron en el suelo cuando te volviste a elevar. Podías volar, y podías descuartizarlo todo a tu paso. Oíste unas voces en tu cabeza.
¡Modelo ZH! ¡En guardia!
@Dos:
Levantaste el cañón y enviaste una efectiva ráfaga de disparos: aunque tu oponente se cubría a toda velocidad con la estela de la espada, haciendo rebotar los haces de luz, uno le dio en la mano y varios en la cabeza, dejando sobre él agujeros importantes. Cuando te pareció que estaba lo bastante debilitado, te lanzaste hacia él, que hizo algo extraño: clavó la espada en el suelo y la energía de la hoja se desparramó bajo vosotros como un charco de agua. Saltaste para evitarlo, pero la energía se condensó en haces de luz que volvieron a la hoja... Y algunos te atravesaron las piernas completamente. Parecía que no habías perdido movilidad, pero notaste una sensación de bloqueo al aterrizar sobre el suelo. Aquello no era bueno.
No importaba, porque ahora estabas muy cerca y le tenías a tiro y desprevenido. Le diste un puñetazo con el guantelete, que no pudo eludir, y lo mandaste a medio metro, donde cayó de pie, aturdido y con la armadura resquebrajada. Decidiste lanzarle otro golpe, uno que no le dejaría sólo unas cuantas grietas. Cargaste un disparo y lo descargaste contra el guantelete. Y en el momento en que separabas las manos... Algo veloz, letal y morado pasó a tu lado a toda velocidad y golpeó a Nuler. Más que golpearle, le atravesó, partiéndole por la mitad. La cabeza y la parte superior del torso, incluyendo los brazos, se desplomaron sobre el suelo. La parte inferior seguía allí, de pie, con los pies en posición de precario equilibrio.
Echaste un vistazo hacia atrás y descubriste al tipo con el que te habías peleado antes, el Megaman de la armadura morada. Estaba escondido en una grieta cerca del techo, y observaba a Nuler con expresión impasible. Intuyendo lo que ocurría, te volviste a mirarle.
Los Biometales, verde y rojo, habían abandonado su cuerpo y la armadura había desaparecido. Ahora sólo se veía una forma luminosa, humanoide, flotando en el aire y los puntos de colores orbitaban en torno a ella. Pensaste en tratar de coger los Biometales, pero era imposible que te diera tiempo: la figura luminosa los aferró en sus manos y hubo un destello cegador. Después, la armadura fue recubriendo sus brazos y engulló todo su cuerpo, hasta que volviste a ver una cara humana bajo el casco. Tenía dos cuchillas moradas brotando hacia atrás en los antebrazos, la espada que utilizaba el modelo rojo estaba en su mano derecha, y en la espalda brotaron dos alas de energía morada que le impulsaron hacia arriba... Y luego otras dos que le mantuvieron allí, donde recobró la consciencia y te observó, antes de fijarse en el tipo que le había cortado por la mitad.
Totalmente inmóvil descendió al suelo tan lentamente como un globo, y cuando estaba a punto de tocarlo con los pies aleteó una vez. Seis cortes cruzados aparecieron en el suelo, como las marcas de unas garras. Parecía que ahora acercarse a Nuler equivalía a ser descuartizado. Más te valía andarte con ojo.
@Jural:
Observaste la batalla esperando tu oportunidad. Primero, Dos bombardeó a Nuler con su ráfaga de luces brillantes, y algunas se le quedaron pegadas en la cabeza. También otra en la mano que empuñaba la espada. Pero hizo rebotar la mayoría de los golpes con la estela energética de la hoja. No sabías si aquello haría rebotar el shuriken o no, pero todavía no era tu oportunidad.
Dos se acercó a Nuler, y él clavó la hoja energética de la espada en el suelo, donde se extendió de forma circular, como si fuera líquido. Entonces se incorporó y la energía se reunió en haces que volvieron hasta volver a formar la hoja. Algunos de aquellos haces atravesaron las piernas de Dos, aunque no parecieron causar muchos daños.
La reploide aterrizó junto al humano y le dio un tremendo golpe con su guantelete. Era tu oportunidad. Mientras dos hacía algo con los brazos que no podías ver desde tu posición, lanzaste el shuriken y voló raudo y directo a Nuler, partiéndole por la mitad. Ocurrió lo que sospechabas: su cuerpo comenzó a brillar y los Biometales giraron a su alrededor como antes había pasado con Dos. La figura blanca y luminosa en que se había convertido Nuler aferró los cascos brillantes, de color rojo y verde, y una armadura formada por piezas de esos colores se extendió por su cuerpo. La espada volvió a aparecer en su mano, y un par de alas moradas le elevaron del suelo. Otro segundo par, debajo del primero, pareció generar fuerza suficiente para mantenerle en el aire. Te fijaste también en las cuchillas que brotaban de sus antebrazos, ideales para detener golpes, desviarlos o simplemente cortar golpeando con los brazos.
Nuler descendió hasta casi el suelo, aleteó una vez y varios cortes aparecieron sobre el cemento mientras se elevaba. Había estado observando a Dos, pero ahora te miraba a ti directamente. Ahora podía volar, y probablemente era muy veloz con aquellas alas.