Magic: Las sombras de Innistrad

Por +3 de defensa llevaría los calzoncillos por encima, ya lo creo
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Santi_gf
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por Santi_gf » 28 Sep 2016, 18:06

- Ozzan Lavos - 20 vidas

- ¡Bien! Bien, venga, vamos.

Rick empezó a caminar de nuevo hacia las escaleras, visiblemente emocionado. Al fin y al cabo, tratar de abrir las tres jaulas de geists que había dejado el Enlazarunas había sido su trabajo desde dos semanas atrás y este había sido el único avance que se había hecho al respecto. Mientras bajaba tu compañero, pareció darse cuenta de algo y sacó de su bata un fajo de papeles doblados, que desplegó antes de pasártelos aun bajando escalones. A la luz de las velas situadas a cada lado de la escalera de caracol pudiste ver que todo el texto de la primera hoja lo había escrito Rick, y también que había al menos otro par de hojas así. Por las dos caras.

- No hace falta que te lo leas, sería torturarte con la letra tan pequeña que tengo, pero quizás quieras echarle un ojo luego. Leíste los apuntes sobre el origen de los geists de Enla, ¿no? Antes te dije que... "no sabemos nada sobre que sentimientos anclaron al geist Dos a este mundo", pero eso no significa que no le haya hecho un montón de pruebas no invasivas para saber al menos como es el flujo de éter en el interior de la jaula, lo que me permitió averiguar cómo abrirla, por cierto. Lo que está escrito ahí detalla cómo se hicieron las pruebas, pero el resultado es breve: es verdaderamente poderoso y parece no estar corrompido. No se detecta la variación típica en los flujos de éter que se da con los geists normales causada por la pérdida de memoria y capacidad cognitiva, ¡así que puede que conserve la capacidad de razonar!

Entrasteis por fin en la sala mayor del edificio, con su par de hileras de columna, una a cada lado y su techo altísimo, adecuado para poner a prueba a ciertos tipos de skaab. Enfrente vuestra se hallaba un pasillo formado tanto por las columnas como por las estanterías que se hallaban entre ellas, repletas de escritos con conocimientos arcanos muy variados. La mayoría de esos pergaminos o libros ya te sonaban, cómo pudiste comprobar mientras avanzabais por el pasillo. Sin llegar al fondo, llegasteis a una intersección formada por la falta de las estanterías de cada lado: a la derecha teníais la sala de experimentos y la izquierda estaba la sala de operaciones, con la sala de refrigeración accesible bajando de nuevo otras escaleras. Toda la arquitectura de allí abajo era muy tosca, debido a que se habían usado a skaabs para gran parte de la construcción, pero su antiguo dueño se había asegurado de hacer que las salas fueran espaciosas y con fuertes soportes. Como estudiantes de sus escritos, ambos sabíais que le gustaba jactarse de estar siempre preparado para no dejar escapar ninguna oportunidad.

Después de entrar en la sala de experimentos no tardasteis en llegar ante las tres jaulas de geists del fondo. Tenían las tres suficiente altura y grosor como para que un humano entrara en ellas, lo que facilitaba la tarea para la que habían sido diseñadas. Y eran de buena calidad, sin dudad, los geists allí encerrados no verían nunca la luz de sol sin que nadie los liberase antes. Rick se puso con esa misma tarea, subiéndose a una escalerita situado al lado de la jaula central y haciendo rotar unas válvulas que tenía en la parte superior mientras leía los valores mostrados en otros indicadores de presión a su lado y hacia los ajustes que iba considerando necesarios. Supusiste que se había preparado todo aquello, sobre todo cuando al final consiguió que se abriera la puerta de la jaula. Pero no estabas seguro de si el estallido de vapor que se produjo era intencional o no.

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Entre el vapor se alzaba una figura varonil enfrente tuya, armada con una espada y con un colgante de la Iglesia de Avacyn al cuello. Al principio mantuvo con los ojos cerrados, respirando entrecortadamente, aunque sabías que no necesitaba hacerlo. Al poco tiempo, te miró, evaluando la situación mientras la confusión se reflejaba en su rostro. Acabó por alzar su espada en tu dirección antes de preguntar.

- ¿Sois sirvientes del necro-alquimista que me encerró aquí, no es así?

No se mostraba piedad en su pregunta.


- Balzak Voldaren - 20 vidas


El cochero se puso en marcha justo después de que acabaras de hablar, tomándose muy en serio tus órdenes, como cabría de esperar. El viaje no tardó mucho gracias a que el edificio que había decidido tomar Jarcos para establecerse esos días no andaba demasiado lejos de aquella posada. Al llegar, pudiste observar como aquel edificio también era de rica arquitectura, y si bien no se consideraría sobrecargado según los cánones de Stensia, sí que tenía muchos relieves en toda su fachada. Todo un logro que siguiesen ahí, considerando que en el pasado se había quemado por completo a juzgar por los rastros que había dejado el incendio tanto en aquel edificio como en sus vecinos. Ninguno había sido restaurado, al parecer, aunque la plazuela en la que estaban situados parecía indicar que habían visto tiempos mucho mejores.

En el portón de aquel edificio os esperaba un sirviente del contrabandista, puesto del que te hizo conocedor después de presentarse con todo el respeto del que era capaz de mostrar. Según sus palabras, su señor esperaba en el segundo piso del edificio y él mismo os acompañaría hasta él. Aceptando su guía, pudiste entrar en el edificio y observar los trabajos de restauración que se habían llevado a cabo dentro, que hacían casi impensable que se hubiera dado un incendio en él. Tu información sobre Rombacan Jarcos estaba resultando ser acertada, porque trataba de demostrar su riqueza en cada rincón, en cada pared, techo y suelo con toda obra de arte que tuviera en posesión. Observando de nuevo el traje de su empleado, resultó ser de buena costura, hecho a medida. Tu información también incluía el detalle de que el contrabandista solía gastar grandes sumas trasladando sus obras de artes de escondite a escondite, y ese mismo hecho justificaba que la decoración no acabase de cuadrar con la estructura del interior del edificio. Por suerte, no tuviste que contemplar mucho tiempo aquel despilfarro ostentoso e innecesario, dado que la escalera al piso superior se encontraba cerca de la entrada y la sala principal donde te esperaba Jarcos no quedaba a más de dos pasillos de distancia desde la escalera. Dejando que el sirviente abriese la puerta por ti, entraste a la sala y pudiste ver a Rombacan Jarcos en persona.

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No te habían informado de que estuviese tan gordo. Su sirviente te presentó como Balzak de la casa Voldaren ante su amo antes de ocupar su sitio junto a la puerta e indicarte que podías tomar asiento en la larga mesa de comedor a la que también se había sentado Jarcos, en el final de la sala. De nuevo, rebosaba de arte, colocado más con la intención de que cupieran todas las obras dentro antes que con tal de hacer que lucieran bien. Carraspeando, Jarcos se dirigió a ti.

- Me informaron que estabas por la ciudad, así que hice que mi informador le diese una descripción de ti a mi sirviente -señaló con la barbilla, si todavía se podía llamar así, al hombre que te había acompañado-. Pero no esperaba que fueras a venir, no sabía que te interesase el contrabando... Pero, sabiendo algunos de los asuntos en los que estás metidos, sé que has venido al lugar correcto.

Después de terminar esa frase, sonrió demasiado. No te gustaba aquella sonrisa y tu instinto te puso en alerta mientras él te seguía hablando.

- Verás, soy un hombre de negocios. En Havengul, más que en cualquier ciudad de Nephalia, uno aprende rápido a hacer negocios o se muere. O peor: se queda chiflado, ya sabrás como son las cosas por allí con el maldito Ludevic haciendo de las suyas. Pero la cuestión es esa, adaptarse o morir. Tú has venido aquí para adaptarte mejor a los acontecimientos, supongo, y eso mismo es lo que he de hacer yo. Por eso mismo le aviso que sobre su cabeza hay un botín que no puedo pagar actualmente, según mis informadores. Dispone de dos mil monedas de oro, ¿no es cierto? Al menos, se supone que era así cuando llegó a la ciudad, pero seguro que ha tenido sus gastos, de los cuales yo seré uno de los culpables.

Acertaba en ambas suposiciones, pero se dispuso a continuar su discurso sin detenerse a regocijarse por poseer aquella información. No obstante, alzó su copa en tu dirección.

- Le dedico mi tiempo porque creo que me conviene más hacer negocios contigo que con los desgraciados de Drunau, que les den a los Stromkirk. Si, le dedico mi tiempo porque me adapto. Por favor, convénzame de que no me equivoco antes de que entremos en detalles.


- Nia - 20 vidas


No te hizo falta mucho tiempo para quedarte dormida, gracias a que el diablo se quedó callado al poco rato. Al menos solía hacer eso cuando querías dormir, aunque no estabas segura de por qué. De todas formas, fue su risa la que te despertó, aunque no hubiera sido un hecho muy extraño si no fuera todavía de noche. Por la luz que arrojaba la luna a través del ventanal pudiste saber que apenas había avanzado la noche. Las carcajadas del diablo iban en aumento a medida que te acababas por despertar.

-¿Nia?

Al parecer, alguien te llamaba desde fuera, en la calle. Estabas en un segundo piso, pero con la ventana abierta no había tenido que gritar mucho para que te enteraras, aunque no te sonaba su voz. Aun así, no tenías que preocuparte de que se enteraran otros en tu casa, ventajas de vivir sola. En cuanto a los vecinos, a estas alturas ya deberían estar todos dormidos. Cómo podrías estar tú.

-Soy yo, Matteo. ¿Te acuerdas de mí? Soy fan tuyo, un cátaro... No tenemos mucho tiempo, baja antes de que ella venga a por ti.

Acercándote a la ventana lo viste solo, enfrente de la entrada de tu casa mientras que su antorcha mostraba la preocupación de su cara.

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- Dryope - 20 vidas

-Nos servirá. No se trata de un príncipe demonio, no somos suficientes como para invocar a un ente de tal poder. Ni estamos, ah, tan locas. Hemos preparado bien todo el ritual: la noche perfecta, una majestuosa fuente de poder para canalizar la llegada del demonio, un sacrificio... suficiente. Bastará -dijo la bruja que hacía de portavoz mientras señalaba vagamente con un barrido de su brazo una jaula puesta en el fondo de la habitación-. Se trata de una cazadora de licántropos que encontramos husmeando por los alrededores esta mañana.

Notaste a la bruja bastante tensa cuando pronunciaba esas últimas palabras, pero trató de cambiar su compostura para mostrarse más tranquila ante la situación. Continuó explicándote el ritual como era de esperar, ya sabías que solía ser aquella bruja la que se encargaba de dirigirse a ti tanto para asuntos más triviales como para tu instrucción en el conocimiento arcano de las maldiciones. No te había dicho su nombre, pero tampoco se lo habías preguntado, ni a ella ni a ninguna de las demás. Por otra parte, la bruja te estaba contando que el ritual se dividía en las siguientes fases: ellas encadenaban al sacrificio en el altar de siempre, luego entonaban el ritual mientras tu estabas presente cerca del altar y finalmente le dabas muerte a la cazadora de licántropos al final del cántico para que el demonio terminara de ser invocado.

Cuando terminó su explicación se escuchó en la choza un ruido desde la parte de atrás: unos gemidos y unos arañazos en el metal. Antes de que acabara por llamar tu atención, la portavoz de tu bruja habló de nuevo, con el mismo tono que usaba cuando te explicaba las maldiciones y sus efectos.

- Es la marca del demonio, un reclamo infernal sobre la carne del culpable. La Maldición de Sangrado... la hará más manejable. Será más fácil someterla en el ritual así, y también será más fácil atravesarle el corazón cuando le llegue su momento...

Dicho esto la bruja salió de la choza y se colocó en su posición, cerca del altar, y mientras se guardaba la hachuela que usaban para sacrificar animales, acabó dedicándote una reverencia mientras continuaba hablándote.

- Podemos empezar ya el ritual, si así lo desea. La luna apremia.

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Crow
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por Crow » 28 Sep 2016, 21:49

No me esperaba que el geist tuviera un aspecto tan humano y digno. Viendo el aspecto repulsivo que tenia todo lo que desenterrábamos de los conocimientos del alquimista, era toda una sorpresa que no tuviera pinta de pellejo agujereado y retorcido. Ventajas de ser un espíritu, supuse.

-No -dije simplemente, mientras me encogía de hombros, con media sonrisa- Somos la milicia que defiende la ciudad junto a las tropas de la iglesia. El alquimista se largó cagando leches después de liberar un puñado de Skaabs por la ciudad. Los derrotamos, encontramos el sitio y hemos usado lo encontrado y aprendido para usar los Skaabs derrotados contra otros... pero usar muertos ya usados es poco efectivo y a la iglesia no le haría ni puñetera gracia que usáramos cadáveres frescos de nuestros camaradas. Así que decidimos usar los geists de por aquí y la ayuda de los licanos. Tu eres un espíritu poderoso y por eso te hemos liberado, queremos tu ayuda. Tenemos los mismos intereses, así que preferiría que lo hicieras voluntariamente, claro. Pero si me fuerzas a intentar obligarte lo haré, no sería la primera vez que pongo mi vida en juego para proteger la ciudad. Repito, contra más espíritus como tú nos ayuden, menos cadáveres tendremos que mancillar. Y si sabes donde puñetas puede haberse escondido el Enlazarunas mejor, también tengo ganas de echarle las manos al cuello.
Ora Ora Ora Ora Ora
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bobokukemon
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por bobokukemon » 29 Sep 2016, 02:20

Maldije con fuerza a quienes me habían despertado. ¿Qué hacían molestando a las tantas de la noche? ¿Es que no saben lo importante que es el sueño para una dama?

Me levanté de la cama, imaginando en lo mucho que desearía que el personaje que me había desvelado fuera partido por la mitad por un rayo. Me puse las zapatillas pensando en lo divertido que sería atarle de un poste y ver a la gente tirándole piedras. Me acerqué a la ventana y...

—¡Oh, sí, Mathew! ¿Cómo me iba a olvidar de uno de mis admiradores favoritos? Dame un segundo, cariño —le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

El desconocido que estaba fuera parecía angustiado por algo, algo que venía a por mí. Ya que iba a arruinarme la noche, podría decirme qué era lo que le pasaba, nada de "ella"s ni "elle"s. Suspiré, al menos estaba preocupado por mí, quizás fuera serio.

Me vestí y bajé a la puerta para ver lo que quería.

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Malfuin
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por Malfuin » 22 Oct 2016, 00:58

Enarqué una ceja y miré a Jarcos con desdén. Me aseguré de que me tomaba mi tiempo antes de responderle.

-¿Convencerle, señor? -pregunté-. Lo siento, pero en el sitio de donde vengo son los vendedores los que necesitan convencerme de que les dedique MI tiempo... y mis monedas -hice tintinear mi bolsa-. Si tan buenas son sus fuentes, debería ser consciente de que ahora mismo ando con prisa y no puedo detenerme en veleidades. Pero una cosa le digo... cuando salga victorioso de este entuerto (que lo haré), le aseguro de que usted querrá que le recuerde como a un benefactor y no como a un mercachifle pagado de sí mismo que me hizo desperdiciar una noche.

Me crucé de brazos, me recosté contra una pared y le lancé una mirada envenenada.

-Y ahora buen hombre, por el bien de ambos, haga el favor de decirme qué tiene para mí. Si los rumores hacen honor a su fama, sé que no me decepcionará.

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Amilinne
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por Amilinne » 23 Oct 2016, 00:39

No estaba escuchando demasiado a la bruja mientras me explicaba lo que debía hacer. Era lo mismo de siempre, la misma cantinela. Y siempre tenía que ser yo la que clavara el cuchillo, o dijera las palabras finales de la invocación, o arrancara el último pétalo de la flor. Estaba acostumbrada y, sinceramente, algo hastiada. Me bastaba con saber que no estábamos haciendo nada que se nos pudiera ir de las manos. No tenía ganas de acabar magullada aquella noche. Cuando la cazadora se puso a hacer ruido me di cuenta de que la habían vuelto feral o algo así para hacerla más "manejable". A mí me parecía un poco más contraproducente que otra cosa, pero tampoco es que resultara un problema. Un sacrificio era un sacrificio.

Salí junto a la bruja y me coloqué frente al altar con los brazos en jarras. Olía fatal. Hacía falta que alguien limpiara un poco la sangre y que cambiaran el incienso. Me aseguraría de comentárselo a una de las hechiceras a la mañana siguiente. Extendí uno de los brazos, esperando que alguien me entregara la herramienta que debía usar para darle muerte a la prisionera.

-Bien, pues no perdamos más tiempo. Traed a la cazadora y terminemos con esto cuanto antes.

Tenía ganas de continuar con mi paseo nocturno. La luna aún no me había susurrado todo lo que tenía que decirme, estaba segura.

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Santi_gf
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Re: Magic: Las sombras de Innistrad

Mensaje por Santi_gf » 02 Nov 2016, 20:28

- Ozzan Lavos - 20 vidas

Después de escucharte atentamente, el geist asintió a tus palabras. Volvió la cabeza un momento para ver como tu compañero descendía de la escalera de al lado de la jaula que lo había retenido durante tiempo, pero luego volvió a mirarte a ti. Tardó un poco en formular la pregunta, como si tuviera la mente embotada. No obstante, en ningún momento había dejado de apuntarte con la espada.

- Te creo. Haces bien en tratar de conseguir la ayuda de los geists en vez de usar los cadáveres de los caídos para proteger a los tuyos, a la ciudad... Creo que seguimos en Thraben, si no me equivoco. He escuchado pedirme ayuda para proteger la ciudad, y mientras vuestro objetivo sea ese quisiera prestaros ayuda. Sin embargo...

Llegado a este punto, el geist exhaló lentamente, formándose una bocanada de niebla delante de su cara antes de que esta desapareciera lentamente. Si le costaba hablar en su estado no se lo hacía notar en su porte, aunque pausara sus frases con frecuencia. Tras inspirar de nuevo, continuó hablando.

- Soy parte de la Iglesia de Avacyn y ante Ella he de responder por mis actos. Si estamos en Thraben debería de ir a la Catedral, hoy mismo, para comunicarles mi situación y saber que ha sucedido en mi ausencia. Por otra parte, no sé dónde está ese Enlazarunas que me capturó, pero quizás la Iglesia me pueda dar pistas para buscar su paradero, y para llevarlo ante la justicia. Ahora, me iré de aquí para contactar con los míos y puede que a pesar de que me libraseis no sea capaz de ayudaros en el futuro. ¿Te negarás a dejarme partir con tal de forzar mi ayuda?


- Nia - 20 vidas

Al verte llegar, Matteo gesticuló con la mano libre para que hablaseis en susurros, al mismo tiempo que miraba hacia los lados antes de acercarse a la puerta. Por otro lado, tampoco se te escapó el vistazo rápido que le echó al cielo antes de llegar hacia ti. La noche era clara, pero aparte de algunas nubes esparcidas no se veía nada más surcar el cielo.

- Nia, me llamo Matteo, Matteo. Aunque me vale si prefieres llamarme así... da igual. Vengo porque me han dicho que tu fan número uno se ha puesto a investigarte, según me ha dicho un colega mío de los archivos. Ojalá no sea nada, pero al parecer ha estado buscando tu dirección y mi amigo no podrá retenerla mucho sin meterse en algún problema, así que he venido para avisarte de que hay una ángel de la Legión de la Noche Dorada dándote caza.

Tras decir eso último se limpió el sudor de la frente al mismo tiempo que sus ojos enfocaban frenéticamente distintos puntos del suelo a tus pies, pensando quizás en qué hacer en una situación así. Sin dejar de estar nervioso y sin pararse a mirarte siquiera, reanudó la conversación:

- Tienes que irte de aquí, lejos. Es muy tarde, pero deberíamos poder colarte fuera de la ciudad sin que los guardias se enteren para que cuando lleguen a interrogarlos no puedan decir por donde hemos ido. Quizás podamos esconderte dentro de la ciudad, si conoces a alguien de confianza que pueda... guardarte allí un tiempo. Pero sea lo que sea, hay mucha mucha prisa.

Se volvió hacia ti, esperando que le dijeras algo. Mientras pensabas en quién podría darte alojamiento a estas horas, escuchaste la voz de tu diablo susurrarte "Bueena idea, bueeena idea" al oído. De todas formas, sí que conocías a algunos ricos más que dispuestos a darte cobijo, pero no conocías la dirección de ninguno de sus hogares. El cátaro se impacientaba cada vez en los segundos que tardaba por obtener tu respuesta.


- Balzak Voldaren - 20 vidas

Rombacan Jarcos te escuchó poniendo una cara neutra ante tu desdén, si bien después de que acabarás se tomó un sorbo de su copa para pasar, al terminar de beber, a una sonrisa ensayada de comerciante. Sin romper su fachada, depositó su copa y entrelazó la manos al tiempo que te contestaba.

- Si desea ir directo al grano, no seré yo quien le diga que no. Verá, le puedo asegurar que los rumores que ha oído de mi de vez en cuando se quedan... cortos.

Terminó de decir esto con una inclinación de su cabeza a su sirviente, que le ayudó a levantarse de su silla. Una vez ya levantado, le indicó unos mostradores con un gesto de su brazo y el mayordomo los decubrió al tiempo que este se acercaba mientras se disponía a ensalzar las bondades de los dos artefactos allí presentes.

- Si se trata de matar vampiros, las estacas de madera y las armas de plata bendecida pueden estar bien para armar un ejército, desde luego. Yo le podré enviar cuantas estacas quiera a un precio rídiculo, pero espero que haya venido hasta aquí con una ambición mayor que eso. Le presento dos reliquias de otros tiempos. La Estaca de Quietud es la que se muestra a la derecha, hecha de manera noble, encantada y con la punta finamente engrabada. No se conoce el nombre de su creador, pero los nombres de quienes han muerto a causa de semejante reliquia le sirven de aval. Aparte de alrededor de una decena de jefes de sangre de Havengul de cuyos nombres nunca logro acordarme, fue el arma que dió muerte a Jeleva, Azote de Nephalia recientemente, poniendo final a sus cacerías por dichas tierras. Ah, pero disculpeme, justo ahora doy en la cuenta de que le acabo de presentar el arma que dio muerte a la descendiente de Runo Stromkirk, su rival en este asunto, sin proponermelo...

Para darle más credibilidad a las palabras que acabab de pronunciar, se llevo una mano a su oronda barbilla para frotarsela mientras seguía con la otra en el pomo de su bastón. Sin embargo, no se demoró mucho llevando a cabo el gesto y pasó a centrar su mirada en el otro arma.

- Pero no quisiera que la Estaca de Quietud acapare su atención, faltaría más. A la izquierda de esta se muestra un arma sin nombre ni historia conocida, pero con un potencial verificado por expertos en la materia que bien podría llegar a ser mayor que el de la Estaca, en las manos adecuadas. Llegó hasta mi como un pago por un servicio, una herencia de gran valor que me pude agenciar de forma relativamente fácil para el gran poder que representa...

Esta vez acabó su pequeño discurso sonriendo para si mismo, como si estuviera orgulloso de aquel trato que le granjeó la custodia de la requilia allí mostrada. De nuevo, no se detuvo mucho actuando y decidió volverse hacia ti para observar tu reacción ante su exposición de los artefactos que quería venderte. Antes de que dijeras nada, pronunció su oferta:

- Por la estaca le cobraría mil setecientas monedas de oro, pero sabiendo a quien te enfrentas y la historia de ese arma... Creo que haría bien en reducir esa cantidad hasta las mil quienientas monedas, solo la posibilidad de ver a otro dichoso Stromkirk más muerto por ese arma creo que merece esas doscientas monedas. La espada es un tema diferente, ya que si bien poseé potencial, el que sea capaz de sacarle provecho o no en sus batallas dependerá de como la use, por lo que le pediré las más modesta cantidad de seiscientas monedas a cambio de ella. Si le interesa la oferta... creo que podríamos llegar a un trato con las dos mil monedas que supuse que poseía y con los despojos de las batallas que le esperan, con la seguridad de que ambos podremos disfrutar de hacer negocios juntos en el futuro.


- Dryope - 20 vidas

La portavoz de las brujas le indicó a las otras brujas que trajeran al sacrificio y al cabo de unos instantes trajeron hasta el altar a una mujer de mediana edad con los ojos llenos de odio, aunque se estuviera desangrando a borbotones como resultado de la maldición de la que era presa. Apenas se podía resistir del agarre de tus sirvientas mientras la conducía hasta ti, dejando un reguero de sangre continuo a su paso. Al llegar hasta el altar, te miró directamente con la cara ensangrentada en su completitud. Todavía se mostraba desafiante. Era de suponer que mientras la encadenaban al altar cambiaría de semblante, pero siguió mirándote a los ojos durante todo el proceso, incluso mientras las brujas realizaban sus cánticos. De todas formas, tu momento estaba a punto de llegar, en cuanto terminaran las brujas de entonar te tocaría darle muerte a aquella cazadora y terminar con todo esto...

En cuanto tuviste estos pensamientos las brujas dejaron de entonar en un momento que te pareció de lo más oportuno, aunque te pareció que el ritual de esta vez había sido muy, muy corto en comparación a los que estabas acostumbrada. Al mirar alrededor, viste como las brujas estaban observando una silueta en la distancia, recortada por la luz de la luna. Como el líder de una manada de lobos que salía del bosque hacia el otro extremo del claro donde estabais situadas, un licano había conseguido dar con vuestra ubicación seguido por los suyos. Aulló y te sorprendió escuchar como otro aullido al lado tuya se sumaba al del resto de la manada. La cazadora se estaba transformando delante vuestra, todavía sujetada por las cadenas, mientras emitía unos alaridos espeluznantes a los que respondían los lícanos. Al parecer el ritual tendría que esperar.

- Ti-Tiene conocimiento arcano -te decía la portavoz de las brujas al tiempo que señalaba a la licántropo que teníais encadenada-. Nos costó mucho reducirla esta mañana mientras mantenía su forma humana, pero ahora, ahora será mejor que nosotras nos encarguemos de los licanos. Por favor, le rogamos que se encargue de ella, mientras acabamos de matar a esos chuchos.

La bruja había ido recuperando la compostura al tiempo que hablaba y trazaba un plan en su mente, pero unos cuantos movimientos bruscos por parte de la prisionera bastaron para que ella y las demás se apartaran del altar, volviéndose a los licanos que empezaban a cargar desde la lejanía.

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Dryope entra en batalla. Tengo pensando probar cómo sería llevar las batallas del rol por roll20 en vez de por foro, así que veré si ami y yo podemos ponernos de acuerdo para realizar la pelea. Si no, se hará por foro y editaré este post para darle su mano inicial con la que empezar la batalla.

EDIT

El rol se cierra indefinidamente ya que no creo que fuese a tener mucho futuro. Puede que haga una campaña de D&D o similar usando la ambientación del rol, en la que probablemente podraís usar vuestros pjs, así que os informaré de ello si sale adelante.

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