Soul Eater: Black Priest

Por +3 de defensa llevaría los calzoncillos por encima, ya lo creo
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LightHelco
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por LightHelco » 11 Mar 2015, 14:12

—Te cuidado no te comas barro junto a las almas —le eché en cara a mi compañero saliendo del barro.

Cuando el chico terminó de comer todas las almas, nos acercamos al risco en donde se alzaba el enorme castillo que era nuestro objetivo. Yu empezó a decir algo de como podíamos subirlo, pero yo ya había desplegado mis alas de halcón y estaba intentando subir por la piedra.

—¡Vega, Yu! Cuanto más tiempo estés hablándole al barro más voy a tardar en subir esta cosa —le dije al chico alargando el brazo para que se transformara en guantelete y pudiese subir más fácilmente —¡Arribarribarribarriba!

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Dark
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Dark » 12 Mar 2015, 23:08

¿Qué pasaba? Todo estaba negro.
A ver, estaba en el concierto, un enemigo iba a atacar a la cantante, yo le detengo por los pelos, niego su ofensiva y hace algo raro de correr en el sitio. Ah, sí, y yo me defendí, creo. ¿Entonces...?

—¡RITA! ¡Voy a ayudarte!

¿Valeria? Espera, el problema de mi visión... ¿¡está encima mio!? No podía dejarlo pisotear más mi cara. Decidida, cogí y me moví de manera brusca para sacarlo de encima de mi cara y entonces poder ponerme de pie y partirle la cara. El Muay Thai no lo conocía solo por rellenar currículum, y a ese tio le sobraban dientes en la cara. Y una vez hubiese asegurado la posición (y preferiblemente fuese el suelo) del enemigo, miraría a ver dónde estaba Valeria.

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Aritriel
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Aritriel » 15 Mar 2015, 15:42

¡Toma ya! Había ganado a la cosa esa sin despeinarme; el último golpe había sido más que suficiente para acabar con ese saco de huesos. Y encima su huevo valía mucho más de lo normal, según decía Suria. Me reí a carcajadas. ¡Somos los mejores! Entonces Igna me recordó el grito de Izumi y me puse serio de nuevo.

En el pasillo había dos puertas y Ern podía estar en cualquiera de ellas. No tenía ni idea de cuál era la correcta, así que abrí la grande de una patada y me preparé para atacar de inmediato. Si allí no había nada,iría hacia la otra habitación.

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Malfuin
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Malfuin » 16 Mar 2015, 17:29

ALMAS MORIBUNDAS

-Eh, eh, tranquilo tío -el indígena te miró astutamente-. Sabes, no confío mucho en que me dejes con vida cuando deje de serte de utilidad, así que te diré cómo arreglar este desbarajuste -señaló a su alrededor- pero me callaré el sitio al que tienes que ir. De momento.

Suspiró.

-No me gusta que la ciudad esté así. Matar a esos autómatas no tiene nada de divertido -miró a la gente que había en la calle en ese momento.

-¿Matarlos? ¿Qué? -Rada pareció alterada.

-No sé quién fue -admitió el tipo- pero alguien ha llevado a cabo un ritual antiguo de mi pueblo. Alguien que, probablemente, os temía a vosotros: el Shibusen. Quizás notó que su alma o la de algún ser querido se estaba... deteriorando, que se estaba volviendo como la mía. Es normal tener miedo de que le pase eso al alma de uno y vosotros, el Shibusen, nos deis caza. Está claro que ya no me consideráis humano.

-¿Cómo vamos a considerarte humano si tu único objetivo es matar a inocentes? -preguntó Rada, indignada-. ¡Y una vez que tu alma es un huevo, ya no hay vuelta atrás! ¡Debe ser recolectada para que no te conviertas en un nuevo Kishin!

-Sí, sí, sí, sí, sí -el indígena levantó ambas manos-. Ya sé todo eso. Y el tipo que hizo esto también lo sabía, ¿sí? Así que llevó a cabo un ritual que... digamos, absorbe los sueños de las personas, así como su curiosidad natural y sus creatividad. Tal como están, las almas de estos tíos ya no pueden convertirse en huevos de Kishin. La mala noticia es que necesitan esas cosas para vivir, por eso la están palmando. Lo que hay por ahí arriba -señaló al cielo, que desde el suelo se veía azul y no morado- son los sueños de estos tipos, flotando como una nube de polución. Si rompéis el tótem del ritual, deberían volver a la normalidad... Aunque yo prefiero estar muy lejos cuando lo hagáis.

Se acercó corriendo a un transeúnte, le sacó el teléfono móvil del bolsillo (el desconocido no se inmutó y siguió andando), lo manipuló unos momentos y os lo lanzó.

-Os llamaré a ese teléfono en cinco minutos, desde otro sitio -aseguró- y os diré dónde está el tótem. Dejad que me vaya o no lo encontraréis nunca.

-Así que quieres que tus vecinos vuelvan a ser normales para que te resulte más divertido cazarlos -Rada parecía indignada-. Menudo cerdo.

DEVORADORA DE ALMAS



-¡Eh, espera! -Yu se transformó rápidamente-. ¿Qué vas a hacer si me dejas atrás y te encuentras con el enemigo, eh?

Comenzaste a trepar en dirección al castillo ayudándote con las alas. No tardaste en llegar al muro y lo saltaste para caer sobre un enorme patio cubierto de hierba, con un gran árbol en el centro. frente a ti había dos torreones (a los lados) con grandes entradas de arco sin puerta. Un par de enormes armaduras las bloqueaban, y te miraron con brillantes ojos rojos pero no se movieron. Entre los torreones estaba el edificio principal, muy alto y con ventanas a una altura de cinco metros.

Yu suspiró al ver las armaduras.

-Más enemigos -protestó-. Podríamos eludirlos si trepamos hasta una ventana, pero sería difícil y estaríamos indefensos, si se les ocurre atacarnos por la espalda.

EL FANTASMA DE LA ÓPERA



Conseguiste escapar de debajo del Fantasma y derribarle con un par de técnicas que, si bien no le hicieron mucho daño, le tomaron totalmente por sorpresa. Una vez derribado, el enemigo parecía totalmente indefenso, así que te lanzaste a recoger a Valeria mientras notabas como la nariz te sangraba.

Vuestro oponente trató de reponerse y contraatacar, pero había perdido mucha sangre. Sus movimientos eran ahora más lentos y un simple tajo a tiempo te permitió cortarle en diagonal y ver cómo su cuerpo se deshacía. La máscara que había llevado cayó al suelo y rebotó, tintineando.

Su alma quedó flotando en la oscuridad bajo el escenario, iluminando con una luz roja, mientras que la voz de la cantante seguía sonando sobre vuestras cabezas.

LA MANSIÓN DE LOS RECUERDOS



Abriste la puerta grande y te encontraste con un dormitorio de niño, enorme, lleno de estanterías, muebles y juguetes rotos y polvorientos. Estaba vacía, así que trataste de darte la vuelta, pero de repente la estancia cambió y sucedió algo similar a lo que ya habías vivido anteriormente. La habitación pareció retroceder en el tiempo y todo pasó a estar limpio y ordenado, mientras que la luz entraba en la habitación a raudales.

El niño que habías visto en la habitación anterior estaba sentado en el centro de la habitación, y había un extraño poste con un animal clavado... ¡estaba crucificando a un gatito vivo! Parecía muy serio mientras lo hacía, y no dejaba de mirarse al espejo que había en un extremo de la habitación, a través de una especie de enorme lupa. Descubriste que no podías moverte, así que tuviste que soportar ver cómo aquel crío atravesaba al animal con unas finas varillas metálicas, haciéndole sufrir pero evitando matarle hasta el último momento. Igna y Suria hacían sonidos de desagrado.

Por fin, la visión acabó y todo volvió a la normalidad. Viste la lupa resquebrajada tirada cerca del espejo, y las varillas cubiertas de manchas negras apiladas en un rincón, aunque no había rastro del gato. Como el cuarto estaba vacío, te diste la vuelta y te topaste con Ern, que salía de la habitación de enfrente con Izumi en la mano.

-¡He conseguido mi primer alma! -exclamó la chica, transformándose. Parecía emocionada y tenía las mejillas rojas-. ¡Hemos luchado contra una especie de cerdo cocinero!

-Y hemos tenido una alucinación muy rara -añadió Ern, pensativo-. Había un niño siniestro tirando trozos de gato a una cazuela sin que el cocinero se diera cuenta. El cocinero no tenía pinta de cerdo en la alucinación, pero juraría que era el mismo contra el que hemos luchado. Tenía el típico cuchillo de trocear carne.

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Aritriel
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Aritriel » 16 Mar 2015, 18:35

No habían pasado ni dos segundos desde que entrase en la habitación y ya flipando en colores de nuevo. Y no en el buen sentido. El niño de antes estaba otra vez y... ¡Joder! ¡Qué puto asco! ¿Ese niñato está mal de la cabeza o qué? No sé ni para qué pregunto; está claro que sí. Normal que la zombie estuviera preocupada en la otra visión. Esto no es normal en absoluto.

Entonces la visión terminó, gracias cualquier dios que pueda escucharme o no, y Ern salió por la otra puerta. Que mencionara al gato hizo que me entraran ganas de vomitar.

-¡Nosotros hemos tenido dos visiones! ¡En esta crucificaba al pobre gato y en la otra estaba con su madre o algo que se convirtió en zombi y nos atacó! Pero ese huevo mereció la pena-añadí de repente al recordar que se suponía que valía más de lo habitual. Luego me reí. -¿Y ahora qué hacemos? ¿Por qué se supone que vemos estas cosas?

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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Crow » 17 Mar 2015, 01:21

-Aunque te consideráramos humano, ningún tribunal aceptaría menos que la pena capital por lo que haces... pero sigue contando.

No me hacía ninguna gracia dejar suelto a ese monstruo, pero no había mas remedio. Al final nos dejó con un telefono móvil para llamarnos mas tarde, a lo que accedí.
-No tenemos otra opción, Rada. -me dirigí al indígena- Vete ya, anda, no nos hagas perder más el tiempo, quiero ayudar ya a esta gente. -esperé a que se fuera para hablar otra vez con mi compañera- Después que nos llame, llamamos nosotros al Shibusen para informarles, por si no volvemos a verlo. Para que pongan una orden de busca y captura o un técnico de guardia en el pueblo. Esto... ¿te sabes el numero del Shibusen?
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Dark » 17 Mar 2015, 19:57

Tras una apasionante batalla dónde todo lo que aprendí salió a relucir (¡al fin saber Muay Thai sirvió de algo!), logré derrotar al enemigo. En comparación con Bugsy, este tipo era un don nadie, supongo. Qué mal rollete.

—Pues... parece que ya está, no, ¿Valeria? Ya puedes relajarte.

Me limpié la sangre de la nariz mientras me acercaba al huevo de Kishin. Recogí el huevo, me quité la chaquetilla que llevaba y envolví la máscara con la chaquetilla; había visto una serie dónde si caía sangre en la máscara se podía liar parda, así que mejor no tentar a la suerte.

—Pues ahora... creo que volveré al hotel o algo. Estoy un tanto cansada y estar segura que no se lía ni nada con la máscara o el huevo. Si quieres quédate, Valeria, te lo has ganado —dije mientras le abrazaba—. Y gracias.

Al día siguiente volveríamos de nuevo a Shibusen y daríamos por finiquitada la misión con éxito. Se merecía una fiestecilla, y no quería que mi estado le impidiese divertirse. Leería algún manga, en todo caso.

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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por LightHelco » 20 Mar 2015, 19:45

—Jejejeje esta claro lo que tenemos que hacer —sonreí golpeando los dos puños y mirando a las armaduras.

La idea de que intentáramos entrar por la ventana no era mala, pero claro, yo ni había llegado a pensar en ella antes de lanzarme de lleno contra una de las armaduras para propinarle un buen derechazo en la cara y continuar con una patada al estomago para ver si de esa forma podía tener un hueco para poder desarmarlo y derribarlo del todo.

Si la otra armadura venía a por mi, intentaría lanzarle la primera encima y entonces entrar por la puerta.

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Malfuin
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Malfuin » 21 Mar 2015, 04:00

LA MANSIÓN DE LOS RECUERDOS

-No sé por qué será -admitió Ern, pensativo-. Es como si fueran alucinaciones, pero no las nuestras, sino las de alguien más. ¿Dices que la madre se convirtió en zombi y os atacó? Es parecido a lo que ocurrió con el cocinero, diría yo. Algo muy siniestro pasaba en esta casa, con ese niño. Vamos a descubrir qué era.

No había nada más que explorar en la planta de arriba, así que vuestras compañeras se transformaron en espadas y bajasteis la escalera cautelosamente. La estancia inferior estaba a oscuras, pero Igna podía iluminarla con facilidad. Visteis una gran sala de estar y tres cadáveres apilados sobre una mesa. Antes de que pudierais reaccionar, la escena cambió como las otras veces y la luz entró a raudales por las ventanas, aunque no os cegó.

Pudisteis ver mejor la estancia: la amplia escalinata por la que habíais bajado acababa en un pasillo que tenía dos grandes puertas: una daba a un comedor con una larga mesa y altas sillas de madera (donde habíais visto los cadáveres), con una curiosa trampilla metálica en una de las paredes. La otra, una sala de estar con un sofá y varios sillones colocados frente a una chimenea, y un escritorio semioculto tras una cortina roja, de repente estaba llena de gente.

La mayoría eran policías con uniformes anticuados, pero también estaba un señor de pelo corto y blanco, que pese a todo no parecía demasiado mayor. Iba vestido con forma elegante. El niño de pelo blanco y plateado estaba sentado en el suelo, de espaldas, mirando la chimenea e ignorando la curiosa situación. La misma sirvienta que había aparecido en la primera alucinación que habías tenido estaba allí, nerviosa y pálida, oculta detrás de un policía.

-Muy bien, señor Maquiavelo -dijo uno de los policías, cuyo uniforme parecía diferente al del resto-. Déjese de subterfugios. Usted es abogado, sabe cómo funciona esto. Tenemos una orden, no puede negarnos el derecho a registrar su sótano.

-¡Por supuesto que puedo! -exclamó el hombre de pelo blanco, enfadado-. ¡Soy un ciudadano respetable, de intachable reputación! ¡La mera idea de relacionarme con los casos de las desapariciones de niños supone un ultraje! ¿Quién ha firmado esa orden? ¿Quién se atreve a poner en tela de juicio mi moralidad!

-No cuestionamos su moralidad o falta de ella -dijo el policía pacientemente-. Nos limitamos a seguir las pistas, que por cierto, no le relacionan a usted con el caso, sino a su hijo -todos miraron al niño sentado frente a la chimenea, pero él no se movió-. En todas las desapariciones, los niños tenían una única cosa en común: se habían hecho amigos de su hijo unas pocas semanas antes.

-¡Casualidad no implica causalidad! -gritó el señor Maquiavelo en tono desesperado-. ¿Olvida acaso quién es mi esposa? ¡Por el amor de dios, cree que en la casa de una técnica de Shibusen podría ocultarse alguien capaz de atacar a niños inocentes!

-No creo nada -continuó el policía, impasible-. Si no tiene nada que ocultar, ¿por qué no se limita a mostrarnos su sótano?

-¡No hay razón alguna para que lo visiten!

-Y sin embargo, su sirvienta nos ha contado que la prohibición de bajar al sótano se hizo extensiva a todo el servicio doméstico -comentó el policía-. Y que su propio hijo admitió en voz alta haber realizado actos terribles en ese sitio.

La sirvienta se ocultó literalmente tras la espalda del policía, tratando de refugiarse de la mirada febril del señor Maquiavelo.

-Es verdad -murmuró-. Lo oí claramente...

-Sé que en condiciones normales, usted no defendería a un potencial secuestrador, a un potencial asesino -dijo el policía-. Ni siquiera a su propio hijo. Pero también está en juego su propia carrera profesional: nadie confiará en usted como abogado si se descubre que ha estado implicado; eso unido al deseo de proteger a su familia es más que suficiente para convertirle en sospechoso de complicidad.

-¡USTED NO ES QUIEN PARA LANZAR ACUSACIONES! -el hombre elegante avanzó levantando los puños-. ¡Si mi mujer estuviera aquí...!

-Bernardo, Bernardo -el policía levantó su arma, la apuntó hacia él y abandonó el trato formal-. Llevas razón, pero sí soy quien para registrar tu casa. Y si te opones, bueno... podrías salir malherido.

La escena se desvaneció y todo volvió a quedarse a oscuras. Miraste a Ern y le sorprendiste comprobando su reloj.

-Lo que suponía -comentó-. No ha pasado ni un segundo desde que esas ilusiones empezaron a hablar.

-¿Qué significa eso? -preguntó la voz de Izumi.

-Que sea lo que sea lo que hayamos visto, sólo ha ocurrido en nuestra mente. En realidad no ha transcurrido el tiempo -el niño se giró hacia la mesa donde había tres cadáveres-. Y ahora, quizá deberíamos pensar en cómo ocuparnos de eso.

Los tres cadáveres se estaban levantando. Uno era el de Bernardo Maquiavelo, el padre del niño de pelo plateado. Empuñaba un enorme martillo de madera. Otro era de un hombre mucho más fornido, al que se le veían las costillas a través de la ajada ropa, y sostenía unas gigantescas tijeras metálicas. El tercero era el cadáver de la sirvienta, delgadísimo pero con el rostro extrañamente bien conservado y bonito como el de una estatua. Tenía el mandil manchado de sangre, las mangas a rayas blancas y negras cosidas a la piel de los brazos y los largos dedos cubiertos de finas agujas metálicas que se atravesaban en todas direcciones, como si fueran alfileteros.

La sirvienta se movió antes de que pudierais reaccionar y saltó a las escaleras, donde pareció pretender cerraros el paso. El zombi de Bernardo avanzó hacia vosotros más lentamente, arrastrando el martillo como si le costara moverlo. El tercer enemigo no se movió.

-Ellos no eran guerreros cuando estaban vivos -dijo Suria-. No deberían darnos problemas, pero... tengo un mal presentimiento.

ALMAS MORIBUNDAS

-Está bien, os llamaré enseguida -dijo el indígena-. Hasta nunca -se marchó corriendo de forma extraña.

-¿No te sabes el número? -preguntó Rada, sorprendida, y se inclinó sobre ti para marcarlo. 42-42-564-. Ya está.

Escuchaste música clásica durante unos momentos. Luego...

-¿Quién es? ¿Uno de nuestros estudiantes? -preguntó la voz del Dios de la Muerte, Death the Kid-. Red Riding Wolf, ¿verdad? Debe ser urgente para que contactes conmigo por vía telefónica, en lugar de usar un espejo. ¿Y bien? Cuéntame.

...

-Ya veo. Has hecho lo correcto; enviaremos a alguien de inmediato, no te preocupes. Ahora asegúrate de conseguir esa información y poner fin al ritual... y si es posible, averigua también quién lo ha llevado a cabo. Voy a colgar para que puedas comunicarte con el sospechoso. Buena suerte... Dame un momento, quiero que el tiempo de la llamada sea exactamente 02:50... Colgaré en ese momento... ... ... Ahora.

Colgó.

Todavía tuviste que esperar un poco más hasta que llamó el indígena.

-Muy bien, os voy a guiar paso a paso -dijo el indígena, con voz irritante-. Lo primero que tenéis que hacer es ir hasta el cruce más cercano y girar al norte. Sabréis dónde está el norte, ¿no? Muy bien, cuando lo hayáis hecho...

No era un recorrido muy complejo, pero os llevó a las afueras de la ciudad. Una extensión de hierba amarillenta se extendía más allá de una alambrada. A bastante distancia, se veía una arboleda y el tejado de una destartalada casa de madera sobresaliendo detrás de ella. Los edificios a vuestro alrededor eran pobres, y muchos tenían las paredes sucias y las ventanas arrancadas, pero ninguno se acercaba ni remotamente al estado de deterioro de la casa que veías a lo lejos.

-Bien, el tótem está detrás de la casa abandonada -dijo la voz a través del teléfono-. Por desgracia... hay unos bichos defendiéndolo. Una especie de... No sé, imagina lagartos del tamaño de ponis con pinzas y antenas de hormiga. Son muy difíciles de convocar, quien sea que hiciera esto sabía mucho sobre nuestros rituales. También son más fuertes que yo, o habría destruido el totem por mi cuenta.. La cuestión es que no sé cuántos hay y te atacarán en cuanto te acerques a menos de veinte metros de la casa... es decir, en cuanto cruces la alambrada, según mis cálculos. Y ten en cuenta que estos no son sueños, están vivitos y coleando. Hasta nunca, señor alumno del Shibusen -se despidió con voz burlona y te colgó.

-¿He oído bien? -preguntó Rada-. ¿Ha dicho... lagartos con pinzas? Espero que haya algún modo de resolver esto sin tener que luchar cuerpo a cuerpo...

EL FANTASMA DE LA ÓPERA



-No, ya he tenido suficiente de este concierto -sonrió Valeria-. ¿Estás bien? Vamos a curarte esa nariz, ¿vale?

Unos veinte minutos después, estabais en el hotel. Os habíais bañado y Valeria estaba desinfectándote la herida frente al espejo del baño, cuando de repente vuestro reflejo cambió y fue sustituida por una imagen de la Death Room.

Valeria le miró sobresaltada y se ocultó detrás de ti, dado que iba ligera de ropa.

-¿Por qué siempre me pasa lo mismo cuando trato de contactar con las alumnas de esta manera? -preguntó Kid, sentado en su despacho, dándose una palmada en la cara-. En fin, al menos la Locura de las Tetas no puede afectarme en vuestro caso. Veamos...

El Dios de la Muerte hizo un movimiento con la mano y el cristal se llenó de un denso vaho que hacía imposible ver casi nada. Las palabras SOUND ONLY estaban escritas en el centro, como si un dedo las hubiera marcado.

-Eso está mejor -Kid sonó satisfecho-. Bien, me consta que el concierto ha terminado sin percances para la vocalista; habéis hecho bien vuestro trabajo. Sin embargo, tengo una misión urgente para vosotras, si no estáis demasiado agotadas. Red Riding Wolf nos ha contactado para informarnos de la presencia de un psicópata fugitivo en Australia... hemos rastreado su teléfono y conseguimos detectar su ubicación, pero volveremos a perderle pronto. Un Jet privado se dirige a Londres en este momento para recogeros... Tenéis que alcanzar al objetivo, que en este momento se desplaza a toda velocidad por las autopistas australianas. Teniendo en cuenta tu perfil, Rita Wilder, me parecías la más indicada entre los agentes disponibles. Así que respóndeme a dos preguntas: ¿te interesaría encargarte de esta misión de alta prioridad? Y... ¿alguna vez has saltado en paracaídas?

DEVORADORA DE ALMAS

Te lanzaste sobre la armadura más cercana, la de la izquierda, y sonó un golpe sordo y metálico cuando golpeaste la parte frontal del yelmo. Se echó hacia atrás, pero no se despegó. Viste que el cuello estaba formado por una sustancia marrón y viscosa.

-¡Más barro! -exclamó la voz de Yu-. ¡Este ser es como los de ahí abajo, pero metido en una armadura!

Aparte de abollar un poco el yelmo, no habías conseguido gran cosa. Golpeaste el estómago con la pierna, pero fue del todo inefectivo y la armadura te derribó de un manotazo como respuesta. Parecía muy fuerte. Viste dos puntos rojos brillar bajo la visera del yelmo durante un momento, pero luego se apagaron.

Había una cosa buena y otra mala que decir de tu situación. La buena era que la otra armadura no se había inmutado, permanecía en su puesto quieta como una estatua. La mala era que la armadura a la que habías atacado caminaba hacia ti, cerniéndose amenazadoramente y separando los dedos de los guanteletes, con las puntas afiladas como cabezas de lanza.

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Crow
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Re: Soul Eater: Black Priest

Mensaje por Crow » 22 Mar 2015, 02:26

-No, no me lo se, me cuesta aprenderme los números de teléfono, pero prometo que voy a aprendérmelo, al menos este.

La llamada al Dire fue bien y rápida, aunque me pregunté que habría pasado si se hubiera alargado mas de 2 minutos y 50 segundos. Sospecho que me habría arriesgado a colgarle y que me castigara una semana sin recreo o algo. No me acordaba de que podía llamar desde un espejo yo mismo, pero llamar por teléfono móvil me parece mas cómodo y rápido. Debería comprarme uno. Luego el tipo de la cara cosida nos dio las instrucciones.
-¿Te he dicho que yo también te odio? -dije mientras me colgaba- Si, has oído bien, lagartos con pinzas. Y del tamaño de ponis... ¿Hija, hace falta que te recuerde que te transformas en el bazoka mas guay del mundo? Tenemos forma de solucionarlo a distancia, solo espero que no sean TAN fuertes. Transformate, que voy a cruzar la alambrada para que vengan a por nosotros y luego saldré corriendo para subir al tejado de alguna casa y dispararles desde ahí.
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