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@Boku [PM:5/5] [PF:5/5]
-Esperábamos que tú nos respondieses eso -dijo Bugenhagen al fin, con tono inquisitivo.
Evethel se frotaba la barbilla mientras te miraba desde detrás de su capucha y Nanaki... no se enteraba.
-¿Qué? ¿Qué pasa, sabe algo? -preguntó el animal, confuso.
-Sí, Boku -volvió a hablar Evethel-. ¿No sabes algo?
Todas las miradas se volcaron sobre ti.
@Aurek [PM:8/8] [PF:2/4]
-¿Las campanas...? -preguntó Vivi, pensativo-. ¡Eh, espera!
El pequeño mago te siguió mientras corrías hacia la torre del reloj. Mientras miraba a su alrededor, de repente sus ojos se abrieron mucho, como si se hubiese dado cuenta de algo. Tras la carrera, acabasteis de nuevo en el lugar en el que empezasteis: la Plaza de la Estación.
-¡Aurek, Aurek! -exclamó Vivi, alcanzándote al fin-. ¡Ya sé qué es lo que falta! Las campanas suenan a una hora concreta, pero hay algo que siempre está haciendo ruido en Villa Crepúsculo y hoy no...
De repente, escuchasteis un estruendoso ruido desde el interior de la estación. Parecía una bocina, o un pito, seguido de un peculiar traqueteo que te resultaba familiar. Entonces, el sonido de miles de cristales rompiéndose resonó por todo el lugar y viste que unas enormes grietas de color verde brillante habían aparecido en el cielo...
-¡Los tranvías, Aurek! -dijo al fin tu compañero, mirando hacia la entrada del gran edificio.
@Edurna [PM:9/9] [PF:3/3]
@Sara [PM:4/5] [PF:0/3]
-¡Claro que me puedo explicar! -exclamó el pequeño, cuando Sara le dijo que contase lo que había pasado- ¡El cielo se rompió! ¡Una grieta verde apareció y...! ¡Y luego algo cayó y...!
Miró al cielo y, cuando vio que la bóveda celeste estaba, en efecto, intacta, se le cayó el alma a los pies.
-¡P-pero si estaba...!
Un murmullo general se extendió por la masa de ciudadanos que se había acumulado. Parecían estarse cuestionando no sólo la sinceridad del chico, sino también su salud mental. Los tonos de lástima se mezclaban con los múltiples gritos de indignación. De entre ellos, un hombre-pollo bastante mayor salió agitando sus manos (¿alas?) con ademán tranquilizador. Se puso delante de vosotros, separándoos de la multitud.
-¡No... no se lo tengáis en cuenta! Mi hijo es sólo un... ¡bueno, es sólo un niño! ¿Verdad? -miró a su hijo, con los ojos un tanto desorbitados-. ¡Su imaginación es desbordante y...!
El niño-pollo chistó y salió corriendo rodeando el ayuntamiento, dirigiéndose hacia un sendero que se metía entre los árboles que había más allá de la ciudad. El que parecía ser su padre seguía intentando tranquilizar a la gente. Todo lo que sucedía era bastante raro, poco familiar.
Lo que sí os resultó familiar era la pequeña criatura negra que visteis aparecer en el lugar por el que se había ido el niño, persiguiéndolo.