Vamos a jugar a... -Foro-

Aquel shuriken por la espalda había dolido bastante y las piedras que me habían caído encima no ayudaban al tema del corte…aunque los disparos que hacía ahora eran muy bonitos. Ladeé la cabeza intentando concentrarme, ahora que había desbloqueado aquellos recuerdos sobre mi hermano parecía que iba a ser algo inestable con la personalidad infantil que había tenido hasta ahora y la que tuve antes de mi desconexión.

—Si, creo que la idea de F podría funcionar —les dije a los dos Biometales —. Pero no lo voy a usar hacia delante, sino para atrás. Si he podido crear tantos disparos, diría que puedo romper paredes de este edificio sin problemas.

Cargando el puño tal y como me había dicho F, golpeé las rocas en dirección a la pared para abrirme camino por ella. Me quedaría detrás de la siguiente esperando a que el tipo del Biometal apareciera intentando seguirme si lo hacía le dispararía desde una posición bastante segura, si no buscaría la salida de aquel lugar…¡aunque fuese a puñetazo limpió!

“Esta inestabilidad me va a matar…”

-¡¡Maldita sea!!

No había visto siquiera el hueco de la pared, y eso había salvado a mi enemiga. Tanto Elok como yo recibimos una ráfaga de disparos de la portadora. Él se tuvo que retirar. Yo seguía allí, pero había recibido bastante también. Para el colmo el edificio volvía a temblar…

“Calma Jural, te estas dejando llevar” pensaba. Aunque los disparos no eran flojos, precisamente, opte para reservar el uso del Tanque E en otra situación. Si seguíamos luchando el edificio se vendría abajo, y si iba tras la portadora, o estaba sepultada y no la podría atacar efectivamente o me estaría metiendo en la boca del lobo. Tenía que retirarme y esperar una oportunidad mejor, sino iba a dejarme matar… O morir con ella, teniendo en cuenta el estado de lo que nos rodeaba. Retrocedí por el agujero por donde había venido, en busca del pasillo vertical por el que habíamos bajado Yuta y yo.

-Modelo P, Modelo L, ¿qué se supone que ha hecho esa reploide? ¿Tiene algún punto débil ahora?

@Nuler:

Entraste en el edificio y comenzaste a buscar tratando de localizar ruido de batalla... O ruido en general. Finalmente encontraste sonido procedente de una pared agrietada y Reploiden y tú os preparasteis para el combate. Cargaste las espadas de energía y comenzaste a trocear la pared mientras empujabas los escombros con un vendaba... Lo que no esperabas es que volaran hacia ti, rocas incandescentes, llenando el pasillo de fuego que se desviaba en todas direcciones. Reploiden se apartó de un salto e Interruptor utilizó el shuriken como escudo para desviar lo que le caía, pero tú estabas en el centro del meollo. Te golpeó una piedra en llamas en el hombro y otra en el muslo, causando ciertos daños.

De la pared emergió una figura portentosa. La reconociste por la cara, era la chica de la armadura naranja, pero ahora llevaba una más compleja e imponente, e color naranja y azul. Una de sus manos era enorme e incandescente, y la otra había sido reemplazada por un enorme cañón.

-Dos... -murmuró Reploiden-. Aunque hayamos luchado juntos en el pasado, nos encontramos ahora de nuevo en el campo de batalla como enemigos. Defiéndete lo mejor que sepas.

Y su katana destelló con luz eléctrica.

@Dos:

Cargaste de energía el cañón y la liberaste contra el guantelete. El efecto fue impresionante, la enorme mano era ahora incandescente. Golpeaste la pared con todas tus fuerzas y unas grietas ígneas se extendieron durante un segundo antes de que la pared reventara.

Pasó algo extraño, notaste un vendaval azotarte y algunas de las rocas ardiendo que deberían haber volado lejos volvieron hacia ti, cortadas en trozos más pequeños. Algunos te golpearon, pero el guantelete era grande y totalmente inmune al calor, así que pudiste desviar la mayor parte a base de rápidos manotazos. Saliste del hueco y avanzaste hasta el pasillo, donde te encontraste con tu viejo oponente, el de la armadura verde, que sostenía las dos espadas en posición de ataque.

A su lado estaba Interruptor, aquel lobo mecánico, que por algún motivo tenía un shuriken en la cola en lugar de la motosierra de siempre, y también Reploiden, que te reconoció al verte.

-Dos... -murmuró-. Aunque hayamos luchado juntos en el pasado, nos encontramos ahora de nuevo en el campo de batalla como enemigos. Defiéndete lo mejor que sepas.

@Jural:

Retrocediste y trepaste hasta la mitad del pasillo vertical, a donde difícilmente podrían seguirte.

Me sorprende que esos dos hayan estado de acuerdo para hacer esto... pero si no me equivoco, se han megafusionado ambos Biometales. Ahora sus armas son una combinación del Modelo X y el Modelo F. Es un proceso que sólo se puede llevar a cabo cuando la fusión está deshecha... y vosotros sólo podéis deshacerla al estar al borde de la muerte. Eso significa que la descarga de antes habría matado a tu enemiga en condiciones normales. De todos modos... Estoy seguro de que su capacidad defensiva no ha aumentado... Y la ofensiva tampoco demasiado. Simplemente sus armas han adoptado una forma diferente, más poderosa, pero no invencible.

-Y cuando no tienes un dinosaurio, tienes una nueva transformación. ¡Que molesto!

Un guantelete llameante y un cañón bien gordo. Aquí me convenía las capacidades defensivas que me ofrecía el modelo Z, al menos para detener los disparos. No estaba seguro de poder detener un puñetazo suyo.
-¡Modelo Z!

Le hice una señal a Interruptor con la cabeza, hacia los pies del enemigo, y acto seguido me lancé hacia la derecha de la chica, me apoyé en la pared y salté mientras describía círculos con la espada para protegerme de posibles disparos. Iba a arrebatarle ese brazo derecho costara lo que costara. Quería lanzarle tajos mientras pasaba por encima suyo, al caer detrás... Y entonces clavaría la espada en el suelo. Usaría el ataque del círculo de energía.

Ya estaba harto, ahora por fin luchaba un combate con ventaja y no pensaba contenerme lo mas mínimo.

-¡La humanidad necesita lo que hay en Centra para sobrevivir y no renunciaré a ello!

Había dejado a dos atrás para ahora enfrentarme a tres y no tres cualquiera, el portado al que había dejado con Mandíbulas, el perro y Reploiden. ¿Estaba con él? Vaya, si que era aquello una buena forma de agradecerme el haberle ayudado en el ataque de la central.

Y parece que estaba en modo gracioso ¿defenderme de los tres? ¿El siguiente chiste cual iba a ser? ¿Qué en realidad era humano? Porque esa forma de abusar del numero para aplastar al enemigo era muy típica de ellos.

Pero el que se llevó la palma con las palabras fue el portador. Según él los humanos necesitaban lo que había en Centra y bueno, a no ser que allí hubiese alguien para enseñarles a como tratar a los Reploides de la manera adecuada, no sé que iba a salvarlos. Ellos se habían buscado el estar en peligro ahora, nos habían tratado como objetos de usar y tirar, jugando a ser dioses con nuestra creación para después eliminarnos sin pensar en nuestros sentimientos.

Él… los dos confiamos en una ocasión en los humanos pensando que todos serían tan amables y honestos como lo fue nuestro creador, un hombre al que considerábamos un padre por toda la ayuda que nos presto y el como nos trato. Mi hermano incluso llegaba a imaginar un mundo en el que los reploides no estuviésemos solo para satisfacer a los humanos…

Salté hacia atrás disparando de forma que las balas se dispersaran por todo el pasillo, no quería acabar ni con el perro del portador y mucho menos con Reploiden, pero no podía dejar que se acercaran, asi que si conseguía dejarles incapacitados para luchar el enfrentamiento directo contra el humano sería más sencillo, a este no me importaba si las balas le daban en la cabeza o en el torso, mi objetivo era matarlo.

—¿Qué la humanidad necesita lo que hay en Centra? —le pregunté mientras disparaba y calculaba cuando llegaría a mi posición —. Si volvéis a tomar otra vez el poder los reploides estaremos acabados. Así que olvidate de ir hacia allí, porque llegaré a Centra y descubriré el paradero de mi hermano, el sabrá ayudar mejor a los humanos que tú.

En cuanto se acercase lo suficiente dejaría de disparar para golpearle con mi puño y mandarlo en dirección a su mascota electrónica. Aquello funcionase o no, intentaría hablar con Reploiden, si lo ponía de mi lado igual ganábamos.

—Reploiden, no tengo nada contra ti ni contra el lobo. Una vez me preguntaste de cuando era mi sistema, viví durante la aparición de los Maverick —empecé a explicarle —. Era parte de un grupo de reploides creados para una investigación y después ser enviados para defender a los humanos, pero estos nos atacaron antes de que pudiésemos hacer nada. Entraron sin autoridad al centro y dispararon contra nosotros sin decirnos las razones de aquel ataque, mataron a mis compañeros y a mi hermano —recordar aquello me resultaba demasiado doloroso —. Solo yo sobreviví de todo el grupo y obligaron a mi creador a desmontarme. Si este tío llega a centra volveremos a lo mismo y lo sabes.

-Oh…

Entonces en condiciones normales la portadora ya hubiera sido derrotada… Tenía una idea. Mire abajo, el sitio por el que había venido. Tendría que volver a entrar en ese edificio que se venía abajo, pero podía valer la pena. Volví a bajar cuidadosamente. Quizás me había seguido, pero ahora que me debía haber perdido de vista me había salido una oportunidad. Cargue un shuriken para estar preparado si me encontraba ella a mí y no yo a ella primero.

@Nuler:

Saltaste hacia la reploide y enseguida tu estrategia te fue útil, pues la estela de la espada hizo que muchos disparos rebotaran y se fueran contra las paredes. Se quedaban allí pegados, chisporroteando y agujereando la piedra profundamente. Te acercaste y lograste cortar un trozo del guantelete de tu enemiga, que te encañonó con su arma a bocajarro. Ella también había saltado, esquivando por poco un ataque de sierra de Interruptor.

Entonces sentiste un golpe en el hombro y caíste al suelo. Miraste rápidamente y viste a Reploiden, que había recibido los disparos en su lugar. Toda su armadura e incluso su cara estaban cubiertos de puntos brillantes que debían estar destruyéndole a gran velocidad. Sin embargo, miró con calma a la reploide, que empezó a hablarle.

-Estás librando una batalla que ya ha terminado, Dos -respondió Reploiden-. Hoy en día, no hay diferencia alguna entre reploides y humanos. Nuestros cuerpos son tan complejos como los de ellos, y ellos tienen tantas partes tecnológicas como nosotros. O al menos, así solía ser hasta que Centra tomó el control... Yo ya no considero a reploides y humanos como razas diferentes, sino como a una sola: los humanoides. ¡Por eso he decidido confiar nuestro destino a la humanidad!

Viste cómo la espada de Reploiden salía disparada y, en un sólo segundo, partía a la tal Dos en mil pedazos, desde montones de ángulos distintos. Los trozos comenzaron a caer, pero una luz blanca iluminó a Dos desde dentro, reparando todas las grietas y dejándola como nueva.

-Sé que tenías un Tanque E -concluyó Reploiden-. De lo contrario, mi ataque habría sido letal. Tienes una última oportunidad, aprovéchala para recordar que portas el poder del legendario X. Recuerda que no puede estar en manos de una simple Disidente.

Entonces se volvió y te miró. Su cuerpo había sido casi destruido y los disparos ya se habían apagado, sólo quedaba uno brillante en su ojo izquierdo, brillando cada vez más adentro, destruyendo el interior de su cabeza.

-Ha sido un honor luchar a tu lado, Nuler -dijo Reploiden, envainando su espada-. Te confío el destino de la humanidad.

Y cayó al suelo.

-Actualización del sistema completada -dijo la voz de Interruptor, sobresaltándote-. Reploiden me ha cedido el control del Ejército. Lo siento, pero debo irme. Suceda lo que suceda aquí, uno de vosotros entrará a Centra, y entonces habrá represalias durante unas horas hasta que arregléis la situación. Las tropas deben estar listas para proteger a la población. Ten cuidado, Nuler. No olvides que el tercer y último Megaman también ronda por estas ruinas.

Y se fue trotando a toda velocidad. Sin embargo, cuando ya se había perdido de vista, el shuriken que había llevado en la cola entró volando a toda velocidad e hizo un corte horizontal a Dos en la cara. Ella lo atrapó con su guantelete y lo hizo pedazos a cerrar el puño. Ya no teníais más aliados. os habían dejado solos.

@Dos:

Cuando saltaste, el shuriken que el lobo llevaba en la cola pasó volando bajo tus pies a toda velocidad. Disparaste a discreción, pero aunque algunos disparos cayeron sobre Reploiden e Interruptor, el humano logró desviarlos utilizando la estela de su espada como escudo de energía. Rebotaron inofensivamente hacia ti, ya que los desviaste para que no te dieran y acabaron pegados a las paredes.

Tenías a tu enemigo muy cerca. moviste la mano para atacarle, pero él fue más rápido y te cortó el guantelete por la mitad. No sentiste dolor alguno. Le encañonaste para disparar a bocajarro, ahora que no estaba a tiempo de cubrirse... Sin embargo, un momento después de disparar, Reploiden le empujó a un lado y recibió todos los disparos.

Caísteis al suelo. El cuerpo de Reploiden estaba cubierto de luces brillantes que chispeaban, destrozando su cuerpo con rapidez.

-Estás librando una batalla que ya ha terminado, Dos -te dijo-. Hoy en día, no hay diferencia alguna entre reploides y humanos. Nuestros cuerpos son tan complejos como los de ellos, y ellos tienen tantas partes tecnológicas como nosotros. O al menos, así solía ser hasta que Centra tomó el control... Yo ya no considero a reploides y humanos como razas diferentes, sino como a una sola: los humanoides. ¡Por eso he decidido confiar nuestro destino a la humanidad!

Aunque te parecía imposible que siguiera moviéndose, con las heridas que tenía (especialmente el disparo en su ojo izquierdo que seguía brillando y cada vez era más profundo), sus manos se movieron a tanta velocidad que no pudiste seguirlas, simplemente cómo tu cuerpo se llenaba de cortes que venían desde todas direcciones y se separaban. Los daños eran mortalmente críticos, te había destruido en miles de pedazos.

Pero también había cortado el Tanque E que llevabas. La sustancia brillante escapó de su frasco y se dispersó por todo tu cuerpo, reparando hasta el más mínimo daño y dejándote en perfecto estado. Ya no podrías disponer otra vez de ese recurso.

-Sé que tenías un Tanque E -dijo Reploiden-. De lo contrario, mi ataque habría sido letal. Tienes una última oportunidad, aprovéchala para recordar que portas el poder del legendario X. Recuerda que no puede estar en manos de una simple Disidente.

Entonces se volvió y miró a tu enemigo. Notaste que había datos fluyendo entre Reploiden e Interruptor, que estaba totalmente inmóvil.

-Ha sido un honor luchar a tu lado, Nuler -dijo Reploiden, envainando su espada-. Te confío el destino de la humanidad.

Y se desplomó sobre el suelo destrozado. Los datos entre él y el lobo dejaron de fluir.

-Actualización del sistema completada -dijo Interruptor-. Reploiden me ha cedido el control del Ejército. Lo siento, pero debo irme. Suceda lo que suceda aquí, uno de vosotros entrará a Centra, y entonces habrá represalias durante unas horas hasta que arregléis la situación. Las tropas deben estar listas para proteger a la población. Ten cuidado, Nuler. No olvides que el tercer y último Megaman también ronda por estas ruinas.

Se fue trotando y no le detuviste, a fin de cuentas suponía ocuparte de un rival menos. Pero cuando ya se había marchado e ibas a centrar tu atención en Nuler, algo pasó volando bajo tus ojos y te cortó la cara y el puente de la nariz. Lo atrapaste en el aire con el guantelete y cerraste el puño, destrozando la cosa que te había cortado. Abriste el guantelete y te quedaste mirando los restos del shuriken que había llevado el lobo. La herida no era de importancia, pero el significado era evidente. Sucediera lo que sucediera ahora, te habías ganado un enemigo para siempre.

@Jural:

Volviste atrás, avanzando con cuidado. No había ni rastro de enemigos. El hueco tras el que había desaparecido la reploide seguía cubierto por escombros, no podías pasar por allí sin moverlos, lo que llamaría demasiado la atención. Buscaste otra forma de avanzar. No tardaste en encontrar una grieta cerca del techo, de la que te colgaste. El shuriken giraba en tu mano mientras te movía, paciente y letal... como tú mismo te sentías.

Miraste al otro lado de la grieta y observaste una escena peculiar. La reploide enemiga estaba cara a cara con el que había sido su aliado en la Planta Energética. Le había cubierto de sus disparos corrosivos, pero él hablaba tranquilamente como si nada sucediera, mientras su cuerpo era destruido poco a poco.

-Estás librando una batalla que ya ha terminado, Dos -escuchaste-. Hoy en día, no hay diferencia alguna entre reploides y humanos. Nuestros cuerpos son tan complejos como los de ellos, y ellos tienen tantas partes tecnológicas como nosotros. O al menos, así solía ser hasta que Centra tomó el control... Yo ya no considero a reploides y humanos como razas diferentes, sino como a una sola: los humanoides. ¡Por eso he decidido confiar nuestro destino a la humanidad!

Desde tu punto de vista, no percibiste movimiento, sólo docenas de líneas azules que cruzaban el cuerpo de Dos desde todas las direcciones sin oponer resistencia. Imaginaste que ya estaba acabada, que tu enemiga finalmente había sido destruida, pero una luz brillante brotó de sus cortes y la reparó dejándola como nueva.

-Sé que tenías un Tanque E -dijo el espadachín-. De lo contrario, mi ataque habría sido letal. Tienes una última oportunidad, aprovéchala para recordar que portas el poder del legendario X. Recuerda que no puede estar en manos de una simple Disidente.

Entonces se volvió hacia el Megaman de la armadura roja y la espada de energía, que observaba la escena sin poder intervenir, y le habló.

-Ha sido un honor luchar a tu lado, Nuler -dijo, envainando su espada-. Te confío el destino de la humanidad.

Y cayó sin vida. No parecía que hubiera posibilidad de reparación para él.

-Actualización del sistema completada -dijo alguien en quien no habías reparado, el robot con forma de lobo y... Un momento, ¿por qué tenía el shuriken de Yuta en el extremo de la cola? ¿Cuándo y cómo lo había obtenido?-. Reploiden me ha cedido el control del Ejército. Lo siento, pero debo irme. Suceda lo que suceda aquí, uno de vosotros entrará a Centra, y entonces habrá represalias durante unas horas hasta que arregléis la situación. Las tropas deben estar listas para proteger a la población. Ten cuidado, Nuler. No olvides que el tercer y último Megaman también ronda por estas ruinas -te diste cuenta de que se refería a ti.

El lobo se marchó trotando a toda velocidad, pero en el último momento, le viste imprimir una velocidad de giro vertiginosa al shuriken y arrojarlo con un elaborado giro de la cola. El shuriken describió una elegante curva y falló su objetivo por poco, porque habría podido decapitar a Dos y en su lugar sólo le causó una herida superficial. La reploide atrapó el shuriken con su guantelete, destrozándolo en el proceso, y se quedó observando los restos inservibles del arma de Yuta.

Tu propio shuriken seguía cargado al máximo, y tanto Nuler como Dos estaban a tiro, un tiro que era imposible fallar. Pero, ¿a quién debías quitarte de en medio antes de revelar tu presencia?

-Mierda otra vez no.

No pude evitar que una vieja sensación se posara otra vez sobre mi mente. La la impotencia de ver un aliado caer en combate. Un aliado que ha muerto protegiéndote. Había pasado lo mismo cuando iba con el equipo de exploradores voluntarios hacia Centra. Yo era el único que había dedicado su vida a un oficio en el que la habilidad de combate era obligatoria para sobrevivir. Y ellos me habían cubierto de los disparos enemigos cuando nos perseguían porque me consideraron como la mejor y mayor esperanza que tenían. Y aun así, fallé miserablemente, por un motivo que aún era incapaz de recordar, y Zerus me encontró tirado en el desierto. Pero esta vez no pensaba fallar de nuevo!

Me dí cuenta de que me sangraba el labio de morderme, y me despedí de Interruptor cuando se iba:
-Adiós, amigo. Que los hados te sean propicios.

Después de ver a la reploide destrozar el shuriken, me volví a poner en guardia.
-Y bien? Vas a intentar matarme igual, pero dejarás al menos los instintos genocidas a un lado o pasas de honrar la memoria de los guerreros que nos han protegido hasta nuestro despertar? Porque si me matas, el Modelo Z tiene cosas muy interesantes que contarte.

Estuve atento y me preparé a ver cualquier movimiento, oír cualquier sonido, para envolverme en un capullo de energía igual que cuando me enfrenté a Zerus hizo él. Probablemente me caería una lluvia de disparos y luego se acercaría o saltaría hacia mí y, en ese momento, desactivaría la estela, me haría a un lado y clavaría la espada en el suelo para ejecutar el ataque del circulo de energía. Después me pondría en guardia de nuevo.

—¡Reploiden!

No, no, ¡no! ¿Por qué se había puesto en medio? No quería hacerle daño, pero con todos aquellos disparos seguramente lo hubiese quemado por dentro y todo. Aun con todo aquello, el reploide fue capaz de seguir hablando y aclarar el estado actual del tiempo donde me encontraba, la idea de que las dos partes se considerasen ya una me atravesó de lado a lado.

“Ese era tu sueño… llegó a existir” pensé mientras me levantaba para responderle a Reploiden, si aquello era cierto, tendría que disculparme con el portador del biometal por pensar lo contrario. Pero antes de que pudiese hacer nada, Reploiden se movió hacia a mí a una velocidad que se me hacía imposible verlo.

—¿Reploi-

El mundo desapareció al instante antes de que pudiese acabar de hablar. Reploiden había acabado conmigo ¿pero porque razón? ¿Quería que a toda costa ganase el otro portador? No podía entenderlo, le había ayudado a tomar la central y así era como tenía que agradecérmelo, uniéndose a otro y matándome sin que tuviese opción a defenderme.

Volví al instante sintiendo como todas las heridas que había sufrido se habían cerrado ¡El tanque! Al levantarme lo vi en el suelo cortado en mil pedazos, aquello era lo que me había salvado la vida y lo que estaba buscando Reploiden, quería ponernos a la misma altura para que peleásemos solos.

—Hare lo que vea correcto, Reploiden —le contesté antes de que dejara de funcionar —. Desperté sin conocer nada de este lugar y hasta hace poco siquiera sabía quién era, ¡déjame al menos descubrir con qué clase de mundo me estoy dejando los circuitos otra vez!

Tras que el guerrero pasara a mejor vida, el perro asumió el mando y se marchó lanzándome el shuriken que tenía en la cola, dejándome una bonita cicatriz en la cara, aunque tenía la sensación de que las cicatrices no quedaban tan bien en seres metálicos como en humanos, pero fijo que me quedaba genial.

—Primero, no quería matar a Reploiden, todos aquellos disparos iban hacia ti, ser al que tengo que matar por obligación y no por capricho —le solté al otro volviendo a apartar a la otra Dos —. Segundo, el que se ha lanzado sin compasión contra mí has sido tú al ver que tenías dos personas para cubrirte, así que si no me vengas a hablar de honor ahora.

Cargué el cañón de mi mano apuntando hacia el portador. Dejé entonces que aquella versión loca saltara, ya que tenía la sensación de que ¡me iría de maravilla en aquella pelea! Con el disparo aprovecharía para saltar hacia atrás por si volvía a usar ese ataque circular y así aprovechar y pegarle un puñetazo en toda la cara, si me daba tiempo ya volvería a chocar mis manos para darle el puñetazo bombazo.

Volví atrás y me encontré con los dos portadores, la reploide y el que fue aplastado por el dinosaurio mecánico. Este tenía aliados, pero uno cayó y el otro se retiró, dejando solos a ambos portadores que seguían enfrentándose. Ambos a tiro…

Rápidamente analice la situación y las conclusiones que podría tener mi elección. Nada estaba determinado, pero dada la situación tome una decisión. Me concentre y espere la mejor oportunidad para lanzar mi ataque; cuando mi objetivo estuviera ocupado por su adversario.

Spoiler: Mostrar

Mi objetivo era Nuler, el humano. Desconocía si tenía algún Tanque E y, a diferencia de la reploide, sus biometales no se habían fusionado; si lograba dar un golpe crítico forzaría a que gastara su as en la manga, y si no tenía ningún as, entonces, me quitaría de en medio un rival poderoso, puesto que había acabado con el portador del Modelo Z que yo mismo me encontré una vez, y la portadora, Dos, no parecía que estuviera en sus mejores condiciones.

…

En la guerra cada paso es vital. No puedes actuar a la ligera, pero nunca sabes cómo terminará ni cuál de los lados saldrá victorioso… Esta vez estaba solo ante una elección que probablemente marcaría mi futuro, pero pasase lo que pasase no moriría con remordimientos.