Vamos a jugar a... -Foro-

@Rudy[ ], Lira[ I ]:

Lira intentó volver a entrar en el autobús, pero la Pesadilla Electrovenenosa todavía persistía un poco y se le pusieron los pelos de punta sólo con pisar el primer escalón. Tendría que esperar un poco más antes de volver a registrarlo.


-¡Ataque punzante! -Stingmon hizo estallar a una de las cucarachas en el aire. Los datos brillaron y se arremolinaron para formar algo bastante pequeño que cayó entre vosotros. Parecía una especie de ratón, más grande que uno de verdad pero pequeño para el tamaño de los Digimon que estabais acostumbrados a ver. Tenía un ojo rojo y le sobresalía, como si estuviera a punto de caérsele. Además, era bizco. Un análisis con el RH lo clasificó como Chuumon.

Guardromon estaba disparando lásers contra el último Roachmon, que había huido mientras Stingmon se ocupaba del otro. El monstruoso Digimon voló directamente hacia el edificio que salía de la placa y se introdujo en el interior.

-¡Han escapado de la Estación Silviaria! -exclamó Guardromon, y echó a correr hacia el edificio. Stingmon voló hasta la puerta con más rapidez, pero se detuvo antes de entrar y miró a Rudy. El magullado Chuumon miraba de un lado a otro y parecía buscar un modo de huir, hasta que Nezu lo recogió.

-¡Ya lo interrogaremos después! ¡No podemos dejar que Guardromon luche solo! -exclamó, y también echó a correr hacia la Estación.

@Senetyl[III], Nenti[II ]:

-Tienes razón -Trydan volvió a su forma de Elecmon y, por una vez, no protestó cuando Senetyl lo cogió en brazos. El efecto de aquel clima sobre su salud se detuvo en cuanto volvió a ser un principiante, pero todavía temblaba un poco.

Enseguida os disteis cuenta de que era imposible llegar a la mayoría de los edificios sin nadar. El suelo estaba muy húmedo y vuestros pies se hundían profundamente en el barro. No se veía un alma. Finalmente, encontrasteis un edificio más grande que los demás, que tenía cartel de luces de neón en la fachada. No entendíais lo que ponía, estaba escrito con símbolos incomprensibles para vosotros. El cartel estaba medio sumergido y electrificaba el agua de alrededor. Pero se podía entrar en el edificio sin tocar el agua electrificada, porque había un puente de tablas de madera que unía la orilla con una ventana.

Entrasteis en el edificio y os encontrasteis en una planta iluminada que parecía sacada de un centro comercial de vuestro mundo. Había montones de estanterías llenas de cajas de CDs musicales. Tomi se adelantó y cogió una.

-Está vacía -dijo, tras abrirla-. Creo que todas lo están.

-Pero esto funciona -comentó DORUmon, señalando unos cascos colgados de los que se utilizan para escuchar muestras de música.

Había ocho auriculares en la planta, y de cada uno salían melodías diferentes.

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-Vale, es un sitio muy curioso -admitió Horus-. Pero aquí no hay nadie.

-Mejor así, ¿no? -comentó Tomi-. Necesitamos descansar un poco después de esos Goblimon. Aquí podemos estar tranquilos un rato.

Al fondo de la planta había un ascensor, pero no visteis señal de escaleras por ningún lado.

@Suzu[III], Kiara[III]:

-Bueno, Lilithmon no vive en esta zona -explicó Gladimon-. Aunque tiene el control de la mayoría de las zonas del oeste. En cuanto a los rayos que surgen del abismo, es un encantamiento del Mago de la Corte, Wizardmon. Estuvo trabajando en él durante semanas, y supongo que nadie más puede romperlo. De todos modos, esta zona está bajo el control de Phelesmon. Él es quien vive al otro lado del puente y mantiene el control el nombre de Lilithmon. Yo preferiría no contrariarle.

—De acuerdo, Nezu —asentí tras pasarme las manos por el pelo y volver a colocármelo bien, aquella sacudida eléctrica no le había sentado nada bien a mi cuerpo —. ¡Vamos a cazar cucarachas!

Y con aquel gritillo de animo, seguí a Nezu y Guardromon hacia la placa y el edificio en donde se había escondido el Roachmon, aunque no pude esconder una risilla que me salió al ver la forma de correr tan divertida que tenía el Digimon mecánico.

-Hala, estamos en Akiba. Toda la música son japonesadas -fuí y me puse algunos de los auriculares-. ... wake up... si, el resto esta en perfecto japones y esta otra... bueno, esta no tiene letra y es como muy siniestra y deprimente... Escúchala Horus, quizá te mola.

Me acerqué al ascensor, no me daba buenas vibraciones, pero no había escaleras ni nada para seguir subiendo. Pensé también en por que las muestras de música seguían funcionando.
-Esperad, no escuchéis la música. Podría ser una trampa o algo. Todo en la zona esta hecho una piltrafa, pero esto esta conservado perfectamente y ademas alguien se ha esforzado en que sea de fácil acceso. Y no hay nadie. Si hubiéramos encontrado a algún digimon viviendo aquí, pensaría que es una vivienda. Pero por no haber, no hay ni CDs ni moho... -me senté en el suelo, sintiéndome un poco exhausto- Uh, esto es un puñetero estrés. Llevo demasiado tiempo en tensión, ya me cuesta relajarme.

- ¡Genial Stingmon! ¡Vamos todos a buscar al otro y acaba con el!
Se queda siempre esperando mi aprovacion, que mono. Lo que no entiendo es esta fea mania que tienen los digimon de atacarnos de gratis, y encima para perder, ¿No tienen nada mejor que hacer?

-¿Y dónde está ese Wizardmon? … No me digas está en el otro lado del puente también…

Si por la zona no había nadie que pudiera ayudarnos y el puente no se bajaba solo no íbamos a poder hacer gran cosa.

-¿El puente cada cuando habéis dicho que se bajaba…?

Comida a domicilio.... ¿En serio? ¿Por dónde se suponía que les llegaba? Tenían el puente inaccesible y no parecía haber otro camino ¿Les llegaba volando acaso? Vale, sí, puede que sea una respuesta un poco tonta; lo más lógico sería que bajasen el puente cuando llegase la comida y luego lo volviesen a subir una vez entregada. Bueno, al menos ya tenía una forma de atravesar el puente usando al inocentón de la comida (y el sigilo, para ese plan sería clave ser sigilosos y que no nos descubran).

-Trabajáis para ella, no os engañéis a vosotros mismos -respondí después de que los Gladimon dijesen que no pensaban mucho en su forma de vida- No sé vosotros pero a mí no me haría gracia vivir controlada de esta forma pero bueno...

Después, continué pensando en formas de llegar a cantarle las cuarenta a los memos que, al parecer, controlaban el lugar o salir de allí. ¿Y si creaba algún altercado? Seguramente vendrían para ver que pasa aunque la idea es arriesgada. Quién sabe cómo pueden tomarse los tipos esos que alguien quiebre la tranquilidad de su "feudo".

-Ya me gustaría a mí hablar con el mago ese -murmuré molesta, no me hacía gracia estar encerrada en un lugar como ese... ninguna y el mago claramente tenía parte de la culpa- A todo esto... ¿Qué ganáis dejando que os controlen la vida de esa forma? -pregunté mientras miraba a mi alrededor- No parece que tengáis mucha libertad de movimiento ¿Es que no veis que esos desgraciados se están aprovechando de vosotros? - suspiré mientras en mi mente me negaba a permanecer en ese lugar para el resto de mi vida- Supongo que en parte les funciona porque u os dejáis o les tenéis miedo... lo típico -bufé, sabía que eso podía molestarles pero provocar una revuelta a lo mejor podría incluso servir de ayuda. Me acerqué luego un poco más al donde debía estar el puente y me senté cerca de la orilla del precipicio- Ojalá pudiese tener yo unas palabritas con esos digibobos, ya verías Guil... aunque fuesen más fuertes que yo de la reprimenda no se librarían -dije con orgullo preguntándome si podía dejar las piernas colgando o los rayos me las achicharrarían- Oye, Guil... ¿Creen que puedo balancear las piernas? No tengo ganas de que un rayo las fría pero como que estar sentada como un indio al lado de un abismo y sin nada que hacer... es algo aburrido

El pantano estaba lleno de barro y resultaba muy difícil caminar. No hacía más que pelear constantemente contra mis propias pisadas para evitar quedarme atascada allí. Empezaba a tener frío por culpa de la humedad y mis botas y pantalones estabas tan sucios que tenía la sensación de que serían irrecuperables. Aunque luego pensé que, si eran datos, bastaría con modificarlos y dejarlos en como antes de llegar al pantano. O igual no... Sacudí la cabeza. Eso no era importante por el momento y no iba a llegar a ninguna conclusión tampoco. No comprendía muchas cosas de ese mundo.

El puente de madera no me inspiraba confianza, de manera que dejé a Trydan en el suelo contra mi voluntad para poder equilibrarme mejor con los brazos. Después de las escaleras de la torre de los hagurumon sabía que no tendría problemas para cruzar eso. Ojalá yo también fuera así de ágil.

El edificio estaba vacío y no había prácticamente nada. Extrañamente, la música de muestra se podía escuchar perfectamente; pero no me interesaba demasiado. Había un ambiente bastante siniestro, pero no era peor que el que había fuera. Solté un suspiro tembloroso. No sabía qué era peor; que el lugar estuviera vacío o que nos atacasen. Probablemente ambos. Y la presencia del ascensor y ausencia de escaleras no mejoraba mi opinión sobre ese sitio.

Tomi nos sugirió descansar, y por algún motivo yo pensé en si nuestros digimon tendrían sed. No recordaba que hubieran bebido nada (aunque habiendo estado inconsciente varios días tampoco me extrañaba), pero pensé que no sería mala idea buscar una máquina expendedora por allí. Tal vez también tuvieran comida. Llamé a Trydan y avisé a los demás; prometiendo que no me alejaría mucho. Probablemente no me alejaría mucho aunque me lo hubieran pedido... Caminaba bastante despacio y me fijaba en todo lo que nos rodeaba, buscando un par de máquinas. Mi idea era dar la vuelta al edificio rápidamente. Si no encontraba nada, volvería con ellos.

@Rudy[ ], Lira[ I ]:

Sin pensarlo demasiado, os dirigisteis a la Estación Silviaria, siguiendo a Stingmon que se había adelantado. Guardromon le seguía de cerca. Parecía un edificio enorme y os recordó a una estación de trenes, pero estaba lleno de maquinaria complicada y había botones y pantallas por todas partes. También había vagones de algo que en efecto parecían trenes, salvo por el hecho de que flotaban, no tocaban el suelo sino que parecían sostenidos por hilos plateados. Había huecos enormes en los andenes y los hilos de plata desaparecían en la oscuridad de debajo. Roachmon se lanzó a través de uno de esos huecos.

-Déjalo estar -rogó Guardromon, deteniéndose-. Hay muchos más en el lugar a donde va. La situación podría darse la vuelta si nos metemos en su territorio. Al menos, este lugar parece relativamente en orden...

Miraba a su alrededor, como si buscara algo, pero fue Nezu el primero en encontrarlo.

-¡Eh! -avisó-. ¡Aquí hay otro Digimon!

Os reunisteis rápidamente alrededor. Sí que había un Digimon en el suelo, y parecía malherido. El RH lo reconoció como Starmon. Al notar vuestra presencia, se incorporó con esfuerzo apoyándose en las manos y miró a Guardromon.

-Andromon, ¿eres tú? -preguntó. Su voz era más bien la de una chica-. ¿Por qué me atacaste?

-¡Starmon! -gritó Guardromon-. ¡Yo nunca...! ¡No! Estaban controlándome. ¿Te hice mucho daño? No era mi intención...

-No importa, sabía que ese no eras tú -aseguró Starmon-. Cuando te fuiste, traté de mantener el control, pero... -suspiró-. Han salido montones de Digimon horribles del nivel inferior y se han repartido por toda la zona. Sin ti no he sido capaz de evitarlo...

-Sabía que era culpa mía -Guardromon golpeó el suelo con un puñetazo-. Bueno, lo importante es que estés bien, Starmon. Arreglaremos las cosas de algún modo.

-¡Eh! ¿Y qué hago yo con esto? -preguntó Nezu, agitando el Chuumon que tenía en la mano.

@Senetyl[II ], Nenti[II ]:

Horus se colocó los cascos que le había dicho Nenti, pero se los quitó rápidamente al escuchar que podía ser una trampa.

-Llevas razón -aseguró-. No entiendo cómo no se me había ocurrido.

Nenti notó una pequeña vibración en el RH y notó que se había llenado una barra.

Mientras tanto, Senetyl se alejó con Trydan en busca de una máquina expendedora. Encontró una en un rincón alejado, aunque sólo era de bebidas. Había COOKIE-COLA, REDBALL, AQUARIOS, NESSTEA y BLACKOOFEE, aunque todos costaban 30 monedas.

Un momento después, las puertas se abrieron y entraron un montón de Gekomon corriendo y tropezándose entre ellos.

-¡Corred! ¡Corred! ¡Es casi la hora! ¡Estamos perdidos!

Se quedaron paralizados al veros.

-¡Qué hacéis aquí! ¿No os dais cuenta del peligro? ¡Tenemos que escapar antes de que sea la hora! -gritó un Gekomon, aporreando el botón del ascensor-. ¡Entrad! ¡Entrad todos!

Los Gekomon se apretujaron como pudieron en el ascensor. No quedaba muy claro que hubiera sitio para vosotros dentro, aunque de todos modos Senetyl estaba bastante lejos y no llegaría a él antes de que las puertas se cerraran, si nadie las sujetaba. De repente, procedente de unos altavoces que debían estar ocultos en algún lado, comenzó ha sonar una melodía.



-¡Oh, no! ¡HA EMPEZADO! -la música os resultaba desagradable, pero en los Digimon parecía tener un efecto aun peor. Vuestros compañeros se taparon los oídos y cayeron al suelo, sin fuerza. Los RH indicaron que habían comenzado a perder energía. En los Gekomon, el efecto era incluso más terrible. Los veíais retorcerse y arañarse a sí mismos, como si tuvieran un ataque de epilepsia... De repente, uno de ellos estalló, convertido en un montón de burbujas verdes. Esperabais que reapareciera en su nivel anterior, pero por algún motivo, no lo hizo.

Era evidente que los Gekomon no pensaban esperaros, no parecía probable que sobrevivieran si se quedaban mucho más tiempo allí. Sin pensarlo demasiado, Tomi empujó a DORUmon hasta el ascensor y colocó la mano en la puerta.

-¡Sen! -gritó, mientras daba codazos a los Gekomon, que no parecían dispuestos a permtirle retener el ascensor en aquella planta-. ¡Mantendré abierto todo el tiempo que pueda! ¡CORRE!

@Suzu[III], Kiara[III]:

-Sí, me temo que Wizardmon no está en esta zona -dijo Gladimon-. En cuanto a cuándo se bajará el puente, podría ser mañana o podría ser dentro de mucho tiempo. No hay forma de saberlo. De todos modos, antes de que cortaran el puente este lugar no era muy diferente. Vivíamos igual, trabajábamos en lo mismo y nadie viajaba nunca. Para nosotros esta situación no supone demasiada diferencia realmente...

La verdad era que los Digimon de allí no parecían particularmente descontentos.

-Kiara, no te acerques al borde -rogó Guil-. Dracomon estuvo a punto de quedar frito antes. No es buena idea arriesgarse...

-Lo siento, ha sido culpa mía por no haberlo pensado antes, no debería haberte puesto en pelig...

Una estampida de Geckomon me interrumpió, corrían al ascensor aterrados por algún motivo. No tardó en manifestarse, en forma de música que, aunque no me disgustara, no me estaba sentando bien al cuerpo escuchar, y para los Digimon estaba siendo mucho peor, los Geckomon se retorcían agonizantes y nuestros compañeros perdían energía.
-No son los auriculares, esto es PEOR!
Agarré a Horus y lo lancé al fondo del ascensor, por encima de los Geckomon, y luego corrí hacia ellos y salté para darles una patada y hacer espacio. Empujé y les contuve para evitar que impidieran a Tomi sujetar las puertas.
-Corre Sen!

Al final tuve suerte y encontré una máquina, pero sólo tenía bebidas. Tenían unos nombres un poco... raros, y eran más caras que la comida que nos vendía el digimon cocinero (no recordé su nombre en ese momento); aunque por los colores de las latas me pregunté si alguna sería energética y si podría servirnos para algún apuro. Estaba pensando en ello cuando escuché un ruido y varias voces. Algo asustada por el repentino sonido, miré a Trydan con confusión mientras volvía con rapidez hacia donde se encontraban mis compañeros. No sabía si habría que luchar y realmente no quería luchar, pero tampoco iba a abandonarles.

Entonces comenzó a sonar una música horrible y Trydan cayó al suelo. Me agaché junto a él, preocupada; y noté como el RH empezaba a pitar de una manera rara. Confusa, asustada y preocupada, recogí al elecmon en brazos y corrí hacia donde estaban los demás. Descubrí que estaban en el ascensor con muchos otros digimon que parecían desesperados por escapar de allí... cambiando de piso. No tenía ni idea de si funcionaría o no, pero corrí con todas mis fuerzas hacia ellos y me lancé contra las puertas aún abiertas gracias a Tomi y a Nenti.