Re: Digimon Chapter 00
Publicado: 01 Feb 2016, 23:22
@Suzu[III], Nenti[ I ]:
-¡Muy bien! ¡Súbete y vamos a cazar a ese tipo! -exclamó Zach, acercándose. Suzu notó que viajar en Waspmon era más incómodo que en Horus. A tan corta distancia, zumbaba como un helicóptero y todo su cuerpo vibraba hasta dejar los dedos adormecidos. Era como montar en una motocicleta sin asiento.
-Muy bien, démonos prisa -Crowmon aleteó una vez y enseguida ascendió muy por encima de la ciudad-. Aunque no me sorprendería que el tipo ya se hubiera largado...
Desde el aire visteis cómo Vikemon organizaba una partida de Ikkakumon, pero no os quedasteis a observar. Viajasteis hacia el sur, siguiendo el curso del río, cuyas aguas emitían extraños resplandores.
No tardasteis en notar que cambiabais de zona. Estabais surcando una región en la que el cielo azul parecía estar lleno de agujeros, cada vez más abundantes, como si os acercarais al borde de una capa raída. Más allá del firmamento sólo había negrura.
Por supuesto, esto hacía que la espesura a ambos lados del río fuese oscura y tuviera un aire siniestro. Seguía estando formada por básicamente pinos, aunque ya no había nieve y la temperatura había aumentado (aunque el aire que surcabais os seguía pareciendo helado. A aquellas alturas, el río brillaba cada vez más, y resultaba ser la principal fuente de iluminación de aquel área.
Al seguir el curso del río con la mirada, observasteis que llegaba al borde de un acantilado que terminaba súbitamente, y que literalmente no parecía haber nada más allá. Era como si paulatinamente el agua se convirtiera en luz que viajaba por el aire, y al llegar al borde siguiera flotando siguiendo un curso invisible y elevándose hacia el suelo, hasta que cada gota individual destellaba y se perdía en el infinito a toda velocidad (aunque también se daba el proceso contrario y había gotas brillantes que llegaban de la nada para unirse al río. Fluía en ambas direcciones).
Cerca del acantilado vislumbrasteis una hoguera encendida con ramas de pino, aunque el fuego parecía comportarse de forma extraña debido a la profundidad del río (las llamas bailaban como si quisieran escapar del círculo de piedras y unirse a la corriente de luz). Junto al fuego había un hombre sentado, completamente inmóvil. Su sombra brillaba con una luz azul cubierta de cuadrados negros, muy similar a la de los Digimon poseídos por Eridani, aunque no podéis discernir si el patrón formaba alguna clase de letra. El hombre iba vestido con un uniforme de policía.
-¡Tengo al humano a tiro! -dijo Horus-. ¿Lo vuelo por los aires? No quiero dañar el Código.
@Rudy[III], Kiara[ I ]:
-El Gran Cañón del Azulado es muy profundo y este es el único puente que lo cruza -dijo Allomon, perplejo-. No creo que haya ninguna cueva debajo...
-¡Allá vamos! -casi notaste cómo la energía de Toku recorría tu cuerpo-. ¡A toda marcha!
Stingmon voló como una centella por encima del puente, mientras los rayos ilusorios aparecían y comenzaban a caer sobre vosotros, atravesándoos sin haceros ningún daño. Sin embargo, al sobrevolar el muro de espinos sucedió algo: unos tentáculos espinosos brotaron a una velocidad pasmosa y se enrollaron en torno a las piernas de Toku.
La velocidad a la que iba hizo que el Digimon se balancera como un péndulo y se estampara contra el suelo. Aun así, Toku se las arregló para sostener a Rudy sobre su cabeza para que no sufriera ningún daño. La caída no pareció afectarle en absoluto.
La maraña de zarzas se movió como si tuviera vida propia y se desentramó, dejando a la vista a los Digimon ocultos en su interior: el más imponente era un NeoDevimon que se alzaba completamente erguido y sostenía algo en los brazos. A sus pies, arrodillada en el suelo y con las manos sobre la tierra, estaba la Lillymon que controlaba las zarzas y cuya expresión estaba vacía. Las flores que la recubrían tenían un aspecto extraño, marchito, como si las hubiesen cortado hacía mucho y jamás las hubieran regado. Sus ojos parecían muertos.
Pero al fijaros en lo que tenía NeoDevimon en brazos, casi os olvidasteis de los otros dos. Al otro lado del puente, junto a Kiara, Allomon resopló y retrocedió enseñando los dientes. La mujer tendida lánguidamente entre las garras de NeoDevimon no era humana. Era un oscuro Digimon llamado Lilithmon.
-Très bien! -exclamó Lilithmon con voz sensual, apoyando su cabeza en el pecho de NeoDevimon-. Así que guesulta que la infogmación ega ciegta. La baguega de Wizagdmon no ega más que un espejismo... Y vosotgos, humanos, lo habéis configmado. Lo pagagueis cago pog destguig mi pgisión.
Hizo una seña a Lillymon, y la Digimon planta se acercó a ella. Lilithmon se inclinó para besarla en los labios y luego se apartó. Lillymon se quedó mirándola con expresión desesperada, aunque al menos parecía viva por primera vez. Observaba los labios de Lilithmon tal como miraría un hombre sediento que acaba de atravesar el desierto la boca de la cantimplora en la que sólo quedaba una gota de agua.
-Me has sido de ggan ayuda, pequeña floguecilla -sonrió Lilithmon amablemente. De repente, sin cambiar un milímetro su expresión, le arreó una bofetada que casi le arranca la cabeza. Lillymon cayó al suelo como un saco de patatas-. Y ahoga, haz el favog de matag a estos despgeciables humanos. Me niego a gastar mi eneggía en patéticos segues que no han llegado ni a la etapa de Pegfecto.
Sonrió y miró a NeoDevimon con expresión arrebatadora, aunque el Digimon demonio permanecía firme y disciplente, inexpresivo como un autómana.
-Vuelve a llevagme a casa, juguetito -pidió, y lamió el pecho de NeoDevimon como quien prueba un helado-. Tengo un ejegcito que pgepagag.
Lentamente, NeoDevimon echó a volar y comenzó a alejarse de la escena, poniendo rumbo al norte. Lillymon se levantó y juntó ambos brazos, apuntando hacia Toku y Rudy. Sus ojos volvían a parecer muertos, abandonados de toda luz, pero movía los labios con evidente esfuerzo.
-...matadme... -suplicó-. ...Por... ...favor...
@Senetyl[III], Lira[II ]:
-Estoy de acuerdo con Sen en que no deberías volver a ese lugar -asintió Trydan-. Pero si debes hacerlo, lo mejor será que no vayas sola. Te acompañaremos.
-En cualquier caso, sólo tenemos que evitar que EBEmon te de más órdenes, ¿no crees? -Ilargi te miró con preocupación-. En caso de que lo encontremos puedo dormirte inmediatamente. Será lo más seguro.
Después de hacer unas cuantas compras os encaminasteis al sur. Enseguida alcanzasteis el bosque dominado por una estatua de Salamon. Encontrasteis a un Gatomon subido al pedestal de la estatua, y que guiaba a una cantidad sorprendente de Yokomon a la entrada oculta debajo.
-¡Vamos, vamos, todos adentro! -decía Gatomon. Su voz era rasposa y extrañamente madura, como la de un señor mayor, pero transmitía seguridad-. ¡No sabemos cuándo caerán las defensas del sur! ¡Tenemos que estar atrincherados y aprovisionados antes de la noche! -de repente, levantó la mirada y se fijó en vosotros-. Oh, ¿vais a uniros a la guerra? El chico de las gafas, el rubio y el canoso pasaron de aquí prácticamente corriendo. Bueno, al rubio más bien tenían que arrastrarle... -negó con la cabeza-. Tantos Gazimon muertos... si es cierto lo que cuentan, yo no tengo el poder necesario para proteger este bosque. Pero el subterráneo secreto es un búnker inexpugnable... Si queréis refugiaros aquí antes de que llegue el enemigo, os permitiré el paso. Después, nadie podrá entrar ni salir durante unos días... -Gatomon suspiró y negó con la cabeza-. Tenía que ocurrir esto justo cuando me convierto en Guardián. No estoy preparado, no estoy preparado...
-¡Muy bien! ¡Súbete y vamos a cazar a ese tipo! -exclamó Zach, acercándose. Suzu notó que viajar en Waspmon era más incómodo que en Horus. A tan corta distancia, zumbaba como un helicóptero y todo su cuerpo vibraba hasta dejar los dedos adormecidos. Era como montar en una motocicleta sin asiento.
-Muy bien, démonos prisa -Crowmon aleteó una vez y enseguida ascendió muy por encima de la ciudad-. Aunque no me sorprendería que el tipo ya se hubiera largado...
Desde el aire visteis cómo Vikemon organizaba una partida de Ikkakumon, pero no os quedasteis a observar. Viajasteis hacia el sur, siguiendo el curso del río, cuyas aguas emitían extraños resplandores.
No tardasteis en notar que cambiabais de zona. Estabais surcando una región en la que el cielo azul parecía estar lleno de agujeros, cada vez más abundantes, como si os acercarais al borde de una capa raída. Más allá del firmamento sólo había negrura.
Por supuesto, esto hacía que la espesura a ambos lados del río fuese oscura y tuviera un aire siniestro. Seguía estando formada por básicamente pinos, aunque ya no había nieve y la temperatura había aumentado (aunque el aire que surcabais os seguía pareciendo helado. A aquellas alturas, el río brillaba cada vez más, y resultaba ser la principal fuente de iluminación de aquel área.
Al seguir el curso del río con la mirada, observasteis que llegaba al borde de un acantilado que terminaba súbitamente, y que literalmente no parecía haber nada más allá. Era como si paulatinamente el agua se convirtiera en luz que viajaba por el aire, y al llegar al borde siguiera flotando siguiendo un curso invisible y elevándose hacia el suelo, hasta que cada gota individual destellaba y se perdía en el infinito a toda velocidad (aunque también se daba el proceso contrario y había gotas brillantes que llegaban de la nada para unirse al río. Fluía en ambas direcciones).
Cerca del acantilado vislumbrasteis una hoguera encendida con ramas de pino, aunque el fuego parecía comportarse de forma extraña debido a la profundidad del río (las llamas bailaban como si quisieran escapar del círculo de piedras y unirse a la corriente de luz). Junto al fuego había un hombre sentado, completamente inmóvil. Su sombra brillaba con una luz azul cubierta de cuadrados negros, muy similar a la de los Digimon poseídos por Eridani, aunque no podéis discernir si el patrón formaba alguna clase de letra. El hombre iba vestido con un uniforme de policía.
-¡Tengo al humano a tiro! -dijo Horus-. ¿Lo vuelo por los aires? No quiero dañar el Código.
@Rudy[III], Kiara[ I ]:
-El Gran Cañón del Azulado es muy profundo y este es el único puente que lo cruza -dijo Allomon, perplejo-. No creo que haya ninguna cueva debajo...
-¡Allá vamos! -casi notaste cómo la energía de Toku recorría tu cuerpo-. ¡A toda marcha!
Stingmon voló como una centella por encima del puente, mientras los rayos ilusorios aparecían y comenzaban a caer sobre vosotros, atravesándoos sin haceros ningún daño. Sin embargo, al sobrevolar el muro de espinos sucedió algo: unos tentáculos espinosos brotaron a una velocidad pasmosa y se enrollaron en torno a las piernas de Toku.
La velocidad a la que iba hizo que el Digimon se balancera como un péndulo y se estampara contra el suelo. Aun así, Toku se las arregló para sostener a Rudy sobre su cabeza para que no sufriera ningún daño. La caída no pareció afectarle en absoluto.
La maraña de zarzas se movió como si tuviera vida propia y se desentramó, dejando a la vista a los Digimon ocultos en su interior: el más imponente era un NeoDevimon que se alzaba completamente erguido y sostenía algo en los brazos. A sus pies, arrodillada en el suelo y con las manos sobre la tierra, estaba la Lillymon que controlaba las zarzas y cuya expresión estaba vacía. Las flores que la recubrían tenían un aspecto extraño, marchito, como si las hubiesen cortado hacía mucho y jamás las hubieran regado. Sus ojos parecían muertos.
Pero al fijaros en lo que tenía NeoDevimon en brazos, casi os olvidasteis de los otros dos. Al otro lado del puente, junto a Kiara, Allomon resopló y retrocedió enseñando los dientes. La mujer tendida lánguidamente entre las garras de NeoDevimon no era humana. Era un oscuro Digimon llamado Lilithmon.
-Très bien! -exclamó Lilithmon con voz sensual, apoyando su cabeza en el pecho de NeoDevimon-. Así que guesulta que la infogmación ega ciegta. La baguega de Wizagdmon no ega más que un espejismo... Y vosotgos, humanos, lo habéis configmado. Lo pagagueis cago pog destguig mi pgisión.
Hizo una seña a Lillymon, y la Digimon planta se acercó a ella. Lilithmon se inclinó para besarla en los labios y luego se apartó. Lillymon se quedó mirándola con expresión desesperada, aunque al menos parecía viva por primera vez. Observaba los labios de Lilithmon tal como miraría un hombre sediento que acaba de atravesar el desierto la boca de la cantimplora en la que sólo quedaba una gota de agua.
-Me has sido de ggan ayuda, pequeña floguecilla -sonrió Lilithmon amablemente. De repente, sin cambiar un milímetro su expresión, le arreó una bofetada que casi le arranca la cabeza. Lillymon cayó al suelo como un saco de patatas-. Y ahoga, haz el favog de matag a estos despgeciables humanos. Me niego a gastar mi eneggía en patéticos segues que no han llegado ni a la etapa de Pegfecto.
Sonrió y miró a NeoDevimon con expresión arrebatadora, aunque el Digimon demonio permanecía firme y disciplente, inexpresivo como un autómana.
-Vuelve a llevagme a casa, juguetito -pidió, y lamió el pecho de NeoDevimon como quien prueba un helado-. Tengo un ejegcito que pgepagag.
Lentamente, NeoDevimon echó a volar y comenzó a alejarse de la escena, poniendo rumbo al norte. Lillymon se levantó y juntó ambos brazos, apuntando hacia Toku y Rudy. Sus ojos volvían a parecer muertos, abandonados de toda luz, pero movía los labios con evidente esfuerzo.
-...matadme... -suplicó-. ...Por... ...favor...
@Senetyl[III], Lira[II ]:
-Estoy de acuerdo con Sen en que no deberías volver a ese lugar -asintió Trydan-. Pero si debes hacerlo, lo mejor será que no vayas sola. Te acompañaremos.
-En cualquier caso, sólo tenemos que evitar que EBEmon te de más órdenes, ¿no crees? -Ilargi te miró con preocupación-. En caso de que lo encontremos puedo dormirte inmediatamente. Será lo más seguro.
Después de hacer unas cuantas compras os encaminasteis al sur. Enseguida alcanzasteis el bosque dominado por una estatua de Salamon. Encontrasteis a un Gatomon subido al pedestal de la estatua, y que guiaba a una cantidad sorprendente de Yokomon a la entrada oculta debajo.
-¡Vamos, vamos, todos adentro! -decía Gatomon. Su voz era rasposa y extrañamente madura, como la de un señor mayor, pero transmitía seguridad-. ¡No sabemos cuándo caerán las defensas del sur! ¡Tenemos que estar atrincherados y aprovisionados antes de la noche! -de repente, levantó la mirada y se fijó en vosotros-. Oh, ¿vais a uniros a la guerra? El chico de las gafas, el rubio y el canoso pasaron de aquí prácticamente corriendo. Bueno, al rubio más bien tenían que arrastrarle... -negó con la cabeza-. Tantos Gazimon muertos... si es cierto lo que cuentan, yo no tengo el poder necesario para proteger este bosque. Pero el subterráneo secreto es un búnker inexpugnable... Si queréis refugiaros aquí antes de que llegue el enemigo, os permitiré el paso. Después, nadie podrá entrar ni salir durante unos días... -Gatomon suspiró y negó con la cabeza-. Tenía que ocurrir esto justo cuando me convierto en Guardián. No estoy preparado, no estoy preparado...