
La Gargoaguila vio a su rival acercarse y arrodillarse ante él, cosa que hizo que sonriera, llegando a deformar su pico.
—Iluso. D’Artaflan, eres un completo-
La frase quedó sin acabar cuando el Mosquezorro, con un hábil y veloz Golpe Cegador le causaba un corte en diagonal a Gargochefort en la cara. El ataque no llego a dañar los ojos del monstruo, por lo que este pudo devolverle a D’Artaflan una mirada llena de odio mientras la sangre le caía a los dos lados de su pico.
—Esta…ha sido tu última ofensa a mi persona.
En la espada de la Bestia empezó a reunirse gran cantidad de viento, elemento que descargaría sobre D’Artaflan en forma de ráfaga si este no se movía. ¿Pero qué podía hacer? La caída desde tanta altura había pasado factura a sus piernas y ahora lo notaba cuando veía que estas no podían responder con rapidez.
Por suerte, sus aliados aun estaban intactos. Una mole de escamas doradas llegó a tiempo para detener el ataque arroyando a Gargochefort a una velocidad nada propia de un monstruo de su raza. Seguido llegó Digno, que con un pie envuelto en energía, golpeó la espalda del enemigo dándose una pequeña explosión que dejó más dañado aún al monstruo.
Este sufriendo sus nuevas heridas, se levantó a los pocos segundos y con una patada levantó una polvareda que dejo sin visión momentáneamente a Sable y D’Artaflan y cegando a Digno, dándole una oportunidad para lanzar su ataque que golpeó finalmente a D’Artaflan en el pecho empujándolo unos metros hacia atrás y tirándolo al suelo.
Alejados de la batalla que se estaba dando, Ray usaba una de las plantas medicinales que guardaba en los bolsillos para entregársela a Harod, este al comer la planta vio como la herida de su pecho dejaba de sangrar al instante y el dolor que le causaba desaparecían.
—Cu-cu-cuando tú o-ordenes, Ra-ray.
Al ver que corres hacia el monstruo cabruno, la masa verde se aparta dejando que puedas aplacar al enemigo y tirarlo al suelo.
Justo en el momento en que lo toca, toda la sala se ilumina dejando ver las antorchas que ofrecen luz en los túneles. Al lado tuyo ves a Vera sonriéndote y por la espalda te salta encima Weed. Más al fondo encuentras a Tacle derribando a la segunda de las Labibabosas y debo tuyo al Fauno, que parece estar volviendo en sí.
—¿Estás bien, Boku? —te pregunta Weed con tono de preocupación —. Vimos que una de las Labibabosas te hipnotizaba y teníamos miedo de que te volvieras contra nosotros, pero Tacle se ha librado de ellas enseguida, así que has podido recuperarte.
El fauno empieza a abrir los ojos, por lo que decides apartarte para que pueda levantarse. Este, entre tambaleos, consigue ponerse en pie y te mira confuso.
—Oh, vaya, ¿Dónde estoy? Recuerdo haber dejado un pedido en el tablón y a la vuelta unas Labibabosas… ¡oh, claro! Supongo que vosotros habréis derrotado a esos monstruos. Si es así, me gustaría daros esto en agradecimiento, no es mucho, pero me habéis salvado.
El Fauno te tiende un frasquito con un liquido transparente dentro de él, el cual tienes seguro que no es agua (Elixir mágico x1). Tras esto, el hombre-cabra se despide alejándose por los tuneles.
—Bueno, si ellos pefieden quedadse nosotos no vamos a obligadles —concluye Cloy levantando sus bracitos y saliendo al campo donde la lluvia lo empapa al instante —. Vamos, Yipeyu. Cuanto antes tedminemos con la pueba, antes empezademos con los exámenes impodtantes.
Siguiendo a su monstruo, Yipeyu también abandona la cueva para buscar la boca hacia el túnel más cercano.
Tras que Yipeyu y Cloy se marchen, buscas un hueco en la cueva donde acomodarte y sacas el libro. Dracky se tumba en tu regazo y mira las palabras del volumen como buscando algo en ellas ¿Quizás no sepa leer?
—¿Es ese libro del tipo que envenenaba gente, tronco? —te pregunta Candle sentándose al lado tuyo y esperando a que empieces con la lectura.
El libro del Guerrillero:
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- • Capitulo 1: El veneno de la serpiente
Como ya habíamos mencionado en la introducción, Lengua de Serpiente fue el creador de la famosa “Punzada Venenosa”, habilidad que a día de hoy sigue siendo una de las más populares entre los guerreros y asesinos, sobretodo en estos últimos, ya que aunque el uso de la Punzada se ha llegado a adaptar a gran cantidad de armas, (es dicho que los Malitopos la usan con sus palas) su creador, Lengua de Serpiente, era dado a usar dagas y cuchillos, con los cuales apuñalaba a sus víctimas permitiendo que el veneno que cubría toda la hoja del arma entrara con más facilidad en el cuerpo y se extendiera por el cuerpo a partir de la sangre que llevaban las venas.
Aun no se sabe a ciencia cierta cómo llegó este hombre a dominar tal letal técnica. De primeras, se sabe que Alegio Posón (nombre verdadero de Lengua de Serpiente), nació entre campesinos y no tuvo ningún estudio salvo el del manejo de las armas blancas, el cual le permitió entrar en la guardia del Rey Pelente debido a su habilidad con ellas. Tampoco llego a relacionarse con la magia, por lo que la teoría de que encantara sus armas para que produjeran veneno en las batallas es descartable, ya que tampoco se conoce ningún amigo o familiar que supiera este tipo de conjuros.
Otra teoría, es que debido a que su infancia la pasó rodeado de bosques y montañas habitadas por monstruos, algún experto en estas criaturas le enseñara sobre sus ventajas, desventajas y capacidades, por lo que se cree, que las armas de Alegio estaban impregnadas del veneno que los Burbujilimos usan para defenderse de sus enemigos, envenenándolos con el contacto.