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Frontera de la Neblina
Re: Frontera de la Neblina
-Ogh, mujer, no grites, ya voy, ya voy... -Las mujeres de mi clan no se metían en los asuntos ajenos ni metían prisas, ¿que enseñarán a los enanos de este sitio? Bajé las escaleras a trompicones y observé el tablón rascándome la barbilla- A ver que quiere la gente por aquí... Parece fácil y bien pagada, complicada pero interesante, ni loco, y barata pero decente... hummm... Carta sin dirección, Sabotaje Industrial y Tharul secuestrado, las haré si tengo algo de ayuda.
Ora Ora Ora Ora Ora
Re: Frontera de la Neblina
-Miaaaauuuu... -bostecé cuando Nvazka empezó a pegar gritos. Apenas llevaba aquí una semana, ¿y ya tenía que ponerme a hacer cosas? Qué pesadez...
Me envolví incluso más en las mantas e intenté olvidarme de la presencia de la enana, pero no parecía que fuera a callarse pronto. Y también recordé que podía echarme si no hacía lo que me decía, y no tenía ganas de volver a las calles. Bueno, había pensado exactamente lo mismo repetidas veces, y siempre acababa haciendo el vago igualmente...
-Va, Kine... Las mantas están muy calentitas, pero no te las podrás llevar contigo si Seis Cazuelas te echa...
Así que me llevé las mantas abajo. Me costó evitar bajar las escaleras rodando, pues mis piernas no querían responder a mis órdenes. Estaba demasiado cansado como para hacer ninguna misión ahora mismo... Si al menos pudiera comer algo antes de partir... Miré las misiones y busqué aquellas que no requirieran comerme la cabeza o demasiado esfuerzo en general.
-Esta es patata -gruñí señalando la segunda misión-. Y ésta también. Seguro que es peligrosa -dije, en esta ocasión poniendo el dedo sobre la cuarta misión-. La primera puede ser complicada, pero paga muchos dineros y eso me gusta. Y la tercera seguro que se me da bien. Así que una de esas dos.
Acto seguido me tiré al suelo y rodé un rato antes de perderme en el calorcito de las mantas. Ya me daría una patada Seis Cazuelas o alguien más cuando fuera hora de partir.
Me envolví incluso más en las mantas e intenté olvidarme de la presencia de la enana, pero no parecía que fuera a callarse pronto. Y también recordé que podía echarme si no hacía lo que me decía, y no tenía ganas de volver a las calles. Bueno, había pensado exactamente lo mismo repetidas veces, y siempre acababa haciendo el vago igualmente...
-Va, Kine... Las mantas están muy calentitas, pero no te las podrás llevar contigo si Seis Cazuelas te echa...
Así que me llevé las mantas abajo. Me costó evitar bajar las escaleras rodando, pues mis piernas no querían responder a mis órdenes. Estaba demasiado cansado como para hacer ninguna misión ahora mismo... Si al menos pudiera comer algo antes de partir... Miré las misiones y busqué aquellas que no requirieran comerme la cabeza o demasiado esfuerzo en general.
-Esta es patata -gruñí señalando la segunda misión-. Y ésta también. Seguro que es peligrosa -dije, en esta ocasión poniendo el dedo sobre la cuarta misión-. La primera puede ser complicada, pero paga muchos dineros y eso me gusta. Y la tercera seguro que se me da bien. Así que una de esas dos.
Acto seguido me tiré al suelo y rodé un rato antes de perderme en el calorcito de las mantas. Ya me daría una patada Seis Cazuelas o alguien más cuando fuera hora de partir.
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Re: Frontera de la Neblina
—Tampoco es que me importe mucho quedarme o no, si tengo que dormir fuera de la ciudad en el campo, dormiré fuera de la ciudad en el campo —gruñí levantándome y bajando las escaleras para ver el tablón de anuncios.
Abrí y cerré las alas varias veces para que se fueran desperezando, creo que golpeé a alguien en el proceso. Bah, tampoco es que fuera a sacarle un ojo haciendo eso y podría disfrutar de las vistas de mi escamosa espalda, ya que había pasado de ponerme algo más que el par de pantalones con los que había dormido y las vendas que me cubrían el pecho.
—De todas formas, voy a necesitar el dinero si quiero encontrar a ese desgraciado —mascullé frotándome el pelo antes de mirar las misiones.
Una captó mi atención al instante, haciendo incluso que arrancara el papel del tablón. Algún impresentable se había atrevido a raptar a una criatura y obligarla a trabajar como a un adulto, estaba claro que había que priorizar el rescate del cachorro. Volví a dejar el anuncio en la tabla no fuera que esa enana me volviera a gritar.
Abrí y cerré las alas varias veces para que se fueran desperezando, creo que golpeé a alguien en el proceso. Bah, tampoco es que fuera a sacarle un ojo haciendo eso y podría disfrutar de las vistas de mi escamosa espalda, ya que había pasado de ponerme algo más que el par de pantalones con los que había dormido y las vendas que me cubrían el pecho.
—De todas formas, voy a necesitar el dinero si quiero encontrar a ese desgraciado —mascullé frotándome el pelo antes de mirar las misiones.
Una captó mi atención al instante, haciendo incluso que arrancara el papel del tablón. Algún impresentable se había atrevido a raptar a una criatura y obligarla a trabajar como a un adulto, estaba claro que había que priorizar el rescate del cachorro. Volví a dejar el anuncio en la tabla no fuera que esa enana me volviera a gritar.
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Recompensa: Firma rotatoria
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Re: Frontera de la Neblina
Me desperté, no quedaba otra, aunque no me levanté inmediatamente. Estaba entretenido pensando en la última semana, en la información que habia ido acumulando sobre el funcionamiento de este mundo y que había acabado por llevarme a esta posada. Levanté la mano izquierda y doblé la muñeca un poco con tal de que algo de luz iluminase el lateral del dedo meñique. Parece sencillo, pero cuando se tiene una sombra que va hacia la luz...
- ..."Aprendiz".
Tenía que realizar misiones supuestamente fáciles antes de empezar a realizar otras más complicadas, o al menos eso era la teoría. Y no podía entretenerme más yendo de una lado a otro curioseando, ya no tenía ni una mísera moneda. Se escuchó un suspiro que me resultaba familiar en la habitación y me levanté, dispuesto a vestirme antes de ir a salvar el mundo. Tampoco es que tuviese un repertorio de ropa que hiciera envidiar a... bueno, nadie. Pero aún así me gustaba mi ropa: unos pantalones cortos, un cinturón que aseguraban tanto los pantalones como la manta de mi antiguo mundo en su sitio, una camisa "blanca" un tanto vieja y unos zapatos que me alegraban con solo verlos. Lo mejor que me había pasado desde que llegué hasta esta ciudad era haber conseguido esos zapatos, sin duda, y si bien estaban gastados yo tenía planeado llevarlos mientras eso fuera posible y cómodo. Dejé mi camisa donde estaba, tampoco iba a gastarla justo despues de conseguirla y sabía que era demasiado fácil mancharla si me la ponía para cualquier cosa. Vestido de cintura para abajo, abrí la puerta de mi habitación.
- Buenos días -dije al terminar de bajar la escalera, con cuidado de no pisar a nada, ni a nadie-.
Ya había bastante gente reunida en el piso inferior, y aunque conocía a la mayoría de vista, no había hablado con ninguno de ellos. De hecho, ni sabía que fueran aventureros como había dicho la enana, aunque si tenían pinta de ser forasteros. Sin querer distraerme, me acerqué al tablón de misiones para analizar las opciones que tenía.
- La primera es la más interesante, son 200 monedas y la posibilidad de ser conocido en las altas esferas por trabajar discretamente. Parece la más peligrosa, pero he aprendido a defenderme un poco con la magia. La segunda no, está firmada por Z y no quiero meterme en estos asuntos tan rápido, nada de derrocar gobiernos por ahora. La tercera... puede que sea ilegal, pero me parece que a esta misión le seguirán otras, por el nombre de la misión, y quizás compense a la larga. La cuarta tiene una recompensa muy pequeña, si se trata de una noble no creo que la que la firma sienta tanto apego por su Tharul, aunque de todos modos se trata de salvar a alguien...
Me quedé pensando si, además de interesarme por la primera misión y por la tercera, debía hacer lo propio con la cuarta. Bastante riesgo y poca recompensa monetaria por un lado, conocer a buena gente como compañeros de misión y quizás la gratitud del salvado y de esa tal Freya por el otro. ¿Me debería sonar ese nombre? Me senté en alguna silla que había por ahí cerca, mirando todavía el papel de la cuarta misión. Si, realizaría esa si tenía a alguien más interesado, y si no, seguro que los demás se habían interesado por la primera o por la tercera.
- ..."Aprendiz".
Tenía que realizar misiones supuestamente fáciles antes de empezar a realizar otras más complicadas, o al menos eso era la teoría. Y no podía entretenerme más yendo de una lado a otro curioseando, ya no tenía ni una mísera moneda. Se escuchó un suspiro que me resultaba familiar en la habitación y me levanté, dispuesto a vestirme antes de ir a salvar el mundo. Tampoco es que tuviese un repertorio de ropa que hiciera envidiar a... bueno, nadie. Pero aún así me gustaba mi ropa: unos pantalones cortos, un cinturón que aseguraban tanto los pantalones como la manta de mi antiguo mundo en su sitio, una camisa "blanca" un tanto vieja y unos zapatos que me alegraban con solo verlos. Lo mejor que me había pasado desde que llegué hasta esta ciudad era haber conseguido esos zapatos, sin duda, y si bien estaban gastados yo tenía planeado llevarlos mientras eso fuera posible y cómodo. Dejé mi camisa donde estaba, tampoco iba a gastarla justo despues de conseguirla y sabía que era demasiado fácil mancharla si me la ponía para cualquier cosa. Vestido de cintura para abajo, abrí la puerta de mi habitación.
- Buenos días -dije al terminar de bajar la escalera, con cuidado de no pisar a nada, ni a nadie-.
Ya había bastante gente reunida en el piso inferior, y aunque conocía a la mayoría de vista, no había hablado con ninguno de ellos. De hecho, ni sabía que fueran aventureros como había dicho la enana, aunque si tenían pinta de ser forasteros. Sin querer distraerme, me acerqué al tablón de misiones para analizar las opciones que tenía.
- La primera es la más interesante, son 200 monedas y la posibilidad de ser conocido en las altas esferas por trabajar discretamente. Parece la más peligrosa, pero he aprendido a defenderme un poco con la magia. La segunda no, está firmada por Z y no quiero meterme en estos asuntos tan rápido, nada de derrocar gobiernos por ahora. La tercera... puede que sea ilegal, pero me parece que a esta misión le seguirán otras, por el nombre de la misión, y quizás compense a la larga. La cuarta tiene una recompensa muy pequeña, si se trata de una noble no creo que la que la firma sienta tanto apego por su Tharul, aunque de todos modos se trata de salvar a alguien...
Me quedé pensando si, además de interesarme por la primera misión y por la tercera, debía hacer lo propio con la cuarta. Bastante riesgo y poca recompensa monetaria por un lado, conocer a buena gente como compañeros de misión y quizás la gratitud del salvado y de esa tal Freya por el otro. ¿Me debería sonar ese nombre? Me senté en alguna silla que había por ahí cerca, mirando todavía el papel de la cuarta misión. Si, realizaría esa si tenía a alguien más interesado, y si no, seguro que los demás se habían interesado por la primera o por la tercera.
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Última edición por Santi_gf el 12 Feb 2016, 14:09, editado 1 vez en total.
Re: Frontera de la Neblina
Bolvir estaba sentado en su cama con las piernas cruzadas entonando la letanía de buenos días a sus padres a un improvisado altar en la habitación, cuyo único contenido era una pequeña figura de hueso cuando los gritos de la posadera le interrumpió. Ignorando completamente sus palabras, continuó entonando su oración y hasta que no terminó, no se levantó.
-"Trabajo" -pensó mientras cogía la figura de sus padres y dejaba algunos amuletos colgados por la habitación para que protegieran su temporal hogar-. "Ésta es una buena oportunidad para hacerse más poderoso en esta manada gigantesca".
El piso de abajo estaba lleno de aventureros como él y a los cuales había visto algunas veces de pasada. Se dedicaba a examinar las misiones mientras pensaba cuáles eran las más convenientes para él.
-"Carta sin dirección parece ser una misión sencilla para mis sentidos y es la mejor pagada, así que me interesa. Sabotaje industrial es peligrosa, seguramente haya consecuencias para los que participen y ni siquiera pagan bien, así que pasando de ella. Ingrediente número 1 parece interesante, la paga no es gran cosa, pero parece ser que tengo garantizado el trabajo para un tiempo y además tendría como contacto a una alquimista, así que la cojo también. Y Tharul secuestrado, hum..." -la frente de Bolvir se llenó de arrugas mientras pensaba- "Está pésimamente pagada, pero es posible que la persona que quiera rescatar a ese tipo sea una noble, lo cual es un excelente contacto. Y en el caso de que no lo fuera, un Tharul, puede ver y oir cosas que yo no veo, así que no tengo pegas".
El sábado entero no puedo quedar, pero en principio el domingo puedo quedar el día completo y la semana que viene puedo quedar por las tardes y las noches.
-"Trabajo" -pensó mientras cogía la figura de sus padres y dejaba algunos amuletos colgados por la habitación para que protegieran su temporal hogar-. "Ésta es una buena oportunidad para hacerse más poderoso en esta manada gigantesca".
El piso de abajo estaba lleno de aventureros como él y a los cuales había visto algunas veces de pasada. Se dedicaba a examinar las misiones mientras pensaba cuáles eran las más convenientes para él.
-"Carta sin dirección parece ser una misión sencilla para mis sentidos y es la mejor pagada, así que me interesa. Sabotaje industrial es peligrosa, seguramente haya consecuencias para los que participen y ni siquiera pagan bien, así que pasando de ella. Ingrediente número 1 parece interesante, la paga no es gran cosa, pero parece ser que tengo garantizado el trabajo para un tiempo y además tendría como contacto a una alquimista, así que la cojo también. Y Tharul secuestrado, hum..." -la frente de Bolvir se llenó de arrugas mientras pensaba- "Está pésimamente pagada, pero es posible que la persona que quiera rescatar a ese tipo sea una noble, lo cual es un excelente contacto. Y en el caso de que no lo fuera, un Tharul, puede ver y oir cosas que yo no veo, así que no tengo pegas".
El sábado entero no puedo quedar, pero en principio el domingo puedo quedar el día completo y la semana que viene puedo quedar por las tardes y las noches.
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Re: Frontera de la Neblina
No me consideraba yo una persona de muchos lujos, pero si algún día recaudaba el dinero suficiente como para poder permitirme caprichos, probablemente uno de los primeros sería un alojamiento con un servicio despertador algo más delicado.
Me levanté en mitad de un batiburrillo de mantas y plumas, estirándome pensativo. Por otra parte, la delicada hostelera tenía su punto de razón: llevaba demasiado tiempo parado y la falta de acción tendía a sentarme mal. No estaba hecho para la vida sedentaria, habría que ver qué entretenimientos podría encontrar.
Agarrando el hacha por si acaso (uno nunca sabe cuando puede encontrarse problemas, broncas, o árboles que necesitan ser cortados), me dirigí a la planta baja, que se encontraba repleta de gente. Aparentemente había llegado el último. No me gustaba llegar el último a las cosas: la gente hace planes sin ti y nunca entiendes las bromas internas.
Esquivando aventureros, posaderas chillonas y extraños bultos de mantas del suelo que parecían ronronear cuando pasabas cerca, me acerqué al tablón de anuncios, repasando por encima las notas colgadas.
— Misiones, misiones... ¿Atascar una chimenea? ¿Quien gastaría dinero en pedir a alguien que atasque una chimenea? No es mi estilo... Pero la de la carta suena a dinero fácil, el dinero fácil siempre es interesante... Y la cuarta es atrayente, es posible que hubiese que recurrir a negociaciones agresivas... me gustan las negociaciones agresivas.
Me levanté en mitad de un batiburrillo de mantas y plumas, estirándome pensativo. Por otra parte, la delicada hostelera tenía su punto de razón: llevaba demasiado tiempo parado y la falta de acción tendía a sentarme mal. No estaba hecho para la vida sedentaria, habría que ver qué entretenimientos podría encontrar.
Agarrando el hacha por si acaso (uno nunca sabe cuando puede encontrarse problemas, broncas, o árboles que necesitan ser cortados), me dirigí a la planta baja, que se encontraba repleta de gente. Aparentemente había llegado el último. No me gustaba llegar el último a las cosas: la gente hace planes sin ti y nunca entiendes las bromas internas.
Esquivando aventureros, posaderas chillonas y extraños bultos de mantas del suelo que parecían ronronear cuando pasabas cerca, me acerqué al tablón de anuncios, repasando por encima las notas colgadas.
— Misiones, misiones... ¿Atascar una chimenea? ¿Quien gastaría dinero en pedir a alguien que atasque una chimenea? No es mi estilo... Pero la de la carta suena a dinero fácil, el dinero fácil siempre es interesante... Y la cuarta es atrayente, es posible que hubiese que recurrir a negociaciones agresivas... me gustan las negociaciones agresivas.
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Re: Frontera de la Neblina
Sentado en mi habitación, aun con un agujero en la barbilla, pienso en que deberíamos ser capaces de defendernos mejor. Es algo que le faltaba a los enanos de su clan.
Decido aprender Escudar.
También recuerdo la letalidad de los arqueros aliados elfos cuando los generales ponían en marcha una buena estrategia. Necesito ser capaz de causar esos estragos en los enemigos.
Decido comprar un Arco Corto por 100 monedas.
Decido aprender Escudar.
También recuerdo la letalidad de los arqueros aliados elfos cuando los generales ponían en marcha una buena estrategia. Necesito ser capaz de causar esos estragos en los enemigos.
Decido comprar un Arco Corto por 100 monedas.
Ora Ora Ora Ora Ora
Re: Frontera de la Neblina
Tras llegar a la posada y pagarle las diez monedas que le debía a Seis Cazuelas volví a mi habitación y me limpié durante horas hasta que no quedó ni rastro de sangre en mi pelaje. Odiaba el agua, pero también odiaba estar sucio, así que asearme me llevaba un buen rato. Suspiré recordando al Pradekka que nos asaltó en la pasarela de camino al barrio de los lores. Era verdad que estaba acostumbrado a mentir tras tantos años viviendo en las calles de Sincrópolis, y que camelarme a la gente era mi especialidad, pero siempre trataba de evitar a toda costa a aquellos seres. Me ponían increíblemente nervioso, y aunque había parecido tranquilo haciendo de portavoz para el grupo, en realidad tenía todos los pelos de punta y me temblaban ligeramente brazos y piernas. De todos modos, me sentía orgulloso.
Mientras me ponía los pantalones menos destrozados que había tirados por mi habitación recordé también la batalla contra los matones. ¿Qué se creían? ¿Es que no veían el hacha gigante de Aki? Me reí con malicia pensando en la cara que se le quedó a uno de ellos cuando le lancé la cabeza de su amigo. Había sido algo cruel, claro, pero eran ellos los que nos habían atacado. En todos mis años en la calle había robado y engañado, por supuesto, pero nunca había intentado secuestrar a nadie. Fuera como fuera, había sido demasiado entretenido como para dejarlo como un acto aislado. A partir de ahora haría trastadas parecidas para ver si conseguía distraer a mis enemigos... o al menos, enfadarles para que se centraran en mí y así dejar a mis acompañantes terminar el trabajo. Aprender a Provocar prometía ser útil.
Una vez estaba más o menos vestido, me puse a seguir a Vinudren. Era una pena lo que le habían hecho a esa carita. Esperaba que se recuperara pronto. No me molesté en ocultarme, especialmente. Tan solo quería admirar un rato su parte trasera. Cuando le vi comprar un arco me puse a pensar que si íbamos a meternos en problemas a menudo, yo también necesitaba un arma. Mis uñas dejarían de ser tan útiles en cuanto se metieran con nosotros sujetos más peligrosos que simples matones. Y, sinceramente, no me apetecía nada que me ensartaran con una lanza o me cortaran un brazo con una espada larga. Convencido de que la distancia era la posición que prefería, yo también compré un Arco Corto por 100 monedas. Ahora a lo mejor podía vaguear hasta en mitad de una pelea.
Antes de que Vinu se cabreara conmigo, dejé de acosarle y volví a la posada. Me colé en la habitación de Akerteh para molestarle un rato y acabé echándome un sueñecito en su cama.
Mientras me ponía los pantalones menos destrozados que había tirados por mi habitación recordé también la batalla contra los matones. ¿Qué se creían? ¿Es que no veían el hacha gigante de Aki? Me reí con malicia pensando en la cara que se le quedó a uno de ellos cuando le lancé la cabeza de su amigo. Había sido algo cruel, claro, pero eran ellos los que nos habían atacado. En todos mis años en la calle había robado y engañado, por supuesto, pero nunca había intentado secuestrar a nadie. Fuera como fuera, había sido demasiado entretenido como para dejarlo como un acto aislado. A partir de ahora haría trastadas parecidas para ver si conseguía distraer a mis enemigos... o al menos, enfadarles para que se centraran en mí y así dejar a mis acompañantes terminar el trabajo. Aprender a Provocar prometía ser útil.
Una vez estaba más o menos vestido, me puse a seguir a Vinudren. Era una pena lo que le habían hecho a esa carita. Esperaba que se recuperara pronto. No me molesté en ocultarme, especialmente. Tan solo quería admirar un rato su parte trasera. Cuando le vi comprar un arco me puse a pensar que si íbamos a meternos en problemas a menudo, yo también necesitaba un arma. Mis uñas dejarían de ser tan útiles en cuanto se metieran con nosotros sujetos más peligrosos que simples matones. Y, sinceramente, no me apetecía nada que me ensartaran con una lanza o me cortaran un brazo con una espada larga. Convencido de que la distancia era la posición que prefería, yo también compré un Arco Corto por 100 monedas. Ahora a lo mejor podía vaguear hasta en mitad de una pelea.
Antes de que Vinu se cabreara conmigo, dejé de acosarle y volví a la posada. Me colé en la habitación de Akerteh para molestarle un rato y acabé echándome un sueñecito en su cama.
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Re: Frontera de la Neblina
La gente que no tiene alas jamás podría imaginarse cómo de difícil es quitar sangre de ellas. Casi hace que uno se replantee el entrar en combate. Casi.
Gasté algún tiempo en quitarme ADN ajeno de encima, reflexionando sobre el resultado de la misión.
Si bien no había estado demasiado satisfecho con el grupo al principio, al final la cosa no había ido tan mal. Había sido entretenido y nunca hubiese esperado que los encargados de la diplomacia acabasen siendo un enano que da miedo y un gato hiperactivo con serios problemas. Era, como poco, un grupo interesante.
Sin embargo, estaba claro que en la parte combatiente aún tenían que mejorar bastante. En el primer enfrentamiento, castración forzosa aparte, habían estado a punto de quedarse sin enano y el perro iba a necesitar una visita urgente al dentista.
Tendría que apoyar más al grupo en ese campo. Probablemente tendré que encargarme de escudarlos de vez en cuando, para que no se metiesen en líos.
Una vez limpito, decidí salir de compras. Había conseguido una cantidad de considerable de dinero y estaba dispuesto a derrocharlo descaradamente.
O lo estaba, hasta que vi los precios.
¿Qué pasaba con el mercado de las hachas? ¿Formaba parte del folklore local el hacerlas insultantemente caras?
Una lástima. No habría regalito para mi mismo hoy.
Con las manos metafóricamente vacías, pero al menos sin dolor de cartera, regresé a la posada, dispuesto a echar una siestecilla. Al menos, podría disfrutar de un rato de tranquilidad, sin escándalos ni compañeros que te llenan de pelo de gato.
Oh, venga ya.
Gasté algún tiempo en quitarme ADN ajeno de encima, reflexionando sobre el resultado de la misión.
Si bien no había estado demasiado satisfecho con el grupo al principio, al final la cosa no había ido tan mal. Había sido entretenido y nunca hubiese esperado que los encargados de la diplomacia acabasen siendo un enano que da miedo y un gato hiperactivo con serios problemas. Era, como poco, un grupo interesante.
Sin embargo, estaba claro que en la parte combatiente aún tenían que mejorar bastante. En el primer enfrentamiento, castración forzosa aparte, habían estado a punto de quedarse sin enano y el perro iba a necesitar una visita urgente al dentista.
Tendría que apoyar más al grupo en ese campo. Probablemente tendré que encargarme de escudarlos de vez en cuando, para que no se metiesen en líos.
Una vez limpito, decidí salir de compras. Había conseguido una cantidad de considerable de dinero y estaba dispuesto a derrocharlo descaradamente.
O lo estaba, hasta que vi los precios.
¿Qué pasaba con el mercado de las hachas? ¿Formaba parte del folklore local el hacerlas insultantemente caras?
Una lástima. No habría regalito para mi mismo hoy.
Con las manos metafóricamente vacías, pero al menos sin dolor de cartera, regresé a la posada, dispuesto a echar una siestecilla. Al menos, podría disfrutar de un rato de tranquilidad, sin escándalos ni compañeros que te llenan de pelo de gato.
Oh, venga ya.