Vamos a jugar a... -Foro-

Después de haber demostrado mi preocupación por Guil, este brilló y volvió a la normalidad. Sinceramente, esto es muuuy raro pero bueno, qué se le va a hacer. Me dijo que ahí estaba la gorra y no pude evitar mirar adonde señalaba y luego suspirar aliviada. Fruncí el ceño cuando comentó que era muy pequeña para llevarla en esa forma de dinosaurio gigante ¡Pues claro que era pequeña para eso! No dije nada y le dejé pensar lo que quisiese. Visto lo que era capaz de hacer mejor sería no enfadarle o molestarle...

Asentí a lo de dormir un poco, una siesta no estaría nada mal. Luego me acerqué a los otros y, antes de que mi pregunta fuese responduda, vi que ogremon quitaba mesas y mesas apiladas a un lado. Estuve callada hasta que por fin pudimos hacernos con el código y escuché el plan: volver. No me quejé y volví con Guil, teniendo en cuenta que estaba cansado sería lo mejor. Además, aunque tuviésemos al ogro gigante de nuestro lado nada nos aseguraba que no fuese a aparecer algo peor. Así que era mejor ir a una zona segura y conocida para dormir.

-Regresamos. Podrás descansar un poco allí -le informé al monstruo digital con una leve sonrisa- La verdad es que a mí también me apetece echar una siestecita -sonreí levemente al ver lo que le comentaba Nenti a Tomi, la verdad es que tenía razón, el rubio era un poco inútil a pesar de sus excusas- Yo no pienso explicar nada a nadie, tenemos el código y un chef... que les den si no les gusta lo que traemos, tampoco es como si hubiésemos podido hacer más

Al pasar al lado de la tienda de los goblimon rojos, no pude evitar hacerles un poco de burla y luego apresurarme en volver al grupo. Subimos las escaleras de la cafetería y llegamos de nuevo a la "base", es decir, al parque científico donde estaba el resto de gente que carecía de digimon. Como había anochecido (¿De verdad el tiempo pasó tan rápido?) fuimos con cuidado, salvo yo que fui normal pues confiaba en mis habilidades de andar sigilosa sin tener que centrarme ni preocuparme mucho en ello.

Había luz en la cafetería así que nuestro destino fue ese lugar donde nos encontramos con la delegada colocando unas... ¿Setas? Fruncí el ceño y, antes de preguntar, me enteré de que Nezu y compañía había llegado antes. Seguramente ellos trajeron las setas, todo encajaba. Me reí un poco cuando vi a la chica gritar al ver a Ogremon y sonreí con suficiencia mientras murmuraba que eso de mantener el silencio no era lo suyo.

Mientras el ogro verde observaba el local y hablaba, yo aproveché para hacer lo mismo y ver si encontraba un buen lugar donde descansar ahí dentro o algo que rapiñar aparte del bate que había conseguido. Miré divertida como la chiquilla se sobresaltaba y se quedaba sin saber muy bien qué hacer mientras los otros dos digimon iban a lo suyo, al parecer iban a cocina ¡Genial! A lo mejor podría tomar algo comestible que no fuesen los bollitos que había cogido antes.

-Oh... ¡venga ya! ¿Hace falta pedir permiso cuando va a cocinar para nosotros? -pregunté algo molesta cuando ella se fue diciendo que tenía que pedir permiso- Hacéis demasiado caso de las normas y reglas... -al escuchar lo que el rubito decía, le apunté con el bate- Igual tienes razón, creo que lo mejor sería pirarse y dejar a la señorita delegada a cargo- al escuchar lo que decía el bajito de segundo sonreí - Yo ya dije que no quería marrones pero... ejem... suerte y todo eso -comenté antes de apresurarme en irme, realmente no quería llevarme mal con nadie a pesar de que no me fiase de ellos- Guil, tenemos que buscar un lugar donde dormir ¿Alguna sugerencia? -le pregunté al digimon ya fuera - ¿Quizás en el planetario? Seguramente allí se estará cómodo en los asientos -dije mientras buscaba algún otro lugar- Como sea, perdona si me acurruco un poco si hace frío... no lo soporto muy bien -comenté mientras apartaba la mirada ¡Diablos! En esos diez minutos estaba actuando demasiado blanda pero... bueno él me había salvado así que supongo que se merece que sea un poco más amable con él ¿no?

—¡Suéltame, Godzila de juguete! —golpeé con fuerza y de forma repetida la manaza de Toygreymon intentando que me soltase, pero cuando me vi colgando por el borde del tejado dejé de golpearle al instante y me agarré con fuerza a su brazo —. Vale, no me sueltes.

Vale, aquello iba mal. Trydan no había conseguido digievolucionar con la comida de Mafy y los ataques de Ilargi no habían servido de nada, lo peor ahora era que si atacaban al Toygreymon las probabilidades de que acabase como felpudo eran demasiado altas. No sabía si Ilargi podía cambiar de forma y conseguir alas habiendo ya digievolucionado. Aunque aun no sabíamos si Trydan podía tener alas…

Intenté retorcerme un poco para poder sacar la comida que guardaba y lanzársela a Trydan, supuse que a Ilargi no le haría gracia que le diese su comida a otro, pero creo que en la situación en la que nos encontrábamos le daría igual con tal de que no me estrellase contra el suelo.

—¡Ilargi, ataca a la pierna que más metida tenga en la terraza! —le pedí a mi compañera mientras lanzaba la comida si conseguía llegar hasta ella.

Por si el tema de las alas fallaba, podíamos intentar con ese ataque desequilibrar a ToyGreymon hacia dentro, por lo que el brazo donde me sostenía entraría dentro del rango de la terraza y ya no tendría problemas con caerme.

El Empresario había despertado... pero el digimon de juguete había atrapado a Lira y Thunderballmon apenas podía ayudar. Trydan no había conseguido cambiar de nuevo con la comida de Mafy. ¿Acaso necesitaba descansar? ¿Tenía que comer más? No lo sabía, pero Lira parecía haber pensado en ello también, y de alguna manera consiguió lanzarnos la comida que había guardado. Yo corrí para recogerlo y lanzarselo a Trydan mientras gritaba su nombre y avisarle. Esperaba que funcionase.

Después me acerqué hasta el Thunderballmon. Estaba asustada, pero también empezaba a sentirme furiosa. Si los Toyagumon iban a sustituirle mientras él nos ayudaba, había supuesto que harían algo relacionado con la electricidad; no que ese digimon intentaría convertirlos en un monstruo. ¿Qué derecho tenía a hacerles algo así? Era su jefe, no el propietario de sus vidas, o no-vidas o lo que fuera que tuviera una criatura digital. Y por culpa de esa estúpida pelota con patas una cosa que ni siquiera debería existir estaba a punto de matarnos a todos.

-¡Me importa más bien poco que no puedas luchar!- le grité, completamente furiosa pro toda la situación. Y por su culpa los kapurimon apenas podían comer. Y Draco estaba perdido por algún lugar fuera de la torre porque Mafy y él no eran más que un par de cabezotas idiotas. Tenía la sensación de que ya no sabía ni en qué estaba pensando, pero ¡necesitábamos ayuda!- ¡Puedes moverte y es culpa tuya que esa cosa lo esté destrozando todo! ¡Mueve ese culo y salva a Lira! ¡YA!

@Kiara[ I ], Nenti[III]:

Tomi se adelantó y salió de la cafetería. Mientras tanto, Ogremon se dirigió a Nenti y a Falcomon:

-Sí, soy un cocinero sin igual -dijo sin modestia-. Con estas setas puedo hacer muchas cosas, por ejemplo. Utilizaré la parte superior para convertirlas en hambursetas, y el tallo puedo cortarlo en barras finas y elásticas que utilizaré como fideos. Así los humanos también podréis comerlas y no tendrán ese sabor tan amargo.

Mientras tanto, fuera de la cafetería, Guilmon hablaba con Kiara:

-Bueno, soy un Digimon de fuego, probablemente puedes utilizarme como estufa -dijo-. No estoy diciendo que sea mejor que una estufa de verdad ni nada... Pero... Sí, en el Planetario es donde duermen todos, seguramente sea buena idea ir allí.

Se silenció al escuchar pasos apresuraros. Ambos se apartaron y se quedaron fuera de la vista cuando Mina y la profesora Ziel llegaron caminando deprisa.

-¿Qué significa todo esto? -preguntó la profesora, mirando a Ogremon-. ¿Por qué habéis traído un Digimon tan grande y peligroso? ¡Podría hacer daño a alguien!

-No pienso hacerlo, señora -dijo Ogremon-. La violencia no soluciona nada, especialmente si aparece un Tyranomon y te la devuelve...

-¿Pero por qué quiere quedarse con la cafetería? ¡Pertenece a los humanos!

-¡No hace falta que pida permiso! -intervino Falcomon-. ¡Encima de que va a cocinar para nosotros! Todas esas setas serían inútiles si no hubiéramos traído a Ogremon, ¿no es cierto? ¡No hay que hacer caso de las reglas y las normas.

Ogremon y Goblimon se quedaron mirándole pasmados. ¡El muy caradura estaba repitiendo lo que había dicho Kiara antes de irse! Pero al menos estaba plantando cara. La profesora Ziel dudó.

-Bueno, supongo que... -carraspeó-. Ya sé que esa especie de cebollas han empezado a vivir en el bosque de atrás, y si van a estar trayendo setas es mejor que... podamos comerlas, sí, sin duda.

-¡Entonces está decidido! -exclamó Ogremon-. ¡Estoy a cargo de este local! ¡Todos recibiréis una comida al día gratuita! Por supuesto, si queréis coger algo más... Tendréis que aflojar unos cuantos Bits...

-¿Bits? -preguntó Falcomon-. ¿Te ha poseído el espíritu capitalista?

-¡Eh, hay que buscar formas de racionar los recursos! -se justificó Ogremon-. ¡Además, un negocio sin dinero no es un negocio!

-Bueno, basta de charla. ¡A la cama todo el mundo! -exclamó la profesora Ziel-. Tú también, Mina. Supongo que si alguien trae más ingredientes, Ogremon los recibirá.

Guil y Kiara, que habían estado escuchando, se apresuraron a subir las escaleras y entrar en el Planetario. Nenti y Falcomon no tardaron en alcanzarles. Se dirigieron a Kenji, que seguía despierto, trabajando en su portátil. Tomi estaba en una butaca hablando con Nezu, pero al veros se levantó y se unió a vosotros.


-Así que me habéis traído un nuevo Código. ¡Muy bien! Puedo reparar unos Chips de combate con esta información. Tomad.

Os dio unos Chips que estaban como nuevos. Os explicó que vuestros Digimon podían "comérselos" y aprender técnicas al recibir ataques mientras los llevaran equipados. Luego podían escupir el Chip y dárselo a cualquier otro Digimon, que podría realizar la técnica grabada en el Chip mientras lo tuviera equipado.

-También os transferiré unos cuantos Bits. ¡Espero que os sean útiles!

Después de aquello, os dirigisteis a las butacas, en busca de un merecido descanso.

@Senetyl[II ], Lira[ I ]:

-¡Patada lunar nocturna! -exclamó Ilargi, golpeando la pierna de ToyGreymon. Destruyó unos cuantos bloques de una patada, y un par de Kapurimon se materializaron y huyeron corriendo hacia la salida-. ¡Patada lunar nocturna! -otra patada, ya había partida practicamente la pierna entera de ToyGreymon, otros tres Kapurimon aparecieron y huyeron con rapidez. Pero ToyGreymon reaccionó golpeando con la pata dañada a Lekismon, que debido al golpe salió volando y quedó colgando del borde del tejado.

-Os advertí que no me atacarais -dijo ToyGreymon-. Lo siento, humana, pero tengo más especímenes de reserva. No podré investigar contigo -y dejó a Lira caer al vacío.

Lira había lanzado la pizza que tenía a Senetyl, que rápidamente se la dio a Trydan. Y se puso a hablar con el Empresario, más bien a gritarle. Mientras lo hacía, notó que su Dispositivo RH vibraba y parecía calentarse, y antes de que se diera cuenta Elecmon prácticamente pareció estallar en llamas.

-¡Elecmon digievoluciona en... FlareRizamon! -volvió al mismo estado que había tenido al enfrentarse a los ToyAgumon.

-¡NO! -rugió ToyGreymon-. ¡MEGALLAMA DE JUGUETE!

El ataque dio de lleno a Trydan, pero no tuvo demasiado efecto. El Digimon ignoró los trozos de plástico que rebotaban sobre él y caminó con paso rápido y pesado pero sin correr hacia ToyGreymon.

-Yo... No... Sí... ¡Es culpa mía! ¡No debería haber hecho esto a mis trabajadores! ¡Pero era un proyecto tan emocionante! ¡Salvaré a tu amiga...! -se quedó mirando la garra vacía de ToyGreymon-. Quizá sea un poco tarde.

Mientras caía, Lira sintió que una mandíbula se cerraba con un chasquido a escasos centímetros de su cara. Se detuvo en el aire, de golpe, y sintió que su túnica se rasgaba un poco, lo que era preocupante porque había quedado colgando de ella. Miró hacia arriba y vio que Dracomon la había atrapado de una dentellada en el aire y ahora volaba fatigosamente de regreso al tejado. Ilargi se había quedado colgando por el borde y miraba hacia abajo llena de preocupación.

-¡Lira! ¡LIRA! -chillaba.

-¡Tranquila! -gruñó Dracomon entre dientes-. ¡No la dejaré caer! ¡Sigue luchando!

-Está bien... -Ilargi volvió a trepar al tejado-. ¡EH! ¡MI PIZZA! -gritó, y Lira sintió que el Dispositivo RH vibraba en su bolsillo.

FlareRizamon llegó a la altura de ToyGreymon y levantó los brazos. Comenzó a arañar la cara y el torso del dinosaurio erguido con sus garras, destruyéndolas mientras escupía fuego por la boca. Por todas partes salían volando Kapurimon que caían al suelo y se alejaban del espectáculo.

-¡BOMBA LUNAR NOCTURNA! -la pierna casi serrada de ToyGreymon se separó del todo al recibir el ataque de Ilargi. El dinosaurio cayó de medio lado y se cubrió la cara destrozada con una mano, pero Trydan le agarró el brazo y se lo arrancó de un tirón. Lo arrojó a un lado y las piezas al rebotar se separaron y se convirtieron en cuatro Kapurimon, uno de ellos un poco chamuscado pero entero.

Dracomon logró alcanzar el tejado y volar sobre él justo cuando se quedó sin energía y se convirtió en Bebydomon, con lo que no pudo sostener el peso de Lira y ambos cayeron al suelo.

-¡Draco! -exclamó Mafy, corriendo y cogiendo en brazos al Digimon bebé-. ¡Menos mal que estabas ahí! ¡Has...! ¡Menos mal! ¿Estás bien, Lira?

-Esto se ha acabado -dijo el Empresario, acercándose a la batalla-. Agumon, no tienes posibilidades contra ellos. Déjalo antes de salir herido.

-¡No! ¡No dejaré que acabe así! ¡Lluvia de estrellas fantásticas! -un montón de estrellitas brillantes se elevaron de las piezas que quedaban en el cuerpo casi inútil de ToyGreymon. Se juntaron a cierta altura y cayeron sobre todos como un destructivo chaparrón. Los humanos y los Kapurimon tuvieron que correr a refugiarse a la sala de máquinas. Los tres campeones recibieron bastante daño. Nada grave, pero sí lo suficiente para que ToyGreymon comenzara a arrastrarse hacia el borde del tejado aprovechando la distracción.

-¡Detenedlo!

De repente a Falcomon le dio por usar frases de Kiara, mal asunto.
-No le haga caso, profesora, eso se lo ha oído a Kiara, aunque en parte tenga razón. Es una situación excepcional y por tanto hay que tomar medidas excepcionales. No hay norma alguna que prohíba que un digimon cocine, y que yo sepa no se ha apropiado de la cafetería, se ha instalado en ella. No es como si pudiera llevársela a cuestas cuando quiera irse, ¿no? Para él, el objetivo de su vida es cocinar y alimentar al hambriento, y nosotros necesitamos comida, no hay que darle mas vueltas -sonreí con suficiencia cuando pronuncié las siguientes palabras-. Tener prejuicios contra él por su aspecto no me parece que sea dar el mejor ejemplo a los niños, no cree? Al fin y al cabo esto no es el mundo humano, nuestras ideas preconcebidas aquí no valen.

Falcomon también parecía indignado por la intención de Ogremon de cobrar las raciones extra, aunque en mi opinión creo que era justificado.
-Bueno, tío, de alguna manera hay que racionarlo, si. Y profesora, no se ponga así, Ogremon es un tipo majo y sensible, solo tiene que conocerlo.

Después nos retiramos al planetario a dormir, y me fui un rincón apartado de los demás, a hablar un poco con Falcomon con tranquilidad.
-A ver como te explico esto que es complicado... chico, se que lo que dice Kiara puede parecer muy guay, y puede parecer una persona fuerte y decidida, pero no es así. Las normas y reglas están para mantener una normalidad y proteger a la gente, sobretodo a la gente que no puede protegerse de los que son mas fuertes que ellos. Si hay una situación excepcional y las reglas no la contemplan, es ético y plausible saltárselas. Pero aquel que se las salta por sistema, que las rompe todas por diversión y rebeldía, solo consigue hacer daño a los demás y a si mismo, arrastrándose por un sendero de autodestrucción. No mola. No me mola nada. O... bueno, al menos esa es mi opinión. En el futuro quiero ser alguien que vele para proteger a los inocentes de los criminales, como Juez o algo así. Que piensas tu? Se que solo tienes unos días de vida, pero eres listo, has pensado lo que has dicho antes o solo lo has repetido porque te parecía adecuado para la situación?

Al escuchar a Guil me dejaría acurrucarme si tenía frío sonreí un poco. Por desgracia la sonrisa duró poco pues las palabras del digimon dejaban en evidencia que no tenía mucha autoestima. Suspiré y le miré seria mientras, antes de nada, miraba el Planetario. Espero que nadie se asuste como cuando entré en la cafetera ¡Yo todavía no había golpeado a nadie sin motivo! No tenían por qué temerme tanto. Escuché unos pasos y logré apartarme a tiempo para ver a la profesora y a la delegada apresurarse.

-Como sigas subestimándote te golpearé -le dije al dinosaurio rojizo mientras me acercaba a husmear, tenía curiosidad por ver cómo se las arreglaba el de segundo. Ahogué una risotada tapándome la mano cuando escuché lo que decía Ogremon sobre la violencia - En serio, te debo una, Guil

Me quedé un poco sorprendida al ver que Falcomon repetía lo que había dicho antes. Sonreí con orgullo y murmuré un "Sigue así, colega". Luego me sentí un poco más orgullosa si cabe al ver que Nenti me daba la razón... aunque fuese en parte. Me apunté mentalmente lo de las cebollas del bosque, seguramente con los dos digimon verdes no podría rapiñar nada de la cafetería pero del bosque quizás sí. También me apunté lo de los Bits, no tenía ni idea que tuviesen dinero los digimon... tendría que descubrir entonces cómo eran para, si se daba el caso, tomar prestado sin permiso un poquito.

En cuanto escuché que la profa le smandó a dormir me apresuré en subir las escaleras y llegar al Planetario para que no me pillasen y, por supuesto, no lo hicieron. Al ver al "gran científico" pegado al ordenador suspiré y me resginé a acercarme a él con los demás. Cogí el chip que me dio y lo miré con curiosidad, lanzándolo al aire incluso. Cuando me entré que los digimon podían "comérselos" le miré horrizada.

-Me parece muy bien lo de los ataques y eso pero... ¿Qué parte de esta cosa se supone que es comestible? -pregunté analizando con mayor detenimiento el objeto

Cuando mencionó lo de los Bits, me quedé callada y atendí descubriendo que, al parecer, no eran monedas físicas. Chasqueé la lengua decepcionada y luego fui a buscar un sitio donde dormir. Observé con cuidado donde estaba todo el mundo y me fui a una esquina.

-Perdona si estamos muy alejado del resto... pero me da que a cualquiera de estos les daría un yuyu si me ven cerca al despertar y bueno... yo no tengo buen despertar si me obligan a levantarme-le dije mientras me sentaba y me quitaba la chaqueta- ¿La quieres? -pregunté mientras se la tendía - Para taparte y eso... -un escalofrío recorrió de repente mi cuerpo y temblé- Diablos... ¿No tienes frío? -pregunté mientras me encogía y trataba de pegarme a la fuente de calor más cercana, es decir, Guil - Por cierto, las estufas son horribles ¿Qué mejor que dormir al lado de algo suave y calentito? Como un... peluche -comenté mientras sonreía levemente antes de darme cuenta- ¡Eh! Que quede claro que no es como si yo tuviese un peluche o cosas así ¿eh? Yo no necesito esas bobadas -añadí, ocultando como solía hacer la verdad tras una actuación. En parte era mi forma de ser y en parte... no. Todo muy cliché- Sólo digo que es mejor estar acompañado de alguien que tener una estufa para calentarte - Suspiré levemente- En fin, me estoy liando, buenas noches, Guil -dije antes de cerrar los ojos para caer en los brazos de Morfeo.

@Kiara[ I ]:

-No es comestible para un humano, claro -explicó Kenji-. Pero los Digimon pueden asimilar datos de diversos tipos, porque también están hechos de datos, ya sabes...

Más tarde, en una butaca apartada del resto.

-No necesito taparme, pero tendrás menos frío si nos tapamos los dos -dijo Guil-. El aire que respiro se puede volver fuego, así que mi temperatura corporal es elevada... No pasarás frío mientras estemos juntos. Y yo también prefiero estar contigo antes que con una almohada o un peluche, Kiara -comentó-. Me alegro de que estés confiando en... -pero se quedó dormido.

@Nenti[III]:

-Pues... No puedo decir que me preocupen mucho las reglas -dijo Falcomon-. La gente que hace las reglas es imperfecta, así que siempre acabarán fallando por un lado u otro. Pero tampoco tengo especial interés en romperlas personalmente, probablemente saldría mal y acabaría pagando las consecuencias. Lo que he dicho antes... bueno, simplemente me pareció que serviría para lidiar con la profesora. Ya que ella se ha ido antes de decirle esas cosas a la cara, pensé que era una pena desaprovecharlo. A mí no se me habrían ocurrido argumentos para defender que el chef se quede, más bien lo contrario... así que... me he aprovechado de la situación -se le estaban cerrando los ojos. Ya no tenías otro remedio que dejarle ir a dormir.

Trydan e Ilargi consiguieron derrotar al digimon de juguete y contemplé como las piezas se convertían en unas cabecitas con orejas largas y delgadas. Draco había llegado justo a tiempo para salvar a Lira, aunque había quedado agotado. Sin embargo, lo poco que quedaba del Toygreymon nos atacó de nuevo con las piezas de juguete y nos vimos obligados a refugiarnos antes de que el golpe nos alcanzara. Nuestros digimon no parecieron tener tanta suerte, aunque sí aguantaron el golpe. Lo que quedaba del digimon de juguete aprovechó la situación para huir, pero el Thunderballmon nos gritó que le detuviéramos.

-¡No, no vamos a detenerle!-le grité. Una parte de mi se alegraba de que Draco hubiera vuelto con nosotros, pero seguía enfurecida con ese digimon eléctrico- ¡Ya le has hecho más que suficiente y no necesita sufrir más experimentos estúpidos que se te ocurran a ti! ¡A estado a punto de matarnos a todos y de destruir la torre por tu culpa! ¡Y más te vale venir con nosotros ahora que esta locura parece haber terminado!

Estaba tan cansada y enfadada que ya ni siquiera me preocupaba nuestra situación o me importaba esa cosa que llamaban "ascensor" y en la que tendríamos que bajar para salir de aquí y volver al planetario.Creo que nunca en mi vida había sentido tantas ganas de pegarle un puñetazo a alguien como a ese digimon.

—Espera, podemos llegar a un acuerdo, ¡fijo que no encuentras ninguna cobaya mejor que yo!

Intenté agarrarme a la manaza de ToyGreymon por impedir la caída, pero las piezas que formaban sus garras resultaron demasiado resbaladizas y tras que mis manos se soltaran de ellas, caí al vacío escuchando la voz de Ilargi llamándome.

—I-ilargi…

Casi no me salían las palabras y no estaba segura de sí era por la caída o por el miedo que tenía debido a esta. No quería morir, no tan joven al menos. No sin cumplir mi sueño y tampoco sin haber llegado a conocer mejor a Ilargi, había demasiadas cosas por hacer aun y ya nunca podría llegar a hacerlas por la obsesión de una bola con patas.

—No…quiero morir…

Pero de golpe deje de sentir la presión de caerme y solo notaba como mi cuerpo flotaba en el aire, aparte de un pequeño tirón en el cuello. Giré un poco la cabeza para encontrarme con los dientes de una criatura con forma de dragón.

—Dra… ¡Draco! —exclamé aun en shock y notando como se me llenaban los ojos de lagrimas.

Exhausto, el Digimon dragón consiguió llevarme de vuelta a la azotea donde me soltó con suavidad antes de convertirse en su versión pequeña. Mafy corrió a recoger a su compañero con lo que aprovechó para preguntar por mi estado.

—Si… —le contesté secándome las lágrimas e intentando recuperar el aliento —. Menos mal que Draco estaba allí para salvarme —le acaricié la frente a modo de agradecimiento —. Muchas gracias, Draco, eres un Digimon genial.

Me levanté para ir a ayudar a Ilargi ahora que ya me había recuperado de la caída, cuando escuché las palabras del Empresario y el cómo llamaba al Digimon de piezas por otro nombre. Este encontrándose acorralado intentó huir, cosa que Sen le permitió bastante enfadada por todo lo ocurrido, pero yo no podía dejar que esto se acabara con el suicidio de ToyGreymon, ya que estaba intentando huir por el borde de la azotea.

—Agumon… —repetí el nombre que estaba usando Thunderballmon y recordé el tema que había mencionado sobre usar un ser externo para controlar a los ToyAgumon, ese debía ser Agumon, pero no le habíamos visto ¿entonces era…? —. Lira, detén a ToyGreymon, creo saber que pasa aquí.

Si, aquello se parecía bastante a una versión de Frankenstein que había llegado a ver, en ella el Doctor había recurrido a la tecnología para, no revivir a un humano normal, si no a su propio hermano ¿pasaría algo parecido con aquellos dos? Busqué rápidamente los datos de Agumon en la RH para comprobar mis sospechas: Era un dinosaurio como los ToyAgumon.

—ToyGreymon, Agumon o como quieras llamarlo. No le vimos en el experimento ni en la sala contigo para ser alguien de tal confianza —hablé dirigiéndome al Empresario —¿Por qué necesitaba un nuevo cuerpo? ¿Es que estaba muerto?

@Senetyl[II ], Lira[ I ]:

FlareRizamon decidió no mover un dedo y observar cómo ToyGreymon saltaba al vacío, pero Lekismon se apresuró a reaccionar y cortó el otro brazo del enemigo de una patada para impedir que se arrastrara, y de paso liberar a unos cuantos Kapurimon.

-¡Tú no lo entiendes! -protestó el Empresario, dirigiéndose a Senetyl-. ¡El experimento no se me ha ocurrido a mí! ¡Se le ha ocurrido a él! -y señaló hacia ToyGreymon. Se acercó rápidamente a la cabeza enorme y algo dañada del dinosaurio y comenzó a destruir piezas utilizando la electricidad de sus manos-. ¡No! Por supuesto que Agumon no está muerto. Lo que él quería era un cuerpo más poderoso, para poder investigar los Códigos de las peligrosas zonas del oeste. ¡Pero nunca esperé que me traicionara! ¡Aquí está!

Para entonces, Thunderballmon había atravesado la densa capa de piezas que protegía la cabeza de ToyGreymon, y reveló que bajo ellas había oculta una esfera de cristal bastante grande. Estaba unida con cables a la columna vertebral de ToyGreymon, y en su interior había un pequeño sillón y unas palancas y botones que recordaban al panel de mandos de un tractor o algo por el estilo. Y en el asiento había un Digimon.

-¡Pensabas escapar sacrificando el ToyGreymon! ¡Cómo te atreves! -el Empresario arrancó la esfera de cristal del cuerpo hecho de piezas, y de inmediato todas estas se separaron y se convirtieron en Kapurimon. Ya no quedaba ni una pieza a la vista, sólo la columna vertebral de acero macizo y la esfera de cristal, que Thunderballmon estrelló contra el suelo.

Sentado en el sillón, cubierto de cristales rotos y entrecerrando los ojos para adaptar la vista a la noche estaba Agumon. Pero no era exactamente como el que Lira había visto en los datos del RH. Este llevaba una bata blanca y un sombrero negro de profesor. En la bata tenía una especie de pin con un símbolo raro. Las mangas le quedaban tan largas que no se le veían las manos, pero las retiró de las palancas con las que había controlado el ToyGreymon y saltó fuera de la pequeña cabina.

-¡Lo sien...! -al correr hacia vosotros se pisó una manga y cayó de bruces. El sombrero rodó por el suelo, pero no mucho, y se lo colocó otra vez en la cabeza-. ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! -comenzó a hacer reverencias a toda velocidad mientras seguía sujetándose el sombrero con una mano.

-Es Agumon Hakase -Mafy tenía el RH en una mano mientras que sostenía a Draco con el otro brazo-. Por lo visto es diferente al Agumon normal... Aunque la única diferencia que yo veo es la ropa.

-El profesor Agumon es un genio -explicó Thunderballmon-. Él fue quien descifró la información del código e ideó todo este proyecto. Nos pagó con pizzas, y me aseguró que los ToyAgumon no sufrirían con el proceso, así que acepté el contrato que me propuso... Pero no esperaba que fuera tan traicionero.

-¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! -gritó Agumon Hakase-. ¡Por favor, no me matéis!

FlareRizamon dio un pisotón a su espalda que le hizo saltar medio metro en el aire. Lo cogió al vuelo con sus garras.

-¡Quema! ¡Quema! ¡Quema! ¡Quema! ¡Quema!

-No sé si aplastarlo o arrojarlo por el borde del tejado -comentó Trydan, pensativo.

-Voto por lo segundo -opinó Ilargi-. Así sabrá lo que se siente...

-¡Quema! ¡Quema! ¡Quema!