El pacto de Quenamur

Por +3 de defensa llevaría los calzoncillos por encima, ya lo creo
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Drail
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El pacto de Quenamur

Mensaje por Drail » 24 Jul 2017, 13:14

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Salutaciones

Les escribo a ustedes esta carta en base a la recomendación por parte de un respetable y digno de toda mi confianza amigo en común de ambos, el noble señor Rossel. Ha considerado sus personas como posibles candidatos para encarar una tarea discreta pero de suma importancia.
Entiendan que no puedo explayarme adecuadamente sobre los términos de lo que les estoy proponiendo, pero si puedo facilitarles un prontuario de en qué consistiría su misión, pero antes permítanme que me presente.

Mi nombre es Waltiln Windsailor, alcalde de Calcherth, de la provincia del mismo nombre. Para facilitarles la información, nuestra ciudad se encuentra al sur de la discreta isla Maltria, situada al sur del continente de Riev.

Nuestro pequeño y tímido continente no dispone de muchas relaciones con el resto del mundo debido a la autosuficiencia de sus poblaciones, pero eso no ha evitado la venida de extranjeros que hemos recibido encantados. Nuestra pequeña ciudad, en especial, se ha beneficiado bastante de las visitas de ellos, pero, debido a extrañas desapariciones que se han producido a lo largo de estos últimos dos años, nuestros habitantes y turistas se han alarmado, y, a la larga, una parte significativa ha decidido marcharse a otro lugar.

Nuestra situación no peligraba, pero en este último mes el número de desapariciones se ha disparado. Incapaz de hallar la causa ni pistas de dichos sucesos me veo forzado a recurrir a aventureros que puedan encontrar algún rastro de nuestros amigos y vecinos, pues si la cosa sigue de este modo pronto nuestra pequeña economía no podrá mantenerse en pie.

Es probable que, si los acontecimientos continúan derivando en la forma que muchos tememos, su actuación acabe siendo conocida por el público, así que, en caso de que estén interesados, les agradecería me remitieran una carta a mi dirección, detallando sus habilidades y experiencias. Puedo asegurarles que, tras el resultado de su apoyo a nuestra comunidad, serán recompensados debidamente.


W.W.

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Repasasteis por sexta vez la carta de Waltiln mientras alguno se asomaba por cubierta para ver como cada vez el barco se acercaba más a las orillas de Maltria. No os podíais quejar, el viaje había sido muy tranquilo, y el tiempo era ideal. Además, pese usar un barco de transporte tan grande, solo erais once pasajeros sin contar el personal a bordo. Un humano con armadura reluciente, una pareja de jóvenes (también humanos) que parecían novios, una joven elfa que pasaba las horas sin apartar la vista del mar y vosotros siete.

Waltiln tenía algo de razón en su carta. Pocas partidas que había que viajasen hacia el puerto de Calcherth y el barco tenía la cubierta casi siempre vacía, lo único que se escuchaba era el mar arañándole. Maltria tampoco era un lugar tan frecuentado, al fin y al cabo vosotros nunca habíais estado antes allí, pero sí que habíais visto su aparición en los mapas del mundo. ¿Y por qué habíais aceptado una misión así? Supongo que cada uno de vosotros tenía sus motivaciones, quizás hubiese alguien que no le hiciese especial ilusión estar metido en esto, pero, en definitiva, os gustase o no, vuestro equipo de mercenarios necesitaba fondos. Vuestros días de vivir a costa de vuestra última recompensa de la misión que os encomendó señor Rossel pronto se agotarían. De repente alguien irrumpió en vuestra charla.

—¡Buenos días! — dijo un marinero entrando a cubierta — Sí que madrugan, ¿es que acaso están ansiosos por llegar? — dejó al suelo unas cajas que traía consigo y respiró hondo — ¿Lo han visto ya? Desde esta madrugada que ya se puede ver tierra. Supongo que dentro de pocas horas ya atracaremos al puerto. Espero que no me hagan despertar a los demás viajeros, ¡menos mal que ustedes ya están levantados!

Algunos ya teníais visto a este muchacho novicio. Se había pasado el viaje entero yendo de arriba abajo, cargando a menudo con sacos y barriles más pesados que él tratando de impresionar a la joven que viajaba con un chico. Hubo un momento de silencio. Vuestras miradas parecían haber intimidado al grumete que empezaba a ponerse nervioso.

—Esto… Bueno… No pretendía ofenderles… Ustedes parecen muy fuertes, al fin y al cabo… No es de mi incumbencia, pero no puedo evitar preguntarme qué les lleva a un sitio como Calcherth.

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· Manual del jugador

· Fichas de los personajes

· Viajeros

· Habitantes de Calcherth conocidos


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¡Bienvenidos a esta partida de rol! Si queréis animaros a participar contestad en este mismo hilo al joven marinero o ignoradlo, pero en cualquier caso incluid en un
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la siguiente información sobre vuestro personaje:

Código: Seleccionar todo

Nombre:
Raza:
Oficio:
Arma inicial:
Efecto añadido:
Agradecimientos al usuario Alred, que ha diseñado el sistema de juego y yo lo he ajustado para usarlo en foros. Recordad, si tenéis cualquier duda; preguntad.
Última edición por Drail el 02 Dic 2017, 15:43, editado 6 veces en total.

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Impredecible
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Impredecible » 24 Jul 2017, 17:16

Sentada tranquilamente en el suelo de un rincón de la cubierta, algo alejado del resto pero manteniéndoles a la vista, limpiaba mi alabarda para hacer tiempo en lo que llegábamos. No es que estuviera sucia, mas que otra cosa porque ya era como la sexta vez que la limpiaba desde que había empezado el viaje, pero de alguna forma había que pasar el tiempo y era la opción más aceptable.

El viajecito estaba siendo demasiado lento para mi gusto, y el que no estuviese siendo un crucero vacacional por placer precisamente no ayudaba. No estaba especialmente preocupada por que hubiesen desaparecido cuatro gatos en dónde-leches-está-Maltria-exactamente, pero seguía necesitando un sueldo digno para ciertas minucias, como seguir viva o comprar limpiametales, y los ahorros comunes no estaban pasando por su mejor momento... así que no habían muchas alternativas. Iríamos al sitio, solucionaríamos la cosa, dinero y bendiciones, y todos contentos. Nosotros más.

Alcé la cabeza al escuchar la voz del marinero, lo justo para reconocer la presencia de otros seres vivos, y seguí a lo mío (séptima vez). Que otros hiciesen la parte de establecer contactos y parecer profesionales y confiables, que yo estaba ocupada.
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Nombre:Rihat
Raza:Gargún
Sexo: Femenino
Oficio: Guardiana
Arma inicial: Alabarda
Efecto añadido: Espasmos
Última edición por Impredecible el 24 Jul 2017, 22:21, editado 2 veces en total.
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Santi_gf
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Santi_gf » 24 Jul 2017, 17:19

Ignoré a aquel grumete. Todavía no sabía que pensar de los humanos, pero los últimos tratos que había tenido con los de su raza no habían salido bien... nada bien. En parte, era el motivo por el que estaba allí, en ese barco, partiendo hacia lo desconocido y dejando mis tierras detrás, uniéndome al resto de aquel grupo de aventureros con la ayuda del señor Rossel. Al bosque lo iba a añorar, y lo tuve claro desde antes de partir, pero ese viaje en barco me lo estaba recordando a cada segundo que pisaba tablas de madera sin ver nada de verde alrededor, sin notar las sombras del follaje sobre mi piel.

Con reticencia hacia el sol de la mañana, me bajé la capucha mientras llegaba a la barandilla del barco. Negar mi curiosidad por el mar hubiese sido una chiquillada a estas alturas. Tenía algo de especial el rumor constante que producían las olas, un sustituto decente al sonido que hacen las hojas y las ramas al mecerse con el viento. Era el tipo de sonidos que te lleva a quedarte pensando en tu propio mundo ignorando lo que pasase alrededor. Mal asunto, teniendo en cuenta que quería darme a conocer más ante mis nuevos compañeros, o más importante, llegar a conocer más yo a ellos. ¿Sabrían ya que tenía una rana venenosa en la mochila de cuero que llevaba? Por ahora Bel no había croado.

Estaba pensado en hablar con mis compañeros de equipo en vez de quedarme allí en la barandilla contemplando el mar, pero era demasiado temprano como para que se me apeteciera. Y, bueno, descartando a los humanos del grupo quedaban una armadura gigante, supuestamente con alguien dentro que la impulsaba a limpiar una albarda, un tritón y un orco. Gente que jamás había visto cómo nómada del bosque, y con la que no sabía muy bien cómo entablar conversación. Al bosque lo iba a añorar, desde luego...
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Nombre: Luadh Lofhessa
Raza: Elfo
Sexo: Masculino
Oficio: Nómada
Arma inicial: Arco
Compañero: Una rana flecha roja y azul
Efecto añadido: Doble de problemas

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Última edición por Santi_gf el 25 Jul 2017, 11:16, editado 2 veces en total.

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Aritriel
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Aritriel » 24 Jul 2017, 18:06

Agua. Por todas partes, durante días. Me recliné levemente sobre el borde del barco mientras la lengua de tierra aumentaba de tamaño poco a poco. Acostumbrado a vivir en bosques espesos y zonas algo montañosas, encontrarme rodeado durante tanto tiempo tan solo por una enorme y vacía extensión azul resultaba… extraño. Me inquietaba.

Águila Plateada salió del bolsillo en el que estaba durmiendo y correteó por mi espalda hasta llegar a mi cabeza, y se quedó mirando el horizonte mientras le temblaba la cola. La pequeña ardilla parecía emocionada por la perspectiva de volver a estar en tierra. Admito que mi amiga no era la única.

-Trabajo-le respondí al joven marinero sin molestarme en mirarle.

A decir verdad, estaba acostumbrado a vivir con lo puesto y el dinero de la recompensa me resultaba bastante indiferente. Pero, ¿extrañas desapariciones que habían aumentado recientemente sin causa conocida en una ciudad popular y frecuentada? Eso ya sonaba bastante interesante.
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Nombre: Luga Othrol
Raza: Orco
Oficio: Nomada
Arma inicial: Arco
Compañero animal: Ardilla voladora
Efecto añadido: Espasmos
Última edición por Aritriel el 25 Jul 2017, 15:34, editado 1 vez en total.

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Fornax
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Fornax » 24 Jul 2017, 21:25

-Chico, estoy en pie porque ni siquiera me he ido a dormir pensando que estábamos sobre millones de litros de agua. ¡Agua! Es antinatural, herética. Se las da de pura, de que es necesaria para la vida, pero cuando menos lo esperes está ahí, acechándote, amenazando con mezclarse con tus bebidas alcohólicas. ¡Yo te maldigo, eterna enemiga! ¡Ojalá llegue el día en que pueda destruirte!

Godin siguió un buen rato más con sus maldiciones, pero antes de que terminara el muchacho se había ido hacía muchísimo tiempo.
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Nombre: Godin Hundecostillas
Raza: Enano
Sexo: Masculino
Oficio: Clérigo
Arma inicial: Maza
Última edición por Fornax el 24 Jul 2017, 23:21, editado 2 veces en total.

Crow
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Crow » 24 Jul 2017, 22:07

-Nah, deformación profesional, chico. Se me hace raro gandulear mientras estoy en un navío. Yo también me dejé el culo trabajando así a tu edad... aunque no intentando seducir a la mujer de otro sacando a relucir mis... -lo repasé de arriba a abajo con cierta expresión de lástima mientras me ponía las botas y ajustaba mis botas- "músculos". Mejor búscate a una chica facilona en el próximo puerto no sea que su novio decida que te convendría conocer de cerca a los tiburones.

Me levanté y descolgué mi gabardina sin mangas de la litera para ponérmela. De pié le sacaba buena cabeza y media al marinerito, y podía sentar a dos como el en cada hombro... bueno, vale, igual no literalmente, pero parecía chiquitito a mi lado.

-Y vamos por trabajo, claro. A caso parecemos turistas?
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Nombre: Albator Emeraldas
Raza: Humano
Sexo: Masculino
Oficio: Marinero
Arma inicial: Mitones
Efecto añadido: -
Ora Ora Ora Ora Ora
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LightHelco
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por LightHelco » 24 Jul 2017, 22:19

Había ocasiones en los que casi le habían dado ganas de tirarse al agua y recorrer el mar por su cuenta, le costaba recordar lo lentos que llegaban a ser los barcos de los humanos. Pero allí estaban, embarcados en una nueva aventura, en mares lejanos a los que el ya conocía. Y mares nuevos significaban, peces nuevos.

Se pasó la mano por la aleta que le cruzaba la cabeza, intentando mantener una imagen adecuada para todos aquellos pezqueñines que pudieran fijarse en él, incluso si esos peces solo fueran los marineros del barco y sus compañeros, estar siempre presentables era algo que el Tritón tenía por regla.

Mientras repasaban la carta con la petición, se les acercó aquel joven marinero al que ya había visto trabajando de tanto en tanto. Chasqueó la lengua incomodo. Ya había visto como el gallito intentaba desesperadamente camelarse a la joven dama del barco y vaya si le habría encantado al Tritón ser el maestro del chico, pero prefería guardarse sus lecciones para una pieza mejor. Aun así nada le impedía no entablar conversación con el joven.

—Los lugares tranquilos no suelen serlo siempre —una media sonrisa se dibujo en el rostro del hombre pez —. Y no se a mis compañeros, pero yo no dejo que se me escape la oportunidad de ver el momento en que esa tranquilidad se evapora y da paso a una buena aventura. Si viene con recompensa la deseo aun más... el tipo de recompensa suele variar de aventura en aventura —rió por lo bajo, dejando que otro de sus compañeros fuera el que le contestara realmente al joven.
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Nombre: Hav Nigrum
Genero: Masculino
Raza: Tritón
Oficio: Pícaro
Arma inicial: Pistolete
Efecto añadido: Casanova (Hombres)

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Zodiark
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Zodiark » 25 Jul 2017, 09:47

—Oye, no te pases, a mí me parece mono —dijo Aria al otro humano y rodeó el cuello del tripulante, apretando un poco, sonriente—. Me has caído bien, deja de trabajar tanto y relájate un poco con nosotros.

A pesar de dedicar su vida a las artes marciales, los músculos de Aria no lucían especialmente desarrollados, pero eso eran solo las apariencias. A pesar de no parecer fuerte, sus músculos eran robustos y recios. Para ella, esto era una ventaja, pues el hecho de ver a una bella mujer rubia de cabellos rubios y con pinta de no ser una chica que destacaba por sus aptitudes en la lucha cuerpo a cuerpo, hacía que sus enemigos bajasen la guardia.

Por esta razón, seguramente, no sabría controlar su fuerza y haría que al pobre marinero le costase respirar. En cuanto se diera cuenta, le soltaría rápidamente y le daría unos golpecitos en la espalda.

—¡Lo siento, lo siento!

La vista de Aria se dirigió a la porción de tierra que se veía al horizonte. Su expresión sonriente y bobalicona se tornó serena y afable.

—Pasé gran parte de mi vida trabajando, sin poder salir a ver mundo. En cuanto tuve la oportunidad, me marqué una meta muy clara: conocer todo acerca del mundo que me rodea. Bueno, sé que es imposible, pero... Lo que intento decir es que, si estoy yendo a Calcherth, es por pura curiosidad.

Aria se dio cuenta del monólogo que acababa de soltar y se sonrojó un poco. Aquello no era lo suyo, definitivamente, así que sintió algo de vergüenza, porque además se le pasó por la cabeza que la gente pudiera pensar que era una razón bastante tonta para ir allí.

—B-Bueno, también quiero ayudar a gente en problemas, ya que estamos. Es para lo que entreno cada día, al fin y al cabo.
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Nombre: Aria Kaze
Raza: Humana
Oficio: Monje
Arma inicial: -
Efecto añadido: Mercader feliz

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Drail
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Drail » 25 Jul 2017, 16:04

· Todos

Dudando entre si responder a la mirada de Albator, que le había molestado un poco, o morderse la lengua, el desilusionado grumete decidió ser prudente y pensar por si mismo que pronto no tendría que verle nunca más, y que ya tendría tiempo para trabajar su cuerpo. Al fin y al cabo aún era un marinero de agua dulce, pero se decía a si mismo que tarde o temprano no habría chica que se resistiera a los bíceps y el torso que le otorgarían el trabajo que había conseguido.

— ¿Entonces ustedes son aventureros? Ya decía yo — continuó más relajado tras este breve intercambio —, últimamente viajan muchísimos hacia Calcherth.

El joven hubiese aceptado la oferta de Aria si no fuese porque, de repente, alguien abordó la cubierta. Subiendo por unas escaleras de cuerda que estaban echadas al mar, un tritón apareció por la borda. Con cierta agilidad, salto al suelo de madera, empapándolo de agua salada. Reconocisteis el capitán del barco, que llevaba un uniforme similar al del marinero, pero con menos piezas de ropa que dejaban al aire gran parte de su atlético cuerpo. Era casi monstruoso, pertenecía a una especie de tritón abisal. De su frente emergía una antena que colgaba cerca de su cara y emitía una luz que de día parecía débil. Hizo una mueca que mostró su afilada dentadura, a juego con sus espantosos ojos carentes de pupilas y su voz carrasposa.

— Rosvick, haz tu trabajo y deja en paz a los pasajeros – dijo el hombre pez dirigiéndose al interior del barco, mientras dejaba atrás un rastro de suelo mojado que, probablemente, el mencionado debería apresurarse en limpiar.

— ¡S-sí!

Dedujisteis que regresaba de hacer una ronda por el mar. Desde hace tiempo, los tritones se habían convertido en tripulantes imprescindibles para cualquiera que se aventuraba al océano. Sus capacidades acuáticas permitían proteger a los navíos o alertarlos de posibles amenazas subacuáticas de endriagos o piratas. Capitán y tripulante, entraron al interior del barco, por la misma puerta de donde había salido el chaval.

Pasasteis un rato a solas de nuevo que aprovechasteis para hacer cuentas. Llevabais 1799 monedas de oro, lo que os quedaba de vuestra última misión, y decidisteis repartíroslas equitativamente. A cada uno de vosotros le correspondían 257 monedas. ¿Y lo demás? ¿Quién se había encargado de coger las pociones? ¿Nadie había llevado el mapa? En fin, a lo mejor Waltiln os ofrecía un pago adelantado...

Cada vez se escuchaba más movimiento procedente del interior del barco, y, al cabo de unos minutos, empezaron a aparecer los demás pasajeros por cubierta. El primero en salir fue el hombre humano embutido en la misma armadura brillante que lucía ayer y la misma sonrisa gentil que, de nuevo, compartió con vosotros, acompañada de un buenos días. Se fue religiosamente a la proa del barco, subiendo por unas escaleras de madera al descubierto.

Le siguió, al cabo de poco, la joven elfa que, por sorpresa vuestra, esta vez no se fue muy lejos a contemplar el horizonte, sino que se colocó discretamente cerca de donde yacía Rihat al suelo, sin prestarle el más mínimo interés. Finalmente, aparecieron por fin los dos jóvenes humanos. Cualquier podía ver que estaban ansiosos por llegar por fin a tierra, pero se les veía animados. Sin prestaros atención, fueron a popa mientras ella sacaba un mapa y un cuaderno y hablaba en voz alta.

Todo el mundo se había colocado en el mismo sitio que había ocupado durante gran parte del trayecto, a excepción de la elfa. Pero esta no era la única diferencia que habíais notado. Rosvick, el marinero con el que habíais hablado hace unos momentos, había dejado las cajas que traía al suelo y no había vuelto a por ellas.
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-Actualizadas las fichas de los personajes; se ha añadido el dinero de cada miembro del grupo.

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Santi_gf
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Re: El pacto de Quenamur

Mensaje por Santi_gf » 25 Jul 2017, 18:03

Bajé la mirada a las cajas dejadas allí por el grumete de antes antes de dar un par de toquecitos en el labio con el dedo índice. ¿Donde debería de haberlas dejado? No tardé en girarme sobre mis talones, no obstante, con tal de dejar el asunto de las cajas a otro que supiera de barcos. Al fin y al cabo, ya habíamos terminado de hablar y de distribuir el dinero ganado en la misión anterior... 257 monedas de oro que habrían de dar para mucho, viendo lo preparado que estaba entonces para una misión así en terreno desconocido. Me planteé mis opciones rápidamente para saber a que podía dedicarme de nuevo ya con las cuentas hechas. De entre todos con los que podía pasar el rato, ¿con quién se me apetecía hablar?

— Me preguntaba... ¿Qué motivos tendría alguien de mi raza para zarpar hacia Maltria? Es fácil de darle respuesta a esa pregunta si resulta que ese alguien es un aventurero, pero en su caso todavía me lo pregunto — le dije a la elfa al cabo de un rato, tras llegar a la barandilla y preocupándome tanto por aquella armadura viviente cómo lo había hecho ella — ¿Se dirige hacia Calcherth también? Si es así, déjeme decirle que agradecería contar con alguna cara amiga en mi destino, sobre todo si es de alguien por el que no me unan los negocios. Me llamo Luadh, Luadh Lofhessa.

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