Re: Digimon: Ad hoc
Publicado: 29 Ago 2019, 17:58
@Kamemon[III], @DemiDevimon[III], @Herissmon[III], @Lalamon[III], Impmon[III], @Gelato[III]:
Luglio se vuelve hacia Lalamon.
-Perdón. Alguien que sabe demasiado es un mal instructor -se disculpa-. Las zonas ad hoc son áreas de datos que envuelven a los humanos... No de forma natural, claro, pero sí a aquellos que llevan consigo teléfonos móviles y dispositivos semejantes. Como dije anteriormente, podéis invitar a todos los Digimon que queráis. Sin embargo... Sí que es cierto que los Digimon pueden haceros daño en una zona ad hoc si lo desean. Para empezar, no estarán encerrados allí, así que podrían abandonarlas y atacar a vuestros compañeros humanos. Y por otro lado, podrían llegar a borrar o dañar los datos de los teléfonos.
Algunos de los niños parecen más alarmados por la segunda posibilidad que por la primera. Luglio sonríe.
-Naturalmente, de vuestros datos podéis hacer copias de seguridad en vuestras casas, ¿verdad? -se gira para mirar a Kamemon-. Me temo que a esas preguntas, HOMEROS no tiene la respuesta. Están más allá de su visión. ¿Qué fue de los otros Seis Olímpicos? ¿Están ocultos en otros lugares de este Mundo Humano? ¿O lograron entrar de algún modo al Mundo Digital antiguo, el que ahora rige HOMEOSTASIS? No lo sabemos... -Luglio mira a Erika largamente-. Y tampoco sabemos qué quiere de ella. Lo que fuera que sucedió entre Plutomon y Erika Vinter hace seis años quedó entre ellos. Pero puede que la explicación sea obvia: con el brazo ad interim, Erika tiene el poder de devolver a los Digimon que Plutomon ha juzgado de regreso al Mundo Digital. Estoy seguro de que eso no le hace feliz en absoluto.
Erika suspiró y se llevó la mano a la cabeza, como intentando recordar su traumático encuentro. No pareció llegar a ninguna conclusión. Luglio miró a SnowAgumon.
-No me cabe duda de que estás hablando de los Circuitos y los Emblemas -Luglio sacude la cabeza-. Debéis recordar que HOMEROS no trabaja de ese modo. Aquella fue una apuesta arriesgada: seleccionar una serie de características que poseían unos niños y vincular su potencial evolutivo a ellas. Pero, ¿qué habría sucedido si esos niños hubiesen perdido algunas de sus características y ganado otras nuevas por el camino? Habrían seguido estando rebosantes de poder, pero habría sido un poder que sus compañeros Digimon no habrían podido utilizar. HOMEROS cree en el libre albedrío. Tendréis que trabajar duro, pero podréis labraros un camino que os lleve a vuestro máximo potencial, siempre trabajando juntos y dando lo mejor de vosotros mismos -Luglio frunce el ceño-. Sin embargo, es cierto que un Digimon puede llegar a evolucionar sin ayuda de un campo ad hoc, e incluso sin la ayuda de un Dispositivo Sagrado -señala a Erika-. Que ella siga viva es la prueba. Pero aunque esa prueba exista, ni siquiera HOMEROS puede computar los parámetros que exige esa clase de digievolución.
Luglio mira a DemiDevimon y parece incluso un poco aliviado al tener preguntas más asequibles para él.
-Para entrar en una zona ad hoc, tenéis varios métodos: por la fuerza, atacando conscientemente la zona ad hoc de un humano. Si la zona ad hoc está vacía, podréis entrar en ella sin ninguna dificultad. Si hay un Digimon en su interior (y es más poderoso que vosotros) él decidirá si mantener la zona inaccesible o permitiros la entrada. El Dispositivo Sagrado da a vuestros compañeros humanos la facultad de invitaros e invitar a otros Digimon a su zona ad hoc. Y existe una última vía -Luglio levanta un dedo-. Entrar desde otra zona ad hoc. Cuando dos humanos están cerca físicamente, sus zonas ad hoc se solapan y es posible entrar en ellas. Incluso si no están cerca, si sus teléfonos móviles se comunican de algún modo (por ejemplo, mediante mensajería instantánea) es posible adherirse a esos datos para viajar de una zona ad hoc a otra -Luglio mira a los humanos-. Los Niños Bienhadados pueden y deben acompañaros a las zonas ad hoc hostiles que visitéis, pues el Digimon y el Dispositivo Sagrado deben existir en el mismo espacio para que la Digievolución sea posible. Con una salvedad, claro: que estéis en el interior del campo ad hoc de vuestro compañero. Ningún humano puede visitar su propia zona ad hoc, me temo.
Su mirada se ensombrece.
-Los niños humanos desbordan de emociones, que vuelven muy poderosos a los Digimon. Pero no es así con la mayoría de adultos. Ellos vierten sus emociones en sus teléfonos móviles, y los Digimon que viven sin permiso en zonas ad hoc pueden ir absorbiendo esas emociones para ganar poder, pero eso termina generando adultos fríos y desapasionados que el Digimon puede manipular a su voluntad. Es muy peligroso. El Dispositivo Sagrado que poseen vuestros compañeros también es un regulador: evita que compartan más emociones de las que se pueden permitir, y les protegen precisamente de dicho destino. Pero es pura precaución; como digo, en realidad las fuertes emociones de los niños podrían alimentar a decenas de Digimon sin que eso repercutiera en ellos. Y en cuanto a los datos de los Digimon que simplemente mueren aquí... Hasta donde HOMEROS sabe, desaparecen. No ha estudiado esta cuestión a fondo, dado que este no es su mundo, pero cree que son completamente eliminados. Y es la opinión de HOMEROS que lo mismo ocurre con los humanos, pues la información de sus cerebros no es digital en absoluto. En todo caso, sería imposible que se mezclaran. HOMEROS está enterado de la existencia del concepto de alma entre los humanos. La considera improbable, pero al mismo tiempo... El funcionamiento de la transmisión de emociones de los humanos a los Digimon también resulta incomprensible para HOMEROS. Según los datos de los que dispone, eso sencillamente no debería ocurrir: pero está probado que ocurre.
Luglio mira a Impmon.
-No tienen por qué querer evolucionar. Basta con que deseen un refugio seguro hasta que podamos devolverlos al Mundo Digital sin peligro... Incluso si un Digimon os parece débil y creéis que no vale la pena invitarle, puede merecer la pena hacerlo. Nunca sabéis cuándo una de sus habilidades puede llegar a resultaros útil.
Erika se adelantó.
-Pareces conocer los detalles sobre lo que me ocurrió hace seis años -agacha la mirada-. ¿Sabes... quién era el Digimon que me protegió entonces? He estado tratando de recordarlo, pero...
Luglio se agacha y mira a Erika de cerca, está muy serio.
-HOMEROS no dispone de esa información -dice tras un momento-. Pero que no puedas recordarlo me preocupa. Me hace pensar que alguien ha borrado tus recuerdos. No sé por qué alguien haría eso, y tampoco qué o quién sería capaz de manipular una mente humana de ese modo. Hay algunos Digimon que pueden llegar a influir en la mente humana -mira de reojo a DemiDevimon- así que intentaré investigar al respecto por el momento.
-Yo tengo otra pregunta -Rick señala el Dispositivo Digital-. ¿Qué ocurre si los perdemos? ¿Y si se rompen? ¿Es posible repararlos?
-¡Sed cuidadosos con ellos! -exclama Luglio, sorprendiéndolos-. Si los perdierais, perderíais la capacidad de evolucionar de la que os he hablado. Vuestros compañeros podrían seguir evolucionando de forma natural, pero el proceso llevaría demasiado tiempo. Y en caso de que los rompáis, vuestros compañeros Digimon volverán directamente al Mundo Digital y no podrán regresar a este. HOMEROS tuvo que sacrificar una parte de sí mismo para elaborar un Dispositivo Sagrado similar al que existió hace mil años, algo que ni él mismo comprende por completo. No los toméis a la ligera.
-Yo también tengo una pregunta -Valiant levanta un puño-. ¿Podemos luchar nosotros contra los Digimon? Es improbable que consigamos armas de fuego, pero podríamos ayudar a nuestros compañeros si, por ejemplo, nos hiciéramos con cuchillos...
-No os lo aconsejo -Luglio frunce el ceño-. Quizá podríais llegar a derrotar a un principiante, si tuvierais mucha suerte y no utilizara nada letal para los humanos contra vosotros: fuego, hielo, veneno, electricidad... Sois demasiado vulnerables a todas esas cosas, y debéis recordar que vuestros cuerpos NO son datos. No os curaréis más rápido de lo normal ni os regeneraréis como lo hacen los Digimon. Sois terríblemente frágiles, así que deberíais dejar la lucha a los Digimon.
Lana parece a punto de preguntar algo, pero le entra la timidez y se queda callada. Niina parece tan concentrada pensando en las respuestas que ha recibido que se le escapa la oportunidad de preguntar nada. Finalmente, Norber levanta tímidamente la mano.
-¿Por qué nosotros? -dice-. ¿Qué criterio siguió HOMEROS? ¿Es porque tenemos características fuertes en nosotros, como los Niños Elegidos antiguos? ¿Por qué nos eligió?
Luglio se echa a reír.
-Todos los niños tienen características únicas fuertes en ellos. Eso no os hace especiales -observa Luglio-. Pero los Digimon ganan poder con vuestras emociones, y la amistad parece un requisito para que puedan fluir de humanos a Digimon. Hay muchos niños en esta ciudad que tienen montones de amigos. Quizá sea un parámetro inexacto, pero decidimos que ellos valorarían menos una buena amistad. En cambio, vosotros... En fin -el encapuchado sonríe-. Todos parecíais necesitar un amigo.
Hace una reverencia.
-Debo cortar la comunicación. Si volvéis a necesitarme, a partir de mañana, podéis reuniros todos de nuevo y apretar el botón inferior izquierdo de vuestro Dispositivo Sagrado a la vez. Me comunicaré con vosotros del mismo modo que ahora. Pero os advierto que seguramente no dispondré de más información. Si deseo volver a comunicarme con vosotros... Encontraré el mo... de ...céroslo sab... -está empezando a sonar entrecortado-. ...ena suert...
El encapuchado desaparece, y con él el extraño paisaje que le rodeaba. Volvéis a encontraros en el Mundo Real, en medio de un parque redondo junto a un río, y vuestros compañeros humanos parecen asustados y confusos.
Luglio se vuelve hacia Lalamon.
-Perdón. Alguien que sabe demasiado es un mal instructor -se disculpa-. Las zonas ad hoc son áreas de datos que envuelven a los humanos... No de forma natural, claro, pero sí a aquellos que llevan consigo teléfonos móviles y dispositivos semejantes. Como dije anteriormente, podéis invitar a todos los Digimon que queráis. Sin embargo... Sí que es cierto que los Digimon pueden haceros daño en una zona ad hoc si lo desean. Para empezar, no estarán encerrados allí, así que podrían abandonarlas y atacar a vuestros compañeros humanos. Y por otro lado, podrían llegar a borrar o dañar los datos de los teléfonos.
Algunos de los niños parecen más alarmados por la segunda posibilidad que por la primera. Luglio sonríe.
-Naturalmente, de vuestros datos podéis hacer copias de seguridad en vuestras casas, ¿verdad? -se gira para mirar a Kamemon-. Me temo que a esas preguntas, HOMEROS no tiene la respuesta. Están más allá de su visión. ¿Qué fue de los otros Seis Olímpicos? ¿Están ocultos en otros lugares de este Mundo Humano? ¿O lograron entrar de algún modo al Mundo Digital antiguo, el que ahora rige HOMEOSTASIS? No lo sabemos... -Luglio mira a Erika largamente-. Y tampoco sabemos qué quiere de ella. Lo que fuera que sucedió entre Plutomon y Erika Vinter hace seis años quedó entre ellos. Pero puede que la explicación sea obvia: con el brazo ad interim, Erika tiene el poder de devolver a los Digimon que Plutomon ha juzgado de regreso al Mundo Digital. Estoy seguro de que eso no le hace feliz en absoluto.
Erika suspiró y se llevó la mano a la cabeza, como intentando recordar su traumático encuentro. No pareció llegar a ninguna conclusión. Luglio miró a SnowAgumon.
-No me cabe duda de que estás hablando de los Circuitos y los Emblemas -Luglio sacude la cabeza-. Debéis recordar que HOMEROS no trabaja de ese modo. Aquella fue una apuesta arriesgada: seleccionar una serie de características que poseían unos niños y vincular su potencial evolutivo a ellas. Pero, ¿qué habría sucedido si esos niños hubiesen perdido algunas de sus características y ganado otras nuevas por el camino? Habrían seguido estando rebosantes de poder, pero habría sido un poder que sus compañeros Digimon no habrían podido utilizar. HOMEROS cree en el libre albedrío. Tendréis que trabajar duro, pero podréis labraros un camino que os lleve a vuestro máximo potencial, siempre trabajando juntos y dando lo mejor de vosotros mismos -Luglio frunce el ceño-. Sin embargo, es cierto que un Digimon puede llegar a evolucionar sin ayuda de un campo ad hoc, e incluso sin la ayuda de un Dispositivo Sagrado -señala a Erika-. Que ella siga viva es la prueba. Pero aunque esa prueba exista, ni siquiera HOMEROS puede computar los parámetros que exige esa clase de digievolución.
Luglio mira a DemiDevimon y parece incluso un poco aliviado al tener preguntas más asequibles para él.
-Para entrar en una zona ad hoc, tenéis varios métodos: por la fuerza, atacando conscientemente la zona ad hoc de un humano. Si la zona ad hoc está vacía, podréis entrar en ella sin ninguna dificultad. Si hay un Digimon en su interior (y es más poderoso que vosotros) él decidirá si mantener la zona inaccesible o permitiros la entrada. El Dispositivo Sagrado da a vuestros compañeros humanos la facultad de invitaros e invitar a otros Digimon a su zona ad hoc. Y existe una última vía -Luglio levanta un dedo-. Entrar desde otra zona ad hoc. Cuando dos humanos están cerca físicamente, sus zonas ad hoc se solapan y es posible entrar en ellas. Incluso si no están cerca, si sus teléfonos móviles se comunican de algún modo (por ejemplo, mediante mensajería instantánea) es posible adherirse a esos datos para viajar de una zona ad hoc a otra -Luglio mira a los humanos-. Los Niños Bienhadados pueden y deben acompañaros a las zonas ad hoc hostiles que visitéis, pues el Digimon y el Dispositivo Sagrado deben existir en el mismo espacio para que la Digievolución sea posible. Con una salvedad, claro: que estéis en el interior del campo ad hoc de vuestro compañero. Ningún humano puede visitar su propia zona ad hoc, me temo.
Su mirada se ensombrece.
-Los niños humanos desbordan de emociones, que vuelven muy poderosos a los Digimon. Pero no es así con la mayoría de adultos. Ellos vierten sus emociones en sus teléfonos móviles, y los Digimon que viven sin permiso en zonas ad hoc pueden ir absorbiendo esas emociones para ganar poder, pero eso termina generando adultos fríos y desapasionados que el Digimon puede manipular a su voluntad. Es muy peligroso. El Dispositivo Sagrado que poseen vuestros compañeros también es un regulador: evita que compartan más emociones de las que se pueden permitir, y les protegen precisamente de dicho destino. Pero es pura precaución; como digo, en realidad las fuertes emociones de los niños podrían alimentar a decenas de Digimon sin que eso repercutiera en ellos. Y en cuanto a los datos de los Digimon que simplemente mueren aquí... Hasta donde HOMEROS sabe, desaparecen. No ha estudiado esta cuestión a fondo, dado que este no es su mundo, pero cree que son completamente eliminados. Y es la opinión de HOMEROS que lo mismo ocurre con los humanos, pues la información de sus cerebros no es digital en absoluto. En todo caso, sería imposible que se mezclaran. HOMEROS está enterado de la existencia del concepto de alma entre los humanos. La considera improbable, pero al mismo tiempo... El funcionamiento de la transmisión de emociones de los humanos a los Digimon también resulta incomprensible para HOMEROS. Según los datos de los que dispone, eso sencillamente no debería ocurrir: pero está probado que ocurre.
Luglio mira a Impmon.
-No tienen por qué querer evolucionar. Basta con que deseen un refugio seguro hasta que podamos devolverlos al Mundo Digital sin peligro... Incluso si un Digimon os parece débil y creéis que no vale la pena invitarle, puede merecer la pena hacerlo. Nunca sabéis cuándo una de sus habilidades puede llegar a resultaros útil.
Erika se adelantó.
-Pareces conocer los detalles sobre lo que me ocurrió hace seis años -agacha la mirada-. ¿Sabes... quién era el Digimon que me protegió entonces? He estado tratando de recordarlo, pero...
Luglio se agacha y mira a Erika de cerca, está muy serio.
-HOMEROS no dispone de esa información -dice tras un momento-. Pero que no puedas recordarlo me preocupa. Me hace pensar que alguien ha borrado tus recuerdos. No sé por qué alguien haría eso, y tampoco qué o quién sería capaz de manipular una mente humana de ese modo. Hay algunos Digimon que pueden llegar a influir en la mente humana -mira de reojo a DemiDevimon- así que intentaré investigar al respecto por el momento.
-Yo tengo otra pregunta -Rick señala el Dispositivo Digital-. ¿Qué ocurre si los perdemos? ¿Y si se rompen? ¿Es posible repararlos?
-¡Sed cuidadosos con ellos! -exclama Luglio, sorprendiéndolos-. Si los perdierais, perderíais la capacidad de evolucionar de la que os he hablado. Vuestros compañeros podrían seguir evolucionando de forma natural, pero el proceso llevaría demasiado tiempo. Y en caso de que los rompáis, vuestros compañeros Digimon volverán directamente al Mundo Digital y no podrán regresar a este. HOMEROS tuvo que sacrificar una parte de sí mismo para elaborar un Dispositivo Sagrado similar al que existió hace mil años, algo que ni él mismo comprende por completo. No los toméis a la ligera.
-Yo también tengo una pregunta -Valiant levanta un puño-. ¿Podemos luchar nosotros contra los Digimon? Es improbable que consigamos armas de fuego, pero podríamos ayudar a nuestros compañeros si, por ejemplo, nos hiciéramos con cuchillos...
-No os lo aconsejo -Luglio frunce el ceño-. Quizá podríais llegar a derrotar a un principiante, si tuvierais mucha suerte y no utilizara nada letal para los humanos contra vosotros: fuego, hielo, veneno, electricidad... Sois demasiado vulnerables a todas esas cosas, y debéis recordar que vuestros cuerpos NO son datos. No os curaréis más rápido de lo normal ni os regeneraréis como lo hacen los Digimon. Sois terríblemente frágiles, así que deberíais dejar la lucha a los Digimon.
Lana parece a punto de preguntar algo, pero le entra la timidez y se queda callada. Niina parece tan concentrada pensando en las respuestas que ha recibido que se le escapa la oportunidad de preguntar nada. Finalmente, Norber levanta tímidamente la mano.
-¿Por qué nosotros? -dice-. ¿Qué criterio siguió HOMEROS? ¿Es porque tenemos características fuertes en nosotros, como los Niños Elegidos antiguos? ¿Por qué nos eligió?
Luglio se echa a reír.
-Todos los niños tienen características únicas fuertes en ellos. Eso no os hace especiales -observa Luglio-. Pero los Digimon ganan poder con vuestras emociones, y la amistad parece un requisito para que puedan fluir de humanos a Digimon. Hay muchos niños en esta ciudad que tienen montones de amigos. Quizá sea un parámetro inexacto, pero decidimos que ellos valorarían menos una buena amistad. En cambio, vosotros... En fin -el encapuchado sonríe-. Todos parecíais necesitar un amigo.
Hace una reverencia.
-Debo cortar la comunicación. Si volvéis a necesitarme, a partir de mañana, podéis reuniros todos de nuevo y apretar el botón inferior izquierdo de vuestro Dispositivo Sagrado a la vez. Me comunicaré con vosotros del mismo modo que ahora. Pero os advierto que seguramente no dispondré de más información. Si deseo volver a comunicarme con vosotros... Encontraré el mo... de ...céroslo sab... -está empezando a sonar entrecortado-. ...ena suert...
El encapuchado desaparece, y con él el extraño paisaje que le rodeaba. Volvéis a encontraros en el Mundo Real, en medio de un parque redondo junto a un río, y vuestros compañeros humanos parecen asustados y confusos.