◷Hailey - E [IIII ]
-
Katano [IIIIIIII
II]
-Cartepollo [IIIIIIIIIIIIIII]
-
◷Jacob - -E[IIII ]
-Ejemtos [IIIIIIIIIIIIIII]
-Abuzampa [IIIIIIIIIIIIIII]
-
Hailey oyó a su padre bostezar muy pesadamente después de que Katano le espiritara. Con cuidado y en silencio, salió al exterior y se encontró a las puertas del sendero que llevaba al templo, junto al macizo torii rojo que marcaba el inicio. Prácticamente se topó con Jacob, que venía del paso elevado y se dirigía hacia la senda a gran velocidad.
-¡Ejem! -Ejemtos se detuvo en el aire y revoloteó junto a Katano-. ¿Ahora sirves a la nieta del viejo?
-Así es -Katano suspiró-. Nos toca subir esta enorme colina en plena noche. Menudo palo...
-Bueno, será mejor que nos movamos rápido -Ejemtos no parecía tener muchas ganas de charlar. Echó a flotar hacia el camino y, como parecía la única opción lógica, todos le siguieron.
Hailey y Jacob no tardaron en notar que sus Yo-kai Watch reaccionaban simultáneamente a algo. La letra E había aparecido tras una de las agujas del reloj, que marcaba un cuatro en una escala de cinco.
-Mirad, el Yo-kai Watch os está advirtiendo de que hay un Yo-kai cerca -comentó Katano-. Uno de rango E, la categoría más débil.
-La nuestra -comentó Katano afablemente, y se ganó una mirada de odio de Ejemtos.
-Si buscáis por aquí -prosiguió Ejemtos-. Seguramente encontraréis otro Yo-kai. Podríais reclutarlo antes de seguir el camino hacia el templo.
-Puff... ¿y tengo que ponerme a luchar otra vez ahora? -Katano se sentó en el suelo, desganado-. En fin, es decisión tuya, Hailey...
Cartepollo se acercó a Katano y le murmuró al oído.
-Déjales que busquen. Ellos dan una paliza al Yo-kai y nosotros le robamos la medalla en el último momento.
-Puff... No sé yo -Katano no parecía convencido.
-¿Y bien? ¿Vais a buscar al Yo-kai o seguimos subiendo?
◷Xavier - E [IIIII]
-Alcaldero [IIIIII
IIII](?)
-Negatisquito [IIIIII
IIII](?)
-
-Su orgullo no es que me preocupe, pero admito que tengo curiosidad... Está bien, echemos un vistazo -asintió Alcaldero.
Rondaste un poco por las inmediaciones, del descampado, y no tardaste en detectar el origen de la señal... un viejo y mugriento sombrero abandonado sobre las tuberías. Sólo tuviste que apuntarle con el Yo-kai Watch para darte cuenta de que no era un sombrero normal. Se trataba de
Komemo.
-¡Mucho ojo, Xavier! -advirtió Alcaldero-. ¡Ese es Komemo y es muy peligroso, que no te espirite! ¡Te hará olvidar lo que estabas haciendo si...!
-¡Komemo! -dijo el sombrero con voz extraña, y fue a morder la cabeza de Alcaldero (evitando la cacerola, por supuesto). Inmediatamente después, atacó la cabeza de Negatisquito. El fulgor morado que te pareció ver alrededor de tus amigos te hizo sospechar que ya estaban espiritados.
Komemo era muy rápido. Le sobró tiempo para atacar a Alcaldero con un hechizo de viento.
-Eh, ¿quién eres tú? ¡No recuerdo haber pedido a ningún asqueroso insecto que luchara a mi lado! -exclamó Alcaldero.
-¡Tú! -gritó Negatisquito-. ¡Por tu culpa el humano me ha descubierto! ¡Acabaré contigo!
Se pegaron el uno al otro. Al parecer, no recordaban nada de lo que había sucedido tras la pelea entre ellos, y tampoco su final. Alcaldero golpeó a Negatisquito con su palillo le dejó algo tocado, pero el insecto se recuperó absorbiendo energía de su reciente amigo, al que había olvidado.
A pesar de la repentinamente inquietante situación, lo que más miedo te daba era aquel sombrero, que podía morderle la cabeza en cualquier momento y pretendía hacerte olvidar poco a poco todo lo que te importaba.
Gwen - E [IIII ]
-
Kieroto [IIIIIIIII
IIIIII]
-Algio [IIIII
IIIII]
-
-Yo me encargaré de la acción, no te preocupes -aseguró Algio.
Comenzaste a registrar el túnel con el Yo-kai Watch, primero la bóveda y luego las paredes exteriores. En una de ellas distinguiste una especie de estalagmita adherida a la pared, formada a partir del agua que se filtraba desde el canal... Aunque no era época para que el agua se congelara espontáneamente.
Buscaste alrededor del carámbano con el Yo-kai Watch y de pronto disginguiste a
Escanlofrío, una especie de perro azul que titiraba y tenía pinta de estar a punto de irse para el otro barrio.
-T-te arrepentirás por delatarme -dijo Escanlofrio, y extendió su mano hacia Algio. Aparecieron a su alrededor carámbanos de hielo que se clavaron profundamente en su cuerpo.
Disgustado, Algio contratacó. Trató de atacar al enemigo, pero no tenía mucho poder y no le hizo una gran mella.
-¡Yo también quiero colaborar! -Kieroto lanzó uno de sus rayos a Escalonfrío, haciéndole retroceder. Quedó de pie sobre el tercero de los tres tubos, como un capitán pirata acorralado en el palo mayor...
Parecía que habíais encontrado a un Yo-kai duro de roer.
◷Samwell - - [ ]
-
Yopaso [IIIIIII
III]
-Cantonio [IIIIIIIIII]
-
Seguiste avanzando por el atajo, sin detectar ningún otro Yo-kai. Cuando coronaste el monte, localizaste con la vista el imponente edificio que se levantaba entre los árboles. Los pilares eran de madera roja, había un altar frente a la entrada y unas cuantas habitaciones bien cuidadas pero austeras en el interior.
Te acercaste al templo y, en la tercera habitación, viste a un anciano sentado en el suelo, en actitud meditativa. Era, por supuesto, el monje que te había convocado.
-Buenas noches, señor Tao -dijo Yopaso, acercándose-. He traído a un humano digno del puesto. ¿Somos los primeros?
El señor Tao asintió.
-Tienen que llegar otros cinco niños -el monje te miró-. Disculpa, Samwell, si quieres hacerme el favor, os explicaré la situación cuando os hayáis reunido todos. Puedes sentarte y tomar una taza de té, si te apetece.
◷Liam - - [ ]
-
Nomevén [IIIIIIIIII]
-Cimbrón [IIIIIIIIII]
-
Seguiste camino arriba, pasando inadvertido ante el Yo-kai, y coronaste la cima del templo. Era un edificio regio al tiempo que austero, maltratado por los años pero todavía imponente. Había un altar en la puerta principal y brotaba luz amarilla de una de las habitaciones del templo. Fuiste a comprobarlo y descubriste al anciano señor Tao sentado en silencio junto a Samwell, a quien te sonaba conocer del colegio: un chico entrado en carnes.
-Eh, no se han fijado en nosotros -comentó Cimbrón
-Claro, seguimos bajo los efectos de mi espiritación -aseguró Nomevén-. ¿Quieres que la deshaga, Liam? ¿O prefieres que sigan sin saber que estamos aquí?