-No te preocupes por mí, Matías. Estamos juntos en esto, ¿verdad? -te sonríe Lillymon-. Estoy muy tranquila porque estoy contigo. Sé que todo saldrá bien y que con esto ayudaremos más a los otros que de ninguna otra manera.
Konpaku te coge en brazos sin esfuerzo y se eleva en el aire. Sobrevoláis a ritmo lento la ciudad de Internalia durante varios minutos, permitiéndote observar el paisaje. Ves por el este, muy a lo lejos, la silueta del castillo de Majiramon. No puedes evitar preguntarte si ya habrán restaurado sus datos, si deberías haberte quedado al menos un rato más para verlo ocurrir. También puedes ver el barco de tierra por el que vinieron Tris, Luke y Alan. Ya no parece estar encallado, pues notas algo de movimiento, pero es muy ligero. Frente a ti, mucho más cerca que la fortaleza de Majiramon, puedes ver ya la que llaman la Ciudad de los Tanemon. Está fortificada, mucho más que Internalia: tiene altos muros de hierro y varias torres que, imaginas, servirán como puestos de vigía desde los que digimon con ataques a distancia podrían derribar hasta la más potente de las flotas. Pòr suerte, tú cuentas con la ventaja del sigilo, pues tanto tú como Lillymon sois de pequeño tamaño. A no ser que cuenten con un sonar de gran potencia no deberían darse cuenta de tu presencia. O al menos eso es lo que trata de asegurarte Konpaku, muy tranquila y segura de si misma.
-¿Sabes? Antes no habría confiado en ti -escuchas murmurar a tu compañera-. Te habría tomado por loco y habría hecho las cosas a mi manera. Pero he madurado, ya lo has visto. Sin embargo... -se ríe cortamente-. Tú también lo has hecho. Puede que ya te lo haya dicho antes, Matías, pero tú y yo estábamos hechos el uno para el otro. Mi agresividad y tu terquedad... Eras un chulo piscinas de cuidado. Y mírate ahora. Sacrificándote por unos niños que apenas conoces... -Acerca los labios a tu oído-. Si tú también tuvieras un emblema, yo creo que sería...
Sólo tú escuchas lo que Konpaku dice, y guardas bajo llave esa única palabra en el cofre de tu corazón.
-Estoy muy orgullosa de ti. Pase lo que pase, recuerda eso. He digievolucionado, eso es verdad. Pero tú lo has hecho conmigo, y eso es lo más admirable que puedo imaginar
Antes de que te des cuenta, habéis atravesado las murallas por vía aérea sin mayor problema. Nadie parece haber detectado tu presencia. Las calles están desiertas, un denso polvo mezclado con desechos levantándose cada vez que sopla una ráfaga de viento. Las calles son rectas, simétricas, pero también algo irregulares y con escombros y trozos de madera. Algo te dice que varios hogares fueron derribados para conseguir esa estructura. A lo lejos puedes ver un edificio que desentona, una fortaleza similar a la de Majiramon pero hecha de metal en lugar de piedra. Es más alta y ancha, más resistente y más imponente. Estáis cerca de la entrada y tenéis que moveros rápidos si no queréis ser detectados. Aunque todavía en su forma perfecta, Lillymon está cansada y hambrienta tras el viaje. Ves esto también en el porcentaje que marca tu dispositivo digital. Debes infiltrarte a pie si quieres que tenga fuerzas suficientes para defenderte. Directamente frente a ti hay tres caminos: un callejón estrecho y oscuro, una calle central ancha y larga que parece llevar directamente a la fortaleza, sin obstáculos, y un tercer pasillo de tierra a la derecha. Un rápido vistazo a este último hace que te des cuenta de que se trata de un distrito comercial, aunque todos las tiendas y restaurantes estén cerrados. Debes escoger un camino... o volver atrás, pues aún estás a tiempo.
@Asch (75%)
Dejas a Kumamon en el suelo. Este se cruza de brazos y suspira. Al cabo de un rato saca una pistola que parece de juguete.
-¡Bombardeo de Nieve!
El digimon oso dispara pequeñas bolas de nieve en el suelo y luego se te queda mirando, como esperando a que des la siguiente orden. Empezáis a caminar sin pausa pero sin prisa, con Kumamon lanzando algo de nieve cada cierto tiempo. El proceso es fructífero, pero increíblemente lento. Cada vez que pisáis agua sabéis que habéis estado allí, pero no tenéis ni idea de qué camino tomasteis la última vez porque en la oscuridad y llegando desde diferentes pasillos nunca sabéis dónde estáis ni de dónde venís exactamente. Kumamon acaba teniendo que utilizar sus habilidades más frecuentemente para cubrir pasillos y gastas mucha energía.
-Mi pistola se llama Romeo -empieza de pronto Kumamon, tratando de iniciar una conversación-. ¿Queréis saber por qué? -Yuri se esconde para no tener que contestar. Acabas teniendo que aguantar por tu cuenta las historias del oso. FanBeemon se queja del hambre al cabo de un rato.
Al final, a base de ensayo y error, avanzáis lo suficiente en la mazmorra como para empezar a escuchar ruidos. Os miráis los unos a los otros, habiendo pasado tanto tiempo en aquellas catacumbas que os habéis acostumbrado a la falta de luz y podéis ver un par de metros delante de vosotros, y volvéis a echar a correr, siguiendo el estruendo. Vuestra solución, sin embargo, os ha llevado más tiempo del esperado. ¿Llegaréis a tiempo?
- Spoiler: Mostrar
Adair, al gritar tu orden, todos los PawnChessmon alrededor de MagnaAngemon se detienen. Seraphiel se queda bloqueado un segundo, pero enseguida se recobra y realiza un gesto circular con el brazo. Una especie de escotilla circular dorada con extrañas runas aparece frente a él y, al abrirse, absorbe a todos los pequeños peones negros sin compasión alguna. Ves cómo se desintegran nada más rozar la luz violácea en su interior. Pero no para ahí. La fuerza de succión empieza a afectarte a ti también, Adair, empezando a atraerte hacia ella inexorablemente. Si no haces algo rápido, adviertes, sufrirás el mismos destino que los PawnChessmon.
-La... Puerta del Destino... -escuchas susurrar a Seraphiel-. Te protegerá... de este mundo... si vas al otro lado...
Tu dispositivo digital todavía vibra como loco.
Mientras tanto, Gaogamon te lanza una mirada repleta de seguridad al escuchar tu plan, Jeremy. Te guiña un ojo justo antes de que KnightChessmon pegue un salto, tal y como habías predicho. Entonces lanza una de sus garras laterales, que se alarga y alarga, hacia el enemigo. Agarra una de sus patas y le hace perder totalmente el equilibrio. Nori tira hacia abajo justo a tiempo, pues KnightChessmon decide lanzar su dardo en vuestra dirección. El tirón le hace cambiar la trayectoria, pero gracias a la buena puntería de estos digimon roza igualmente la piel del costado de Gaogamon. Estando en la posición en la que estás, subido a tu compañero, probablemente te habría alcanzado a ti de no desequilibrarle en el aire. Nori entonces estampa a KnightChessmon contra el suelo, ignorando el dolor nimio causado por el corte. Se tira encima suyo de un salto y, sorprendentemente, la pieza de ajedrez no se defiende de ningún modo. Norizuna muerde la cara entera de KnightChessmon y dispara su aliento, consumiendo toda la testa. Se convierte entonces en un inofensivo PawnChessmon inconsciente que empieza a rodar y rodar, como siendo absorbido por algo...
Es entonces que te das cuenta de la Puerta del Destino que ha sido abierta a escasos metros de vuestra posición. Ofreciendo ninguna resistencia, el nuevo PawnChessmon es consumido por la luz.
-¿Remy...? -musita Gaogamon-. Creo que sé que es eso... He leído sobre ello... -Notas como tiembla-. Oh no... Oh no...
Por si eso fuera poco, Sanzomon empieza a avanzar con la ayuda de BishopChessmon y se pone a la altura de QueenChessmon, que sigue observándolo todo con un ademán divertido. Entonces chasquea los dedos y notáis como si alguna especie de lazo invisible se cortara.
-Ya es suficiente. Cada vez que mi enfado disminuye lo más mínimo, conseguís arruinar un poco más mi campo de juego. Es hora de acabar la partida, mas me acabo de encargar de que ningún tramposo continúe siendo rey -asegura-. Yo soy la dueña de estas piezas, sean del color que sean. ¡RookChessmon, a ellos!
Sanzomon extiende el brazo y manda a los dos enormes digimon torre a por Jeremy y Gaogamon. Cargan hacia el niño y su perro, dispuestos arrollarlos, a una velocidad muy superior a lo que se imaginaría de algo tan grande y pesado. Luego mira con sospecha a MagnaAngemon y la puerta que ha creado, pero todavía no mueve ficha. No parece afectada.