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D’Artaflan comienza a subir por la formación de rocas con algunos problemas debido a la lluvia, aunque se mantiene en la pared sin problemas, cuando un rayo cae cerca del Mosquezorro mandándole rocas de tamaños varios.
Por suerte ninguna de esas rocas llega a dar a D’Artaflan, ya que Digno también había lanzado su propio hechizo destruyéndolas en el proceso. En ese momento, desde la zona mas alta de la formación rocosa, una figura alada desciende en picado hasta colocarse a la par que el Mosquezorro.
El monstruo se quedó mirando al zorro con sus amarillos ojos mientras en su pico se dibujaba una sonrisa. Las alas de membrana de este lo mantenian suspendido en el aire y el agua resbalaba tranquilamente por su escamosa piel azul, aunque no por sus prendas. Mantenía una mano cerca de la empuñadura de su espada y la otra la usó para colocarse mejor un sombrero que al Mosquezorro no le costo reconocer como suyo.
—D’Artaflan, que agradable sorpresa volver a veos. Aun recuerdo cuando no erais mas que un cachorro que llego al lugar con intenciones de hacerse el héroe. Pero que triste es veros ahora en ese estado, quizas esteis buscando algo ¿vuestras prendas puede ser? —el monstruo dejó escapar por su pico una carcajada que alerto a las Aguilas que se quedaron mirando lo que ocurria —. Bien, salvo este hermoso sombrero, el resto lo he repartido por los nidos, aunque… —el demonio desenvainó su espada apuntando con ella a D’Artaflan —. Tendrás que derrotarme a mí para ello, ¡tendrás que derrotar a Gargochefort, la Gargoaguila!
Inmediatamente sé lanzá contra el Mosquezorro ignorando a Rayden y Digno que miraban la escena desde abajo.
Tacle y Vera vuelven a lanzar sus hechizos. Las Labibabosas esquivan el ataque de Vera, pero una de ellas recibe de pleno el de Tacle dejándola llena de quemaduras graves. Weed lanza su segundo Tornado llevandosete por el camino junto con hipnotizado Fauno, los cuales acaban muy cerca de una de las Labibabosas, que te mira con unos extraños ojos de los que no puedes escapar.
Todo a tu alrededor empieza a dar vueltas mareándote de tal forma que ni te puedes levantar. Cuando todo deja de dar vueltas te levantas aun tambaleante y miras a todos los lados. No ves a nadie allí, ni siquiera te encuentras en el túnel, solo hay oscuridad a tu alrededor. Al fijarte mejor, ves unos pequeños ojos brillantes observándote desde las alturas. Estos te miran curiosos, como si intentaran leerte, a continuación algo te golpea por la espalda, clavándote sus cuernos en tu cuerpo.
Te quedas en el suelo retorciéndote de dolor por el ataque, aunque consigues girarte para ver al que te ha atacado. Un ser totalmente negro con forma cabruna y unos ojos iguales a los que te observan desde arriba. El ser se preparada para cornearte por segunda vez.
Miras la PDA para pedir ayuda, pero esta esta parece no funcionar.

Los tentaculos de Curana se envuelven en una poderosa aura de color verde que al tocar al Malitopo hacen que recupere el conocimiento al instante, por lo que Curana desaparece volviendo a la PDA de Yipeyu.
Mientras, Cloy y Candle mantienen los ataques de hielo de la Gelillama fuera del alcance de Molto y Curana, pero uno de estos hechizos escapa al Ataque Igneo de Cloy, alcanzando tanto a la Babosidad como al Asesino y les causa numerosos cortes. Cloy se queda en el suelo agonizando de dolor, mientras que Candle se mantiene arrodillado y sujetándose un brazo que no para de sangrar. Otra Helada se dirige a donde ellos para rematar la faena, pero una pala la devuelve hacia su lanzador consiguiendo que se recupere, pero también salvando a Cloy y Candle. Molto se coloca al lado de los otros dos monstruos listo para luchar una segunda ronda.