Frontera de la Neblina

Por +3 de defensa llevaría los calzoncillos por encima, ya lo creo
Avatar de Usuario
Amilinne
Mensajes: 516
Registrado: 29 Jul 2011, 19:26

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Amilinne » 29 Dic 2016, 19:58

Estaba pendiente del regreso de mis compañeros. Ya había pasado demasiado tiempo en la cama, mirando al techo y divagando para mi mismo. Ni siquiera podía echarme una siesta para olvidar. Necesitaba estar alerta por si ocurría algo inesperado.

Y desde luego, algo inesperado ocurrió.

Cuando vi a la gata de Miehlenarë llegar a nuestra nave pude advertir que su estado emocional era... poco habitual en ella. Su ama no estaba con ella. Me temí lo peor. Sabía que Lwiestho y Vinudren se iban a quedar atrás para seguir explorando el palacio y que el Maestro Bolvir y yo mismo nos íbamos a unir a ellos cuando la batalla aérea terminara. Pero Baseryn y Akerteh sí que tenían que volver. Al menos, la primera lo hizo.

Me explicó lo que había ocurrido como pudo. Me quedé en blanco durante unos segundos, antes de agradecérselo con un hilo de voz. En cualquier otra situación, probablemente me hubiera lanzado a abrazar a la dragona para desahogarme a llantos. Pero no, esta vez no. Lo que decía Baseryn era verdad. El ángel se había sacrificado por el bien de esta misión. Había pensado durante mucho en si todo esto valía la pena, si las pocas vidas sacrificadas justificaban las muchas que iban a vivir mejor si teníamos éxito en nuestro intento de conquista. Si siquiera esas vidas salvadas iban a vivir mejor. Pero ahora lo tenía claro.

Era egoísta, sí. Pero al final, nadie es un dios impoluto libre de culpa y pecado. Akerteh había perdido la vida por este plan. Él confiaba en este plan. Y ahora yo debía enterrar todas mis dudas y confiar en él. Saqué el bastón de Zorak y con un rápido movimiento de brazo, invoqué su magia y los ropajes del encantamiento ilusorio se sobrepusieron sobre los míos. Miré a los ojos a Baseryn.

-Puedes contar conmigo.

Y entonces me di la vuelta y empecé a caminar en dirección a la habitación de Bolvir para pedirle que nos asistiera en aquella batalla en lugar del ángel caído. Era el único que podía hacerlo. Por el camino, Arsna me pidió algo de dinero y se lo presté sin dudar. Le di una palmada en la espalda, deseándole buena suerte en la misión que estaba por venir. Pasara lo que pasara... al menos siempre tendría en mi corazón amigos como él.
Última edición por Amilinne el 29 Dic 2016, 20:08, editado 1 vez en total.

~ Search for your own Paradise ~

Imagen


Avatar de Usuario
bobokukemon
Mensajes: 1541
Registrado: 23 Ago 2011, 13:14

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por bobokukemon » 29 Dic 2016, 20:00

Antes de participar en la siguiente fase quería prepararme algo más para ser un miembro más útil del grupo. Kineban se ofreció a compartir parte de su dinero, así que con mis 450 monedas y sus 50 me dirigí a recuperar la forma de león del Congo.
Spoiler: Mostrar
Pues eso.

Avatar de Usuario
Santi_gf
Mensajes: 606
Registrado: 06 Feb 2011, 18:04
Ubicación: Giruvegan

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Santi_gf » 29 Dic 2016, 20:56

A aquel guardia no le iba a gustar ver que le había dejado la cama hecha un desastre. Mantas rotas, manchas de sangre tanto en la almohada como en... bueno, en muchos lados que no quise mirar con atención con tal de no marearme. Pero, ¿acaso iba a dejarme una flecha en el hombro durante lo que faltaba de la misión? Así que se lo comenté al enano y habíamos bajado un piso con tal de quitarme la flecha, limpiarme la herida un poco y luego hacerme unos apaños con trozos de sábanas a modo de vendas para taparme la herida por debajo de la ropa. Mi ropa nueva, ahora manchada de sangre y agua de cloacas. Más valía que acabáramos la misión y todo resultase salir decentemente bien, con tal de compensar las bajas y contratiempos, o eso pensaba mientras rompía acababa de atarme las vendas improvisadas y miraba los destrozos de la habitación.

La verdad, la situación no estaba como para ponerse a coger recuerdos, y ya habría tiempo para eso si ganábamos la guerra. Pero, claro, si ganábamos la guerra tampoco le iba a importar a ese guardia que le hubiera cambiado mis botas por las de repuesto que le había encontrado por ahí tiradas y descuidadas. Y la verdad es que las mías, con el tiempo y los medios necesarios, puede que hasta dejaran de oler mal, así que... El trueque se realizó de forma rápida y satisfactoria, y después fui hasta el enano con tal de avisarle de que había acabado con mis primeros auxilios. Ahora le tocaba a él curarse las heridas, si al final quería, mientras yo montaba guardia.

Así que tenía tiempo de pensar, quisiera o no. Y para más desgracia, tenía temas sobre los que pensar, temas que me incitaban a echarles caso. Akerteh y Miehlenarë, muertos. Kineban, Baseryn, Arsna y... quién ocupase el puesto de Aker (si llegaba a ser sustituido), apunto de empezar una batalla aérea, usando lo que se había convertido en la casa del clan para ella. Vinudren y yo, infiltrados en la base enemiga mientras el asedio se lleva a cabo prácticamente al lado de donde nos encontrábamos. "Esto va a ser difícil, enano", desde luego. Con la mentalidad de pasar el tiempo repasando los hechos de aquel día, no pude dejar de recordar una y otra vez lo sucedido en las alcantarillas. Miehlenarë no me caía del todo bien, pero su muerte había sido me había pillado desprevenido y me había alcanzado de lleno. Quizás por no solo por lo súbita que había sido, sino también por haber sido tan solo culpa de que una cuerda se rompiese. Y por lo gráfica de su muerte, y porque no me esperaba una baja entre nuestros acompañantes. Lo que había acontecido después no acababa de conectarlo demasiado bien entre sí, pero recordaba matar a tres de aquellos arqueros con rocas afiladas, después de que se dieran lugar tanto rayos como carámbanos de hielo blanco en el campo de batalla. Ese hielo brillante, puro, en medio de aquel desastre inmenso en el que estábamos metidos... Lo recordaba una y otra vez, sin parar, cada vez que trataba de evitar pensar en la sangre mientras seguía repasando los hechos hasta que había accionado la palanca de la sala de arriba. Para cuando el enano me avisó de que ya había acabado, no me quedaba duda alguna. Comprendía el hielo. Y pensaba ser cómo él hasta acabar lo que había que hacer.
Spoiler: Mostrar
Compras: ninguna
Habilidades adquiridas: Comprender el Hielo
Spoiler: Mostrar
Crow, me he tomado... "libertades narrativas" con tu enano mientras hacía el post y no estabas en el chat para hablar de esto. Pero, si quieres que cambie algo, dimelo y edito el post sin problemas.

Avatar de Usuario
Amilinne
Mensajes: 516
Registrado: 29 Jul 2011, 19:26

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Amilinne » 30 Dic 2016, 02:14

No quería echarme flores, pero me sentía bien con el resultado de la misión. Cierto, Bolvir había terminado fatalmente herido y estaba conduciéndole a su habitación en aquellos mismos instantes. Pero seguíamos todos vivos, los barcos voladores de Silz más o menos intactos y las tropas de a pie de Raulën habían sufrido lo indecible por daños colaterales. Mi magia no me había fallado en ningún momento, y junto al Maestro habíamos hundido a la gran mayoría de navíos enemigos. Había sido como si el Aguilero Pálido tuviera cañones elementales. Por otro lado, me gustaba pensar que gracias a nuestras maniobras con la nave habíamos sido capaces de rescatar a Baseryn y Arsna respectivamente cuando habían necesitado ayuda, y que con nuestro apoyo ellos también se encargaron de su parte sin ningún problema.

De nuevo, no quería pecar de prepotente, pero... Me sentía bien. Realizado. Como un líder al ver que sus compañeros de equipo realizaban su trabajo a la perfección, aunque en realidad probablemente fuera lo menos parecido a un líder que había en Akerith Elisen. Supongo que estaba orgulloso de todos, nada más. Deshice mi disfraz de Lorak al tumbar a Bolvir en su cama. Deshice los vendajes de tela provisionales y empecé a desinfectar y vendar de verdad el muñón.

-He escuchado que si un Forastero pierde una extremidad, le volverá a crecer poco a poco... Cuando se cierre el corte tendremos que quitar el vendaje y ver si es cierto -mascullé entre dientes-. Si el rumor no es real, supongo que tendrás que esperar a... -fruncí el ceño-. Bueno, no importa, Maestro. Vas a tener que quedarte aquí durante la última fase. No estás en condiciones de seguir luchando. Cuida bien del barco y de las chicas mientras no estamos, ¿vale?

Tras asegurarme de que el lobo descansaba, salí a la cubierta del barco y observé la barrera oscura que cubría Sincrópolis. Cada vez me sentía más unido al mundo de la magia, sentía más poder corriendo por mis venas y erizando los cabellos de mi cuerpo. Casi podía distinguir la magia que rodeaba mi ciudad... aunque probablemente fuera algo psicológico, y simplemente quería pensar que notaba algo. Agarré el colgante de mis padres. Todavía me quedaba eso pendiente para cuando terminara la guerra. Tal vez podía encontrar a algún mago lo bastante poderoso como para que me contara algo del artefacto que poseía. Una sola pista, como la que le habían dado a Baseryn... era todo lo que necesitaba. Entonces les encontraría, tenía esa esperanza.

Esperé a que llegáramos a palacio, todavía observando el cielo. Me imaginé a Akerteh volando despreocupadamente en el Valle sin Sol de Nerus y sonreí. Ahora podría volar con él, con mis alas mágicas. Un lugar donde nunca brillara el sol puede que no se sintiera tan mal, siempre que fuera natural. Puede que aquel cielo siempre me había parecido horrible por su falsedad, incluso cuando no sabía nada al respecto. Tal vez poder sentir la magia oscura de Raulën era psicológico... o tal vez llevaba tanto tiempo viviendo en Sincrópolis que podía comprender la oscuridad.

Su oscuridad.
Spoiler: Mostrar
Me cojo comprender la oscuridad como habilidad.

~ Search for your own Paradise ~

Imagen


Crow
Mensajes: 1735
Registrado: 21 Jul 2011, 13:34

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Crow » 30 Dic 2016, 02:37

Y allá iban... Estaba convencido que la misión aérea iba a ser una escabechina incluso mayor que la que acabábamos de pasar nosotros. Osea, tampoco estaba especialmente preocupado por Aker, su mundo parecía no ser tan malo y normalmente era intocable, excepto los dos golpes de mala suerte que había tenido recientemente. Aunque claro, seria una mierda y tendría ganas de disparar a alguien si acababa pasandole algo allí. Pero no, seguro que le salía todo bien, era un tío espabilao cuando quería. Y a decir verdad, la muerte de Miel... Mile... como fuera, me había aliviado mas que otra cosa. Su ideología extremista y totalmente opuesta a la mas básica cultura enana... y de la mayoría de especies inteligentes la hacía peligrosa y solo podía verla como una futura enemiga. Claro que habría preferido que al menos hubiera echado una mano durante la misión. Esperaba que Z y Álamo fueran un contrapeso el uno para el otro que equilibrara Sincrópolis, pero esa tipeja iba a ser un problema ocurriera lo que ocurriera. Ahora ya no era un factor.

Y ese tal Clovi. Que tío, cuanto odio por... nada supongo. Un trabajo que no le salió bien. Si tuviéramos que tener un odio imperecedero por cada tipo que nos puteara en una misión, nos volveríamos locos. Y por lo que tenia entendido no era la primera vez que aparecía casi expresamente para acosar al clan. Si seguía persiguiéndonos de esa manera, si que iba a tomármelo como algo personal. Y en ese caso, me aseguraría que se arrepintiera de buscarnos como enemigos. Nosotros tratando de hacer las cosas bien y él jodiendo la marrana por una tontería. Que yo sería poco empático, pero ese tío era un inmoral.

Una vez salí de mis pensamientos y terminé de cauterizarme los cortes, me reuní de nuevo con Lwi.

-¿Como ves el asunto? ¿Lo llevan bien? Sabes, -dije- llamas la atención casi tan poco como Arsna, pero vosotros dos sois casi los miembros más efectivos del clan en combate. El crío da miedo con sus ataques, y tus hechizos son infalibles -le puse la mano en el hombro y le sacudí amistosamente-. Además siempre estas donde hace falta y guardas la compostura de forma admirable. Eres una delicia de camarada, te confiaría mi vida sin dudarlo. Y no, no digo eso porque te haya cortado de mas para sacar esa flecha. ¡No me mires así, maldita sea, es una espada, no un bisturí! De todos modos, yo también me creo capaz para hacer esto y igual esos soldaditos deberían hacer algo de caso de lo que diga, que para algo tengo más experiencia. Eso si, ese libro tuyo me parece una mala influencia. Y deberíamos hacerle un regalito a la Capi, realmente no tiene por que hacer todo esto.
Spoiler: Mostrar
Me pillo Liderar.
Ora Ora Ora Ora Ora
Imagen

Avatar de Usuario
LightHelco
Mensajes: 2823
Registrado: 05 Feb 2011, 23:03
Ubicación: en cualquier lugar que se pueda usar un lapiz

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por LightHelco » 30 Dic 2016, 21:47

Golpeé una de las paredes del barco con el puño, intentando calmarme tras lo que había ocurrido en la batalla. Por fin tenía una pista de donde estaba Huracán y por lo visto se había estado dedicando a hacer amigos… amigos que casi hacen que maten a los miembros de mi clan.

No sabía cómo sentirme, quizás no hubiera insistido en saber más, en intentar dejarlo con vida, podría haber acudido antes en ayuda de mis compañeros e impedir que el lobo perdiera un brazo. Se suponía que el condenado chucho me importaba un rábano, pero el verlo así me había afectado y más el ver como el gato había hecho todo lo posible por sanar sus heridas.

Volví a golpear la pared, quería descargarme ahora para que la siguiente fase fuera sin problemas. Tenía que disculparme de una vez, aun siendo un idiota, egoísta, trampero, dañino, mentiroso, estafador, adicto y en definitiva, no el mejor miembro del clan, seguía siendo uno de nosotros y yo no podía seguir insistiendo en que un rayo le partiera. Me iba a tener que tocar comprender sus acciones mejor, aunque estas se parecieran a las de Huracán.

No teníamos tiempo ahora, debía reunirme de inmediato con el grupo para realizar la última fase del ataque. Aunque sí que intenté cruzarme con el gato para dejarle el mensaje.

—Gato… dile al Lobo que lo siento por su brazo, me he dejado llevar por algo del pasado y no os he ayudado. ¿Puedes dejarle el mensaje de que se reúna conmigo tras la batalla? Creo que ya va siendo hora de que hablemos de forma menos animal.
Spoiler: Mostrar
Minipost para decir que el puntico va a Comprender el Rayo

Imagen

MISION: Buscar un hosting de imagenes decente
Recompensa: Firma rotatoria

Avatar de Usuario
Malfuin
Mensajes: 2919
Registrado: 05 Feb 2011, 22:31
Ubicación: Valle Sin Sol

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Malfuin » 31 Dic 2016, 04:43

Estaba hecho.

Los victoriosos héroes salieron del Palacio del Reloj para ser aclamados por una variopinta multitud, que mezclaba las brillantes armaduras pálidas del ejército de Silz y los oscuros andrajos de lo refugiados. Todavía había barcos voladores destruidos desperdigados aquí y allá, y las calles estaban llenas de cadáveres, pero aquello no impidió que la ciudad entera se sumara a la celebración.

Tras la acogida inicial. los miembros de Akerith Elisen rechazaron la mayor parte de la atención y se refugiaron en su propio barco, que apenas había recibido daños. Pero en cuanto volvió a anochecer fueron a la posada de Nvazka Seis Cazuelas. La enana los recibió con un abrazo rompecostillas.

-¡Lo habéis hecho! -bramó-. ¡Por las barbas de mi abuela, lo habéis hecho! -había algo en su mirada que sólo se podía calificar como orgullo maternal, y les hizo pasar.

A medida que transcurrían los días, a la ciudad iba llegando gente de toda Frontera. Todos querían ver con sus propios ojos el escenario de la épica batalla, conocer a los protagonistas de la historia. Adela, que no había hecho absolutamente nada, estaba encantada con atraer tanta atención y se dedicaba a narrar (o inventarse) la batalla aérea ante los desconocidos. Hsarjâ se había convertido en una figura digna de admiración entre todos los capitanes. Y por supuesto, los miembros oficiales del clan no podían salir del barco sin ser reconocidos. Pronto regresaron los caídos, primero Akerteh y luego Baseryn, y los siete eran acosados fueran donde fueran. No les ayudaba el hecho de que otros protagonistas de la batalla, como Z y Thraven, parecieran haberse esfumado en los rincones más recónditos de la ciudad. En cuanto a Miehlenarë, nadie parecía acordarse de ella ni de Dottie, que llevaba todo aquel tiempo encerrada en la bodega, y parecía la persona más desdichada de Sincronópolis.

Una semana después de la victoria, Silz ordenó abrir las puertas del Palacio y mandó buscar a Akerith Elisen para que asistieran a la coronación. Así, el príncipe Álamo, dirigente de la familia Terek, se convirtió en el Rey Álamo Terek I ante los ojos del clan al completo. Una nueva era acababa de comenzar.

Imagen

Spoiler: Mostrar
Flanpuntos: 11920
Drazpuntos: 500
Shypuntos: 100
Sodipuntos: 80
Loudpuntos: 46
Depuntos: 25
Codepuntos: 25
Sormapuntos: 25
Helcopuntos: 20
Kaopuntos: 10
Amipuntos: 7
Sergiopuntos: 4
Xeviipuntos: 2

Avatar de Usuario
Impredecible
Mensajes: 233
Registrado: 12 Feb 2011, 23:07

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Impredecible » 31 Dic 2016, 17:33

Spoiler: Mostrar
https://www.youtube.com/watch?v=h_7fcrxvVhU
Un ruido sordo resonó en los alrededores de aquella zona del mundo de los ángeles mientras un montón de libros caían de la mesa en la que reposaban inocentemente para ir a estamparse contra el suelo. Otra torre de libros les siguió poco después.
La casa se convirtió en una orquesta de ruidos mientras pegaba patadas a libros, mesas y generalmente a todo lo que me encontraba. Montones de polvo y notas ignoradas se arremolinaban en el aire por igual mientras yo daba vueltas a lo largo de lo que había sido mi casa, arramblando con todo lo que pillaba, hasta acabar a golpes con una pared, algo que no duró mucho antes de que el dolor me obligase a estarme quieto.
En silencio, apoyé la cabeza en la pared, tratando sin éxito en calmar mi respiración, en lo que era básicamente un ataque de ansiedad con todas las de la ley.

Estaba visto que yo no había nacido para el combate. De todas las veces que podría haber elegido morirme (o mejor aún, elegido no hacerlo, algo que claramente aumentaría mi esperanza de vida), había ido a elegir el momento más inoportuno posible, con una guerra en proceso y el clan necesitando ser más fuerte que nunca. Y ahí estaba yo ahora, rodeado de imbéciles con plumas mientras mi clan trataba de salvar una ciudad. Gran trabajo para el tipo que va de héroe salvador.

No era justo.

Quizá aún podía volver a tiempo de echar una mano, solo tenía que resucitar rápido. No sería la primera vez que pasaba.
Igual si me concentraba mucho conseguía volver a aparecer en Frontera, ahora.

...

¿Ahora?

Vale, no iba a pasar. Fuese cual fuese el criterio que tenía Frontera para hacernos volver, claramente había decidido que lo mío podía esperar.
Spoiler: Mostrar
https://www.youtube.com/watch?v=CQd3hQ92KvM
Suspiré pesadamente, tratando de hacer memoria de como estaba la situación cuando me había ido. Aquel sitio aún estaba lleno de enemigos, pero la batalla había empezado a moverse a nuestro favor, y probablemente los demás podrían matarlos sin demasiados problemas… pero lo que fuese a venir después era una incógnita para mi, y eso me agobiaba. Con una batalla aérea (¿seguiría entero nuestro barco?) y otra visita al castillo pendientes, y la posibilidad de acabar cara a cara con Raulën, las probabilidades de que algo fuese mal eran horriblemente altas para mi gusto. Y nos habían mencionado varias veces que Raulën estaba buscando la forma de evitar que pudieramos resucitar...

Agité la cabeza repetidas veces, tratando de mantenerme algo parecido a optimista. Había visto al clan luchar las suficientes veces como para poder apostar que les iría bien. Si tenía que conformarme con algo, esperaba en que al menos yo hubiese sido la única baja. Miehlenarë aparte, claro...

Volví a suspirar al recordar como había acabado nuestra acompañante. No es que hubiese tenido mucho trato con ella (realmente, había tratado más con Dottie), pero había sido una muerte tan gratuita… Y, otra vez, el tema de si estábamos haciendo bien metiendo a gente que no podía resucitar en esta clase de líos volvía a darme vueltas en la cabeza. Quizá estábamos empezando a confiarnos demasiado. Tenía que replantearme cosas. Igual era un buen momento para dejar de jugar a ser el héroe y conformarme con hacer lo que pudiese.

Y, mientras estuviese fuera de Frontera, no podía hacer gran cosa más allá de esperar.
Así que esperé.

Supe que algo había cambiado según llegué.
Spoiler: Mostrar
https://www.youtube.com/watch?v=xHDj0KcYYjM
Bueno, habían cambiado varias cosas. Entre otras, antes de morirme no había restos de barcos escachuflados por la calle, pero eso era tema aparte. Había algo distinto en el ambiente.

Y mientras andaba, aún tratando de situarme temporalmente y deducir qué había pasado, a base de observar y escuchar, fui comprendiendo.

Y, mientras desplegaba las alas para volar hacia el barco, mi desconcierto pasó a la incredulidad y de ahí a la alegría.

Habíamos ganado.
Habían ganado.

Sentía una mezcla extraña de felicidad y envidia que era dificil de explicar. Por una parte me dolía el haberme perdido todo lo importante, otra oportunidad más de haber acabado siendo alguien…

Pero, pensé, observando la ciudad mientras volaba, merecía la pena. Mi clan, ese puñado de desconocidos que solo se había juntado por la casualidad de estar todos en la misma posada, que había pasado de tolerarse medianamente durante las misiones a ser, a todos los efectos, una familia, se había convertido en algo capaz de ganar guerras y tumbar dictadores. ¿Qué mas da si yo había estado ahí o no?

Aterricé elegantemente en el barco, lanzando una última mirada rápida a la ciudad, y entré en busca del resto de mi clan.
No tenía tiempo para estar celoso.

-Bueno… -dije como saludo, sonriendo, una vez los localicé- Parece que habéis estado ocupados mientras no estaba… ¿Alguien que quiera hacerme un resumen?

Estaba orgulloso.
Imagen

Avatar de Usuario
LightHelco
Mensajes: 2823
Registrado: 05 Feb 2011, 23:03
Ubicación: en cualquier lugar que se pueda usar un lapiz

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por LightHelco » 31 Dic 2016, 19:27

—Si al final me van a acabar cogiendo cariño y todo —farfullé saliendo del agua.

Un hechizo de muerte inmediata, eso había usado aquel tirano para matarme. Con suerte el resto del clan habría acabado con él y no tendríamos que preocuparnos más, aunque me daba mucha rabia no haber podido participar en la batalla. Ya era la segunda vez que pasaba eso y hería mi orgullo el no poder estar presente en estos combates.

Me sacudí para quitarme todo el agua posible antes de comprobar que no había ningún miembro de mi especie por la zona. Parecía que estaba de suerte, ya que el lugar estaba desértico. Aunque a saber por cuanto, así que mejor que me diera prisa y abandonara el lugar lo antes posible.

Anduve durante varias horas por los campos, deteniéndome en varias ocasiones para reposar o beber agua. Hasta que escuché un batir de alas acercándose. Rápidamente me escondí tras unas rocas e intenté ocultarme con la alta hierba, pero el aleteo seguía, cada vez más cerca. Maldije sabiendo que quien fuera que me persiguiese, me había visto y reconocido. Iba a tener que luchar, por lo que ya tenía las garras abiertas para cuando asomara su enorme hocico.

La batalla empezó inmediatamente, conmigo tomando por sorpresa al otro dragoviano. Joven nuevamente, eran los únicos a los que podía sorprender esa forma. Mejor dicho, era un chiquillo a quien me enfrentaba, mi anterior rival había sido una dragona no muy grande, pero este llegaba justamente a los dos metros de altura. ¿Quién demonios dejaba a un recién transformado perseguirme?

El dragón se apartó de mí usando su cola, y desde la distancia se dedicó a gruñirme intentando sonar feroz. Sin bajar la guardia, me quedé observándole y sus ojos se encontraron con los míos. Creo que me quedé mirándolos demasiado tiempo, ya que el joven pudo abalanzarse sobre mí y atraparme bajo su enorme peso.

Lo bueno es que ya me había dado cuenta de quién era.

—Intenta comerme o causarme una sola herida y pienso romperte los dos cuernos, Lago —gruñí en nuestra lengua intentando mantener sus dientes alejados de mi cara.

El dragoviano parpadeó un par de veces antes de saltar y empezar a encogerse para volver a su forma humanoide. Lo que quedó de la bestia fue un joven con el pelo tan revuelto como el mío y una coleta similar a la que llevaba, antes de que al Gato le diese por usar su creatividad con mi pelo. Usaba las típicas ropas de nuestro clan durante la época de lluvias y aunque estuviera tan alto, no pude hacer otra cosa que sonreír al reconocer a mi hermano pequeño.

—Vale, me has reconocido, Manantial, ¡Pero eso no quita que vaya a perdonarte! —rugió acusándome con el dedo —. Lo que hiciste causo un montón de problemas a padre y madre, a él casi se lo cargan por ser el responsable de haberte criado y…

—¿Diez años sin vernos y eso es lo primero que me vas a decir? —le devolví el rugido con una mirada. Y si, sirvió para intimidarle —. ¡Yo no maté a ese líder! ¡Soy tan victima como cualquiera! Salvo Huracán, a él lo podéis tirar a un rio de llamas.

Pero el berrinche de mi hermano siguió y si no hubiera sido por el batir de un nuevo par de alas, le habría dejado soltarlo todo. Pero en esta ocasión, me tocó tirarle al suelo y taparle la boca mientras nos ocultábamos de una batida de dragones. Y como no, el muy burro se dedicó a morderme la mano.

—¡Para ya, me vas a arrancar los dedos! —le solté finalmente tras que el peligro pasara.

—Te lo mereces.

Y con varios gruñidos por parte de los dos, nos quedamos en silencio hasta que decidí volver a hablarle.

—¿Cuándo pasaste la prueba?

—Hace un mes, antes de que empezaran las lluvias —respondió Lago sin mirarme, sentado sobre la hierba y dándome la espalda.

Arrastré mi cola por el suelo sin fuerzas. Lago había sido un cachorro el día de mi destierro y ahora ya podía hacer algo con lo que yo solo podía soñar. Nunca pensé que le envidiaría por esto.

—Supongo que tendré que felicitarte.

—Ven conmigo al clan e igual me piense el si darte las gracias.

Puse los ojos en blanco ante esa respuesta. ¿En serio iba a tratarme de esa manera?

—Tienes todo el derecho a estar enfadado, puedo imaginarme lo que harían los lideres para ensuciar más aun el nombre de nuestra familia, pero yo no lo hice —agarré a Lago por los hombros y le obligué a mirarme —. Por favor, Lago, sabes que no soy así. Que no mataría por poder, Padre hizo todo lo posible para que nunca nos interesara el puesto de líder ¿para qué matar a uno de un clan diferente?

—¿Por qué estabas enamorada de Huracán?

Un largo y amenazante gruñido por mi parte le bastó a mi hermano para saber que lo que había dicho a otro le habría costado la vida. Y que plegara sus alas más de lo normal me sirvió para saber que le había asustado.

—Si no vas a creerme, es mejor que te vayas a casa, Lago. No tienes posibilidades contra mí —le sugerí levantándome.

Aquello de que lo tomara por alguien débil tuvo que dolerle, ya que el joven no tardó en ponerse en pie y desafiarme con la mirada.

—No. Pienso llevarte a arrastras de vuelta al clan, Manantial y… y… —pero pronto se empezó a encoger nuevamente, su cola moviéndose más lentamente —… ¿te mataran?

—Ese es el castigo por regresar… ¿No quieres eso, verdad?

—Sí… digo no… —agitó la cabeza confundido —. No lo sé. Te odio, pero a la vez me alegro de ver que estés… ¿entera? —pasó su mirada por todo mi cuerpo, fijándose en mis alas rasgadas y la cicatriz en mi ojo.

—Tengo una en la espalda si quieres verla —le ofrecí aguantándome la risa.

—¡Eso sería genial! Esto… no, no me interesa lo que te haya pasado para que tengas heridas de batalla que demuestran tu valía.

En esta ocasión sí que me tuve que reír y más al ver cambiar de color el rostro de Lago.

—Si quieres que sigamos hablando, será mejor que sea en alguna cueva oculta. No tengo ganas de que un dragoviano de verdad me encuentre —indiqué metiéndome un poco con él. No tardé en escuchar sus pasos siguiéndome.

—¡Eh! ¡Yo sí que soy un dragoviano de verdad!

Pasamos el resto del día en el interior de una cueva. Estaba claro que Lago se alegraba de verme aunque tuviera esa espina clavada por lo del asesinato, pero mientras hablábamos, más seguro se sentía y también más contento. Tuve tiempo de contarle mi vida en el desierto, las batallas contra las feroces criaturas que vivían allí y el cómo acabé con aquellas heridas. Después le hablé de mi nueva familia, algo que no le hizo mucha gracia y aun costándome bastante, pude convencerle de que eran algo diferente a lo que nos unía a los dos. Vamos, ni loca iba a considerar a ese chucho mi hermano.

Mientras hablábamos, nos llegó el olor de un bisonte de agua, unas presas bastante deliciosas y fáciles de cazar. Asegurándonos de que no había nadie sobrevolando la zona, nos dispusimos a cazar al animal de la misma forma que de pequeños cazábamos otras piezas más pequeñas.

Claro que Lago no se pudo aguantar las ganas de fardar de forma dragón, cosa que casi hace que perdamos al bisonte.

—A la siguiente que quieras ponerte gallito, asegúrate de que tenemos la pieza en nuestras garras —le eché en cara más tarde, cuando ya estábamos degustando a nuestra recién cazada presa —. Pero sí, me das mucha envidia por eso.

Él se rio y dejó escapar un pequeño aliento helado a modo de burla.

—¿Y en ese lugar donde vives ahora también hay bisontes como estos?

—Parecidos, aunque allí soy más dada a cazar piezas más… —le pegué un buen mordisco a la pata del animal —. Racionales. Los humanos son realmente deliciosos cuando los calientas. Aunque también me alimento de animales, solo que en ese lugar los tienden a calentar y añadirle un montón cosas, aunque suelen estar ricas.

—Ahora me estás dando ganas de ir…

Le revolví el pelo a la par que tiraba el hueso a un lado de la cueva.

—Es un mundo interesante, pero preferiría que no lo conocieras… hay mucho mal en él, gente de la calaña de Huracán.

Eso bastó para convencerle de que Frontera no era tan agradable como pensaba.

—Aun así, sería interesante ver algo más que nuestras tierras… acabas aburriéndote de lo mismo.

—No voy a negarlo, en eso si me alegro de poder ver estos dos mundos.

Terminamos de comernos el bisonte en silencio, hasta que las estrellas iluminaron el cielo y el cansancio empezó a poder con nosotros.

—Manantial… ¿tardarás mucho en volver?

—Espero que sí… si vuelvo aquí, es porque algo malo me ha pasado en el otro lado…

—Entiendo…

Sonreí agarrándolo con un brazo y pasándole la cola por detrás.

—Oye, te recuerdo que Huracán sigue allí y alguien va a tener que romperle las alas por lo que hizo.

—Acuérdate de también romperle los cuernos.

—Por supuesto.

Al despertarme al siguiente día, comprobé que Lago ya no estaba a mi lado. Ni los huesos de bisonte ni nada de mi mundo. Había regresado a Frontera, pero al contrario que las otras veces, en esta ocasión había pasado más tiempo. Me rasqué la parte de atrás de la cabeza intentando entender el porqué había pasado tanto tiempo, aunque tampoco era tan importante.

Buscando una salida de aquel endiablado castillo, y disculpándome y explicando mi presencia allí, desplegué las alas para volver a reunirme nuevamente con mis compañeros. Esperaba que me hubieran reservado algo de aquella celebración, porque tenía un hambre de dragón.

Imagen

MISION: Buscar un hosting de imagenes decente
Recompensa: Firma rotatoria

Avatar de Usuario
Amilinne
Mensajes: 516
Registrado: 29 Jul 2011, 19:26

Re: Frontera de la Neblina

Mensaje por Amilinne » 31 Dic 2016, 23:39

Era imposible. ¿Raulën? ¿Tan pronto? Había contado con alguna clase de batalla final, que no se revelara a si mismo tan pronto. Por eso había accedido a que Arsna fuera en mi lugar cuando Bolvir empeoró. Tenía que quedarme a cuidar de él o corríamos el riesgo de perder a otro miembro del clan. Prácticamente podía ver lo que estaba ocurriendo gracias a la telepatía de Lwiestho. Me puse a gritar de rabia; había perdido la cabeza. Aquel hijo de puta había matado a Baseryn de un solo hechizo. Todos le habían dicho y le habían hecho las mismas preguntas que yo hubiera hecho, sin tener en cuenta el ángulo personal. Todos los años que había pasado en la calle, desnutrido, empapado, muriendo de frío, viendo a todo el mundo morir a mi alrededor y preguntándome cuándo sería mi turno... No había tenido infancia, ni adolescencia. No había llegado a la pubertad y ya me veía obligado a vender ambos orificios de mi cuerpo al mejor postor. Quería cogerle, tenerle entre mis manos y gritarle a la cara, escupirle y arañarle. Hacerle sentir el más mínimo dolor que había sentido yo. ¿Había perdido a su esposa? Yo había perdido a toda mi familia extendida docenas de veces. ¿Que había gente que había sufrido más y durante más tiempo que yo? Por supuesto. Pero él no era uno de ellos. Allí arriba en su palacio, contando sus números y sus porcentajes.

“NO SOMOS NÚMEROS, CABRÓN. SOMOS SERES VIVOS.”

Estaba tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos. No podía tocarle ni hacerle daño porque lo que veía era una imagen reflejada. ¿Así era como iba a acabar? ¿No iba a poder ni hacerle saber quién era yo y lo que me había hecho? Mi venganza... Tenía que hacerle daño. Necesitaba hacerle daño. Todos estos años me habían llevado a aquella guerra, a aquel momento.

¡Y EL MOMENTO LO ESTABAN VIVIENDO FORASTEROS! ¡¡GENTE QUE NADA TENÍA QUE VER CON FRONTERA!! ¡¡¡A LA QUE POCO LE IMPORTABA EL DESTINO DE LA CIUDAD!!!

Chillé; supliqué que lo mantuvieran con vida.

Lwiestho no transmitió mis palabras. Vinudren le disparó. Arsna le despedazó. Hijos de puta. HIJOS DE PUTA. ¡¿QUIÉNES SOIS VOSOTROS PARA LLEVAR A CABO MI VENGANZA?! ¡PARA ROBARME EL MOMENTO! ¡MI MOMENTO, MI GUERRA, MI... MI...!

Me dejé caer de rodillas sobre el suelo del barco, con los ojos inyectados en sangre y saliva deslizándose entre mis afilados colmillos, que había sacado hacía ya rato. Clavé mis garras sobre mis propias rodillas. Mi protagonismo. ¿Era aquello o que más me importaba? ¿Más que salvar la ciudad? ¿Más que salvar a sus habitantes? Rabia, furia, decepción, tristeza, alivio, orgullo, envidia...

Vacío.

Me sentía vacío, ahora que todo había acabado. Raulën estaba muerto. Mi expresión de absoluto descontrol primario se fue desvaneciendo. Encontré mi lado humano de nuevo y entonces empecé a llorar. ¿Por qué había deseado hacer daño a mis compañeros de clan, aunque sólo hubiera sido durante un momento? ¿Por qué había querido que Raulën destrozara a Vinudren, Arsna y Lwiestho para que pudiera ser yo el que saltara del barco, triunfal, y le diera su merecido en una batalla uno contra uno? ¿Por qué me estaba arrepintiendo de haberme quedado con mi Maestro para evitar que ser reuniera con Akerteh? ¿Por qué era un Tharûl tan despreciable?

No era mejor que el tirado que acabábamos de derrotar. Por razones distintas, pero yo también era un imbécil cuyas ideas acabarían por hacer daño a los demás. No merecía liderar absolutamente nada, ni un ejército de cucarachas. Mucho menos ser el cabeza de una guerra, o un asalto directo al objetivo principal de esa guerra. La gloria no le pertenecía a Vinudren o a Arsna. La gloria no me pertenecía a mí, y tampoco al ejército de Silz. Era el momento de todos. De Sincrópolis.

La victoria no era de uno, ni de cuatro, ni de siete. Era la victoria de miles. De millones. De Frontera. Salí de la habitación de Bolvir y me dirigí a la cubierta. Sonreí hacia Hsarjâ y me apoyé en la barandilla. Observé al ejército de Silz vitoreando. A toda la ciudad, y me imaginaba que los refugiados también. Entonces salté y cerré los ojos, precipitándome al vacío. Todas aquellas personas que también habían sufrido bajo el yugo de Raulën, billones de palabras perdidas en el aire y que ahora el dictador nunca escucharía. A todas aquellas persona, un saludo. Estoy con vosotros. Pero ya no importa, ya no importa... Porque ya no vais a necesitar profesar esa opinión a nadie. Y si volvéis a sentiros de esa manera, nos encargaremos de volver a eliminar ese sentimiento desde la propia fuente. Cada uno por sus propias razones, claro. Akerith Elisen es una familia, pero a veces me olvidaba de lo diferentes que éramos todos. Y al final hacíamos lo que era correcto, incluso cuando uno en concreto trataba de poner por encima sus egoístas fines. Nadie es perfecto, y por eso el apoyo de otro siempre es necesario para cubrir las debilidades. Por eso funcionábamos tan bien, a pesar de nuestras disputas y diferencias.

-... Thol Hsaur Iseï.

Mis alas sagradas detuvieron la caída, y aterricé suavemente sobre el suelo de Sincrópolis. Esquivé a toda la gente por las calles, robándole a alguien una botellita de licor mientras pasaba por el lado. Con una media sonrisa, partí hacia nuestro lugar. Era cierto que ya me sentía mejor, pero todavía estaba enfadado. Sentía cierta vacuidad al haber faltado en un momento tan importante. Era algo que probablemente nunca podría olvidar, algo que siempre me faltaría. Necesitaba desahogarme. Y sabía dónde iban a estar Deirdre y los demás, incluso en un momento como aquel. Hora de irse de fiesta, al estilo de los viejos tiempos.

-¡AKERITH ELISEN! -exclamé, no sin antes cubrirme con los ropajes de Lorak.

Todos repitieron el nombre.

***

El orgullo de Nvazka era refrescante. No habíamos tenido mucho tiempo para ir a visitarla, y tras el primer intento de Kuo y el grupo de Clovi de encontrarnos en su posada evité pasarme por ahí para tratar de ahorrarle problemas a la pobre enana. Era como una madre para nosotros, o para mí por lo menos. Era un símbolo. La verdadera creadora de Akerith Elisen, incluso antes de que ideáramos el nombre entre todos. Parecía que una persona más se había unido a la lista de miembro extraoficiales del clan: además de Hsarjâ y Adela, ahora Dottie se pasaba todo el día en la bodega del barco. El dolor de perder a una persona tan querida... Miré a Akerteh mientras Nvazka abrazaba a todos de manera efusiva. Incluso la primera vez que se la parca decidió llevárselo probablemente no había dolido tanto como le dolía a mi compañera de raza. En el fondo de mi corazón, una vocecilla me había desde el principio, desde el propio momento de la pifia de mi hechizo, que iba a volver. Era un Forastero, después de todo. Miehlenarë no iba a volver. Y a pesar de nuestros rifirrafes pasados, sentía lástima por ella. ¿Era esto lo que mi pareja había sentido al principio, tras que Arsna le arrebatara las alas a nuestra capitana? No era el que mejor se llevaba con ella, pero ahora que nos habíamos quitado tantas preocupaciones de encima, tal vez podíamos hacer algo de espacio en nuestra agenda para encontrar una solución al mayor problema de la octava integrante de los siete cazadores de estrellas.

Estaba jugando con mi magia, invocando pequeños rayos con una mano y llamas diminutas con la otra tal y como eran capaces de hacer Bolvir y Lwiestho, cuando nos llamaron para la coronación, como era natural, una semana tras la derrota de Raulën. Debería estar emocionado, pero... ¿Quién era Álamo realmente para mí? Su linaje no me importaba, ni siquiera le había visto una sola vez. Seguramente había estado en su isla al sudoeste, sentado en un trono de mentira esperando a que otros hicieran su trabajo. No es que me cayera mal, a pesar de mis palabras, pero tampoco me caía bien. Lo había pasado muy mal con Raulën y no estaba dispuesto a vivir bajo otro tirano. Mi respeto, el respeto del clan que le había devuelto el palacio de su familia, sería algo que tendría que ganarse. Le pedí al resto de Akerith Elisen que se adelantara sin mí y bajé a la bodega. Traté de recordar a todos mis amigos del pasado que habían muerto, hice el cálculo e, incluso en el agua, el cuerpo de Miehlenarë sólo debería haber empezado a descomponerse por dentro. No era tarde.

-Eh. Dottie. -Le maullé en la nuca-. ¿A quién le importa una tonta coronación, verdad? Vámonos a dar un paseo por los rincones más ocultos del castillo. -Le guiñé un ojo-. Ellos celebran la victoria, pero para eso hemos tenido toda la semana... Creo que es hora de rendir nuestros respetos a los caídos. Vamos a buscarla, Dottie.

Cogí a la Tharûl de la garra y la obligué a venir conmigo. Por fuera, todo era alegría y vitoreos. Pero sabía que escondidos, detrás de fábricas, en casas de piedra y en las bodegas de barcos voladores era dónde se escondían aquellos que no estaban tan contentos con los resultados. Aquellos tan desdichados que el destino del trono ni les iba ni les venía. Como yo cuando era un cachorro. Aquellas personas eran las que realmente nos necesitaban ahora, y no el futuro rey. No sabía a cuántas de aquellas personas iba a poder ayudar, tampoco es que me creyera un mesías, pero... Necesitaba un nuevo objetivo ahora que Raulën no estaba y seguía sin pistas de mis padres. Dottie era una de esas personas, la que tenía más cerca. Tal vez luego podría ocuparme de Deirdre, y de Hsarjâ. Y desde allí, cuesta arriba.

No se iban a volver las cosas más fáciles ahora que éramos famosos, no señor. Todo lo contrario. Esbocé una media sonrisa. No me esperaba menos.
Spoiler: Mostrar
Adquiero Partir la Mente.
Última edición por Amilinne el 02 Ene 2017, 16:42, editado 1 vez en total.

~ Search for your own Paradise ~

Imagen


Responder