LA CONDESA SANGRIENTA
El chofer rezongó cuando le dijisteis que queríais volver al castillo, pero aceptó a llevaros y os reunisteis con la condesa. Los guardias estaban recuperados y os observaban con mucha cautela, pero Elizabeth les contuvo.
-Así que habéis acabado con István -dijo ella, cuando le contasteis lo sucedido en la catedral-. No puedo alegrarme de la muerte de una persona, pero... al menos ahora se sabrá la verdad. Y si además el muy hipócrita estaba utilizando magia... -suspiró-. El nombre de Maquiavelo me resulta familiar... Hay libros suyos muy populares entre la nobleza. Es un filósofo que vive en Italia, según creo... Aunque dicen que no es italiano realmente. Tengo entendido que no tiene residencia fija, sino que va de mansión en mansión viviendo como un parásito de sus mecenas, por lo que es difícil localizarle. No entiendo qué tendrá que ver alguien como él con István, y no me imagino por qué querrían verme muerta. En cualquier caso, habéis limpiado mi nombre, así que tenéis mi gratitud eterna. Apoyaré al Shibusen en todo lo que pueda y os comunicaré cualquier información que descubra -asintió satisfecha-. Sois realmente competentes, vuestros enemigos fueron unos idiotas al creer que podrían utilizaros.
ROMPE-SOULS
Utilizaste toda tu ira acumulada para desatar una auténtica tormenta de fuego contra el enemigo, que aun así logró acercarse hasta ti con la espada por delante y casi te partió por la mitad. Pero en el último segundo la cabeza de la criatura quedó totalmente carbonizada, y rápidamente el cuerpo se ennegreció y se convirtió en un torbellino de ceniza. Finalmente se convirtió en un huevo de Kishin que quedó flotando junto a vosotros.
-Me lo quedo -dijo la voz de Igna, y una mano de brillante color naranja pareció salir de la hoja y agarrar el alma. En cuanto despareció, oísteis como si el sonido de una gigantesca estructura metálica se destruyera y todo empezó a brillar demasiado a vuestro alrededor...
...Aparecisteis en el salón recreativo, en el momento en que un montón de piezas que antes componían una máquina recreativa volaban por los aires, chocando contra las paredes, el suelo, el techo y por supuesto otras máquinas. Igna apartó la mano de tu hombro, y Suria, con un pie sobre el hombrecillo que había provocado aquel lío, os observó con evidente alivio.
-¿¡Habéis completado el juego!? -exclamó-. ¡Imposible! ¡Imposible, imposible, imposible! ¡El artefacto recolector de almas, vencido por escoria del Shibusen...! -parpadeó-. Bueno, no es que sepa mucho al respecto...
Igna y Suria se miraron un momento y sonrieron. Por un instante resultaron más parecidas que nunca; se arrodillaron junto al tipo con expresiones malévolas.
Alan miró a su alrededor, aturdido, y lanzó una mirada nerviosa a tu mano.
-Siento lo de... -se calló, nervioso-. Me has salvado la vida, tío. Te estrecharía la mano, pero... -volvió a bajar la vista, avergonzado-. Si me necesitáis para testificar o lo que sea, llamadme, colaboraré en todo lo posible. No estoy seguro de qué ha ocurrido aquí, pero se nota que es un asunto muy turbio...
DEATH ROOM
Death the Kid estaba sentado en una mesa de su despacho. Tenía un bolígrafo en cada mano, y rellenaba dos informes casi idénticos simultáneamente para no romper la simetría, aunque el de la izquierda sólo habría sido posible leerlo con un espejo. Tras haber detallado los sucesos vividos, Rada y Red le observaban en silencio.
-¿Así que una organización llamada la Hermandad de la Luna Negra? -preguntó Death the Kid-. ¿Tan influyente como para engañar a la Iglesia local y enviarnos contra un objetivo falso? Esto es preocupante, no teníamos información de ningún grupo semejante. Debemos investigarlo. Lo peor es que no creo que haya forma de encontrar a ese tal Maquiavelo. En cualquier caso, está claro que no se trataba de una simple misión de una estrella, y os habéis sobrepuesto de forma admirable a las circunstancias. ¿No sabréis nada más sobre...?
Llamaron a la puerta y el Shinigami se interrumpió.
-¡Adelante!
Trev entró en la habitación, con la mano derecha vendada y la izquierda aferrando el cogote de un tipo bajito que tenía quemaduras en una mano y moratones en la otra. Parecía muy desdichado y nervioso. Igna y Suria le flanqueaban.
-Sentimos interrumpir, pero hemos obtenido información muy interesante en la misión de la máquina recreativa, señor Shinigami -dijo Suria respetuosamente-. Al parecer, era un artefacto que contenía el alma malvada de la difunta creadora del juego, diseñado expresamente para recolectar almas de otros jugadores confiados...
-¡Hemos obtenido el alma de la creadora! -aseguró Igna, cortando a su hermana-. ¡Y este tipo estaba en el sitio, detrás de todo! La máquina ha sido destruida, y le obligamos a decir de dónde la había sacado. Por lo visto procede de una organización llamada Hermandad de la Luna Negra que...
-¿¡Qué!? -exclamó Rada-. ¿Vosotros también?
Death the Kid alzo las cejas.
-La coincidencia es notable -admitió-. Me pregunto qué significa. Sin duda tiene alguna relación con el estado actual de la luna, pero... ¿para qué recolectar almas inocentes u obligarnos a atacar a una mujer inocente? No lo entiendo -dirigió una mirada funesta al tipejo de las recreativas-. ¿Cuáles son vuestras motivaciones?
-¡Yo no pertenezco a la Hermandad! -exclamó el hombrecillo-. ¡Sólo trabajo para ellos! ¡Recolecto almas puras, no les pregunto para qué las quieren! ¡Además, no he hecho nada ilegal, los jugadores las apostaban porque querían!
-Sí, claro, hipnotizados -bufó Igna.
-En cualquier caso, dirigir apuestas clandestinas también es ilegal -se apresuró a decid Kid-, así como cualquier tipo de manipulación ilícita de almas. Nuestros interrogadores se encargarán de sacarte toda la verdad, pero... si quieres ahorrarte ciertas incomodidades, te aconsejo que nos digas lo que sepas sobre esa Hermandad ahora.
-No es una organización reciente -sonrió el tipejo-. Existe desde hace unos nueve años, y al principio se trataba de un grupo pequeño, pero cada vez se empezó a hablar más de él en ciertos círculos. Habéis estado ciegos si no sabíais de su existencia. Sus objetivos no los sé, nadie habla de eso, pero su odio hacia el Shibusen es bien conocido por todos... ¡Estoy seguro de que no se detendrán hasta destruiros! -soltó una carcajada frenética y cayó al suelo, escapando de la presa de Trev sólo para carcajearse sobre las escaleras.
Kid le observó con disgusto.
-Una vez que empiezan a reírse, es imposible sacarles nada coherente en un buen rato -aseguró-. En fin, habéis realizado un gran trabajo, de eso no cabe duda. No esperaba que la misión de las recreativas arrojara resultados concretos. Pero ya es muy tarde, y sospecho que estaréis cansados tras semejante día. Si no tenéis más preguntas ni cosas que aclarar, podéis ir a dormir... ha sido un día largo, y me habéis dado muchas cosas en las que pensar.