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- Off Rol: Me disculpo a aquellos a los que me salto con este post, pero me parece que las siguientes escenas son lo bastante importantes como para justificarlo
Esto no será para nada lo habitual, ni es obligatorio postear cada 24 horas mínimo, pero cuando sea necesario o esté justificado, existe la posibilidad de que asuma vuestras respuestas y postee.
@Jeremy (100%) @Matías (0%)
Kudamon levanta las orejas, interesado, cuando le preguntas sobre el arte de los Digimon. De pronto, se mete en su bala unos instantes y vuelve casi enseguida, todavía enrollado alrededor de tu cuello cual bufanda. Consigo trae un par de figuritas de madera y algo que te recuerda a un libro, aunque es pequeño y bastante viejo.
-Antes de que llegara Persiamon, había mucha más libertad para la comunidad digimon. Había pintores, escritores… ¡De todo! Yo no lo he llegado a ver, porque cuando nací ya estaba todo ocupado, pero… ¡He estado reuniendo estas cosas mientras viajaba! –Kudamon te muestra las figuritas de madera pintada-. Estas figuras de acción son muy raras, las hizo el afamado escultor Puppetmon antes de que se tirara a una trituradora como protesta por la ocupación. Mira, esta de aquí se llama “Tai Yagami”, esta es “Mimi Tachikawa”, ¡y pueden articular los brazos! ¡Oh! –Entonces levanta la pata en la que lleva el “libro”-. ¡Y este es uno de los únicos tres tomos que se conocen de “La mejor duelista de cartas de la historia”, escrito por la gran Renamon! Renamon era muy buena autora, una de mis favoritas, pero entonces inició una protesta en la Ciudad de los Tanemon y el ejército de Persiamon… ¡Ah, perdón! –se disculpa al darse cuenta de que está hablando demasiado y demasiado rápido, y te deja hablar-. ¿N-Norizuna? Nori… ¡Qué buen nombre! ¡Muchas gracias, Remy! ¡Podría incluso utilizarlo como seudónimo, es así de genial!
Matías, Minomon se pone a animarte cuando colocas tu pie encima de uno de los Tanemon.
-¡Síii! ¡Vamos, aplástalo! ¡Estámpalo contra el suelo! ¡Conviértelo en sopa de cebolla! ¡¡Acaba con él!! ¡¡¡LOS DÉBILES NO TIENEN DERECHO A EXISTIR!!!
Con ese grito de guerra, Minomon se pone a brillar de nuevo. Cuando te das cuenta, Tentomon está zumbando a tu alrededor de nuevo.
-¡Qué poco ha durado eso! –exclama-. ¡Si es que soy genial! ¡Tentomon no tiene que volverse más fuerte! ¡¡LA DEBILIDAD HUYE DE TENTOMON!!
Los Tanemon se ponen increíblemente nerviosos ante la cascada de preguntas, y el hecho de que Matías está pisando a uno de ellos no ayuda. Se pasan un buen rato llorando sin parar hasta que son capaces de articular una sola palabra en claro.
-¡Snif! ¡Snif! ¡Halsemon vive en la tienda más grande del Asentamiento de DemiMeramon! –trata de informaros el primer Tanemon entre berridos.
-¡B-buaaa! ¡E-en la tienda más grande…! ¡BUAAAA! –repite el segundo Tanemon, también con dificultades.
-¡El jefe Halsemon se pasa todo el día en su tienda!
-¡En su tienda!
-¡Si entramos en el asentamiento por la parte trasera, llegaremos a la tienda de Halsemon enseguida! ¡Podéis atravesar la lona con un ataque fuerte! ¡Nadie os verá si os dais prisa!
-¡Por la parte trasera! ¡Si os dais prisa! ¡Si os dais prisa!
En un descuido, Matías, el Tanemon que estabas pisando se escaquea.
-¡Seguidnos! ¡Prometemos no decir nada! ¡Odiamos a Halsemon! ¡Halsemon es malo!
-¡Le odiamos! ¡Malo, malo!
Los Tanemon se ponen a botar, guiándoos en dirección al Asentamiento de DemiMeramon. Como no tenéis ninguna otra pista sobre adónde dirigiros, decidís seguirlos. Jeremy, Kudamon se pasa todo el camino enseñándote diferentes curiosidad que guarda en su bala, como libros, figuras e incluso alguna que otra pintura. Parece que el hecho de que preguntaras antes ha hecho que se emocione y no pueda parar. Habla entusiasmado de todas y cada una de sus posesiones, y te describe orgulloso cada detalle y la razón por la que le gusta o le disgusta ese objeto, así como por qué opina que el creador tenía o no tenía la habilidad necesaria para hacer algo así.
-No estoy seguro de si podré evolucionar, Remy… -musita, un tanto preocupado, cuando le preguntas-. Pero, si tú estás conmigo y confías en mí, ¡seguro que juntos podemos hacerlo!
Mientras les seguís, los Tanemon tratan de responder lo mejor posible las preguntas de Matías según botan.
-¡El Asentamiento de DemiMeramon era hogar de los DemiMeramon hasta que llegó el ejército de Persiamon!
-¡Persiamon, Persiamon! ¡Mala, mala!
-¡Ahora Halsemon, que es siervo de Persiamon, lo utiliza para mantener esta zona del Mundo Digital vigilada! ¡Ahora es su base!
-¡Su base, su base!
-¡Pero en verdad no está muy fortificada! ¡Si hacéis lo que hemos dicho, no tendréis que enfrentaros a nadie más que a él!
-¡A nadie más que a él!
-¡La Ciudad de los Tanemon es la zona donde viven más digimon de todo este área!
-¡De tooooodo el área!
-¡Ahí es donde está Persiamon y todos sus soldados! ¡Es un lugar muy peligroso! ¡Es mejor que no vayáis ahí!
-¡No vayáis, no vayáis!
-¡No sabemos nada del Doctor! ¡Sólo sabemos que nos hizo evolucionar! ¡Otro digimon nos obligó a tomar la fórmula del Doctor, así que no sabemos quién es!
-¡No sabemos! ¡No sabemos!
Al cabo de poco tiempo, veis el Asentamiento de DemiMeramon en la lejanía. No es más que una multitud de tiendas de campaña, y la zona no está ni siquiera amurallada o fortificada de ninguna manera. Está situado en un valle desde el cual se pueden ver todas las montañas colindantes, algo que os recuerda un poco a Mitchelstown. Un poco más al oeste podéis ver… ¿ríos de lava? Os parece extraño, pero decidís seguir a los Tanemon sin hacer ningún comentario al respecto. Tal y como os instruyen, rodeáis el campamento hasta llegar a la parte trasera de la tienda más grande. Curiosamente, no os veis obligados a esconderos de ningún vigía ni nada por el estilo. No veis a absolutamente nadie en todo el asentamiento.
-Es aquí –murmura un Tanemon.
-Aquí, aquí –susurra el otro.
-Ahora tenéis que atravesar la lona con un ataque y pillar a Halsemon desprevenido.
-Desprevenido, despreve…
-¡SOL ROJO!
De repente, unos rayos de energía de color rojo carmesí atraviesan a ambos Tanemon, abrasándoles. Cuando el ataque termina, en el lugar donde antes se encontraban vuestros guías ahora solo hay dos huevos con motas rosas, del tamaño de una cabeza aproximadamente. Miráis hacia el cielo para identificar la fuente de aquel ataque sorpresa, y veis como un extraño digimon con un casco adornado con dos alas aterriza majestuosamente frente a vosotros.
-¡Ese es Halsemon! –exclama Kudamon, poniéndose en guardia.
-¡Por fin un poco de acción! –Las patas de Tentomon comienzan a emitir electricidad.
-Ah… Por fin –comenta Halsemon con voz tranquila, sin siquiera miraros. Su atención va dirigida a los digihuevos-. Se nos habían acabado los DemiMeramon, y la comida empezaba a escasear… Gracias por traerlos de vuelta.
Halsemon coge ambos digihuevos y los lanza a su espalda. Sorprendidos, observáis como un hombre hecho completamente de fuego agarra ambos huevos con una sonrisa en la cara. ¿Cuánto tiempo llevaba Meramon allí?
-Cocínalos, igual que los demás –ordena Halsemon con voz melodiosa. Os da escalofríos-. Y bien, ¿vais a ser nuestros invitados? Sois los que habéis traído la comida, después de todo.
-¡Y un jamón! –le replica Tentomon-. ¡Tú eres malo! ¡Estás con Persiamon! ¡Venimos a derrotarte!
-Oh, hace mucho que no estoy con Persiamon –bosteza Halsemon-. Ahora simplemente vivo una vida sosegada, sin preocupaciones, en estas bellas montañas… ¿Vosotros me comprendéis, verdad? Sólo busco un poco de tranquilidad… ¿Acaso no tenéis hambre? Yo os puedo alimentar… Tengo comida de sobra para los cuatro…
Aunque la parsimoniosa manera de hablar de Halsemon os produce escalofríos, es cierto que tenéis mucha hambre. Lleváis varias horas viajando. A Tentomon también le ruge el estómago.
-Eh… Supongo que sí que sería mejor comer algo que pelear. Por ahora –apunta Tentomon-. Sólo esta vez. Porque me muero de hambre, nada más.
-¡P-pero no podemos dejar que se coma esos digihuevos! –os dice Kudamon-. Los Tanemon siguen ahí dentro… ¡Si los cocinan, los matarán! ¡No podemos permitir que malgasten dos vidas tan bellas para hacer una tortilla!
Halsemon y Meramon os contemplan con una sonrisa maliciosa, esperando vuestra respuesta.
@Alice (120%) @Tris (75%)
-Probablemente seamos nosotros. Es un mapa indicándonos dónde estamos. Deberíamos ignorarlo y cruzar el río –responde Válor en alto. Entonces, uno de los puntos rojos se pone a dar vueltas-. Por supuesto, el palurdo ese ha tenido que ponerse a andar en círculos para llevarme la contraria… -añade en voz baja-. ¡Pues ya que querías que dijese lo que pienso, Alice, no quiero ir al bosque! ¡Me parece una pérdida de tiempo! ¡No merece la pena ni preocuparse por gente que es tan zopenca como para adentrarse en un lugar tan obviamente peligroso!
A pesar de las quejas de Válor, decidís adentraros en el bosque para investigar, ya que son tres votos contra uno. Kiwimon camina más lento que vosotros, quejándose en voz baja como hace siempre.
-Por supuesto, al final los zopencos que se adentran en el bosque peligroso acabamos siendo nosotros… -murmura-. No sé ni por qué me esperaba otra cosa…
Atravesáis el bosque utilizando vuestro dispositivo digital como mapa, aunque os cuesta un poco al principio ya que lo único que figura son las marcas rojas, y no un verdadero mapa que os muestre el camino más corto hasta vuestro objetivo. Os veis obligadas a dar algún que otro rodeo debido a la vegetación, pero Kiwimon y Labramon son capaces de abrirse camino en la mayoría de las ocasiones. También notáis actividad en los frondosos arbustos y árboles: digimon, probablemente, pero ninguno os molesta… o se atreve a hacerlo. Todos esconden la cabeza al ver pasar a Válor.
-Estoy cansada, Tris –musita Labramon, que parece haber adoptado tu manera de hablar-. ¿Queda mucho para llegar…?
Entonces…
@Luke (100%) @Alan (50%)
-Ahora mismo siento mejor que nunca –te revela Penguinmon cuando le entregas las galletas-. Creo que Floramon las necesita más que yo. Muchas gracias de todos modos, Luke.
Penguinmon le tiende unas cuantas galletas a Floramon, que las devora con rapidez, y se guarda el resto para luego. Cuando te pones a correr en círculos, Luke, Penguinmon se queda mirándote, extrañado. En cuanto se da cuenta de qué es lo que tramas, sin embargo, te guiña un ojo y levanta el ala, impresionado por tu plan.
Tras comerse las galletas, Floramon se recuesta junto a ti, Alan y descansa tal y como le has recomendado. Te dedica una dulce sonrisa cuando le hablas.
-No puedo disuadirte porque en tu situación sé que yo diría exactamente lo mismo –confiesa, acariciándote el pelo-. Pero espero que el momento en que debas volver a actuar por tu cuenta no llegue. Sé que debe ser raro para ti… Venís de un lugar muy diferente, no nos hemos conocido nunca antes… Pero para mí, eres como mi única familia. Mi mejor amigo... o mi amo, si así lo prefieres. Lo supe al nacer, y ahora que te tengo delante, estoy incluso más segura.
Pasa casi una hora en la que Luke no hace más que dar vueltas y vueltas alrededor de Alan, que está intentando con todas sus fuerzas no quedarse dormido. Entonces…
@Luke (100%) @Alan (50%) @Alice (120%) @Tris (75%)
El contacto visual entre ambos grupos se produce al mismo tiempo. Alice, Tris, veis a Alan recostado junto a un árbol con Luke dando vueltas a su alrededor, ya bastante cansado. Luke, Alan, las chicas aparecen justo en frente de vuestro campo visual, así que cuando atraviesan el último arbusto os advertís enseguida que son ellas, sin daros tiempo siquiera a poneros en guardia en caso de que se trataran de nuevos enemigos.
-¡Labramon! –exclaman Penguinmon y Floramon al mismo tiempo, corriendo en su dirección-. Oh, y…
-Válor –Kiwimon alza el pecho, orgulloso. Los otros digimon se le quedan mirando, sin entender el significado de esa palabra-. Kiwimon –vuelve a intentar, esta vez con menos entusiasmo. La respuesta no es distinta-. ¡Mecachis en la mar salada! ¡Gazimon! ¡¡Gazimon!! ¡Panda de paletos atontados!
-¡Oh! Gazimon, cómo no. Sólo tú dirías cosas así –sonríe Floramon, pegándole una palmada en su lomo.
-Sigues igual de… simpático que siempre –Penguinmon pone los ojos en blanco, aunque no puede evitar sonreír-. Sea como sea, ¡nos alegramos de veros a ambos!
-Pues yo no me alegro de ver a nadie, sois todos unos pelmas –asegura Válor levantando el pico con superioridad-. B-bueno… puede que un poquito… sí me alegre… -murmura tan bajo que los otros digimon no le oyen-. ¡Ah! ¡Mirad! ¡Esta es Alice, mi compañera humana! ¡Es mucho mejor que los vuestros! –Válor se coloca detrás de ti, Alice, y te empuja en dirección a Penguinmon y Floramon con la cabeza-. Ella me ha puesto el nombre de Válor, ¡así que más os vale empezar a llamarme así de ahora en adelante! Alice, estos son Penguinmon y Floramon. Son unos petardos… pero son mis amigos… c-creo… –susurra esas últimas palabras.
-Penguinmon, Floramon, esta es Tris… Tris… lo mismo que ha dicho Válor –bosteza Labramon, utilizando tu pierna, Tris, para aliviar un picor tras una de sus orejas.
-Tú tampoco has cambiado nada, Labramon –se ríe Floramon.
-Pues a mí no me hace gracia. –Penguinmon coloca las alas en jarras-. ¡Tienes que disciplinar un poco más a Labramon, Tris! ¡Es más vaga que un Chuumon!
Penguinmon y Floramon os conducen en dirección a los otros dos humanos. Floramon recobra su expresión preocupada y se arrodilla frente a Alan, levantando un poco las hojas para comprobar el estado de las heridas.
-¿Oh? –se extraña, pero entonces sonríe-. ¡Vaya, Alan, no sabía que los humanos se curaran tan rápido! Todavía tienes las heridas abiertas, y no deberías moverte… ¡Pero parece que ha dejado de sangrar! Mira, estas son Alice y Tris, y sus compañeros digimon, Válor y Labramon.
-Ese es Alan, el compañero de Floramon. Alan es un poco descuidado –os explica Penguinmon-. Entiendo que trataba de ayudar, pero… -suspira-. Se lanzó contra un Palmon para proteger a Floramon, y el Palmon le atravesó con sus hiedras y le absorbió sus jugos vitales. Fue muy imprudente.
-Genial, otro loco de las praderas –masculla Válor, asegurándose de que Alan y Floramon no le puedan oír.
-¡Ah, y este es Luke! Él es mi compañero. ¡El mejor compañero que podría tener! –Penguinmon te obliga a colocarte frente a las dos chicas y sus digimon-. ¡Saluda, Luke! ¡Sé un caballero! –te pega una colleja de un salto e involuntariamente les dedicas una reverencia a las chicas-. Ellas son Alice y Tris, y los que las acompañan son Válor y Labramon. ¡Di que es un placer, vamos!
-Y luego te quejarás de mí, Tris –Labramon se ríe por lo bajo y te mira divertida-. Mira lo locos y desubicados que están todos. Yo soy la más normal.
Todo parece estar yendo genial. Os habéis reencontrado con algunos de los niños de Mitchelstown, y parece que todo el mundo se lleva bien, dejando de lado alguna que otra rencilla tonta. Os estáis echando unas buenas risas con lo absurda que es la situación cuando, de pronto, el suelo empieza a temblar. Docenas de digimon comienzan a emerger de los arbustos y los árboles, gritando y huyendo en dirección al camino por el que han venido Alice y Tristana. Podéis escuchar un estruendo que se acerca cada vez más.
-¡¿Es posible…?! –Floramon mira en todas direcciones, alarmada-. ¡Rápido! ¡Ayudadme a mover a Alan!
Entre los cuatro digimon, levantan a Alan sin demasiado esfuerzo y se alejan de la fuente de todo ese ruido. Segundos después, un barco arrolla el árbol bajo el cual Alan estaba recostado. Un… ¿Un barco? La caravela, de gran tamaño y con un diseño que os recuerda a la de los dibujos de los cuentos de piratas que solíais leer, se para en seco a metros de atropellaros. ¿Cómo puede ser que haya un navío en un bosque? ¡Y navegando en tierra firme como si fuera un coche!
-¡Jo, jo, jo, jo, jo! –Tenéis que levantar la cabeza para descubrir de quién proviene esa risa, y aún así, la figura que está de pie sobre la barandilla del barco no es apenas visible-. ¡Así que vosotros sois los grumetillos de los que me ha hablado Tsunomon! ¿Vosotros le arrancasteis el cuerno? ¡Creo que es hora de que me deshaga de algunos de mis marineros y encuentre verdaderos lobos de mar! ¡Cuando unos mocosos son capaces de convertir a tu tribulación en comida para tiburón, es hora de que hagas una purga de personal!
El digimon pega un salto y aterriza frente a vosotros. Vuestros compañeros digimon dejan a Alan en el suelo, de manera que los cuerpos de Alice, Tristana y Luke le oculten, y corren a cubriros. El digimon frente a vosotros posee un aspecto estereotípico de pirata, con el gorro negro decorado con una calavera y el garfio en lugar de una de sus manos.
-¡Es Hookmon! –exclama Labramon, gruñendo.
-¿Oh? –Hookmon se os queda mirando unos segundos, sorprendido. De pronto, esboza una sonrisa tan amplia que os pone los pelos de punta-. ¡Aaaah! ¡Ah, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Así que sois vosotros! ¡Sois los niños elegidos y sus compañeros digimon! ¡Y yo soy el primero en encontraros!
-¿Nos conoces…? –pregunta Penguinmon con precaución.
-Persiamon me colmará de riquezas… ¡Y tendré todos los mapas del tesoro que pueda desear! ¡Y los mejores navíos de los siete mares! –Os apunta con su garfio-. ¡Marinero Frogmon!
Como si hubiera estado esperando su turno de salir a escena, otro digimon salta desde la cubierta del barco y aterriza al lado de Hookmon. Frogmon saca la lengua al veros, como si os saludara.
-Je, je, je, je. Eztoy zeguro de que vueztra zangre será mejor bebida que ningún ron que haya probado jamaz, niños humanoz.
-¡Preparaos para morir a manos de un verdadero veterano entrenado bajo tormentas y oleajes, grumetillos! ¡Me haré un collar con vuestros dientes, pues sois mejores presas que cualquier Whamon! –Sus pupilas empequeñecen, dándole el aspecto de un psicópata-. ¡No conseguiréis recuperar los Datos de Memoria de esta zona, y eso es un juramento de lobo de mar!
@Asch (75%) @Adair (100%)
Ya que tanto Asch como FanBeemon y Lucemon están de acuerdo en que seguir a Koromon es lo mejor que pueden hacer dadas las circunstancias, el grupo se pone en marcha. Cruzáis el puente, no sin antes ver a la forma degenerada de Coronamon, Sunmon, salir como puede del río de lava y botar en dirección contraria a vosotros. Al comienzo de vuestra travesía no veis más que ríos de lava miréis donde miréis, algunos de los cuales Lucemon tiene que ayudaros a cruzar volando. Poco a poco, sin embargo, el paisaje comienza a normalizarse, pareciéndose cada vez más a un desfiladero normal y corriente. Por el camino, vuestros compañeros digimon no pueden evitar haceros una pregunta tras otra.
-¿Q-qué solías hacer en tu mundo, Asch? ¿Tenías mucho tiempo libre? ¿Cuáles eran t-tus aficiones? ¿Tienes un m-mejor amigo o algo parecido…? –FanBeemon parece un poco triste al formular esa última pregunta-. ¡A-ah! Empieza a hacer menos calor… D-deberías taparte un poco más, Asch… ¡N-no quiero decir que tengas mal cuerpo! ¡E-es digno de enseñar, t-te lo aseguro! Es s-simplemente que… ¡Ah, perdón si soy muy pesado! ¡Ya me c-callo!
-Adair, veo que no te gusta demasiado hablar… -murmura Lucemon, caminando a tu lado y adaptándose a tu ritmo-. Comprendo que estás en un mundo que no conoces, y que es difícil para ti, pero… ¿Tal vez si hablas conmigo te sientas un poco mejor? –Lucemon te sonríe cordialmente-. Dime, ¿qué solías hacer, allá en tu mundo? ¿Cómo ocupabas la mayor parte de tu tiempo? ¿Tienes mucha familia, o muchos amigos? Si es así, espero que todos te traten bien. –La mirada de Lucemon se endurece un instante-. Y si no es así, llévame allí contigo para que pueda enseñarles a respetarte.
Independientemente de si sus preguntas eran respondidas y si las conversaciones llegaban a buen puerto, al cabo de una hora más o menos caminando veis algo en la lejanía que no es lava o roca. Parece… ¿una población? Es más bien un campamento, pues se trata de una serie de tiendas de lona color crema valladas de una manera un tanto descuidada.
-Ese es el Asentamiento de DemiMeramon. Meramon tiene que estar cerca –avisa Lucemon-. Agachad las cabezas. Vamos a ocultarnos tras esa tienda de allí, a ver si vemos algo.
Siguiendo al maduro digimon ángel, utilizáis lo que suponéis son las casas de los DemiMeramon para ir avanzando sin ser vistos por el asentamiento. Curiosamente, no veis a absolutamente nadie por los alrededores, ni siquiera al Koromon que estabais siguiendo.
-¡M-Meramon! –FanBeemon avisa de pronto, señalando con una de sus patas en la dirección en que había visto al digimon.
Cuando todos os fijáis, advertís la presencia de un digimon con forma humanoide, pero que está hecho completamente de llamas. Ahora entendéis cómo pudo ser él el causante de la inundación de lava en la parte oeste de las montañas. Os acercáis un poco más, con cuidado de no ser vistos, y os dais cuenta de que Meramon sujeta dos grandes huevos del tamaño de una cabeza humana, uno en cada mano. Y frente a él…
-Eso es un Halsemon… -susurra Lucemon-. ¡Oh! ¡Y junto a Halsemon…!
-¡K-Kudamon! ¡Y t-también Tentomon! –termina FanBeemon-. Y con ellos, hay dos n-niños humanos…
-Esto no es bueno, Adair. No solo tenemos a Meramon, que está completamente loco, sino que al parecer también está aquí Halsemon, uno de los soldados de mayor rango del ejército de Persiamon. No creo que tengan preparado nada bueno para vuestros amigos. ¿Qué hacemos?
-¡A-ayudarles, por supuesto! –murmura FanBeemon, casi ofendido-. ¡¿V-verdad que sí, Asch?! Es d-decir, no podemos dejarles solos… N-no podrán contra dos digimon del nivel de Meramon y Halsemon…
-Yo también estoy preocupado. Kudamon y Tentomon son mis amigos –se defiende Lucemon, mordiéndose el labio-. Pero… No voy a poner a Adair en peligro si él no quiere. Lo que yo haga depende de él.