@Herissmon[III]:
-No sé por qué no va Lana, pero me preocupa -confiesa Niina-. Su madre no puede tenerla trabajando en casa. El colegio es, precisamente el lugar en el que aprendemos las cosas que nos permitirán poder ejercer un trabajo algún día. En fin, tengo que pensar bien en esto... Buenas noches, Herissmon.
Vuelves a entrar en su zona ad hoc. El volumen de la música parece haberse reducido hasta ser casi imperceptible, y los islotes tienen un aire nocturno muy agradable. Te acuestas junto a un tronco lleno de periódicos que hablan de cómo un unos vándalos hicieron unas pintadas en la pared del ayuntamiento.
@DemiDevimon[III]:
Tu pregunta queda pronto respondida. Al cabo de unas horas, el dueño del cibercafé se queda sopa y cae sobre su mostrador. Ves cómo va babeando la superficie de madera pulida durante horas. Es bastante aburrido: en la calle no hay nadie, salvo algún transeunte muy muy ocasional o un coche solitario. Por fin, termina amaneciendo. Norber se despierta antes de la salida del sol y te prepara una especie de refugio bajo el ordenador, colocando su maleta y su manta de forma que crean un entorno totalmente a oscuras. Puedes dormir bocaabajo colgado de la bandeja del teclado.
-Volveré en cuanto salga del colegio -te promete Norber en voz baja-. Tú descansa.
Hay otro par de clientes dormidos en sus sillas, pero ambos son adultos y prácticamente acaban de acostarse, así que tienes la garantía de que tendrás tranquilidad durante un buen rato.
@Lalamon[III]:
Encuentras una silla giratoria bastante cómoda sobre la que dormir. Hay un par de chaquetas colgando del respaldo, pero eso no te molesta. Duermes plácidamente hasta que, ocho horas después, aparece un monitor con cara de malas pulgas, aporreando una sartén y mandando a prepararse para el nuevo día a todo el mundo. El resto de la mañana, Valiant está muy ocupado ordenando la habitación, arreglándose y yendo a clase, donde unos profesores muy repipis tratan de obligarle a memorizar grandes cantidades de información (probablemente inventada por ellos la noche anterior, ya que nada suena muy lógico).
Después de la hora de la comida, para desmayo de su compañero de habitación, Valiant vuelve a escapar de la Academia por el mismo sitio por el que entró.
Gelato[III]:
Lana tarda un rato en responder.
-Parecen buenas personas -admite-. Niina podría ser una buena amiga, Rick es muy listo y... Jamás habría imaginado que conocería a Valiant Foulkes. Pero... No lo sé. Cuando estoy con ellos, siento que tengo que fingir que soy otra persona. Bueno, en realidad eso siempre es así... Aunque no contigo -observa-. Y antes... tampoco era así con mi madre. Buenas noches, Gelato.
Al día siguiente, Lana se levanta muy temprano para empezar a trabajar en la cafetería. Llegan clientes desde la primera hora. A ti te deja en la cocina, ayudando con algunas tareas sencillas, pero advirtiéndote que debes mantenerte alejado cuando entre allí su madre. No es una recomendación que necesites que te hagan.
@Kamemon[III]:
Accedes por primera vez a la zona ad hoc de Erika, y lo que encuentras no se parece en nada a lo que esperabas.
Da la sensación de que estás en un inmenso hospital sobre el que ha caído una bomba. Hay montones de instrumentos médicos por todas partes, inservibles, y las paredes están todas rotas a media altura, de modo que son más bien muros bajos. Ni siquiera hay techo, así que desde todos los puntos es posible ver a Erika... O más bien un holograma suyo poco definido que ocupa el centro. Aquí y allá ves marcas de quemaduras con siluetas humanas, como si hubiesen quemado vivas a personas en los pasillos. Escuchas
esto de fondo, aunque suena tan bajo que es casi imperceptible.
Lo cierto es que es un lugar muy inquietante, pero estás muy cansado. Encuentras una habitación en la que hay una cama de hospital partida por la mitad. Uno de los trozos parece bastante cómodo, así que te subes en él y duermes toda la noche... Y gran parte de la mañana.
Impmon[III]:
-No te pareces a ellos -responde Rick, mirando el póster-. Pero nada te impide digievolucionar en Saiyamon y ser como ellos, ¿no? -te saca la lengua, para hacerte ver que te toma el pelo. Después escucha con solemnidad lo que dices sobre tus preferencias para dormir y asiente-. Me alegra oir que los Digimon también entendeis el concepto de fraternidad, incluso si no sois hermanos de sangre -dice tranquilamente-. Ese tal Devimon debía ser un buen tipo en el fondo. En fin, no te preocupes, tendrás tu propia cama lista en un santiamén.
Al final tu cama resulta ser un espacio lleno de mantas apiladas entre los pies de la cama de Rick y la pared. Tienes una pequeña manta extra para taparte si tienes frío y una almohada ideal para tu tamaño. El conjunto es sorprendentemente cómodo. Eres un Digimon más bien nocturno, así que tardas un buen rato en lograr conciliar el sueño mientras oyes la respiración de Rick, que se queda dormido enseguida. Pasas durmiendo casi toda la mañana.
@Kamemon[III], @DemiDevimon[III], @Herissmon[III], @Lalamon[III], Impmon[III], @Gelato[III]:
Después de las clases de vuestros respectivos compañeros, les acompañáis a la Cafetería Romantic, donde vuestros compañeros os obsequian con comida con la que reponer fuerzas. Lana está un poco ausente, ya que tiene que estar atendiendo las otras mesas y no se sienta con vosotros.
-En fin, ¿cómo vamos a organizarnos? -pregunta Niina-. Yo he estado investigando los incidentes provocados por Digimon durante mucho tiempo, y sé más o menos dónde es probable que aparezcan. Podría daros indicaciones. Eso sí, seguramente no serán de los más fuertes.
-Yo he estado diseñando esto en clase -Rick enseña una hoja arrancada de cuaderno, llena de garabatos que podrían parecerse remotamente a una radio desgastada-. Si logro construirlo, sería capaz de detectar Digimon por proximidad, y emitiría una señal fuerte cuando un nuevo Digimon apareciera en nuestro mundo. Lo llamo "Sensor de Ruido Digital".
Varios de los niños le miran pasmados.
-¿Pero quién eres tú? -pregunta Erika, perpleja-. ¿Un mini Edison?
-Un mini Tesla -corrige Rick, petulante.
-Me quito el sombrero -Valiant examina el cuaderno con interés-. No es que entienda nada, pero si dices que puedes hacerlo... Te creo. Es más, puedo conseguirte las piezas que necesites de la empresa de mis padres.
-¿¡En serio!? -Rick suena como si le hubiese tocado el premio gordo de una tómbola-. En fin, tendré que ponerme a ello. Pero lo primero es lo primero, Impmon y yo tenemos que ajustar cuentas con el Kokatorimon que le hirió ayer. Y ese bicho se viene a mi zona ad hoc, ya que fue mi compañero quien le vio primero.
-También están los Divermon del puerto -recuerda al grupo Lana, pasando junto a la mesa-. No están actuando como el resto de Digimon, ¿no? No entran en zonas ad hoc. Simplemente roban barcos por las noches.
-Sí, he leído sobre eso -Niina se muestra interesada.
-Hum... -Norber echa un vistazo a su alrededor-. ¿Os dais cuenta de que ahora podemos ver las zonas ad hoc? Antes de ayer no podíamos. O al menos yo no. Pero me he estado fijando en ellas... La mayoría son muy tenues, pero mi profesor de historia tenía hoy una zona ad hoc roja. ¿Creeis que valdría la pena investigarlo? Da un poco de mal rollo.
-Hablando de zonas ad hoc inusuales... -Niina hace un gesto con la cabeza y señala a la mujer que está atendiendo a los clientes. La madre de Lana. Su zona ad hoc emite una radiancia verdeazulada imposible de pasar por alto. Su mera presencia parece emanar oleadas de datos que os provocan escalofríos.
Quizá dándose cuenta de que los niños la están mirando, la madre de Lana se acerca.
-Así que vosotros sois... Los "amigos" de mi hija -observa. El desdén en su boca es innegable. Niina le sostiene la mirada.
-Sí, hemos venido a verla -dice con firmeza-. Luego vamos a ir a jugar todos juntos.
-No, no creo que lo hagáis -la madre de Lana entrecierra los ojos-. De hecho, quizá sería mejor para todos los presentes que no vinierais a verla nunca más.
-¿Así trata a los clientes? -Niina se levanta-. Ya veo que no tiene mucha educación. Pero mejor así: de esa manera yo tampoco tendré que ser educada con usted. ¿Por qué -pregunta, apoyando las manos en la mesa- tiene aquí a su hija trabajando por las mañanas en lugar de contratar a alguien? ¿Lo sabe la policía? ¿Le gustaría que se lo comentáramos? -le guiña un ojo.
-Oye, oye -advierte Valiant.
Lana se ha quedado completamente blanca.
-Niina, no...
Pero la madre se echa a reír.
-¿Qué pretendes? ¿Que mande a mi hija al colegio para que pueda jugar con vosotros? ¡Ja! Ella es la primera que no quiere moverse de aquí -bufa-. ¿Crees que le haces un favor con tus amenazas? Mi hija es incapaz de ir al colegio. Estar rodeada de gente de su edad le provoca ataques de ansiedad. Es peligroso para ella. Y estar con vosotros también lo es.
-¡Eso es falso! -grita Niina. Los demás clientes se os quedan mirando-. ¡Ayer estuvo con nosotros y estuvo bien! ¡Es un poco tímida, pero eso es todo! ¡Es nuestra amiga y tiene derecho a aspirar a algo más que... esto! -extiende los brazos.
-¿Tu amiga? ¿Cuánto tiempo hace que la conoces? -pregunta la madre malevolamente.
-El suficiente.
La niña y la madre se sostienen la mirada. Pero al final, la madre parece perder repentinamente el interés en la situación.
-Haced lo que queráis -dice, volviendo calmadamente a su puesto-. Cuando hagáis daño a Lana os arrepentiréis y volveréis llorando. En cualquier caso, las autoridades conocen bien su situación. Con amenazas vais a conseguir poco.
Lana se sienta en una silla vacía junto a Niina y la mira aterrorizada. Está respirando entrecortadamente.
-¿P-pero qué has hecho? -pregunta.
-Lo que haría una buena amiga -interviene Erika, con frialdad-. Si alguna vez alguien hiciera algo así por mí, le daría las gracias con lágrimas en los ojos.
-Yo le daría un par de collejas por meterse en mis asuntos -discrepa Norber-. Pero todo es opinable.
Los niños se miran en silencio.