Vamos a jugar a... -Foro-

@Nuler:

Vas saltando de un cable a otro, y aunque en varios momentos parece que vayas a caerte, logras agarrar la escalera y salir de la zona de peligro antes de que la araña explote. La explosión es descomunal, casi todo el dique se llena de luz blanca y los alambres son incinerados... Cuando consigues volver a mirar, el dique está vacío, la telaraña ha desaparecido. El agua no ha vuelto, pero en la pared del otro lado del dique ves una ventana iluminada, y reconoces la sala de control por la que pasaste antes. Parece que los monitores ahora están encendidos.

-Parece que esta vez he sido de ayuda -observó Interruptor.

@Jural:

Abandonas la habitación sin ser visto y Ertz te sigue. Vais al almacén, lleno de actividad, y trepáis al techo fácilmente con ayuda de unas cajas. Desde las vigas, mientras cruzáis, observáis varios vehículos cuadrúpedos que los reploides pilotan y también una especie de carro de combate aerodeslizante. Están haciendo atravesar estos vehículos una puerta que da al patio lleno de enemigos.

Al otro lado del almacén encontráis una escalera que parece llevar al edificio superior. Pero hay gente subiendo y bajando con frecuencia, y parece que conseguir colaros dependerá más del azar que de vuestra habilidad. Y si os descubren las posibilidades irían bastante en contra...

-Mmmmm... menudo pepino. Tu siempre ayudas cuando mas lo necesito. Aunque sea para abrir una puerta. Y creo que eso me hará falta ahora, vamos a aquella sala iluminada. A ver si podemos devolver el suministro de agua. A ver si nadie me corta/aplasta mas las piernas.

Esta vez me puse a andar por el borde del dique en vez de saltar a él.

Esto iba bastante peor de lo que me imaginaba.

Teníamos las puertas cerradas y bastantes de los reploides habían caído bajo el fuego enemigos, sin contar con que estos habían decidido atrincherarse en las puertas y no permitirnos el llegar a ellas. Incluso Reploiden parecía tener problemas para poder avanzar.

—Esperad a que se me ocurra algo —les pedía a los chicos mirando la trinchera de los enemigos.

Tenían algunos huecos abiertos para poder dispararnos, aunque no lo suficientemente grandes para poder meter muchas armas...pero si para poder colar alguna que otra bala. Apuntando hacia los huecos con los dos brazos me dirigí hacia Reploiden y Cael.

—Cubridme por si me disparan, voy a montarles una hoguera dentro —esperé a que estos me cubriesen y antes de disparar cuantas balas fuesen posibles, cogí aire y grite con fuerzas aquella extraña frase de Eon —¡¡¡MACARRONES CARBONARA!!!

-Mm… Lo veo demasiado arriesgado. ¿Has visto alguna ventana antes? Podríamos intentar subir arriba desde fuera y colarnos desde otra ventana…

@Nuler:

Volviste a la habitación de los monitores y ya que todas las pantallas estaban encendidas, te acercaste a mirar. Interruptor fue más rápido, introdujo su cola en un enchufe de la pared y no tardó en activar las compuertas del dique. Oíste el chirriante sonido de discos de metal girando y quedando abiertos.

-Misión cumplida -dijo Interruptor-. Ciertamente no hay agua en el dique, pero el objetivo era abrirlo y eso ya está hecho. ¿Volvemos a por la recompensa? Dudo que los robots se nieguen a recompensarte una vez que les expliques el problema.

@Dos:

Soltaste una lluvia de disparos que se dirigieron hacia las rendijas y oíste gritos consternados al otro lado. El fuego enemigo cesó de repente y el ejército estuvo a salvo. Oíste unas pisadas enormes detrás.

-¡Sigue así! -exclamó Reploiden, subido a la cabeza de un mecaniloide con forma de dinosaurio-. ¡Si los mantienes ocupados podremos echar la puerta abajo con esto!

@Jural:

Ertz recordaba la ventana del pasillo que daba al patio, así que volvisteis allí y mirasteis a través. Estaba lleno de enemigos, pero las probabilidades de que os vieran eran mucho más bajas. Y al momento siguiente se volvieron nulas, porque de repente una lluvia de bolas de fuego comenzó a atravesar el muro. Los reploides que habías visto disparando a través de aperturas explotaron o corrieron en llamas, incendiando a sus compañeros. Viste una especie de dinosaurio mecánico al otro lado de la cúpula de energía: la puerta no aguantaría mucho ante la embestida de aquella cosa. En este lado, los reploides que no se agachaban tratando de cubrirse se subían en una especie de torretas con piernas en las que se acoplaban y se reunían alrededor de la entrada, esperando a que el enemigo lograse abrirse paso.

Aquella era la oportunidad ideal. Trepasteis por fuera del edificio hasta alcanzar una ventana que estaba encima. Al otro lado había una gran habitación vacía. No podíais quedaros allí fuera, así que entrasteis.

Un momento después, unas placas metálicas cayeron sobre las ventanas de la habitación, dejándoos encerrados. Las luces se encendieron, revelando que estabais en un enorme despacho privado. Parecía llevar abandonado muchísimo tiempo, había telarañas sobre un escritorio y los cuadros de la pared se habían vuelto grises. En el techo se abrió una trampilla y cayó un enorme reploide.

Tenía un cuerpo enorme, con propulsores en lugar de piernas. Sus grandes manos eran blancas y estaban hechas de un metal diferente al del resto de su cuerpo. Su cabeza era pequeña, y estaba rematada por una especie de cuernos que en realidad eran ametralladoras saliendo de su espalda. Calcinó el suelo bajó él y después desactivó la propulsión, cayendo pesadamente ante vosotros.

-No sois rebeldes, ¿verdad? -dijo el recién llegado-. Escuchadme, por favor. Sé que no estáis en el ejército enemigo... Si lo estuvierais, ya habríais encontrado el modo de abrirles la puerta. No necesitabais llegar hasta aquí. Además, veo que tienes un biometal y... -uno de los cuadros giró en la pared, revelando una enorme pantalla que mostraba lo que se veía por las cámaras- sé que tienes que derrotarla para cumplir tu objetivo final.

La pantalla mostraba a una reploide de armadura anaranjada con enormes guanteletes que soltaban bolas de fuego teledirigidas.

-Ella tiene el apoyo de un ejército -dijo el desconocido-. Tú no. Pero podemos aliarnos, estoy dispuesto a devolver la energía a un solo sector a cambio de seguir controlando la factoría. Podéis salir de aquí y uniros a mis fuerzas para equilibrar la balanza, y entonces yo os haré esa concesión. O podéis tratar de derrotarme y tratar de conseguir vuestro objetivo vosotros solos... Pero dudo que tengáis éxito. Y aunque lo tuvierais, luego tendríais que veroslas con el ejército que venza, y estaréis estropeados y sin energía.

La pantalla se apagó. Ertz gruñó y levantó las armas, pero no se atrevió a atacar. La decisión era tuya.

-Mmmmm... bueno, me medio sentiré como estafandolos, pero si cuela, cuela. Supongo que ya iré a redirigir el flujo de agua desde otro sitio cuando pueda. Además, he dejado el deslizador ahí.

Bajé de un salto e hice el camino de vuelta andando, no creía que Interruptor quisiera llevarme a caballo.

-Y que tal con el ejército? Como andan las cosas por ahí?

@Nuler:

-Dejé el control de los reploides en manos de mi señor -replicó Interruptor-. Por el camino, me topé con una portadora de Biometales... Ella y su acompañante buscaban entrevistarse con Reploiden, así que no pude mostrarme abiertamente hostil. Creo que planeaban ir a Gradim y tomar una planta energética defendida por fuerzas de Centra. En Troue siempre hemos tenido energía suficiente, pero otras zonas no reciben suministro, según tengo entendido.

Un rato después llegasteis al sótano de los robots. El que os había encargado la misión os recibió.

-ZIP. Hemos confirmado la apertura de los diques. Nos contraría la ausencia de agua al otro lado del muro, nuestros datos indicaban que era la reserva más abundante cercana a este sector. ZIP.

La verdad era que no parecía muy contrariado. Los otros robots permanecían inmóviles, observando. Sin agua, aquellas máquinas diseñadas para labrar y cultivar la tierra eran trastos inútiles.

-ZIP. Sin embargo, has realizado sin dilación la tarea que te había sido propuesta, así que puedes entrar a recoger la recompensa que te había sido prometida. ZIP-ZIP-ZIP-ZIP-ZIP.

Siguió haciendo ese sonido creando una frecuencia variada y, de repente, la puerta por la que habías entrado para buscar la clave se volvió a abrir.

-Mira por dónde -gruñó Interruptor. El robot siguió emitiendo aquella frecuencia y también se abrió la puerta que había inmediatamente después, en la pared derecha del pasillo.

-ZIP. ZIP. ZIP. Dejaremos así las puertas para que puedas acceder al interior siempre que quieras. Encontrarás la recompensa en el interior. ZIP.

Entraste, seguido por Interuptor, para toparte con una habitación rectangular llena de ordenadores. En el centro había una mesa circular, y sobre ella te encontraste un Tanque E. Ya conocías por experiencia lo útil que podía resultar.

También había una plataforma en una esquina de la habitación. Estaba activada, y una pantalla encendida te mostraba dos lugares hasta los que podías llegar. Habías visto transervidores antes, pero nunca uno en funcionamiento. Podías utilizarlo para transportarte automáticamente a algunos lugares. Las opciones eran:

>SIARAM.
>GRADIM.

-Vaya, nos ha jodido, pueden abrir las puertas.

Tomé el Tanque E y me lo guardé en un bolsillo.
-Mmmm... no se que hay en Siaram, pero en Gradim están las hostias. Pero... no se si es buena idea meterse de lleno en el meollo de la cuestión... No, es demasiado peligroso, podríamos acabar rodeados de enemigos. No es que no confíe en nuestras capacidades, pero no podemos acabar con un ejército nosotros solos. Además, quizá tenga que enfrentarme a aquella portadora de Biometal. Ire, aunque tardemos más, por fuera, por el dique, así a lo mejor podemos contactar con Reploiden y nos diga mejor como ayudar. Mejor llegar tarde que cometer suicidio. Vamos a ver si el deslizador sigue donde lo dejamos, al menos nos ahorraremos andar un trozo. ¿Dime, como es que has vuelto a buscarme?

-Hmm… Sí, tienes razón. La situación no está a favor nuestra, y sí, has acertado, venimos a restablecer el suministro eléctrico de una zona... Antes de seguir, dime una cosa, ¿qué hace un reploide tan grande y pesado aquí cuando la batalla es afuera? ¿Controlas este ejército, no? ¿Quién eres?

@Nuler:

Encontrasteis el aerodeslizador donde lo habíais dejado. A pesar de que no había pasado tanto tiempo, ya estaba lleno de polvo.

-No tuve más remedio que dejarte tirado la última vez -admitió Interruptor, poniendo en marcha el vehículo-. Ahora estoy tratando de compensarlo. Además, ya te he visto luchar y he tomado una decisión: si alguien tiene que entrar en Centra es preferible que seas tú. Ahora Reploiden cuenta con el ejército, así que podría decirse que me necesitas más que él.

Gracias a la velocidad del vehículo, no tardasteis en alcanzar el dique, donde tuvisteis que abandonarlo. Esta vez, al llegar a la altura de la tubería podrías haber pasado directamente al fondo del dique, pero descubristeis que había algunos reploides diseminados por el terreno, como buscando una explicación a la ausencia de la araña. Comprobasteis la sala de control y os disteis cuenta de que lo alto del muro también estaba siendo investigado.

-Si vamos por el fondo del dique les será más fácil acorralarnos -opinó Interruptor-. Pero ir por encima del muro es peligroso, si peleamos allí, podríamos ser derribados... Aunque con esas alas tú podrías sobrevivir a la caída en el último momento. Supongo que yo lograría agarrarme a algo con la cola.

@Jural:

-Sí, control la defensa de la planta energética -reveló el Reploide-. Soy el Regulador. Mi trabajo consiste en mantener operativo este lugar, pero a la vez evitar que la escoria rebelde lo utilice para sus propios fines. A fin de cuentas, aunque quede fuera de la cúpula, este lugar pertenece a Centra. Mis hermanos eran el Replovisor, que controlaba los trenes subterráneos para evitar que alguien los utilizara, y la Tejealambradas, quien se ocupaba de que el dique de agua estuviera bloqueado. Por desgracia, un insidioso portador de Biometales se las ha arreglado para destruirlos a ambos.

Hubo un estruendo metálico y el reploide se giró inmediatamente. La pantalla volvió a encenderse y mostró que la batalla había llegado al patio y era más encarnizada que nunca. El dinosaurio mecánico pisaba a sus enemigos y los convertía en chatarra.

-¡No hay tiempo para esto! -exclamó el Regulador-. ¡Debes unirte a mis fuerzas o la portadora del Biometal de fuego nos destruirá a ambos!

Una de las ventanas que se había bloqueado se abrió, dejándote vía libre para salir y saltar al patio.

@Dos:

El dinosaurio cargó frontalmente contra la puerta una vez, abollándola. Reploiden entró por la rendija que había quedado abierta, y se oyó una lluvia de disparos al otro lado. Pero simplemente estaba atrayendo el fuego enemigo, porque el mecaniloide no había acabado. La gigantesca criatura mecánica retrocedió y volvió a embestir. Esta vez las puertas de hierro parecieron estallar y cayeron dando vueltas sobre el patio, aplastando a los enemigos que estaban en medio. El propio dinosaurio prosiguió su destructivo avance, topándose con una especie de torretas con patas y sufriendo severos daños por culpa de sus disparos. Pero no era suficiente, el mecaniloide las tumbó y explotaron.

El resto del ejército avanzó al interior, casi empujándote. Una vez dentro, observaste que el espacio era mucho más reducido de lo que había parecido a primera vista. Una especie de tubos con ventiladores estaban acoplados a los muros, y se introducían en el edificio principal a través de la pared. La entrada de aquel edificio estaba sellada a cal y canto con placas metálicas, pero había una especie de garaje abierto del que no paraban de salir torretas con patas y otros pequeños vehículos que transportaban artillería pesada. La superioridad numérica estaba de vuestra parte, pero aquellos vehículos os estaban causando muchos daños. El dinosaurio recibía gran parte de los disparos y era evidente que caería de un momento a otro. Reploiden resultaba imposible de localizar en medio del caos, aunque no parecía valer la pena preocuparte por él: no había ningún enemigo especialmente fuerte, todos eran reploides básicos de los que os podíais encargar con facilidad. Cael se había quedado cerca de ti y te cubría las espaldas.