@Zodiark, Sergio:
-Yo también ayudaré a cumplir esa promesa -prometió Ben, y echó a volar a toda velocidad, al tiempo que vuestro Emblema relucía, más fuerte que nunca-. ¡Vamos a ganar esta batalla! ¡Vamos a...!
De repente, os detuvisteis en el aire. Algo había cogido a Megadramon por la cola. Con una fuerza bestial, lo lanzó contra el suelo, reventándolo. Gracias a que él se llevó el impacto, vosotros sobrevivisteis... Aunque quedó convertido en Digihuevo.
-¡Ben! -exclamó Tsuki, y buscó rápidamente al atacante. Parecía ser Mon, pero ¿qué hacía allí? ¿Ya había derrotado a vuestros amigos?
-Vaya, así que vuelve a haber humanos aquí -dijo el tipo, que parecía diferente a Mon, aunque su aspecto fuera idéntico-. Bueno, gracias a vosotros he podido entrar, así que...
-¡Espada espiral! -gritó Andromon, pero el chico rubio agarró a Tsuki por la cara y le aplastó la cabeza. Poco a poco, sin esfuerzo, fue comprimiendo el cuerpo metálico del Digimon mientras este chillaba, incapaz de soportar el dolor. Cuando andromón tuvo el tamaño de una lata, explotó en manos del desconocido y también se convirtió en Digihuevo.
Luego os miró, y tras pensarlo un momento, os agarró por el cuello y os llevó con él, dejando los huevos abandonados en medio del campo de batalla.
@Loud[ ], Light[ I ], Zodiark, Sergio:
La esfera de Flonne resistió la espada de VictoryGreymon, aunque quedó agrietada, y Eguzki dejó destrozada la hoja de ShineGreymon.
-¿Que disfruto haciendo sufrir a los Digimon? -repitió Mon-. ¡No! ¡Tú no lo entiendes! ¡Yo protejo a todos los Digimon! ¡Agh...!
Su cara se quemó cuando Freyja le pasó por encima, soltó las armas y se apagó el pelo tan rápido como pudo.
-¡Ahora! -gritó Eguzki, y saltando sobre él, le hundió la espada en el vientre... Mientras que los cuatro Izuna impactaban sobre él desde varias direcciones.
Con su cuerpo real tan deteriorado, comenzó a utilizar más descaradamente los cuerpos de otros Digimon. Tenía partes de WarGreymon, Seraphimon y Merukimon cuando volvió a hablaros.
-¡El Mundo Digital debe seguir existiendo, si para ello hay que sacrificar a algunos Digimon... Que así sea! -exclamó-. ¡Pero mi verdadero enemigo son... Los humanos!
El látigo de Rosemon apareció en su mano, y envolvió a Light, haciéndola sangrar al estrujarla. Mientras, unas cadenas enormes brotaron de su otra mano y ataron a Loud, que cayó bajo el peso. Sus Digimon trataron de liberarles rápidamente, pero no era tan fácil.
-¡Destruiré a los humanos y salvaré el Mundo Dig...!
-¿Qué significa esto,
Monitorizador?
Un chico rubio apareció entre Alazne y Marc. Hizo un gesto con la mano y Mon soltó las cadenas y el látigo, que se desvanecieron. Quedó destrozado contra el suelo, como aplastado por un yunque gigantesco.
-Os devuelvo a vuestros cobardes camaradas -dijo el chico rubio, dejando caer a los magullados Zodiark y Sergio junto a vosotros-. No me deis las gracias.
-Aquel que es como yo... -Mon se levantó, recuperando su forma original-. Tomi... Tú...
-¿Qué era esa tontería de destruir a los humanos? ¿Has olvidado que te creé para mantener los sistemas en perfectas condiciones?
-Cuando me enfrenté a los Niños Elegidos la última vez, fui destruido -Mon sonrió. Parecía mucho más humano que Tomi, que le miraba con frialdad mientras él sangraba por mil heridas y se arrastraba, con quemaduras en la cara-. Cuando me restauraste, algo se había roto dentro de mí. Comprendí que era libre, que había obtenido algo de insumisión. Comprendí que en realidad... Yo también soy un Digimon, y quise proteger a los míos.
-Y por eso me has estado negando el acceso a los sistemas -adivinó Tomi-, y creaste ocho niveles de seguridad indescifrables por tu propia cuenta. Es una suerte que estos humanos fuesen capaces de aniquilar literalmente esa seguridad desde aquí. Reiniciar sistema.
Algo extraño pasó. Todo el humo y la destrucción causadas por la batalla se habían esfumado, las Brechas abiertas por Mon se habían desvanecido y, a juzgar por lo que mostraron los Dispositivos Digitales, el Área 05 había sido reconstruida. Pero los Digimon seguían allí, peleando entre ellos.
-Oh, bueno, supongo que tardará un poco en volver a funcionar bien del todo -suspiró Tomi. Mon se incorporó como pudo y le atacó en la cabeza con el martillo de Zudomon, pero el humano se limitó a ignorarle. Un teclado de luz y una pantalla flotante habían aparecido frente a él, y tecleaba unas cuantas cosas-. ¿Me sigues negando el nivel de acceso total, Monitorizador? ¿En serio voy a tener que entrar como superusuario? Oh, no, eso no será necesario. Aquí está... Procediendo a activar el Programa de Virtualización del Mundo Humano. Uhm... Ya está. Ahora debería poder modificar... ¿Qué? ¿Solo tengo este nivel de acceso? ¡Monitorizador! ¿Acaso has...?
Mon sonrió.
-Tú lo has querido -dijo-. Yo solo quería proteger a los Digimon, pero si vas a seguir con esto...
De repente, todos los Digimon del campo de batalla comenzaron a esfumarse. No eran destruidos ni borrados, simplemente se marchaban.
-¡Eh! ¡No hagas eso! ¡Para! -Tomi golpeó el teclado.
-Los estoy enviando al Mundo Humano -contó Mon-. Y yo también me marcharé allí. Tengo demasiado control sobre el sistema... Mientras yo exista, no te dejaré comportarte como si fueras un Dios. Hasta otro día. Tomi Ziodranor.
Se desvaneció.
-¡MALDICIÓN! -el teclado y la pantalla desaparecieron, y Tomi miró a su alrededor-. Bueno, no pasa nada, tengo las contraseñas, sigo siendo invencible. No puedo cambiar datos a gran escala, pero puedo empezar a hacer pequeños cambios en el Mundo Humano... Ahora lo principal es proteger a la gente de los Digimon. Adiós, Niños Elegidos. Sé que queríais detenerme, pero gracias por ayudarme.
Con estas palabras, Mon también se desvaneció.
Nadie quedaba en el Área00, salvo aquellos cuatro humanos, dos Digimon y dos Digihuevos.
-- 18 Mar 2012, 18:21 --
DIGIMON CHOOSERS
@Loud[ ], Light[ I ], Zodiark, Sergio:
El viento soplaba, y cuatro niños malheridos trataban de recuperar la movilidad en un terreno baldío, tras la derrota más dura de sus vidas. Habían hecho todo lo posible, pero... ¿Acaso eso no bastaba? Mon y Tomi tenían demasiado poder. El primero sacaba ataques y ataques, y por más que le hirieran no parecía que su repertorio tuviera un final. En cuanto a Tomi... Simplemente era invencible.
Zodiark y Sergio recogieron sus huevos, tirados sobre la arena, pero afortunadamente intactos. La caravana de Magno había desaparecido, y los cuatro líderes también. ¿Sería cierto que estaban en el mundo humano?
Al cabo del rato, al fin, unas figuras se acercaron a los Niños Elegidos. Era Ravemon, seguido por un par de Devidramon. Voló velozmente hacia vosotros.
-Se han ido, ¿verdad? -preguntó-. Magno, Mon, todos... ¿Han ido al Mundo Humano? Lo siento, no pude ayudar en la lucha, porque el Área 05 fue destruida y necesitaba cruzarla para llegar hasta aquí. ¡Pero os puedo guiar de regreso al Mundo Humano! No hay demasiado tiempo. Soy amigo de Magno, confiad en mí. No sé lo que estará pasando en vuestro mundo, pero seguro que os necesitan.
Echó a volar, y os dio permiso para montar en los Devidramon si no teníais fuerzas suficientes para volar.
-¡Vamos, rápido! -exclamó Ravemon-. ¡Al Mundo Humano!
@Drazham[III]
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Tras la visita al Mundo Digital, los Niños Elegidos habían despertado la atención de todo el mundo. Para mantenerlos vigilados y estudiarlos, ellos y sus padres se habían mudado a la Capital, donde trataban de seguir con sus vidas pese a que todo el mundo les molestaba con preguntas sobre sus aventuras.
Drazham estaba en una habitación de hospital, sentado en su silla de ruedas. Aunque los médicos le habían hecho miles de pruebas, jamás habían descubierto una razón física que impidiese caminar al muchacho. Y sin embargo, no habían logrado que sus piernas le respondiesen, así que seguían haciéndole pruebas y pruebas.
Pi. Pi. Pi.
Un extraño pitido le distrajo. El Dispositivo Digital, que siempre había llevado con él, acababa de encenderse. Podía ver en él una flecha que apuntaba al sur. ¿Por qué...?
-¿Eres tú? -preguntó una voz-. Este lugar es... Exótico. Pero sabía que estabas por aquí. Estábamos destinados a volver a encontrarnos -dijo Ryuudamon.
@Dyray[III]
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Tras la visita al Mundo Digital, los Niños Elegidos habían despertado la atención de todo el mundo. Para mantenerlos vigilados y estudiarlos, ellos y sus padres se habían mudado a la Capital, donde trataban de seguir con sus vidas pese a que todo el mundo les molestaba con preguntas sobre sus aventuras.
Siempre que Dyray iba al Distrito Comercial, le sucedía lo mismo. Un montón de niños le reconocían y comenzaban a seguirle. Sí, tal vez fuese en parte culpa suya por acudir a las tiendas y examinar con curiosidad los artículos de Digimon que había a la venta. Juegos, figuras, cartas... Sin embargo, se molestaba cuando comenzaban a acosarle con preguntas sobre su viaje. ¿Podían entender aquellos niños cómo era el Mundo Digital realmente? Sospechaba que, si aquellos pequeños que trataban unir las piezas de WarGreymon y MetalGarurumon para obtener la figura de Omnimon, hubiesen visto lo que había visto él, habrían tirado sus juguetes y habrían perdido todo el interés.
Pi. Pi. Pi.
El Dispositivo Digital se encendió. Perfecto, la batería a tope, ahora podía pulsar el botón y... ¡Eh! ¡Un segundo! ¿Cómo podía estar el Dispositivo funcionando allí? Además, había un círculo en el centro de la pantalla.
-¿Quiénes son todos estos chicos que te siguen? -preguntó la voz de Commandramon-. ¿Es que no soy el único que ha estado reuniendo un ejército? Bueno, estos no parecen muy fuertes -les señaló con ojo crítico.
@Drail[III]
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Tras la visita al Mundo Digital, los Niños Elegidos habían despertado la atención de todo el mundo. Para mantenerlos vigilados y estudiarlos, ellos y sus padres se habían mudado a la Capital, donde trataban de seguir con sus vidas pese a que todo el mundo les molestaba con preguntas sobre sus aventuras.
Aunque estaba en el parque, Derek jugaba algo apartado de los otros niños. Por algún motivo, desde que se había mudado allí, le costaba hacer amigos. Ninguno de los chicos que se acercaba a él parecía ser sincero, así que sus únicos ratos de diversión llegaban cuando se reunía con los otros Niños Elegidos. Pero no podía verles muy a menudo... Todo era muy complicado.
-Eh, ¿eres tú el que estuvo en el Mundo Digital? -ahí estaba otra vez, un niño mayor, gordo y grandullón, haciéndole preguntas sin venir a cuento-. ¿Sabes qué? ¡No me lo trago! Si realmente hubiese un Mundo Digital, seguro que yo habría ido y no tú -sí, muchos salían con eso-. ¡Y encima eres el amigo de Lopmon, ¿no?! Dicen que se supone que tú derrotaste a Mon. ¡Y seguro que eras el más débil del grupo! ¡Jajaja... Ay!
Pi. Pi. Pi.
Una oreja marrón acabada en una punta rosa golpeó por detrás las rodillas del chico y le hizo caer al suelo. No necesitabas mirar el Dispositivo Digital para comprender lo que sucedía.
-Para tu información -dijo Lopmon-. Fui yo quien venció a Mon la última vez. Y aunque atacar a niños indefensos va en contra de mi política, si vuelves a meterte con Derek, puede que me salte un par de normas.
El niño se levantó y salió corriendo. Lopmon se quedó mirando cómo se alejaba, y luego siguió sin dirigirte la mirada. De repente, parecía muy nervioso.
-Uh... Yo... Hola, Derek -dijo-. Estoy... Aquí. Hola -concluyó timidamente.
@Final[III]
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Tras la visita al Mundo Digital, los Niños Elegidos habían despertado la atención de todo el mundo. Para mantenerlos vigilados y estudiarlos, ellos y sus padres se habían mudado a la Capital, donde trataban de seguir con sus vidas pese a que todo el mundo les molestaba con preguntas sobre sus aventuras.
Castigado otra vez en el colegio, solo por hacer dibujos de Clear en un cuaderno. ¿Qué les importaba a ellos que diese un poco de rienda suelta a su creatividad? Pero Flint tenía que quedarse después de clase, de todos modos. Casi siempre era él quien acababa ocupándose de barrer el suelo, mover las mesas, buscar las tizas... Todo eso. De vez en cuando algunos compañeros del colegio se compadecían.
Pi. Pi. Pi.
El sonido le distrajo. ¿Era la alarma del móvil? Fue a comprobar su bolsillo cuando vio a alguien detrás de la mesa del profesor, ¡husmeando en su cartera! ¿Quién se atrevía a robarle delante de sus narices? Flint se sintió más que molesto cuando unos envoltorios de caramelo cayeron al suelo que acababa de barrer. ¡Y aquellos caramelos eran suyos! Corrió a encontrar al ladronzuelo. Se chivaría al director, y aquel pillo limpiaría toda la clase en su lugar, así podría irse a casa y...
Flint se quedó de piedra al sorprender a ClearAgumon con las manos en la masa. El dinosaurio de juguete le miró fijamente, parpadeo un par de veces y saltó a sus brazos, derribándole.
-¡Flint! ¡Flint! ¡Flint! -gritó-. ¡Esta es la casa de Flint! ¡Qué casa tan grande! ¡Hola, Flint! -parecía feliz, muy feliz por el reencuentro.